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Volumen 6, Número 72, febrero 28 de 2006

Sucio botín de guerra imperialista

La “reingeniería” de Irak

Glenn Zorpette publicó en la revista Spectrum (IEEE, febrero de 2006) un artículo donde revela que funcionarios de Estados Unidos e iraquíes han autorizado el pago de miles de millones de dólares a las transnacionales gringas para la restauración del sistema eléctrico de Irak. ¿Porqué, entonces, Bagdad solo dispone de electricidad 6 horas al día?, pregunta el periodista especializado en ciencia y seguridad nacional y autor de un infausto artículo sobre los supuestos esfuerzos de Irak para construir “armas nucleares ‘no convencionales’”. (sic).

El artículo de Zorpette cita un reporte del departamento del trabajo norteamericano ante su propio Congreso para revelar que, hasta noviembre pasado (2005), han muerto en Irak por lo menos 412 contratistas. Él mismo narra que para asistir a una reunión en la planta de Quds (1,940Mw), ubicada en la llamada zona verde -fuera del centro de Bagdad-, acudió custodiado por dos convoyes formados cada uno por tres vehículos fuertemente armados y un contingente de ocho soldados equipados con rifles del asalto, granadas y armadura (dotada de radio, faro electrónico, equipo de navegación, médico y otros dispositivos tecnológicos). Toda una aventura, según él.

¿Cuál es la misión de Zorpette en Irak? Describir “los retos para resolver la crisis eléctrica iraquí”, crisis causada, cabe recordar, por la propia maquinaria bélica gringo-británica. Zorpette no ha entendido todavía: Irak no es un pueblo en reconstrucción sino una nación en lucha de resistencia contra el invasor.

1, 10, mil Vietnams

Involuntariamente, Zorpette da cuenta del nuevo fracaso militar imperial, como siempre que Estados Unidos incursiona más allá de “su patio trasero", al revelar que una gran cantidad de contratistas han sido heridos (ingenieros, operadores, conductores e, incluso, cocineros) por las fuerzas insurgentes iraquíes. No obstante, el periodista calcula que en Irak permanecen al menos otros mil ingenieros extranjeros trabajando para las transnacionales. Pero la cifra aumenta considerablemente si consideramos a los miembros del ejército yanqui supuestamente asignados a la “reconstrucción” del país.

Corrupción yanqui

Zorpette hace su propia interpretación de los hechos para concluir que los planes para restaurar los daños de la invasión (elaborados antes de la invasión) “rebasaron todas las expectativas”. Es decir, reconoce que la magnitud de la destrucción causada por las fuerzas de ocupación fue mucho mayor de la calculada. Eso, por otra parte, creó un escenario más que favorable para las corruptas transnacionales que, fungiendo al mismo tiempo como contratistas y “auto-supervisoras”, han cobrado --y seguirán haciéndolo-- miles de millones de dólares más, al cobijo del “proyecto de reconstrucción” de Irak.

Pero esta nueva forma de “economía de guerra” es impulsada desde las esferas más altas de Washington, ya que la reconstrucción de Irak se maneja con la lógica del mercado. El propio inspector general especial para la reconstrucción de Irak, nombrado directamente por “baby” Bush, Stwart W. Bowen Jr., ha reportado (directamente a los secretarios de estado y de defensa gringos) innumerables y graves fraudes, así como la enorme corrupción que prevalece.

Para la derecha norteamericana, salvado el tema de la inmoralidad misma de la invasión, la evidente corrupción en la reconstrucción de Irak no es más grave que cualquier fraude (como Enron), son los riesgos de la “libre economía”, dicen.

EU, autonombrado beneficiario de la reconstrucción

La invasión de Irak, amén de reconfigurar el orden energético mundial, vino a reactivar la economía de las transnacionales (y, a través de éstas, la gringa) mediante el pillaje. Según Zorpette, la reconstrucción del sistema eléctrico de Irak está en manos de empresas relacionadas directamente con el poder político de EU.

Zorpette mismo revela que la Iraq Power Alliance es una empresa de “riesgo compartido” (Joint Venture, le llaman en la jerga financiera capitalista neoliberal) creada mediante la alianza de dos empresas de ingeniería: la Parsons E&C Internacional Inc. (de Australia), y la Parsons Brinckerhoff Ltd. (de G. Bretaña). Esta empresa, junto con la Fluor, el grupo Washington y la corporación Perini recibieron los principales contratos en marzo de 2004. Más tarde, la Bechtel, negociaría por su parte directamente con la agencia “para el desarrollo internacional” (USAID), dedicándose a proporcionar costosos servicios de ingeniería y mantenimiento.

La reconstrucción petrolera es un negocio aparte, totalmente en manos de la petrocracia texana. Halliburton es un ejemplo que, a través de su subsidiaria Kellogg, Brown & Root (con amplia experiencia en “negocios de guerra”) ha recibido en Irak más de 10,000 millones de dólares, producto de la “reconstrucción”, de los cuales solo 51 millones corresponden al área eléctrica.

Algunas transnacionales que invaden a Irak

Contratista
Tipo de asignación
Area

Total de Contratos

(en US millones de dólares)
Iraq Power Alliance
(Australia, G. Bretaña)
Supervisión
Generación
4.34




FluorAMEC LLC
(EU, G Bretaña)
Diseño y construcción
Generación
261




Washington Group Internacional Inc.
(EU)
Diseño y construcción
Transmisión y Distribución
(Norte de Irak)
3,133




Ceiling Perini Corp.
(EU)
Diseño y construcción
Transmisión y Distribución
(Sur de Irak)
2,525




Bechtel National Inc.
(EU)
Diseño y construcción
Generación
2,830



8,753.34
Fuentes: Centro para la Integridad Pública, Washington DC y FluorAMEC.

La estructura eléctrica destruida

El sistema eléctrico iraquí operó por años basado en la generación geotermoeléctrica (8 plantas que atendían la demanda al sur de país) e hidroeléctrica (5 plantas que cubrían el suministro al norte). Bagdad, la capital, consume el 40% de la energía total y obtenía su suministro de ambos sistemas. 80% de la población tenía acceso al servicio. Su destrucción comenzó en los diez años previos de bloqueo; luego vino la invasión.

Sin embargo, el proyecto de “reingeniería” gringo terminó de destruirlo transformándolo estructuralmente para adecuarlo a las necesidades del desarrollo capitalista. Para ello se programó construir 30 plantas termoeléctricas (de las que han sido entregadas 13) para duplicar la capacidad total del sistema.

Pero dichas plantas han tenido enormes dificultades para operar (por falta del abasto oportuno de combustible y refacciones, y de equipo y materiales para el mantenimiento) de manera que, solo una pequeña fracción de esa generación está disponible. Se estima que la demanda máxima actual es de 6,860 Mw y se tiene instalada una capacidad de unos 9,700 Mw, pero rara vez se tienen disponibles más de 4,000 Mw. Ello obliga a racionar el suministro.

Un pueblo en resistencia

El problema “se complica” porque los insurgentes iraquíes se encargan de “volar” un promedio de dos torres de transmisión diarias, según Zorpette, y dificultan además las labores de reparación. Según el periodista, las plantas generadoras (termoeléctricas) difícilmente pueden abastecerse de combustible y, menos aún, hacerse oportunamente de otros suministros. De pasada Zorpette da cuenta de la ineptitud y falta de coordinación entre los “reconstructores”, que realizan obras innecesarias o las entregan incompletas (subestaciones inútiles por falta de equipo, o que simplemente nunca fue considerado).

Lo que no entiende Zorpette es que en Irak no bastan las operaciones militares encubiertas para asesinar opositores y “hacer reinar la paz”. Los gringos no enfrentan allá a un ejército cuyos oficiales fueron amaestrados previamente en la Escuela de las Américas, como sucede en América Latina, sino a un pueblo en resistencia por su soberanía, unido en medio de sus contradicciones; superado tal vez militarmente, pero siempre con alto espíritu de lucha.

EU creyó que haciendo “la reingeniería de Irak” que, entre otras cosas, incluye el “restablecimiento y modernización de la industria eléctrica iraquí” convalidaría a los ojos del mundo su ominosa invasión. Pero no fue así. El pueblo iraquí resiste no obstante condiciones muy difíciles. Para la población civil, ancianos, mujeres y niños es difícil prescindir de electricidad para tener agua potable, bombear las aguas residuales o disponer de alumbrado público. Pero los iraquíes lo soportan estoicamente porque así contribuyen, también, al rescate de su soberanía.

Apoyamos al pueblo de Irak

Los pueblos de América Latina en lucha por rescatar nuestros recursos naturales estratégicos arrebatados por la barbarie capitalista y la ambición de las grandes trasnacionales, debemos considerar que la experiencia iraquí puede repetirse en América si no se consolida una firme unidad antiimperialista. Los trabajadores de la energía de nuestro continente afrentamos este reto.


Torre de transmisión eléctrica derribada por la resistencia.
Fuente: Ministerio de Electricidad de Irak.
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