Volumen 5, Número 68, noviembre 12 de 2005

2005, 60 Aniversario de la Federación Sindical Mundial

El acontecimiento obrero de 1945

Fundada en 1945 como organización obrera internacional unitaria.
La FSM se convirtió en la más importante organización sindical del mundo.
Sobrevivió la caída del socialismo, hoy está en reconstrucción.
La FSM está vigente y es necesaria para los trabajadores.

La segunda Guerra Mundial

Fascismo, rostro del imperialismo


La Primera y la Segunda Guerra Mundial han sido dos de las más crueles experiencias de la humanidad en la época moderna. Los horrores de la Segunda significaron la pérdida de muchas vidas de seres humanos, algunos estiman 50 millones de víctimas inmediatas y 90 millones de heridos. La guerra destruyó, también, gran parte de la infraestructura agrícola e industrial.

La historia de la Segunda Guerra está por estudiarse y escribirse. Muchos aspectos son poco conocidos y otros son parte de una historiografía oficial. Muchas cuestiones se desconocen o están torcidas. De hecho, existen varias versiones. También existe un deliberado interés porque no se conozca la triste verdad a plenitud. Las interpretaciones son relativamente limitadas. No se puede ocultar, sin embargo, el nivel de atrocidades cometidas por el fascismo.

Pero no solamente fueron Hitler, Mussolini y Franco, también el imperialismo norteamericano tuvo un despiadado papel. Baste tan solo recordar el holocausto del bombardeo atómico de los Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki, en 1945 que asesinó y daño a cientos de miles.

El fascismo es una de las expresiones más inhumanas que se puedan imaginar. Pero, el fascismo no es un hecho aislado que surge espontáneamente de las mentes individuales enloquecidas. El fascismo es el rostro del imperialismo. El fascismo es una ideología llevada a la exacerbación en la fase imperialista del capitalismo. Por eso es que, el fascismo derrotado en la Segunda Guerra, sigue reapareciendo el día de hoy. El fascismo es una respuesta contra-revolucionaria a las crisis del capitalismo y es la expresión burguesa de la lucha de clases.

Cuando ocurrió la Segunda Guerra, el imperialismo en su conjunto no toleraba la construcción del socialismo en la exURSS. Fue, precisamente, el campo socialista de la época el objetivo militarista del imperialismo. Pero no nadamás, los monstruosos crímenes alcanzaron a otros pueblos donde se desarrollaban procesos revolucionarios o había luchas de liberación.

La guerra produce horrores espantosos y deleznables. Los campos de concentración, el genocidio, el terror generalizado, la pérdida de libertades, etc. representan una cruel criminalidad que fue practicada principalmente en Europa y Asia por los asesinos nazis.

Cuando estalló la Segunda Guerra, el movimiento sindical estaba completamente dividido. Esa era una de las condiciones para desatar la agresión. Sin embargo, la agresión militarista del imperialismo rebasaba con mucho los niveles sindicalistas y sindicaleros de la época. Ninguna “unidad sindical” hubiera podido detener la Guerra. El objetivo del imperialismo era mayor y, consistía, en destruir al socialismo. El sindicalismo que se ha practicado en la época moderna representa un movimiento atrasado por cuanto se reduce a las simples y egoístas reivindicaciones gremiales. En la Guerra estaban en juego cuestiones mayores.

Socialismo, vencedor del fascismo


La propaganda soviética de antaño lo resaltaba, hablaba de 20 millones de víctimas, y sus críticos lo silenciaban y ahora, deliberadamente, lo ignoran. Pero, es evidente que los trabajadores y pueblo de la exURSS, encabezados por J. Stalin, tuvieron en ese momento un papel determinante. El Ejército Rojo, respondió al nivel requerido cuando los alemanes atacaron a la URSS en 1941 cambiando radicalmente el curso de la historia. De hecho, el pueblo soviético en su conjunto fue movilizado y, el pueblo, atendió el llamado defendiendo a la Revolución con su propia vida. Por más que muchos historiadores tratan de minimizar los hechos, la mayor aportación de vidas fue de hombres y mujeres soviéticos.

Las acciones de la URSS sirvieron para liberar a otros países, donde ocurrieron insurrecciones populares que, luego, fueron tergiversadas. Al imperialismo le gusta mucho hablar de la repartición del mundo y la imposición de fronteras, cortinas y muros. Ese discurso repetitivo típico de los nazis fue, en la época reciente, uno de los manejos propagandísticos más exitosos del imperialismo, apoyado en la ignorancia actual de pueblos enteros acerca de su propia historia, resultado del abandono de principios del socialismo europeo.

El fascismo fue vencido con la lucha del pueblo soviético y otros pueblos que, en todo el mundo, desarrollaron una intensa movilización. Esa victoria abriría el camino para una nueva situación que incluyó al sindicalismo. Debía de ser así, porque a los trabajadores tocó poner una elevada cuota de sangre.

En este terrible contexto se dieron las acciones para la reorganización sindical a nivel internacional.

Reorganización sindical

En el preludio de la Segunda Guerra Mundial existían 3 organizaciones sindicales internacionales, la Federación Internacional de Sindicatos (IFTU) (mejor conocida como la Internacional Amarilla de Ámsterdam), la Internacional Sindical Roja (RILU) y la Federación Internacional de Sindicatos Cristianos (IFCTU).

El pluralismo sindical de ese tiempo fue influenciado por políticas de Estado bien definidas y no por los intereses de la clase obrera. Pero, la situación internacional era tan adversa a los trabajadores que demandaba la unidad en una sola organización. En 1936, la Internacional Sindical Roja se disolvió. Algunos han escrito que fue para facilitar el proceso de unidad. La IFTU, en 1936, también reclamaba la unidad. La Confederación General del Trabajo (CGT) de Francia hablaba de la importancia de superar los obstáculos que impedían la unidad internacional. El caso es que la Internacional Roja no pudo dar respuestas adecuadas y la IFTU tampoco, la primera por el abandono de los objetivos de clase y, la segunda, sin principios y sometida a su propia inactividad. De hecho, el sindicalismo de las primeras décadas del siglo XX era muy limitado. Lo grave, es que salvo excepciones sigue igual o peor, al menos en los países llamados desarrollados.

La característica del sindicalismo de la época, básicamente europeo, era la tradicional práctica de un sindicalismo burocrático que lleva décadas. Durante mucho tiempo se atribuyó, con razón, una excesiva burocratización de la URSS en múltiples aspectos. Sin embargo, en materia sindical, el sindicalismo europeo siempre ha sido sinónimo de burocracia. Eso ha influenciado negativamente a otros países hasta el día de hoy. El caso más degenerado es la burocracia sindical mexicana conocida como charrismo sindical pero, no es el único caso.

Durante 1941-44 hubo acciones bilaterales y multilaterales para promover la Unidad Sindical. Entre otras acciones destacan las consultas Anglo-Soviéticas, Franco-Británicas, Anglo-Estadounidenses (Congreso de Organizaciones Industriales, CIO) y Franco-Soviéticas, realizadas en Londres, Paris y Moscú. Se establecieron comités de coordinación sindical bilateral entre el Congreso Sindical (TUC) de Inglaterra y el Consejo Central de Sindicatos (AUCCTU) de la URSS, y entre la CGT de Francia y el AUCCTU.

Hubo, sin embargo, algunos obstáculos importantes que no prosperaron de momento pero, pronto, harían estragos. La American Federation Labor (AFL) de los Estados Unidos, mantenía una necia posición anticomunista y su intención era revivir a la IFTU. Esta organización trató de convencer a otras de ser la mejor alternativa y hasta declaró estar dispuesta a abrir las puertas a los sindicatos soviéticos pero, una nueva organización internacional, la consideraban inútil. Esa es la actual propuesta de la CIOSL, se declara dispuesta aceptar a algunos, o absorberlos, pero unificarse no.

En América, la Central de Trabajadores de América Latina, fundada en 1938, llamó a la unidad sindical, reafirmando esta política en su primer Consejo General de 1941 y la reunión en La Habana de 1943. Ese mismo año, el Congreso de Southport del TUC de Inglaterra acordó la realización de una Conferencia Sindical Mundial para 1944 en Londres. Esto no fue posible por la entrada de las tropas anglo-americanas en Normandía. La AFL norteamericana proponía que la Conferencia se hiciera en Filadelfia pero, el Congreso de Blackpool del TUC de Inglaterra propuso que fuera en Londres a principios de 1945. Se acordó, también, formar un Comité Preparatorio integrado por el TUC británico, el CIO norteamericano, y el Consejo Central de Sindicatos de la URSS.

La Conferencia de Londres

El preludio de la FSM unitaria


La Conferencia Sindical Mundial se realizó en Londres del 6 al 17 de febrero de 1945. A esta Conferencia asistieron 204 delegados de 53 organizaciones nacionales en representación de 60 millones de trabajadores.

La Conferencia fue presidida por los representantes del Congreso Sindical de Inglaterra (TUC), el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) de los Estados Unidos de Norteamérica y el Consejo Central de Sindicatos de la URSS (AUCCTU). Los Vice-presidentes fueron los representantes de la Confederación General de Trabajadores (CGT) de Francia, La Federación de Sindicatos de China (AChFTU) y la Confederación de Trabajadores de Latinoamérica (CLAT). El secretario de la Conferencia fue Walter Citrine, del TUC británico.

Cuentan que las discusiones se dieron alrededor de los temas sobre la guerra, los prospectos de desarrollo de la posguerra y el movimiento sindical. Respecto a éste último tópico, los debates se centraron en mantener la IFTU o crear una nueva central sindical mundial. La idea de sostener a la IFTU fue hecha por sus propios representantes que se negaban a desaparecer pero la mayoría de los delegados decidió que había que fundar a una nueva organización. Para expresar una unidad amplia, se acordó que la IFTU y el Secretariado Internacional de Sindicatos (ITS) se integraran al Comité de la Conferencia Sindical Mundial que habría de realizarse en Paris. Un representante de la IFCTU cristiana asistió a la Conferencia de Londres como observador.

Se integró un Comité Administrativo incluyente formado por el TUC de Inglaterra, la CGT de Francia, el AUCCTU de la URSS, el CIO de los Estados Unidos, la CTAL de América Latina, la IFTU y un representante del ITS. También se formó un subcomité integrado por Walter Citrine (Gran Bretaña), M.P. Tarasov (URSS), Sydney Hillman (Estados Unidos), Louis Saillant (Francia), Vicente Lombardo Toledano (México), W. Schevenels (Secretario general de la IFTU) y H.T. Liou (China).

Manifiesto a los pueblos del mundo

La Conferencia adoptó un “Manifiesto a los trabajadores y pueblos del mundo” que delineó los objetivos de la nueva central mundial “sin exclusión y en plan de igualdad”. En ese manifiesto se decía:

“Hemos venido a la Conferencia Mundial desde varios países. Representamos a todas las razas y pensamientos. Hablamos diferentes lenguas. Pero todos tenemos el acuerdo de luchar juntos por los objetivos que, como trabajadores, compartimos con todos los pueblos amantes de la libertad. Después de las discusiones en esta Conferencia Mundial podemos expresar sin reservas que el movimiento sindical mundial está resuelto a trabajar al lado de todos los pueblos dispuestos a la total e incondicional victoria sobre el poder fascista que trata de destruir la libertad y la democracia, a establecer una sólida y duradera paz para pavimentar el camino de la cooperación económica internacional para que los recursos de la Tierra sean utilizados en beneficio de todos los pueblos, cooperación que elimine el desempleo, eleve los niveles de vida y ofrezca plena seguridad social a todos los hombres y mujeres en todos los países”.

La Conferencia de Londres fue seguida por la Conferencia de San Francisco que, el 26 de junio de 1945, adoptó la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El Comité surgido de la Conferencia de Londres se reunió en Washington y envió una delegación a San Francisco. Después de la Guerra, la creación de la ONU fue vista con mucho entusiasmo e, incluso hoy en día es motivo de nostalgia. Desde entonces, las declaraciones de este organismo suenan bien pero hasta allí. La ONU hace mucho que incumple su papel sometida a los caprichos de Washington.

Programa de demandas económicas y sociales

La Conferencia de Londres acordó una resolución sobre un Programa de demandas económicas y sociales que incluía:
  • La responsabilidad gubernamental para la aplicación de una política de pleno empleo.
  • El desarrollo de la producción por una política de inversiones guiada por el interés público.
  • Una política financiera y de impuestos orientada a elevar el poder adquisitivo.
  • Esquemas ambiciosos de vivienda.
  • La rápida introducción de la jornada máxima de 40 horas a la semana para todos los trabajadores sin pérdida de salario.
  • Al menos dos semanas anuales de vacaciones pagadas.
  • El establecimiento en cada país de un sistema Estatal de seguridad social, financiado principalmente por las contribuciones del gobierno y los empleadores.
  • El control, regulación o eliminación de actividades monopólicas.
  • La cooperación internacional efectiva en los niveles económico y político.
  • La participación sindical en la organización, manejo y control de la vida económica, para asegurar la efectiva realización de las anteriores propuestas.
La Conferencia afirmó que “Un movimiento sindical fuerte en cada país, con una estrecha cooperación fraternal entre sí, es indispensable para el progreso económico y social del mundo”.

Carta de los derechos sindicales

La Conferencia adoptó la siguiente Carta como la base de los derechos sindicales de los trabajadores:
  • Los trabajadores desean ser libres para organizarse a sí mismos en sindicatos y comprometerse libremente en todas las actividades sindicales incluyendo la contratación colectiva.
  • Los trabajadores desean ser libres para establecer cooperativas y otras organizaciones de ayuda mutua.
  • Debe haber libertad de expresión, prensa, asamblea, religión y asociación política.
  • Toda forma de discriminación económica, política o social basada en la raza, credo, color o sexo, debe ser eliminada y, a este fin, debe establecerse el pago igual por trabajo igual. Los jóvenes deben recibir el pago como adultos.
  • Debe haber igual oportunidad de educación e instrucción vocacional para todo el pueblo.
  • Debe haber empleos disponibles con niveles adecuados de pago para todo el que requiera trabajo.
  • Debe haber una protección adecuada en todas las circunstancias de la vida donde se requiera para garantizar la seguridad económica y social de todo ciudadano.
Después de la Conferencia de Londres hubo intensas negociaciones con la IFTU que se resistía a incorporarse a la FSM. La AFL norteamericana seguía presionando tratando de revivir a la IFTU. Sin embargo, el acuerdo de Londres siguió adelante.

El Congreso de Paris

La más importante organización obrera internacional de la época moderna

El 25 de septiembre de 1945, en el Palacio Chailot de Paris, 67 millones de trabajadores de 55 países fueron representados por 56 organizaciones nacionales y 20 internacionales, incluyendo la IFTU, la IFCTU, la CTAL y 17 secretariados internacionales (ITS). El Congreso fue presidido por León Jouhaux (CGT de Francia).

Louis Saillant (CGT de Francia) informó a nombre del Comité Administrativo que la propuesta para la Constitución de la FSM estuvo basada en una “fórmula conciliatoria” para expresar las “tendencias generales”.

En la sesión de la tarde del 3 de octubre de 1945, el texto de la Constitución fue puesto a consideración del Congreso. En las Minutas del Congreso se registró que aunque el procedimiento de votación era a mano alzada, los delegados se pusieron de pie en medio de una ovación. Fue un momento emocionante, sin duda, un verdadero acontecimiento.

La primera resolución adoptada por el Congreso de Paris declaró que “una de las tares primarias de la FSM y, el movimiento sindical internacional de todos los países, es luchar por la pronta y completa erradicación del fascismo”.

La segunda resolución estableció los principios para una Carta fundamental de derechos de los sindicatos y sus demandas inmediatas. Entre las demandas básicas se acordaron:
- El derecho de los trabajadores a organizarse por sí mismos.
- La abolición de toda forma de discriminación basada en la raza, credo, color o sexo.
- El derecho al trabajo y las vacaciones pagadas.
- Niveles adecuados de pago y un alto nivel de vida (vivienda, alimentación, etc.).
- Seguridad social para tener garantías contra el desempleo, enfermedad, accidentes y vejez.
También hubo una resolución sobre “el derecho de los pueblos a su autodeterminación” incluido en la siguiente declaración: “La victoria sobre el poder del fascismo estuvo basado en la unidad militar de las Naciones Unidas y la lucha activa de los pueblos para asegurar el disfrute total de las libertades básicas y el derecho a la autodeterminación e independencia nacional”.
Se dijo que, “La victoria sería incompleta si las personas comunes en las colonias y territorios de todas las naciones fueran excluidas del pleno disfrute de sus derechos de autodeterminación e independencia nacional”.

Debate interno y conciliación


Pero, en las discusiones del Primer Congreso afloraron otra vez las distintas posiciones. Eso era previsible porque en la pretensión se ser unitarios a ultranza se había incluido, otorgándoles privilegios, a tendencias antagónicas a la mayoría. Por ejemplo, se dice que Walter Citrine (TUC de Inglaterra) advirtió de los daños de una “excesiva politización” y se oponía a que Paris fuera la sede de la FSM por razones financieras. De hecho, Citrine estaba proponiendo una organización apolítica. Después, ese argumento sería motivo de pretextos antiunitarios. J. Brodier de la central cristiana (IFCTU) dijo que se afiliaría a la FSM solamente si se les permitía mantener su propia estructura e independencia organizativa. Era el inicio de un boicot anunciado.

Por otra parte, Giusseppe De Vittorio en nombre de la Confederación General del Trabajo Italiana (CGIL) enfatizó la importancia de la organización internacional para la destrucción completa del fascismo. La lucha por la independencia de las colonias fue motivo de entusiastas intervenciones de S.A. Dange (India) y Lázaro Peña (Cuba).

El Primer Congreso de la FSM sesionó hasta el 8 de octubre de 1945, eligiendo a Walter Citrine (TUC de Inglaterra) como presidente y a Louis Saillant (CGT de Francia) como secretario general, con sede en Paris. Los Vice-presidentes y Buró Ejecutivo fueron V.V. Kuznetsov (URSS), S. Hillman (USA), L. Jouhaux (Francia), V. Lombardo Toledano (México), M.F. Chu (China), G. Di Vittorio (Italia) y E. Kupers (Países Bajos). Como secretarios general adjuntos se eligieron a J. Brophy (EU), M. Falin (URSS) y W. Schevenels /Bélgica). Esta representación incorporó a representantes de las distintas tendencias políticas.

TRANSICION

Fuerza social y debilidad política

Al tiempo de su fundación, la FSM incluyó a todas las centrales sindicales nacionales existentes en el mundo, con la excepción de la Federación Americana del Trabajo (AFL) de los Estados Unidos y algunos Sindicatos Católicos. La FSM se creo como una organización abierta a todos independientemente de la raza, religión, filosofía o política, sistema social o nivel de desarrollo de los respectivos países. Hasta en la integración de la representación prevaleció la conciliación para hacer posible la unidad.

Indudablemente, la fundación de la FSM fue un notable acontecimiento, el más importante desde la fundación de la Primera Asociación Internacional de los Trabajadores presidida por Marx y Engels. Las tendencias verdaderamente unitarias hicieron un gran esfuerzo y cedieron políticamente. El momento era muy grave, habían tenido que ocurrir los horrores de la Segunda Guerra para que se planteara y concretara la unidad sindical. Se había vencido al fascismo para hacerse escuchar sindicalmente hablando. Se soportó todo, a cambio de constituir una gran organización internacional unitaria.
Sin embargo, el acontecimiento tenía una debilidad intrínseca expresada en la política de conciliación a ultranza y la integración de una representación disímbola incapaz de dirigir al movimiento en torno a los intereses inmediatos e, históricos de la clase obrera. Estos últimos, los objetivos históricos, fueron totalmente diluidos y casi excluidos.
Desde el principio la organización se propuso tareas economicistas y sindicaleras bajo la influencia del sindicalismo europeo y norteamericano, salvo las cuestiones de la lucha social planteadas por los países llamados atrasados. Lejos se estaba de luchar por un sindicalismo revolucionario. La lucha económica, la lucha por el salario, es muy importante pero los sindicatos tienen tareas adicionales más importantes que cumplir, Marx dixit. A ese momento, sin embargo, la Primera Internacional había “quedado atrás” no obstante que su pertinencia era, y sigue siendo, vigente.

No todos abrieron los ojos

“Quiero pensar que la experiencia de las dos terribles guerras y la crisis económica y política entre ambas, nos ha abierto los ojos y que no deseamos que las fuerzas reaccionarias exploten nuestras diferencias y desunión”, se recuerda que dijo León Jouhaux, presidente del Primer Congreso de la FSM al dar la bienvenida a los delegados a la Conferencia Sindical Mundial de Paris, el 25 de septiembre de 1945.
Desafortunadamente, muchos no habían querido, deliberadamente, abrir los ojos y así hasta la fecha. El caso es que se fundó a nuestra organización obrera internacional. Eso fue posible porque la victoria sobre el fascismo estaba reciente. Pero, el gusto duró poco, con el imperialismo no se puede ser caballero. Los vencedores del fascismo creyeron que, complaciendo a los apoyadores del mismo, sería suficiente. No fue así. La IFTU tuvo que disolverse finalmente en diciembre de 1945 para reaparecer después. La cristiana IFCTU, no obstante haber participado en Paris y ser parte integrante de la FSM, siguió actuando por su lado como si no hubiera habido reunificación. Los secretariados internacionales (ITS) seguían cuestionando su incorporación a la nueva organización. La AFL norteamericana se oponía con más fuerza por razones ideológicas.
En esas condiciones, pronto surgiría la división auspiciada “y pagada” por el imperialismo. Fue una división mercenaria. No obstante la FSM ha sobrevivido 60 años. Al paso del tiempo, las tendencias segregacionistas proclaman hoy en día: “¡Debemos unirnos en una sola organización internacional!” y preguntan “¿Porqué está dividido el movimiento sindical?”. La respuesta es muy sencilla y se contesta con otra pregunta: ¿Quiénes lo dividieron?”. Obviamente, los divisionistas no contestan, fingen que no se acuerdan.

REFERENCIAS

La historia de la FSM está por escribirse. Existen versiones parciales, unilaterales y tergiversadas escritas desde fuera. Son testimonios invaluables los escritos de sus integrantes. Muchos archivos se han perdido, otros están extraviados o no se han estudiado. Dos contribuciones son las de Evzen Erban (Checoeslovaquia), fundador de la FSM, Mahendra Sen (India), secretario de la FSM, Luis C. Turianky (Uruguay), asesor político del secretariado, Emilio Pereira (España), jefe del Centro de Documentación; y, de Debkumar Ganguli (India), presidente de la UIS del transporte y secretario general adjunto de la FSM.

Erban E., Sen M., Turiansky L.C., Pereira E. 1988,
World Federation of Trade Unions 1945-1985,
L.C. Turiansky (ed.), Manisha, Calcuta.
Ganguli D. 2000, History of the World Federation of
Trade Unions, WFTU Publication, India.

Conferencia Sindical Mundial, Londres, 6-17 de febrero de 1945

Primer Congreso Sindical Mundial, Paris, septiembre 25-octubre 8 de 1945
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