Volumen 5, Número 68, noviembre 12 de 2005

Política socialdemócrata típicamente charra

Oportunismo de la UNT

Afiliada a la CIOSL, la UNT de México presiona para acomodarse.
En nombre de una supuesta “sociedad civil” quieren diputaciones gratuitas.
Los trabajadores NO han sido consultados, se trata de decisiones cupulares.
Hernández Juárez no representa a ningún “ciudadano”, es un simple charro.

Llamado para una transición que NO existe

Durante los últimos meses, se han presentado algunos acontecimientos importantes en la vida política y la lucha de clases de nuestro país, que consideramos necesario reportar para un mejor conocimiento de la situación actual de México.

El 23 de septiembre mediante desplegado de prensa, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y algunas otras pequeñas organizaciones y personalidades políticas, convocaron a la constitución de una Coalición Ciudadana Nacional por la transición democrática con justicia y equidad.

En su breve diagnostico señalan que:El modelo económico neoliberal asumido por los diferentes gobiernos incluyendo el actual, lleva necesariamente a las consecuencias generadas en todo este tiempo: estancamiento económico, raquítico crecimiento de la productividad agregada nacional e incapacidad para dotar de empleo formal a la gran mayoría de nuestra fuerza de trabajo. El abandono del campo no tiene parangón, somos un país dependiente alimentariamente y hemos expulsado por la vía de la emigración hacia Estados Unidos, a nuestra población agrícola económicamente activa. El actual modelo económico ha generado un deterioro que empobrece la población y precariza el empleo; el deterioro es de tal magnitud que se presentan ya tendencias de descomposición y desintegración social que se manifiestan en la creciente inseguridad, la violación de nuestras leyes, la falta de procuración e impartición de justicia y la proliferación de la impunidad”. Este discurso es el típico de la socialdemocracia, mucho rollo contradictorio con las acciones.

La UNT da a conocer que “con el propósito de contribuir al avance de la democracia participativa, económica y social estamos construyendo una Coalición Ciudadana, cuyo grupo promotor propone lo siguiente: La urgente conformación de una amplia Coalición Social y Ciudadana, plural y diversa, que impulse un Acuerdo Nacional de todas las fuerzas políticas, económicas y sociales para la instauración de un proceso pleno de transición democrática en el país”. (sic) ¿Cuál transición? Deben referirse a otro país, porque nada de eso existe en México. Los charros se sienten soñados y pretenden encabezar el “acuerdo nacional” de todos. Eso es imposible, el charrismo trabaja contra México, no de ahora, ya van 6 décadas.

Se autonombran “sociedad civil”

Concluye el desplegado expresando que “La sociedad civil organizada quiere ser incluida en el proceso de cambio del país; reclama por derecho, ser escuchada y tomada en cuenta. Es inadmisible que pequeños grupos de poder económico o político, tomen las decisiones fundamentales para México, a espaldas de la ciudadanía. La sociedad civil es un factor determinante para propiciar un giro en la vida nacional, a condición de organizarse y actuar en un gran frente común planteando soluciones viables y eficaces a los problemas y retos que enfrentamos privilegiando una visión de conjunto y de largo plazo. Hagámoslo, llevaremos hasta sus últimas consecuencias la movilización”.

Después que hasta Marcos abandonó a esa “sociedad civil”, ahora Hernández Juárez quiere rescatarla y, en su nombre, pretende acomodarse.

Inocultable oportunismo charro

Posteriormente, el 26 de septiembre del año en curso, alrededor de 250 organizaciones sindicales, civiles y campesinas, entre las que se encuentran los sindicatos de telefonistas, universitarios y del seguro social, entre otros, formalizaron la Coalición Ciudadana Nacional por la Transición Democrática con Justicia y Equidad, que “con carácter apartidista formará parte activa del proceso electoral de 2006, con el propósito de impulsar la reforma del Estado y establecer acuerdos políticos que garanticen gobernabilidad en el país”.

En el acto estuvieron presentes Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo, así como los presidentes colegiados de la UNT, Francisco Hernández Juárez, Roberto Vega Galina y Agustín Rodríguez, quienes aclararon que no es una organización partidista, sino de carácter incluyente que tiene como finalidad construir un proyecto "único de nación".

Hernández Juárez, charro enmascarado

En representación de la parte sindical, Francisco Hernández Juárez señaló que “hoy más que nunca la sociedad civil debe organizarse para contribuir a romper las inercias, contradicciones y debilidades que atraviesa el actual sistema de gobierno. El dirigente de los telefonistas mencionó que el desencanto que se vive entre la población, debido a los escándalos que han sucedido en este sexenio, ha llevado a que algunos piensen en la alternativa de retorno a esquemas anteriores, pero la sociedad mexicana no está dispuesta a que regresen esos intereses”.

Esta coalición expresa con puntual claridad, su postura de “influir en el proceso electoral” conformando una fuerza sindical y social, enmascarada con el ropaje de la llamada “sociedad civil” y cuyo propósito central, es la búsqueda de espacios de interlocución con el Estado, para lo cual pretenden la obtención de una determinada cantidad de candidaturas, básicamente diputaciones, dentro del gran frente que se está articulando alrededor de Andrés Manuel López Obrador, con su ya conocida propuesta particular de la “reforma del estado”. Lo mismo pedirán al PRI y al PAN: diputaciones, no importa con quién sea.

Esta propuesta, por cierto, fue estrictamente derrotada y colocada en absoluta minoría, durante la realización de los dos Diálogos Nacionales realizados en noviembre de 2004 y febrero de 2005, por algunas fuerzas sindicales, campesinas, indígenas, sociales y populares democráticas de nuestro país, organizadas en el llamado Frentote.

El oportunismo de la UNT es inocultable. Utilizando un discurso engañoso se presenta como una opción. Se trata de un grupo de presión que hace política de estilo típicamente charro.

¡Charros no, democracia sí!
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