Volumen 5, Número 66, septiembre 16 de 2005

El charrismo desnaturaliza al sindicalismo

Democratizar y reorganizar
al movimiento obrero


Proponemos la lucha obrera organizada a nivel nacional con las siguientes banderas:

1) Democracia obrera e independencia de clase.
2) Reorganización democrática del movimiento obrero.
3) Política Energética Independiente bajo control obrero.

El deceso de Leonardo Rodríguez Alcaine, secretario general de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la Republica Mexicana (SUTERM), y la sucesión mafiosa en ambos casos recuerda al movimiento obrero mexicano que la disyuntiva mas importante de los últimos tiempos es: continuar bajo el viejo sistema de control y dominación burgués, antidemocrático, vertical y corrupto conocido como charrismo o revitalizar la lucha por la democracia sindical y la reorganización del movimiento obrero.

Aun no concluían los funerales de la “Güera” Rodríguez cuando ya las diferentes mafias y pandillas sindicales, con sus respectivos grupos de sicarios armados, desataron una feroz lucha por continuar unos, y apoderarse otros, de la representación de la CTM. Sin respetar siquiera sus propias formas acudieron a lo que solo ellos aceptan: el madruguete y el golpe bajo lo cual "amenaza" su aparente unidad. La poderosa mafia sindical petrolera, con Carlos Romero Deschamps a la cabeza, denunciaron que la “elección” a la secretaria general de la CTM, del conocido traficante, delincuente y multimillonario Joaquín Gamboa Pascoe, fue producto de un puro y vil “albazo”. Es decir, lo mismo que ellos, los charros petroleros, hacen en el sindicato petrolero en contra de la oposición democrática.

El mismo fenómeno ocurrió en el SUTERM donde la herencia sindical recayó en el sobrino del también llamado “periquín” Rodríguez, un mafioso que lleva por nombre Víctor Fuentes del Villar quien fue la mano dura que meció la cuna de la represión y la antidemocracia, en ese sindicato electricista durante el largo periodo de más de treinta años usurpados por Rodríguez Alcaine con el apoyo político y militar del Estado y gobiernos en turno. Durante esos 30 cruentos años, decenas de miles de trabajadores de la Tendencia Democrática fuimos despedidos, decenas de centros de trabajo fueron cerrados (sobretodo centrales generadoras), los dirigentes sindicales auténticos fueron desconocidos y relevados del Comité Ejecutivo Nacional y de todos los Comités Seccionales. En la época reciente, se ha propiciado por el charrismo electricista la entrega de nuestro Patrimonio Eléctrico a las empresas privadas multinacionales como nunca antes en la historia de México.

En estos juegos del poder los únicos ausentes somos los trabajadores, los que hemos sufrido el secuestro de nuestras organizaciones sindicales, su desnaturalización y desintegración. Somos nosotros quienes hemos padecido despidos, inclusión en listas negras y persecuciones. Somos nosotros los que carecemos de las más elementales libertades políticas y democráticas, incluso las consagradas en la mismísima Constitución Política del país, como son los derechos de organización, de petición y de manifestación, entre otras.

Esto ha sido posible por la acción concertada de los charros sindicales, de los funcionarios de la Secretaria del Trabajo (Juntas y Tribunales de “Conciliación y Arbitraje”), de los patrones nacionales y extranjeros. Estas acciones son instrumentados por el verdadero beneficiario de esta política; el imperialismo. Pero, somos los trabajadores de la ciudad y el campo los únicos creadores de la riqueza nacional y en ello reside nuestra fuerza. Nuestros enemigos lo saben, y por ello mismo, enderezan toda su fuerza para disminuirnos, dispersarnos, y si es posible, aniquilarnos.

Urge que los trabajadores cobremos conciencia de esa fortaleza nuestra y reiniciemos la larga y difícil marcha proletaria para liberarnos de esa pesada carga que significan los charros sindicales y democratizar, reorganizar a nuestros sindicatos y ponerlos al servicio de nuestros propios intereses de clase y de la Nación. Los trabajadores mexicanos hemos visto pulverizada nuestra fuerza en varios miles de sindicatos y en algunas decenas de supuestas centrales.

Pero nosotros solo necesitamos de 20 grandes Sindicatos Nacionales de Industria (entre ellos al SME, Sindicato Mexicano de la Energía, integrado por los trabajadores electricistas de los dos sindicatos actuales, por los petroleros y los nucleares) con Contratación Colectiva Única. Tampoco necesitamos de muchas centrales obreras, solo necesitamos de una sola, la Central Única, democrática y clasista.

Pero diseñar y llevar a cabo un verdadero proyecto de Nación alternativo al neoliberalismo y al capitalismo no puede siquiera soñarse sin la presencia organizada de la clase obrera. Este es, y no otro, el auténtico propósito de los trabajadores:

Cambiar el actual Sistema Económico y Social. Esto tiene su expresión en la cabal realización de una clase trabajadora efectivamente consciente, unificada, disciplinada y apta, capaz de llevar a cabo el establecimiento de un sistema económico justo que permita a todos los hombres y mujeres vivir holgadamente del producto de su propio trabajo y haga imposible enriquecerse con el trabajo de los demás”.

Por eso urge poner manos a la obra, en forma decidida e inteligente, con corazón y con razón. Es la hora nuestra, trabajadores del campo y de la ciudad, explotados y excluidos, los de abajo, los que todo creamos y de todo carecemos, los que soñamos con un México independiente y soberano, los que anhelamos una Patria con Justicia, Libertad y Democracia.

¡Electricistas, petroleros, nucleares de todo México: Unanse al FTE para luchar y vencer!



Electricistas en Caravanas recorriendo el país



“La emancipación de la clase obrera
será obra de la clase obrera misma”


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