Volumen 5, Número 58, Enero 31 de 2005

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Nos falta organización social y política para ser libres

La Nación traicionada

El Foxismo violenta la legalidad y promueve el crimen organizado.
Fox entrega funciones constitucionales y territorio a transnacionales.
Los mexicanos nos negamos a ser sometidos por el capital.


Caída de Tenochtitlán

Nuestro pueblo ha sido agraviado por siglos pero nos seguimos negando a ser sometidos. En 1521, perdimos una batalla al ser sorprendidos por la tecnología de guerra de los invasores españoles. Pero, los antiguos aztecas dieron pelea. Los invasores lloraron en la oficialmente llamada “Noche Triste” cuando fueron perseguidos por los guerreros “tigres” y “águilas”. Se dice que los tlaxcaltecas nos traicionaron aliándose con los españoles y, luego, fuimos derrotados. Con la espada y con la cruz, los invasores impusieron en México al esclavismo con una visión feudal ahistórica, ajena a nuestra historia.

Independencia

Pasaron 300 años de dominio colonial español. El capitalismo ya había surgido en Europa y en América aún éramos esclavos. Diversas protestas se sucedieron, una de ellas encabezada en Yucatán por Jacinto Canek. La más importante insurrección de masas fue la de los insurgentes mexicanos encabezados por Hidalgo, Morelos y Guerrero. Los mexicanos de entonces hicieron una Revolución de Independencia. Hubo combates y, al final, perdimos. La llamada consumación de la Independencia de 1821 representó el encumbramiento de Agustín de Iturbide, mismo que traicionó al Plan de Iguala firmado con Guerrero y pretendió autonombrarse Emperador de México y, para ello, procedió a suprimir al Congreso. Fue un Emperador muy efímero, la resistencia se impuso y México surgió a la vida independiente.

Pero otros usurparon a la política y al gobierno. Siendo segundo presidente de México, Vicente Guerrero fue traicionado y asesinado. Las invasiones de ejércitos extranjeros se sucedieron en los siguientes años. En 1847, Antonio López de Santana convino la entrega de más de la mitad del territorio nacional a los Estados Unidos. Los ahora estados de California, Nuevo México, Texas, dejaron de ser nuestros. En desiguales condiciones, Benito Juárez instauró la República luego de andar errante por el país. A invitación de traidores, Maximiliano de Habsburgo pretendió ser Emperador de México. Le duró poco el gusto al ser fusilado junto con sus secuaces en el Cerro de las Campanas. No nadamás, en memorable batalla vencimos también a la intervención francesa.

Otra vez se impondría la usurpación. 30 años padecimos la dictadura de Porfirio Díaz. El esclavismo, ahora en forma de “peonaje” en las haciendas porfiristas, no había sido extirpado aún. Mientras, el capitalismo había alcanzado ya importantes desarrollos en el mundo. Al mismo tiempo se produjeron grandes luchas obreras, la más importante: la Comuna de Paris. Pero en México dominaba la manufactura, no había gran industria y el proletariado era socialmente muy débil.

Revolución

Al llegar el siglo XX, los mexicanos de la época decidieron hacer una Revolución. No hubo una sino varias, la más importante fue la encabezada por los ejércitos campesinos de Villa y Zapata. Los mexicanos se levantaron en armas en la irrupción de masas más relevante de la época contemporánea. Su autor intelectual: Ricardo Flores Magón, obligado por el gobierno a exiliarse desde 1904 en los Estados Unidos y quien permaneció luchando todo el tiempo en las cárceles norteamericanas y canadienses hasta el final en 1923. Con el asesinato de Zapata en 1919, se interrumpió la Revolución y se impuso la tendencia de derecha que usurpó la representación nacional. El Carrancismo, sucesor del maderismo, traicionó a México. Lo mismo hicieron quienes le siguieron.

En los 30s se produjo una nueva irrupción de las masas mexicanas. A ese momento, la presencia obrera fue su característica distintiva. El proletariado mexicano había incrementado su fuerza social y política. Se formaron las grandes organizaciones obreras en una movilización conducida por los trabajadores, a través del Comité Nacional de Defensa Proletaria. La fuerza de las masas obreras y populares movilizadas, y la sensibilidad política de Cárdenas, hicieron posible la expropiación petrolera y otras medidas que rescataron el carácter social de la Revolución sin profundizarlas. Al mismo tiempo, empezó una larga oscuridad para México.

Pronto fue desecha la CTM, usurpada por Fidel Velázquez, en medio de uno de los grandes errores históricos de los comunistas mexicanos de esa época quienes se autoexpulsaron del movimiento obrero. La Oficina de Asuntos Sindicales del imperialismo, luego transformada en Central de Inteligencia Americana, proyectó un plan que mantiene hasta la fecha: intervenir al movimiento sindical y desnaturalizarlo hasta su destrucción. Ese plan, en México, se conoce como “charrismo sindical”. A través, precisamente, de individuos criminales y corruptos, el movimiento obrero mexicano se volvió corporativo, al servicio del capital y de los gobiernos en turno. El objetivo de la CIA y del charrismo, durante más de 50 años, ha sido limarle el filo revolucionario al proletariado. Con el apoyo de los charros sindicales, el imperialismo y sus gobiernos han logrado su objetivo en gran medida.

Epoca reciente

No obstante, innumerables luchas de obreros, campesinos, estudiantes y pueblo en general, han marcado también al México de los últimos 50 años. El movimiento estudiantil de 1968 representó un punto de inflexión política. La violenta represión del Estado e imperialismo no se olvidará hasta saldar las cuentas. La lucha de la Tendencia Democrática de los Electricistas fue el punto más alto de la insurgencia obrera y popular, precedida por décadas de movilización nacional paralelas al charrismo. La represión político-militar a la Tendencia significó otro punto de inflexión. Esta vez, nos venció la alianza de todos contra nosotros. Charros, gobierno, PRI, Congreso del Trabajo, embajada gringa, CIA, en suma el imperialismo nos enfrentó y, en desigualdad de fuerzas y con provocaciones (internas y externas) se dio lugar al escenario que ahora padecemos.

La política neoliberal, antiobrera y antinacional, empezó aquel 16 de julio de 1976. Hoy vivimos una crisis persistente resultado de una onda larga y depresiva en la economía. Baste señalar que el salario REAL de los trabajadores está al nivel de antes de la Revolución. Lo peor es la regresión social y política. No obstante los relativos “avances” de la llamada “reforma política”, reivindicados por la socialdemocracia, hay dos (2) grandes problemas nacionales que constituyen los aspectos centrales de un verdadero proyecto de Nación independiente.

  1. El afianzamiento del charrismo sindical. A pesar de estudios intelectualosos, los charros sindicales siguen siendo el pilar número 1 de los gobiernos en turno. Son los charros sindicales los que permiten la concreción de los planes del gobierno y corporaciones transnacionales.
  2. La pérdida del derecho a la propiedad social de los medios de producción. México es un país invadido por las transnacionales. Más de 300 se han posesionado de las funciones constitucionales y del territorio nacional. En la industria eléctrica nacionalizada, 33% corresponde a la generación privada cuya PROPIEDAD es de las transnacionales, en la industria petrolera no menos del 30% está en poder de tales corporaciones tratándose del gas natural, cuya distribución, transporte y almacenamiento se les ha entregado ya, así como al exploración y explotación de gas seco, la perforación de pozos petroleros en la plataforma terrestre y, próximamente, en aguas profundas del Golfo de México. No son los únicos casos.
En breve descripción las propuestas implican 1) La lucha contra el charrismo sindical hasta derrotarlo y extirparlo del movimiento obrero y 2) La lucha para recuperar el derecho de propiedad social sobre todas las actividades económicas y sociales de carácter estratégico.

Hoy

En la historia de México hemos vivido momentos negros que avergüenzan a los mexicanos. Hay muchos ejemplos deleznables: Agustín Iturbide, Victoriano Huerta, Carlos Salinas, etc. Pero, desde López de Santana, quien entregó el territorio mexicano a los Estados Unidos, ninguno peor que Vicente Fox. No es que se trate de un individuo analfabeto, es un instrumento “conciente” del imperialismo. Como otros en el mundo fue preparado para interpretar su papel. En los sótanos de la Coca-Cola, de la que fue ejecutivo, se cocinaron los planes. Fox, es un simple sirviente del capital, sobretodo extranjero y, con su apoyo, gobierna al margen de la ley como Emperadorcito.

Para la entrega del patrimonio y territorio nacional, el foxismo ha contado con la ayuda de traidores debidamente “comprados” y “pagados”. La lista es grande, va desde los charros sindicales pasando por “prestanombres” de las transnacionales, “socios” de las mismas, funcionarios gubernamentales y políticos de TODOS los partidos oficiales. También, gobierno y transnacionales se han impuesto porque (casi) no tienen enemigo al frente, la excepción ha sido el Sindicato Mexicano de Electricistas. Pero NO hemos sido capaces de vertebrar la necesaria organización social y política de los mexicanos. Ni siquiera nos hemos decidido a construirla ni abanderarla con un programa propio.

Perspectiva próxima

En más de 500 años de historia, los verdaderos mexicanos siempre hemos sido mayoría pero, siempre, hemos perdido porque siempre hemos sido traicionados. Nosotros hemos puesto la sangre y la vida, pero otros se han aprovechado en diversas formas. No hemos sido capaces de cristalizar los anhelos, no obstante innegables avances.
Hoy, el gobierno está entregando la Patria al imperialismo. Para muchos, esos conceptos carecen de contenido, han sido convencidos del nuevo “discurso débil” que tanto gusta a cierta intelectualidad por ser cómodo y fácilmente retribuible. Pero, para nosotros, no se trata de conceptos sino de realidades. No pensamos en ninguna Nación idílica o nostálgica sino en las acciones de política concreta. El gobierno foxista está llevando al país por un camino ahistórico y, de seguir así, la situación se volverá peor.
Pero, para derrotar al foxismo e imperialismo necesitamos lo fundamental: Organización obrera, social y política PROPIAS, las banderas expresadas en nuestro programa obrero y, una clara definición política para dirigir el movimiento.

¡Salud y Revolución Social!
¡Venceremos!


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