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Volumen4, Número 48, Marzo 31 de 2004

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Charlatanes pagados por las transnacionales

Falacias de Premios Nóbel

Subastar la industria y recursos energéticos al mejor postor y formar un fondo mutualista para el pueblo, en México y en Irak. Barbaridades propuestas por individuos indebidamente premiados. Vernon L. Smith fue galardonado con el Premio Nobel de Economía en 2002. El pensamiento absurdo de éste individuo deshonra al Premio. Sus propuestas son primitivas y ahistóricas, reducidas a la justificación de la apropiación privada imperialista del patrimonio y recursos naturales de las Naciones.

Premiados al servicio del imperialismo

Sienten que son “la autoridad” y opinan de todo, dan consejos a gobiernos y blofean. Son los intelectuales útiles al imperialismo y transnacionales. Burlando el honor de Alfred Nobel, las mafias se congracian con esos pillos y la Academia Sueca los premia.

Vernon L. Smith, Premio Nobel de Economía 2002 “recomendó a los gobiernos propietarios de industrias petroleras, entre ellos México, subastar todos los activos al mejor postor, como oleoductos, refinerías, derechos de uso de suelo y extracción, para que con los recursos obtenidos conformen un fondo mutualista o del "pueblo" en el que tengan participación los ciudadanos, quienes recibirían un dividendo anual” (Rodríguez I, en La Jornada 230304).

La fórmula del empleado del capital privado es muy simple: “Vender todas las propiedades, incluyendo los derechos para utilizar el espacio aéreo".

El premiado dice muchas barbaridades juntas. De entrada, emite juicios en abstracción de la realidad y acontextualizadas. Su método de análisis es ahistórico. Ese mundo es irreal, su discurso aparenta ser intelectualoso pero es falso.

El tipo presume de una formación académica previa. Dice que obtuvo una licenciatura en ingeniería eléctrica en el Instituto Tecnológico de California y un doctorado en Economía en la Universidad de Harvard.

¡No parece que sepa mucho de ingeniería ni de economía! Su pensamiento no es medieval, está peor por primitivo. Se trata de un verdadero pillo, cínico, ignorante y manipulador.

Los gobiernos No son propietarios de NADA.

Los recursos naturales, cualesquiera que sean, y la infraestructura industrial correspondiente NO son propiedad de ningún gobierno en turno. Ni siquiera son propiedad del Estado. ¡Son propiedad de la Nación!, cualquier que ésta sea.

Esto es, la tierra y sus recursos constituyen un patrimonio social de la humanidad en tanto su utilización se organiza para resolver necesidades humanas. Eso se expresa en el derecho a la propiedad social, la política específica y la organización de los procesos de trabajo.

Al Estado corresponde la realización de las actividades correspondientes a los procesos de trabajo, incluyendo el proceso de valorización asociado.

Los gobiernos NO son propietarios de ninguna industria petrolera. El gobierno de Fox No es propietario de Pemex. ¡La simple afirmación es ridícula!

Lo que Vernon propone es la apropiación privada de esos recursos y patrimonio colectivo. Para eso lo contratan las transnacionales y, por eso, lo premian; sirve a sus intereses de clase. Pero sus propuestas son erróneas, no solo históricamente, sino técnica y económicamente.

El dinero NO produce riqueza.

Según la fórmula simplista del premiado de marras, había que vender TODO: oleoductos, refinerías, derechos de uso de suelo y extracción. Es decir, recursos naturales e infraestructura industrial. ¿A quién o quienes? Dice el “sesudo” que “al mejor postor”, o sea, quien ofrezca más dinero.

Los únicos que pueden ofrecer más dinero son los dueños del capital, en este caso, las transnacionales de la energía, los poderosos del mundo, el imperialismo en pocas palabras. Eso no lo dice Vernon pero es evidente. A la industria petrolera nacionalizada únicamente la pueden comprar las corporaciones sumamente ricas.

En el mejor escenario del premiado, su propuesta es ilusoria. La quiere hacer aparecer como gran “idea”, “muy benéfica” para el “pueblo”, a quien no reconoce derechos de propiedad ni mucho menos, únicamente pretende engatusar a todos con el cuento del dinero.

Pero, el dinero No produce riqueza. El intercambio que Vernon propone, propiedad (de los recursos naturales y la infraestructura física) a cambio de dinero es un espejismo.

Haciendo simple aritmética, ¿cuánto valdría Pemex? Si alguien pagará el doble o el triple de su valor, ¿cuánto le correspondería a cada integrante del pueblo? Y, ¿de qué pueblo habla? En el supuesto que fueran la totalidad de los habitantes, sin hacer distinción de nadie (para Vernon, acientíficamente, no existen clases sociales), a cada mexicano le tocaría un mínimo pedazo de su petróleo y gas, de su industria petrolera y eléctrica. Pero, aunque fuera mucho dinero, eso No resuelve las necesidades sociales de los mexicanos.

El (los) mejor (o mejores) postor(es) en cambio, tendrá(n) los medios de producción para sí, las materias primas (que determinan al proceso de trabajo) para sí. El proceso de trabajo mismo lo reorganizarían, entonces, para pervertirlo asumiéndolo únicamente en la parte correspondiente a la valorización. ¡Eso es lo que hacen las transnacionales en todas partes! La ganancia sería, por supuesto, privada.

Lógicamente, la industria NO funcionaría sola, se necesita de la fuerza natural (el trabajo), la única que puede poner en funcionamiento a la fuerza social (el capital). Por eso es que, el dinero, no genera riqueza; a ésta la genera el trabajo asalariado socialmente organizado.

No por casualidad, el mismo Vernon se adelanta y dice que “la tendencia en la producción es a la especialización, con mano de obra calificada, pero también salarios bajos que disminuyan los costos de producción”.

¡Eso no es cierto! La baja de los salarios NO disminuye los costos de producción porque, en el mejor de los casos, la participación del salario (nominal) es muy inferior a los costos de las materias primas básicas y al costo de los medios de producción. Tratándose del salario (real) la situación es peor; y, en el caso del salario (relativo) ni qué decir, la participación del trabajo es ínfima.

Vernon probablemente no sepa que el salario tiene varias relaciones, si lo sabe lo calla deliberadamente. El ideal de esos neoliberales es NO pagar ningún salario, lo que supone que NO haya trabajadores. Omiten que, sin éstos, NO es posible ningún proceso de trabajo ni, por tanto, ninguna riqueza así se dispusiera de la tecnología más automatizada, robotizada y sofisticada.

Ejércitos de reserva y de desecho

Respecto a la especialización y mano de obra calificada lo que existe, no como tendencia sino como realidad, es la DESCALIFICACIÓN del trabajo.

El capitalismo de ahora no solamente auspicia la existencia de un ejército de reserva que mantiene la competencia entre sí de los trabajadores. A éste se ha sumado el ejército de desecho. El capitalismo NO valora la preparación ni la capacitación, las utiliza para aumentar la competencia hasta el desgarramiento de su contrario. Por eso aleja a los trabajadores de la producción y, en su caso, les paga cada vez menos.

Otra cosa es la existencia de una nueva (la tercera) generación de proletarios, ubicada en los sectores de la informática, comunicaciones espaciales, energía nuclear y la ciencia en general.

En estos casos, el capitalismo ni siquiera considera trabajadores a quienes participan de estos procesos de trabajo. A su vez, muchos hasta se ofenden si alguien se atreve a llamarles proletarios, ni siquiera aceptan ser trabajadores, dicen que son “científicos”, por lo menos “técnicos”. Casi en todos los casos, el pago salarial es menor a su producción equivalente. En eso, no se distinguen de ningún otro trabajador. Tampoco se distinguen en la subordinación a que están sometidos en el desarrollo del proceso de trabajo.

El Fondo mutualista está superado históricamente.

Las propuestas de Vernon son ridículas. Después de vender (a Pemex y CFE, por ejemplo), propone que se organice un “Fondo Mutualista”. Es decir, la propiedad social de tan importantes recursos naturales e infraestructura física la cambia (tranquilamente) por un Fondo Mutualista.

¡Ese concepto es obsoleto!, por decir menos. Corresponde a las aspiraciones de los trabajadores de hace más de 100 años, cuando desorganizados, inconcientes y desesperados en lo único que pensaban es en fondos mutualistas. Con esos fondos podían tener alguna protección en caso de fallecimiento, las viudas podrían hacer los gastos del sepelio y ya. Actualmente, todavía hay trabajadores que reivindican esas figuras (o desfiguras) en los ámbitos del sindicalismo más atrasado.

El Premio Nobel pretende que el “pueblo”, en cuyo nombre habla, se deshaga de su patrimonio colectivo para después dar vergüenza. Por supuesto, con su Fondo Mutualista pretende, también, sustituir los sistemas de seguridad social por migajas.

Por otra parte, en el supuesto de constituir ese fondo. ¿Quién lo administraría? en nombre del “pueblo”. ¿Los bancos? ¿El Estado? Los primeros, diría Vernon, constituyendo un Fideicomiso. Sí, sería como regalarle el dinero del “pueblo” a las mafias de banqueros caracterizadas por corruptas. Al Estado tampoco corresponde administrar ningún Fondo Mutualista, sino garantizar el sistema nacional de seguridad social.

Neoliberales cínicos

En fin, es inútil discutir con necios. Vernon Smith es un neoliberal absurdamente convencido. En la entrevista dijo que "siempre habrá una estructura de mercado más eficiente que la regulación o la intervención del gobierno". Ese discurso es la misma repetición que tanto gusta a los privatizadores. Los hechos, sí los hechos, demuestran que lo señalado por Vernon NO es cierto, ni siquiera es preciso: no se trata de la intervención del gobierno sino del Estado. Gobierno y Estado NO son lo mismo.

Fondo Mutualista en Irak

Con esos “asesores” es que el imperialismo anglo-norteamericano participa del robo en Irak. ¿Qué propone Vernon para Irak? “Subastar las empresas productoras de gas y petróleo al mejor postor de la comunidad internacional y los recursos que se obtengan también sean depositados en un fondo público”. ¡Ridículo, descarado y cínico!

“El objetivo, agregó, es formar un fondo mutualista gigantesco para que todos los ciudadanos iraquíes tengan una participación equitativa”.

He ahí una pequeña muestra del descaro de esos dizque intelectuales.

En 2003, 52% del petróleo crudo mexicano se destinó al consumo NORTEAMERICANO
Fuentes: eia.doe.gov, sener.gob.mx, pemex.com


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