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Volumen4, Número 46, Enero 30 de 2004

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Reunión de la FSM en Frankfurt

INTERVENCION EN LA REUNION DE LA
OFICINA REGIONAL EUROPEA
DE LA FEDERACION SINDICAL MUNDIAL *

Frankfurt, Enero 11 del 2003

Queridos compañeros:

Del informe del compañero Mavrikos, el cual compartimos en esencia, resaltan, según nuestra apreciación, dos elementos principales:

Primero: el incremento de la presencia en Europa de una Federación Sindical Mundial combativa y comprometida con los principios que animaron su creación.

Segundo: Que ello se ha logrado en circunstancias extraordinariamente adversas, cuando en la región la globalización neoliberal ha incidido en el ascenso del conservadurismo favoreciendo, en lo ideológico, la imposición de un modelo de pensamiento único ajeno a los intereses de los trabajadores. Por esos resultados los felicitamos. Ustedes batallan frente a las dificultades, y: ¡ellas no amilanan sus esperanzas y convicción de que un mundo mejor es posible y por el luchan! Ustedes están articulando reflexiones que posibilitarán construir consensos y continuar propiciando acciones junto a los que en las calles evidencian la resistencia al modelo que se impone.

Ustedes alientan la capacidad de sembrar y cultivar valores e ideas propias de los trabajadores europeos, que como parte de los desfavorecidos, cada vez en mayor medida comprenden la contaminación a que los medios de comunicación los someten con sus distorsiones de la realidad.

Ustedes, queridos compañeros, luchan por la humanidad. En Ginebra, la Federación Sindical Mundial - también en condiciones hostiles – actúa, al igual que ustedes, con el convencimiento de que luchando saldremos adelante. Ello no podemos dejarlo de hacer: actuar. Actuar ante el tipo de globalización que se nos impone que está aumentando la brecha, ya de por si honda, entre dos mundos: uno opulento y otro totalmente desprovisto de recursos elementales lo que conduce a un desequilibrio con extensas consecuencias políticas. Esta grieta no se ahonda solo entre naciones, sino también internamente en los países. La aldea global no es justa ni permitirá una satisfacción de las vastas necesidades de las grandes mayorías. El hambre en el mundo crece y con ella el descontento y la desesperación.

Un capitalismo nuevo se ha instalado, ya no el industrial, sino el financiero y especulativo. Es la época en que el poder está concentrado en grupos económicos poderosos. Las empresas globales tienen una influencia mayor que muchos gobiernos. Son los tiempos del enfrentamiento entre el mercado y la sociedad, entre lo privado y lo público, entre lo individual y lo colectivo, entre el egoísmo y la solidaridad.

Los programas de beneficio social no interesan a los inversionistas internacionales. La justicia social no se cotiza en las Bolsas de Valores. La globalización neoliberal ha conducido a las sociedades contemporáneas al empobrecimiento, el paro y a la marginalidad. En los últimos tiempos en Europa, el desmantelamiento del “Estado de Bienestar”, ha demostrado que los supuestos beneficios de la puesta en práctica de las políticas neoliberales, no son iguales para todos. Los índices de pobreza se han disparado en la misma medida en que ha ido disminuyendo el número de personas considerablemente enriquecidas. Ante estas realidades, esta por ver en el nuevo año, el comportamiento de las masas europeas que han sabido demostrar su rechazo ante situaciones como la agresión a Irak o a las medidas neoliberales que afectan determinadas conquistas sociales. Las calles y avenidas de las principales ciudades del Viejo Continente, se estremecieron el pasado año ante el paso de millones de hombres y mujeres que están a favor de la paz y luchan por mantener sus niveles de vida constituyendo, sin lugar a dudas, un claro mensaje de advertencia a sus gobernantes. En el nuevo año, a pesar de los pronósticos de la tan anunciada recuperación económica, el panorama internacional dista de ser halagüeño. El crecimiento que ha tenido lugar en la economía norteamericana en los últimos meses, no parece sostenerse debido a los crecientes desbalances comerciales y financieros presentes en la misma. Tasas de crecimiento muy modestas caracterizan a Europa, que pierde competitividad con un euro fortalecido y una cifra de desempleo que no cede, mientras que Japón muestra un crecimiento igualmente bajo. Para los países subdesarrollados, inmersos en su mayoría en políticas neoliberales recesivas, se perfila un panorama con altos precios del petróleo e inestables y bajas cotizaciones para los productos básicos de exportación, unido a una situación financiera de creciente complejidad signada por un servicio de la deuda que junto al intercambio desigual, sigue siendo obstáculo esencial para el desarrollo. A todo lo anterior se articula la política cada vez más agresiva del gobierno de los Estados Unidos y sus aliados, que no hace más que alentar la resistencia y provocar estallidos sociales incontrolados, evidenciando la creciente ingobernabilidad de este esquema de dominación. Este cuadro es, por supuesto, opuesto a los intereses de los trabajadores y de sus familias. No obstante, se aprecia que el modelo impuesto en el mundo está creando las condiciones para un renacimiento de las ideas a favor de la justicia social.

Por ella luchamos, por otra globalización: la de la solidaridad, la justicia, la equidad, la vigencia plena de la democracia, el respeto a la diversidad, a la autonomía, a la identidad pluricultural y a los derechos de los pueblos.

Un tema digno de interés, expresión del deterioro social en Europa, que será valorado en la próxima Conferencia Internacional del Trabajo, es el de los inmigrantes.

El sesenta por ciento de los inmigrantes vive en los países más industrializados. Muchos sufren discriminación laboral y en el acceso a los servicios sociales a pesar de que con frecuencia pagan tantos impuestos como los ciudadanos naturales.

Sin embargo, ninguno de los países del Norte industrial, la mayoría de los cuales se benefician de la presencia de inmigrantes, ratificó el tratado mundial aprobado en 1990 para proteger a esos trabajadores y a sus familias. Tampoco han hecho suya la Convención de la Organización Internacional del Trabajo sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, en vigencia desde el 1ro. de julio.

La migración es un fenómeno, no un problema, y sin esfuerzos para compartir la riqueza con más justicia, ella solo aumentará. Desde nuestra Representación de la Federación Sindical Mundial, estamos en disposición de continuar brindando en este, y en otros sentidos, nuestros esfuerzos para articular acciones que fortalezcan la unión de las fuerzas crecientes y cada vez más conscientes de la necesidad de cambiar la realidad actual en las relaciones laborales. Debemos continuar proporcionándonos asistencia mutua. Nosotros, en Ginebra, necesitamos de ustedes.

Estimados compañeros:

Agradezco que la solidaridad de PAME, que tanto aporta a la Federación Sindical Mundial y que nosotros en Ginebra en reiteradas ocasiones hemos recibido, nos haya brindado la oportunidad de participar en esta importante reunión de nuestra Representación en Europa.

Espero que nuestras relaciones de colaboración se profundicen y avancemos en pro de lo expresado por la Federación Sindical Mundial en ocasión del nuevo año:

“...el fortalecimiento de la Solidaridad Mundial entre las fuerzas sindicales y los trabajadores en la lucha por lograr mejores condiciones de trabajo, oponerse a la desenfrenada violación de los derechos sindicales y a favor de la aplicación de las normas internacionales del trabajo en todo el mundo...”.

• Intervención del compañero Ramón Cardona, Secretario General Adjunto de la Federación Sindical Mundial, en Ginebra-Suiza.

¡Proletarios, Uníos!

¡Abajo el imperialismo!


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