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Número 37, Abril 30 de 2003

Política Energética Movimiento Obrero
Ley Electrica Documentos Foros del FTE Búsquedas Índice General
¡Alto al fascismo!
¡No a la ocupación
de Irak!

La resistencia
iraquí

Los niños de Irak
Privatización
de Irak

Libros quemados,
Museos en llamas

Provocaciones
contra Cuba

MUNDO POLÍTICO:
¿Petróleo neutro?
Bombas de racimo
Estiércol para Aznar
Bombas eléctricas
Poetas contra
la guerra

Fox lacayo de Bush
Privatización
eléctrica furtiva

Legislación
eléctrica en México

Fuera contratistas
invasores

Pemex, primer
abastecedor de EU

Mexican Energy 2003
FUENTE DE ENERGÍA:
Siete hermanas
eléctricas

Eoloeléctrica privada
en Monterrey

CRE otorga más
permisos de gas

Reparto del botín
OPEP “ocupada”
por invasores

Petróleo a
26.26 dólares

FSM en Bruselas
Frente Antifascista
Internacional

Segunda asamblea
de la ANT

MARCHA OBRERA:
4.3% + 2.2% al SUTIN
Mitin de petroleros
5.1% + 3.3% a
telefonistas

3.7% a la FSTSE
Marcha en México
¡Cuba Sí, yankis No!
 

Neoliberalismo de guerra, plan imperialista

Privatización de Irak

Ocupar a Irak para privatizar al país, es el objetivo imperialista. Antes de destruirlo ya se habían firmado los contratos para reconstruirlo. Se trata de negocios en alta escala para el complejo militar-industrial, en alianza estratégica genocida. Esas trasnacionales son las empleadoras de Bush, Cheney, Rumsfeld y Rice. Son las mismas que financian campañas políticas fraudulentas en Estados Unidos, México y otras partes.

Detrás de la guerra contra Irak está la “petrocracia texana”. Su plan consiste en apoderarse de las reservas de petróleo y privatizar a esta importante industria. De paso, podrían aniquilar a la OPEP. Así se expresaron en México investigadores de la UNAM (Rodríguez I, en La Jornada 180303).

En un evento organizado por el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Alfredo Jalife informó que Irak posee 300 mil millones de barriles de petróleo (según el Departamento de Energía de EU), mientras Arabia Saudita tiene 250 mil millones. De allí el interés norteamericano por invadir a Irak. Expresó que, uno de los objetivos es la privatización del petróleo, lo que significaría el fin de la OPEP. Las empresas beneficiadas serían Exxon-Mobil y Chevron con intereses ligados a la “petrocracia texana” representada por Cheney y Bush.

En efecto, la invasión, ocupación y destrucción de Irak constituye una guerra por el petróleo, así se expresó por millones en las calles del mundo entero.

Según el Observatorio de las Transnacionales, de Paris (www.transnationale.org), la producción petrolera de Irak se estimaba en 3 millones de barriles diarios. Las reservas probadas alcanzarían 112 mil millones de barriles pero las reservas totales ascenderían a 250 mil millones de barriles. Esto representa el 10.6% de las reservas mundiales.

El costo de exploración y explotación se estima en 1 dólar por barril, frente a 2 en Arabia Saudita, 3 en Abu Dhabi, 10-12 en Estados Unidos y 15 en el Mar del Norte. La diferencia entre el costo de producción y el precio en el mercado internacional es apreciable y representa un atractivo negocio para las empresas participantes.

Los campos petroleros iraquíes son explotados por la Sociedad nacional Iraquí de Petróleo (INOC), empresa pública que, seguramente, será privatiza por los imperialistas que ocupan al país. Algunas zonas petrolíferas habían sido concedidas a TotalFina Elf, Zarubezhneft, y China National Petroleum Corp. que las explotarían a partir del levantamiento del embargo de la ONU a Irak.

Con la ocupación norteamericana e inglesa, la situación será diferente. Ahora, intervendrán las trasnacionales y demás Amigos de Bush.

Los beneficiarios son los mismos que invirtieron financiando la campaña política fraudulenta de Bush (también de Fox, en México). En 2002, las transnacionales de la energía entregaron 18 millones de dólares a los republicanos y 4.6 a los demócratas. En 2000, fueron 34 millones de dólares, en 1998, 21 millones de dólares.

Bush ha hecho su fortuna siendo parte de la industria transnacional del petróleo, Cheney ha sido ejecutivo de Halliburton, empresa de servicios petroleros, Condolezza Rice participa en el consejo de administración de Chevron. Jay Gardner, administrador de Irak designado por Bush, es presidente de la sociedad SY Coleman, empresa de armas dedicada a la producción de sistemas antimisiles Patriot y Arrow.

Antes del ultimátum de Bush, ya se habían firmado los contratos para la reconstrucción de Irak. “En primer lugar, el Bechtel Group. Esta sociedad de energía y agua, la más importante de EEUU, viene siendo dirigida durante cuatro generaciones por la familia Bechtel. Uno de sus administradores no es otro que George Schultz, antiguo secretario de Estado de Ronald Reagan”.

“Por otra parte, preside el consejo de orientación del Comité por la Liberación de Iraq, el lobby probélico financiado por Lockheed Martin. La alianza entre Lockheed Martin y Bechtel Group augura un nuevo tipo de negocio: la destrucción de un país por un comerciante de armas, y su posterior reconstrucción por una cementera”.

“Schultz está presente igualmente en la dirección de Gilead Sciences, el gigante farmacéutico cuyo director general era Donald Rumsfeld hasta su vuelta al gobierno”.

“Esta firma acaba de obtener importantes mercados públicos en el marco de la prevención de ataques químicos y biológicos. En efecto, Rumsfeld ha conseguido convencer a su opinión pública de que el régimen de Sadam Hussein poseería aún algunas armas de destrucción masiva que él mismo les había vendido durante la guerra irano-iraquí”.

“El primer contrato ha sido atribuido sin concurso internacional ni nacional a... ¡Halliburton! para la extinción de los pozos de petróleo en el sur de Iraq. Halliburton reconstruyó las principales instalaciones de perforación y refinación tras la guerra de 1991. Por entonces, su presidente ejecutivo era ya Dick Cheney, que acababa de dirigir la destrucción del país como secretario de defensa de George H. Bush (Bush padre)”. Hoy, con Bush hijo, es el vicepresidente del gobierno yanki y Halliburton le sigue pagando.

La invasión, ocupación y destrucción de Irak representan la guerra de los empresarios, el sometimiento de los pueblos y trabajadores mediante acciones militares. Es la expresión violenta de la lucha de clases en el siglo XXI, lucha de clases que el imperialismo no ha podido vencer. Hay, sin embargo, evidentes regresiones. Lo que propone el imperialismo es la privatización de la vida y el trabajo esclavo.

 

   
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