Volumen 16, Número 340, julio 16 de 2016
 

10. Conclusiones

En 1976 se produjo un ensayo de Huelga Eléctrica Nacional, el primero y único que ha habido en la historia de México. Fue la culminación de un largo proceso de preparativos que terminó en rápida derrota por la impaciencia de provocadores infantilistas. Con la represión político-militar de la Tendencia Democrática del SUTERM el gobierno interrumpió violentamente la nacionalización eléctrica, el proceso de unidad sindical y la contratación colectiva de trabajo única. Al mismo tiempo, el SUTERM fue completamente charrificado desnaturalizando sus objetivos y deberes de clase.

Al no haber resistencia y estando próximo el vencimiento de las acciones de la CLyFC, el gobierno aprovechó la oportunidad para privatizar a la industria eléctrica, en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC) con América del Norte. En maniobra con el SME propuso en 1992 reformas regresivas a la LSPEE de 1975 con las que revirtió la nacionalización. El SME, con Jorge Sánchez como secretario general en turno, aceptó esas reformas a cambio de que Salinas de Gortari les creara una empresa, Luz y Fuerza del Centro (LFC), separada de la industria nacionalizada. Todos los smeítas lo aceptaron en aquel Pacto de Necaxa. Lo primero que hicieron fue suspender la asistencia al 1 de mayo, "para no enojar al señor presidente", dijeron. A Salinas, quien empezó la desnacionalización, los smeítas le llamaban "consumador de la nacionalización".

La privatización de la industria eléctrica empezó con Salinas y continuó hasta Peña Nieto quien la desnacionalizó y privatizó constitucionalmente con apoyo de los partidos políticos. A la fecha, el 67% de la generación nacional ya es privada. Todo empezó en 1976. Al no haber ninguna fuerza social organizada, la nacionalización fue revertida totalmente. La falta de la Tendencia Democrática fue crucial. Las nuevas generaciones de electricistas no dijeron nada.

La TD asumió la vanguardia de la insurgencia obrera y popular, se propuso la reorientación democrática del país, la reorganización genuina del movimiento sindical, el ejercicio de la democracia y, en suma, un nuevo rumbo para la nación; también la democratización del SUTERM y el desarrollo de la industria nacionalizada, objetivos de gran importancia. Nadie más se ha propuesto objetivos de tal alcance.

La TD fue derrotada formalmente no así políticamente. Las banderas de la TD siguen vigentes. La TD cayó, pero antes hizo importantes propuestas al movimiento obrero. Las principales aportaciones son programáticas. La Declaración de Guadalajara no se ha cumplido pero la lucha por la democracia sindical sigue como una tarea crucial y urgente, lo mismo la reorganización del movimiento obrero. Hoy el programa sigue siendo imprescindible. Por ello el FTE de México lo ha actualizado y desarrollado, incorporando aspectos antes no considerados como el control obrero de la producción e investigación, el internacionalismo y la lucha por el socialismo, en el contexto de las tareas políticas de nuestra época.

La lucha de la TD se llevó a cabo en un contexto internacional marcado por la victoria en Vietnam y el avance de los procesos africanos, especialmente, en Angola. También en un ambiente de dictaduras militares en Latinoamérica, empezando por el golpe de Estado contra Allende en Chile. La TD se solidarizó con esos pueblos en lucha pero no recibió solidaridad de nadie, salvo la Union Electrical de los EU.

¿Por qué perdió la TD? Porque no pudimos resistir el enfrentamiento con el Estado. Este descargó toda la violencia laboral, sindical, política y militar contra unos sindicalistas honestos en una relación desfavorable de fuerzas. Intentamos democratizar al SUTERM, y esta propuesta sigue siendo válida, pero enfrentamos a la superestructura económica y política representada por el charrismo sindical, corporativizada con el Estado y apoyada por el imperialismo. La lucha contra el charrismo es un asunto serio y no se puede improvisar. Se demostró que el charrismo no se va a caer a pedacitos, se necesita un movimiento generalizado y de alcance nacional. Las fuerzas de la TD no eran suficientes para ello.

La TD también fue derrotada por la provocación interna. Hacía tiempo que la TD estaba cercada por la policía política y la inteligencia militar. Se tenía mucho cuidado con estas instancias pero el accionar de la Tendencia era público y se ubicaba en el marco legal. La dirección sabía de las debilidades en algunas secciones, especialmente, los cacicazgos existentes en Guadalajara y Puebla. Pero se dejó influenciar por el empirismo ingenuo de los nucleares y fue rebasada por el chantaje.

La traición del SME selló la derrota. Fue pasmoso que nadie del sindicato dijera nada. Cuando la TD fue disuelta, Agustín Sánchez Delint, uno de los secretarios generales más antiunitarios del SME, escribió un artículo publicado en la revista Lux. "Están enterrando viva a la TD", expresó. Pero cuando la TD existía no dijo nada en su apoyo, todo era grilla contra Galván. "Es un pleito entre líderes", decían los smeítas, y como el SME era supuestamente democrático y químicamente puro, no le entraba y no le entró al movimiento, salvo para traicionarnos.

Por otra parte, la TD tendió a asumir las funciones de partido político sin serlo. Eso no lo pudo hacer bien, no podía por tratarse de un sindicato o parte de este. Las tareas planteadas eran propias de un partido político de clase, ante la inexistencia de éste fue que la TD, un frente amplio, lo quiso sustituir sin éxito.

Los electricistas de la TD eran sindicalistas de avanzada, buenos oradores, forjados en importantes luchas, muchos partícipes de la nacionalización. Galván tenía una larga experiencia política en la lucha sindical. Sí, y había una gran comprensión sobre la nacionalización eléctrica y la unidad sindical.

Desde luego, no se podía pedir a los electricistas que fueran marxistas porque no lo eran. Su marco de referencia era nacionalista. El golpe no se pudo detener, la provocación, conciente o inconcientemente, fue muy bien maniobrada. Hoy a sus autores la izquierda socialdemócrata pequeño burguesa los reconoce y premia. ¿Que premian, la traición, la provocación o la derrota? Esa izquierda pequeño burguesa, tipo STUNAM, glorifica a un santoral falso y reconoce a Eliezer Morales (embajador de Fox en Bolivia en la época del "Goni"), a Whaley (empresario eléctrico privado), y otros que nunca hicieron nada, y los muestra a los trabajadores como adalides porque el sindicalismo universitario cayó en manos del charrismo.

Muchas cosas no se veían y siguen sin quererse ver. Eso ocurría porque la TD tenía una contradicción que no podía resolver, entre los intereses inmediatos y los históricos. No basta tener conciencia de clase, que no la había, la que existía era conciencia sindical, para resolver los problemas obreros. Es muy importante la conciencia de clase para orientar la dirección del movimiento, pero en general, era insuficiente.

Había enajenación sobre todo en los lidercillos nucleares, que se decían preparados, nacionalistas revolucionarios y hasta socialistas. No había nada de esto. Por ello fue que terminaron en las filas del PRI, apoyados por Salinas de Gortari y Zedillo y, luego, se pasaron al PAN con Fox quien los hizo empresarios eléctricos privados aliados a las transnacionales. Fue el caso de Whaley y socios, Morales fue embajador de Fox, Woldenberg funcionario del IFE (actual Instituto Nacional Electoral, INE), Uranga lo mismo a nivel estado de Chihuahua, y así otros más.

Faltó la conciencia colectiva organizada. En 1962, José Revueltas había escrito su famoso ensayo, mismo que no era conocido ni por los electricistas ni por los nucleares de la TD. El mismo Revueltas estuvo ausente de nuestro movimiento, desde 1968 se había dedicado a la lucha estudiantil. El PCM ya era inexistente políticamente hablando, ya había demostrado su fracaso en el movimiento obrero y se embarcaba en la traición a todo principio y política de clase.

Con nuestro movimiento no estuvo ningún partido de clase, revolucionario, pues no existía y sigue sin existir. La presencia de la conciencia colectiva organizada al interior del movimiento es una condición para la lucha contra el charrismo. Esta no es tarea para aficionados, sindicaleros o grillos. También es precisa la acción obrera en un sindicato nacional de industria que vertebre al movimiento y, por supuesto, cuenta mucho la política de clase.

La TD reunía importantes condiciones pero no todas. Los aliados fueron pocos y débiles. Qué ningún sindicato nacional de industria nos apoyara fue lamentable pero real, por más que la TD rebajara las demandas estaban intrínsecamente impedidos, en manos de charros y charritos sujetos al control corporativo del Estado.

No había manera de resolver las contradicciones del movimiento. Pero la TD demostró el alto valor de la práctica democrática y la acción obrera, mismas que ni Revueltas consideraba en su ensayo, pues solo enfatizaba en la conciencia y la organización partidaria. La TD no construyó organización política alguna. La creación del MAP fue obra de un pequeño grupo de nucleares y universitarios que jamás se propuso como organización política de clase sino para la reforma política, que terminó en el PSUM, del cual fueron diputados Gershenson y Whaley, hoy PRD.

En materia de construcción de organización obrera y práctica política, la TD fue un gran ejemplo. La reorganización del movimiento, a través del MSR planteó una gran necesidad. Hoy, el FTE enfatiza en la reorganización del movimiento obrero en 20 sindicatos nacionales de industria.

Antes de que la TD fuera reprimida se advirtió la importancia de preservar la organización pero esto no ocurrió. Las repercusiones adversas para la nación fueron inmediatas. Solo sobrevivimos los mejor organizados. A nivel nacional, el peso, que se cotizaba a 12.50 pesos por dólar tuvo una primera devaluación que no se ha detenido, hoy llega a casi 20,000 pesos por dólar y sigue devaluándose. La economía nacional se deshizo, entrando en una larga fase de crisis económica que se prolonga hasta la actualidad. La industria eléctrica nacionalizada ya no existe, fue destruida por el gobierno sin haber concluido cabalmente la nacionalización.

En 1978 la TD fue disuelta dejando un hondo vacío y desconcierto en las filas obreras. La resistencia siguió hasta 1988, sostenida por david bahen, secretario general del SUTIN. Después, nada, todos se alejaron de la TD y sus últimos bastiones, especialmente, de los electricistas eventuales de la Región Lagunera.

El FTE mantiene en alto las banderas de lucha de la TD. Re-nacionalizar a la industria eléctrica es la propuesta basada en cinco banderas, a saber, 1. Propiedad colectiva de la nación de los medios básicos de producción, recursos naturales e infraestructura física; 2. Utilización racional y planificada de los recursos naturales energéticos; 3. Política Energética Independiente; 4. Integración del proceso de trabajo energético; 5. Control obrero de la producción e investigación en la materia.

Actualmente, el sindicalismo mexicano está desecho, el charrismo sindical domina a plenitud, la Tendencia Democrática es más necesaria que nunca. La TD cayó pero seguirá existiendo, al interior del movimiento, hasta vencer totalmente al charrismo sindical. ¡Viva la Tendencia Democrática! ¡Este puño sí se ve!


* david bahen, doctor PhD en física teórica, astronomía y astrofísica.


Ref.: 2016, elektron 16 (196) 16 julio 2016, FTE de México.
Secciones Nucleares del SUTERM, 1o mayo 1977. FOTO: Tígre /TD SUTERM






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