Volumen 16, Número 340, julio 16 de 2016
 

9. La ocupación militar y de esquiroles

9.1 Derrota formal no política

En el curso de la noche del 15 de julio y la madrugada del 16 se recibieron constantes llamadas telefónicas en Zacatecas 94. En la oscuridad se desplazó el ejército federal en apoyo a un numeroso grupo de personas ajenas a la industria y, uno a uno, fueron tomando posesión de todos los centros de trabajo en el país. En las centrales generadoras hubo resistencia. Los soldados, cortando cartucho, exigieron la entrega de las instalaciones. En las rejas de entrada, de un lado por dentro estaban los trabajadores, del otro por fuera los soldados amenazantes, ambos dispuestos a todo. Entreguen las instalaciones, fueron las instrucciones de la dirección nacional, evitemos una agresión mayor, se dijo. La respuesta de los electricistas fue de enojo pero disciplinada. Si no hubiese sido así, un paso en falso de cualquiera de los contendientes hubiera ocasionado una masacre innecesaria.

En Jaral del Progreso, Gto., grupos de campesinos armados interceptaron a un contingente de soldados para evitar que se posesionaran de una torre de telecomunicaciones. Pueblo Nuevo, Gto., se había inundado y los electricistas estaban posesionados de las oficinas de CFE. El pueblo les ofrecía víveres, incluso, armas en solidaridad.

Por la mañana se tenía la cuenta de 20 mil soldados apoyando a 400 mil esquiroles que se habían posesionado de todos los centros de trabajo eléctricos y nucleares en todo el país. Nosotros éramos 20 mil. Había una gran desproporción.

En todos los centros de trabajo se amontonaban los esquiroles, reclutados entre merengueros, vendedores ambulantes, desempleados lumpen y golpeadores. Solo hacían bola, no sabían hacer otra cosa. Al interior de las instalaciones operativas eran un peligro, no se accidentaron de milagro. En las centrales estaban en la periferia, lo mismo en subestaciones eléctricas.

Sin los electricistas dentro hubo suspensión parcial de actividades con una huelga parcial de facto sin suspender totalmente el servicio eléctrico.

En algunos lugares fallaron las calderas generadoras de vapor, en otros lados, se cayeron los cables de transmisión, hubo disturbios y apagones locales. Pero se mantuvo el control. ¿Cómo fue eso? Por la existencia de un solo SEN y de un solo SIN controlados centralmente. El control estaba a cargo de personal de confianza y, contradictoriamente, habíamos interconectado el SEN y ahora no podíamos parar las actividades. Para realizar el trabajo en las secciones intervino el personal de confianza en las divisiones de la CFE y se contó con los trabajadores de las secciones antes del exSNESCRM.

Por la mañana, cuando los nucleares de la región llegaron al Centro Nuclear de Salazar ya estaba tomado por el ejército federal. De hecho, estaba tomado con anterioridad, esta vez solamente lo ocuparon a plenitud, cerraron las puertas e impidieron el ingreso de todos. Los compañeros provenientes del valle de Toluca y pueblos vecinos fueron los primeros en llegar y dar una respuesta simbólica con el puño en alto desde una lomita. Los que venían de otras partes del valle y ciudad de México fueron regresados desde el km. 13 de la carretera México-Toluca.

Todos los autobuses del INEN se dirigieron a Zacatecas 94, Conforme nos enterábamos de las noticias nos sentíamos más mal. El gobierno había roto violentamente la huelga antes de que estallara. Lo hizo porque sabía que la íbamos a estallar, la decisión de los electricistas era indiscutible aún sin seguir completo el protocolo. Obviamente, el gobierno no estaba dispuesto a tolerarlo. Se produjo el enfrentamiento frontal con el Estado y lo perdimos, todos estábamos fuera de los centros de trabajo.

Ahora había que dar respuesta inmediata. Pero no se sabía qué hacer, el momento era de confusión, coraje y cinismo. A Gershenson, secretario del exterior de los nucleares, se le preguntó si podíamos movilizarnos.

-"De qué se preocupan, si el viernes cobramos, tenemos para resistir", dijo.

-"Además, esto no dura tres días", agregó.

Esa respuesta, resultado de un análisis infantil y torpe, nos pareció ridícula. ¿Qué bases tenía para decir que el conflicto provocado no duraría tres días? Ninguna. Había sido uno de los provocadores que precipitaron el enfrentamiento frontal con el Estado y creía que se resolvería en tres días. ¡Verdaderamente ridículo! Como el comité de huelga tenía facultades, pues en caso de huelga asume la dirección, quedando el comité ejecutivo supeditado al comité de huelga, de inmediato decidimos ignorar a Gershenson.

Desplegando todas nuestras fuerzas en las calles. Las 100 brigadas nucleares nos volcamos hacia Ciudad Universitaria. Pasábamos salón por salón a informar de la situación y pedir la solidaridad. Desde los techos de los andadores a los edificios hicimos mítines, con o sin sonido. También fuimos a cuanto espacio público estuviera al alcance, plazas y parques públicos, centros de trabajo, estaciones del metro, así como los centros del SME, petroleros y telefonistas.

Ya habían pasado tres días y el conflicto no se resolvía, al contrario, se agravaba. Desde que Alcaine se posesionó del SUTERM todos sus esfuerzos los enfocó hacía su reconocimiento. Lo obtuvo del gobierno y la CFE no así de los trabajadores. Las secciones eran chantajeadas para regularizar la relación laboral a cambio de reconocer a Alcaine. Nadie había aceptado. Pero el gobierno urdió una operación que le resultó exitosa.

En plena huelga, el 27 de julio, de la calle Antonio Caso donde se ubicaban las oficinas del SME, salió Torres Ordóñez secretario general, manejando su vehículo. Ya había quedado con Aceves y Carreto de recogerlos fuera de las oficinas de CFE. Tomó el Circuito Interior y los encontró en la esquina con Río Ródano, en la colonia Cuauhtémoc. Sin más preámbulo Torres Ordóñez se las cantó, los otros ya esperaban el momento. En nombre de la secretaría de gobernación, Torres les pidió a Aceves y a Carreto que reconocieran a Alcaine, abandonaran la TD porque no tenía futuro y pasaran a formar parte del comité ejecutivo nacional del SUTERM. Aceptaron de inmediato.

La noticia tomó vuelo en la prensa nacional. La CFE, el SUTERM, CTM y CT se manifestaron contra la TD. Aceves pasó a ser secretario de relaciones obreras del SUTERM y Carreto secretario de gestión industrial. El enojo de las demás secciones fue mayúsculo, todos querían golpear a los traidores y estuvo a punto de ocurrir, pero no se hizo por la prudencia de los electricistas de la TD. De Guadalajara y Puebla se descolgaron los compañeros hacia la capital. En Zacatecas 94 nos dijeron que las bases estaban firmes solo las cúpulas habían traicionado. Eso levantó el ánimo en lo inmediato pero las principales secciones del sindicato habían capitulado. Poco a poco la oposición se fue diluyendo hasta quedar en un pequeño grupo, no había alternativa organizada.

La TD se reunió en Consejo Nacional, en el auditorio Miguel Enríquez de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Nos acompañaron los profesores del SPAUNAM. El ambiente era desolador, se sentía muy fuerte la puñalada de Aceves, Carreto y Torres Ordóñez. Gilberto Arismendi, secretario general de Chilpancingo, no pudo hablar, le ganó el llanto de coraje. Los provocadores que se sentían muy gallitos no sabían qué hacer ni decir, solo fingían mucho malestar. Sus asesores Rolando Cordera y José Woldenberg tampoco dijeron nada. El "grupito" que luego formaría al Movimiento de Acción Popular (MAP) no sabían cómo reaccionar. Fue Galván quien volvió a hacer una recapitulación de los objetivos del movimiento y llamó a negociar y continuar movilizados.

Después de Aceves y Carreto siguió Panchito Ortiz de SLP, el mismo Arismendi de Chilpancingo y luego otros. El golpe había sido demoledor. Fue una turbia jugada exitosa para el gobierno. El SME, a través de Torres Ordóñez, había hecho el juego sucio.

La traición no fue solo de Torres Ordóñez sino de todo el SME, el mismo que en 1958 le había negado la solidaridad al movimiento ferrocarrilero en huelga, a propuesta en asamblea de Luciano Galicia, secretario del exterior en aquel momento. Si antes de la huelga teníamos muchas dificultades para hablar con los smeítas, ahora ni siquiera se detenían a recibir nuestros volantes, "no nos conocían" ni siquiera los cuates que nos veían y nos sacaban la vuelta.

Los pocos aliados smeítas tampoco hicieron nada, su fuerza era minúscula por eso les decían los chilindrinos y el comité central los denostaba llamándolos "galvanizados" y "tendenciosos". No hubo una sola protesta. Decidimos no volver a brigadear al SME, todo había sido inútil.

Otros aliados se mostraron muy tibios. El SPAUNAM apenas hizo un paro de un día y la Federación de Sindicatos Universitarios, de dos horas. Muy poco. Los demás nada. Los del "apoyo crítico" se esfumaron.

No obstante, seguíamos en movilización a nivel nacional. En el consejo nacional de la TD se analizaba la marcha del movimiento. Se informó que se había entrado en negociaciones con el gobierno para el regreso de todos al trabajo. Ya habían pasado tres semanas y nada.

En el local de Zacatecas se presentó Pedro Ojeda Paullada, procurador general de la república, a quien no se le dejaba entrar hasta que se identificó. Estábamos reunidos los nucleares y se hizo una asamblea, estando presente la dirección de la TD. Ojeda allí dijo que los electricistas volverían pronto al trabajo. ¿Cuándo? se le interpeló por Luis Felipe Bazúa. Han sido muchas promesas y el gobierno no las cumple, por eso violó la legalidad constitucional al vulnerar el derecho de huelga, señaló. Ojeda Paullada insistió en que sería en los siguientes días.

En efecto, a las cuatro semanas empezó el regreso de los electricistas de la CFE. Las condiciones fueron infames: reconocer al comité de Alcaine, los trabajadores más antiguos se someterían a la jubilación anticipada forzosa. Los secretarios generales que no reconocieron a Alcaine renunciarían. Empezó el recambio. Los charros se fueron posesionando de las secciones del exSTERM una a una. Los trabajadores empezaron a salir. Las jubilaciones forzadas se extendieron a los demás, quienes tenían poca antigüedad fueron obligados a renunciar. El trato fue humillante. Los electricistas regresaron a sus centros de trabajo solo para salir en la primera oportunidad. En varias secciones grupos de golpeadores obligaban a los electricistas a renunciar. A los eventuales les fue peor, muchos ni siquiera regresaron. Algunos se mantuvieron en resistencia mucho tiempo destacando los electricistas eventuales de la Región Lagunera, encabezados por Magdaleno Pérez. La saña del charrismo y gobierno contra la TD fue inaudita.

Estaba demostrado que el conflicto no se había resuelto en tres días, como había asegurado Gershenson, y ni siquiera se había resuelto. Estábamos ante una profunda derrota, precipitada por los provocadores internos.

Para los nucleares la situación empezaba a ser desesperante. Luego de un mes fuera del trabajo las críticas de algunos aumentaban de tono. La movilización empezó a bajar.

Se abrió una vía de negociación con el gobierno, en el que estaban representados la secretaría del patrimonio y fomento industrial (SEPAFIN), la secretaría de gobernación (Segob), la secretaría de la defensa nacional (Sedena) y la CTM. Esta no tenía nada que hacer pero decidía. El más duro en las negociaciones era el ejército, posesionado de las instalaciones nucleares de las que nunca salió.

El 26 de julio se había consumado otra maniobra charra e ilegal. El licenciado Moisés Calleja, asesor jurídico del SUTERM; compareció ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje y, unilateralmente, pidió la cancelación del CCT que se había firmado entre el SUTERM y el INEN. Obviamente, los trabajadores nunca fuimos consultados. La Junta resolvió de inmediato y se perdió el CCT. Si había duda respecto a la expulsión del SUTERM, ahora no quedaba ninguna. Por eso el gobierno presentó una fórmula de negociación que consistió en la incorporación de los nucleares a la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), en el apartado B.

Eso obligó a los nucleares a constituir un nuevo sindicato, acorde con la FSTSE y con la anuencia de esta. En Zacatecas 94 se hizo una asamblea general el 28 de agosto y se realizaron elecciones. Todos los profesionistas e investigadores formaban parte del sindicato. Esa conquista también se perdió. Los profesionistas del nivel 17 hacia arriba quedaron fuera del sindicato y no pudieron participar. El doctor Rubén Sosa y el señor Manuel Santos, propusieron a david bahen (25 años), profesionista nivel 16. A mano alzada y por unanimidad, david bahen fue electo secretario general de los nucleares, oficialmente SUTINEN aunque para los compañeros éramos Secciones Nucleares del SUTERM.

david duró en el cargo solo 6 horas. En el lapso entre las 12 del día y las 6 de la tarde se negoció que a las seis semanas todos los trabajadores nucleares regresarían al trabajo. Por la noche se había preparado una reunión en Los Pinos con Echeverría. david fue desconocido por el gobierno y pasó a formar parte de la lista negra de despedidos. david ya no fue a Los Pinos. Sobre las rodillas, Whaley hizo arreglos y designó a Gastón González como secretario general del sindicato. En la reunión con Echeverría se acordó que Rubén Sosa y Ana María Pérez salieran de la lista negra.

Los nucleares regresaron al trabajo en un horrible estado de derrota. Nada los convencía, ni siquiera el cuantioso aumento salarial retroactivo que les fue pagado. Volvían nuevamente a ser burócratas. Los mismos que habían conquistado el CCT lo habían dinamitado y perdido. Después se volvería a conquistar (1979) para perderlo otra vez por los mismos provocadores (1983) y ser conquistado en definitiva por david (1986). Esta última vez también se conquistó la fuente de trabajo, el sindicato, el edificio sindical y un proyecto político de alcance internacional, así como los logros técnico-científicos más relevantes.

En 1977, david bahen presentó un balance político del movimiento de la TD ante el Primer Congreso Nacional del SUTINEN. También avizoró la siguiente provocación a cargo del gobierno para privatizar al Uranio, lucha que a la postre ganaríamos (1977-79).

La TD cayó, pero había participado en el movimiento más importante desde 1958. En lo inmediato fue derrotada.

9.2 Resistencia y disolución

La resistencia continuó algunos meses más en medio de las agresiones del SUTERM y CFE. En Torreón los golpeadores de los charros impidieron entrar a los trabajadores para obligarlos a renunciar. En Mexicali, en protesta por despidos y falta de pago, los electricistas ocuparon las instalaciones y se encerraron para evitar a los golpeadores. Así se mantuvieron durante varios meses.

Los despedidos y eventuales, y sus familias, de varias secciones se trasladaron a la ciudad de México y se instaló en la esquina de Los Pinos y Constituyentes el llamado "Campamento de la dignidad obrera". Los compañeros recibieron la solidaridad de varias organizaciones. Pero la TD estaba en declive. De los grandes temas nacionales que se había propuesto ahora estaba a la defensiva en una situación lamentable.

El 5 de noviembre de 1977, 40 días después, policías y soldados desalojaron al Campamento, en varios vehículos transportaron a los electricistas, en algunos casos fueron tirados en las carreteras desde vehículos en marcha. Como pudieron regresaron y se concentraron en Zacatecas 94. El enojo era muy grande, algunos llegaron a proponer acciones radicales. No había con qué.

El SUTERM realizó un nuevo congreso, modificó regresivamente a los estatutos, suprimió la autonomía seccional, cambió hasta el logo y lema del sindicato, e impuso la afiliación obligatoria de los electricistas al PRI.

Sección tras sección siguieron renunciando a la TD, en San Luís Potosí, Río Colorado y Puerto Peñasco y otras. La TD hizo un llamado desesperado al SME en busca de apoyo. El 9 de noviembre, el SME publicó un desplegado de prensa en Excélsior, negando explícitamente cualquier apoyo. Los smeítas hablaron de "fines oscuros de la llamada TD" para justificarse. En realidad estaban confirmando la traición a la TD.

Ante esta situación, se volvió a reunir el consejo nacional de la TD y ofrece su disolución a cambio de la solución a los problemas laborales y sindicales existentes. Esa decisión causó desconcierto entre los aliados. La izquierda se apresuró a repartir las esquelas.

Empezando 1978, la CFE cerró la planta hidroeléctrica de la Boquilla, los trabajadores fueron desalojados por policías y soldados. En Parral un grupo de golpeadores intentó tomar las instalaciones de CFE, los electricistas lo impidieron, la empresa les retuvo los salarios. Los trabajadores resistieron. Hubo marchas de protesta por el país. Los nucleares visitamos a ambas secciones.

Los electricistas eventuales de la Región Lagunera tomaron las instalaciones sindicales de la sección 51 del SUTERM. Gershenson los engañó para que las entregaran a cambio de promover una demanda laboral colectiva que nunca se movió jurídicamente.

En diciembre de 1977, el gobierno de López Portillo había enviado a la Cámara de Senadores una iniciativa para privatizar al Uranio. Esta Cámara la aprobó. En el Centro Nuclear suspendimos las vacaciones y nos movilizamos. david bahen fue electo secretario general, Whaley era el secretario general del SUTINEN, ambos integrantes del consejo nacional de la TD. El 29 de diciembre esa ley fue congelada y se abrió un período de discusión durante 1978. Seguimos movilizados. En 1979 ganamos esa batalla, impidiendo la privatización del Uranio. Surgió el SUTIN y se recuperó el CCT.

A varios electricistas de la Región Lagunera y otras secciones se les incorporó solidariamente por david en el Centro Nuclear.

Las negociaciones con el gobierno eran tortuosas. En septiembre de 1978 se anunció un acuerdo para resolver los problemas laborales. Se reunió el consejo nacional de la TD en Zacatecas 94. El 15 de septiembre, a través de un desplegado publicado en el Uno más Uno, la TD anunció que daba por concluida una etapa y se disolvió.

Al disolverse la TD vino la dispersión, el MAP intentó continuar, sin éxito, durante un breve lapso. A otro plazo la situación se volvió terrible. Pasaron 25 años de parálisis sindical total en el SUTERM. En 2000 los electricistas del SUTERM, apoyados por el SUTIN, irrumpieron en la escena nacional. 85 secciones, entre otras, valle de México, Chicoasén, Tuxtla Gutiérrez, Manzanillo, Tuxpan, Río Escondido, Cerro Prieto, Rosarito, Oaxaca y Oficinas Nacionales, se decidieron a disputarle la representación a Alcaine. No pudieron. Se cometieron varios errores, como confiar en Fox y su personero Whaley, y se dispersaron. Después nada. Con motivo de la desnacionalización y privatización eléctrica, nada.

A nivel general la situación es dramática. El sindicalismo mexicano vive adormilado en brazos del charrismo sindical, la enajenación es muy profunda, la inacción obrera predomina, se ha renunciado a luchar aún por las reivindicaciones inmediatas. La única excepción es el movimiento magisterial de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). La izquierda revolucionaria no existe, el movimiento obrero tampoco, a duras penas se navega sin rumbo. Las llamadas "izquierdas" no son tales.

En estas condiciones el gobierno de Peña Nieto desnacionalizó a la industria energética en 2013-14 para privatizarla. Salvo el FTE, nadie dijo nada. No había ningún movimiento organizado. El SUTERM, SUTIN, STPRM, SNTIMP y SME están usurpados y enajenados. Es necesario un trabajo serio en las bases, con una política consecuente. Hace falta la TD en un nuevo movimiento generalizado de insurgencia obrera y popular.
Sección Saltillo del SUTERM. FOTO: Tígre /TD SUTERM
Solidaridad con la TD del SUTERM. FOTO: Tígre /TD SUTERM






Esta página es construida por trabajadores del sector energía. La información contenida puede citarse total o parcialmente, mencionando la fuente.