Volumen 16, Número 332, marzo 20 de 2016
 


El gobierno quiebra a CFE



En 2015, las pérdidas netas de la CFE ascendieron a 93 mil 912 millones de pesos, duplicando las de 2014. El gobierno culpa a las "pérdidas" ocasionadas por el pasivo laboral y a la devaluación del peso. Omite las razones de fondo, es decir, la acelerada privatización eléctrica, el contratismo, la corrupción y la nefasta política eléctrica oficial tendiente a quebrar a la empresa eléctrica.
Arrasadora privatización en la generación, sigue la transmisión,
luego la distribución


Desnacionalización perniciosa

Sin ninguna insurgencia obrera en el sector, sin ninguna presencia de la izquierda de todo tipo, con plena agresión del imperialismo, Estado, gobierno en turno, empresarios y medios, asistimos al sueño largamente acariciado por el capital: destruir a la industria eléctrica nacionalizada, la misma que conquistamos los electricistas de la FNTICE, luego STERM; después Tendencia Democrática del SUTERM. En 1976 fuimos reprimidos militar y políticamente. Desde entonces, el desastre eléctrico ha sido persistente hasta el día de hoy.

Con la reforma energética imperialista de Hilary Clinton y Peña Nieto, apoyada por los partidos políticos, medios y aparatos del imperio tipo Wilson Center e ITAM, la industria eléctrica fue destruida. Las reformas constitucionales de 2013-14 cambiaron el régimen de propiedad que, siendo nacional volvió al régimen privado. El proceso había sido iniciado 37 años antes. La antes privatización furtiva pasó a ser privatización cínica.

Peña y su mal gobierno dijeron publicitariamente que no había tal privatización. Hoy, más del 64% de la generación eléctrica total a nivel nacional es privada. Internamente, la CFE depende de la energía que generan las transnacionales. En ambos casos, la privatización va acelerada y seguirá la transmisión y distribución eléctrica. La misma empresa CFE (antes industria) se debate en sus últimos momentos en plena quiebra.

Técnica, económica y financieramente, el gobierno ya quebró a la CFE. Solo falta hacer la correspondiente declaratoria. ¿Cuándo la harán? Cuando las transnacionales digan. Eso será una vez que se posesionen explícitamente del parque de generación y redes eléctricas. Mientras, la CFE seguirá aumentando las pérdidas, cada vez más incapacitada, en un proceso sistémico y degenerativo.

Cada vez mayores pérdidas

La empresa informó a los especuladores de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) que los usurpadores en turno están cumpliendo al pie de la letra la labor encomendada. Para eso sirven los personeros del ITAM e informadores personales del imperio.

Según el mencionado informe, la CFE tuvo "pérdidas netas por 93 mil 912 millones de pesos al cierre de 2015, con lo que duplicó las observadas en 2014, de 46 mil 832 millones de pesos" (Rodríguez I., en La Jornada, 1 marzo 2016, p.21).

La burocracia itamita dice que, el costo del pasivo laboral en 2015 ocasionó una pérdida (sic) de 68 mil 564 millones de pesos, y cambiaria, de 37 mil 369 millones de pesos.

Aún con una creciente pérdida de clientes, especialmente, los mayores consumidores que siguen emigrando hacia las empresas privadas, las ventas anuales de la CFE siguen siendo elevadas. Pero los costos de explotación, por cuantiosos pagos a las transnacionales, son asimismo muy elevados. Esta vez el saldo positivo fue de apenas 86 mil 461 millones de pesos.

Pero, considerando otros gastos de operación, los resultados netos son negativos

Por ventas totales en 2015, la CFE obtuvo 306 mil 864 millones de pesos, cantidad menor a la de 2014, lo que comprueba que ha habido afectación por la pérdida de clientes. En cambio, la pérdida por gasto laboral se disparó en 68 mil 564 millones de pesos, la depredación en 45 mil 252 millones de pesos y un aumento en los gastos administrativos.

Esa "justificación" de la burocracia itamita, omite las razones de fondo.

Política eléctrica oficial nociva

Tres, solamente tres, hechos que afectan gravemente a la CFE son: Uno, el elevadísimo costo de explotación derivado del pago puntual y reiterado a las transnacionales que generan para la empresa. Las corporaciones invirtieron en dólares y, seguramente, reciben sus pagos en la misma moneda o, aunque sea, en pesos equivalentes, lo que aumenta la sangría a los recursos obtenidos por la CFE, que siendo cuantiosos apenas alcanzan para pagar a las transnacionales. Esta situación se agravará más, pues, sigue aumentando la potencia eléctrica transnacional, ahora con una nueva central de alta potencia para Iberdrola de España en Escobedo, S.L.P.

Dos, se sigue neciamente con la política de utilizar gas natural, del que carece el país, para la generación eléctrica privada. La CFE importa carísimo este gas y lo suministra seguro y barato a las corporaciones. Se trata de un regalo excesivo e innecesario.

Tres, la CFE sigue asumiendo la mayor parte del subsidio eléctrico a los consumidores domésticos. El gobierno no cumple con sus deberes y carga el costo al exiguo presupuesto de la CFE. Peor aún, también se subsidia a los grandes industriales con reducciones sustanciales a los precios con que les vende la electricidad.

Aparte están el contratismo y la corrupción sistémica de empresa y charros sindicales.

En tales condiciones, no hay empresa pública en el mundo que pueda resistir al embate neoliberal. Peña Nieto hace lo que conviene al capital. Para eso desnacionalizó a las industrias energéticas. Por ese camino, muy pronto, Iberdrola de España desplazará a la CFE.

A la lucha proletarios

El gobierno sigue haciendo barbaridades porque no tiene enemigo al frente. Salvo el FTE, todos los demás callan. Eso no es correcto. Está en el orden del día articular a la insurgencia obrera, empezando por los propios electricistas del SUTERM, para volver a nacionalizar a la industria eléctrica. Los charros nunca lo harán, al contrario, se opondrán. Eso plantea la lucha decidida por la democracia obrera.

La tarea atañe a todo el pueblo y es urgente. Después será más difícil aún. Se debe empezar ya, mucho tiempo se ha perdido.


Ref.: 2016, elektron 16 (63) 1-2, 3 marzo 2016, FTE de México.






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