Volumen 15, Número 325, diciembre 5 de 2015
 


ATP, ruindad contra la nación



El imperio y Peña Nieto siguen humillando a la nación. Desnacionalizaron a las industrias petrolera, del gas, petroquímica, eléctrica y de telecomunicaciones. Impusieron reformas constitucionales perniciosas y una legislación secundaria antinacional. Ahora, a espaldas de todos, acordaron incorporar dichas reformas regresivas al Acuerdo de Asociación Transpacífico. Pretenden hacer irreversible el descomunal despojo y la entrega del patrimonio energético de la nación al capital privado.
Arboles solares. FOTO: Conacyt


La privatización energética en el ATP

"Las reformas estructurales en energía y telecomunicaciones quedaron incorporadas en el Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP) que México negoció con 11 países, y con ello se garantiza su permanencia, aseguró ante decenas de empresarios Herminio Blanco Mendoza, subsecretario de comercio durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y quien encabezó las negociaciones de México en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) (González S., en La Jornada, p.32, 27 noviembre 2015).

"Las grandes reformas que ha logrado el presidente Enrique Peña Nieto, aprobadas por el Congreso, ahora quedan incorporadas al tratado, y esto sin lugar a dudas da permanencia a las reformas energética y de telecomunicaciones, destacó Herminio Blanco al moderar un panel sobre el ATP en la Reunión Anual de Industriales 2015, en el que participaron el subsecretario de comercio exterior de la Secretaría de Economía, Francisco de Rosenzsweig, y representantes de Canadá, Japón y Nueva Zelanda, tres de las naciones involucradas en el acuerdo.

"El subsecretario mencionó que en las negociaciones del ATP se reflejó el marco institucional y legal que tenemos hoy en día, no sólo para los sectores de energía y telecomunicaciones, sino para cualquier otra actividad que tenga mayor apertura que cuando se negoció el TLCAN".

Traición sin límites

La desnacionalización energética de Peña Nieto significa una gran perversidad contra la nación. De un manotazo terminó con las dos principales conquistas de la posRevolución mexicana, hechos logrados por los trabajadores y pueblo en lucha. La Expropiación Petrolera de 1938 y la Nacionalización Eléctrica de 1960 fueron destruidas por un grupo mafioso apoderado del gobierno. La nación NO les dio ese mandato, los votantes tampoco. Pero el PRI, PAN, PVEM y Panal apoyaron al hombrecillo que "gobierna" a México en nombre y representación del imperio.

La medida ha sido drástica, lo ha reiterado el FTE desde el primer momento.

Lamentablemente, casi nadie dijo ni ha dicho nada. Todos siguen calladitos. Por lo mismo, tampoco casi nadie quiere organizarse y menos luchar.

Hay mexicanos que sí quieren, pero literalmente, no pueden. Unos, están secuestrados por el charrismo sindical en sus propias organizaciones. Otros, tienen otras prioridades, como lograr puestos de representación popular ilusionados por la vía electoral. Otros más, la mayoría están impedidos por ser desempleados y subempleados, eso los obliga a vivir "al día", o bien, están con algún padecimiento. Otros más, se dedican solo a la grilla. Los jóvenes están ajenos a lo que ocurre en su patria.

Queda una minoría la que está en posibilidades de hacer algo. Muchos, en los medios, trabajan pero contra la nación, muchos de ellos mercenarios y mariguaneros. Los llamados intelectuales prefieren vivir debajo de la cama, los universitarios encerrados en seis paredes, en cocteles y ocurrencias frívolas.

Queda una minoría más pequeña aún, en estos momentos, los maestros de la CNTE que enfrentan al régimen con motivo de la reforma antieducativa de Peña Nieto. También algunos periodistas. En el sector energético, no hay nada. A excepción del FTE, los petroleros (STPRM; SNTIMP) callados, los electricistas del SUTERM callados, los nucleares del SUTIN callados. Los otros electricistas (SME) entretenidos porque el gobierno los hará empresarios eléctricos privados.

Es en tales circunstancias que, en la megalomanía de grandeza, Peña busca afirmar sus barbaridades en leyes nacionales y tratados internacionales. Es el caso del ATP.

El imperialismo y Peña Nieto saben que lo que hicieron en 2013-14 y posteriormente es de enorme importancia para el capital. Lograron derrumbar un largo sueño de la nación. La reforma energética significa el cambio en el régimen de propiedad en sectores estratégicos de la producción. Estos, de ser de propiedad nacional, lo que implica la propiedad colectiva de la nación, ahora han vuelto a ser de propiedad privada.

Peña y el imperio, por tanto, pretenden que este cambio sea "eterno", irreversible, "imposible" de volver atrás. Es lógico, entonces, que lo reafirmen dentro de la legalidad burguesa.

Esto es muy grave para la nación. Pero no es un destino inevitable. Hoy imponen la barbarie porque la relación política de fuerzas nos es ampliamente desfavorable, prácticamente, no tienen enemigo al frente.

Pero esto no será así siempre. No es una frase más ni tan solo una aspiración ética. Hay manera de que las condiciones cambien. El FTE lo ha proclamado incansable. Necesitamos organizarnos con la fuerza de la energía, abanderados por nuestro programa, con una organización estructurada y entrelazada en todo el territorio nacional y con dinámica concreta e independencia de clase.

¿Por qué no se ha hecho? Porque no hemos podido ni nos hemos decidido. Cuando lo hagamos la mayoría de la nación, el escenario será diferente. El FTE no puede ni debe sustituir a los demás. Modificar la relación política de fuerzas no es algo mecánico ni lineal, cuenta mucho la política y contará más la necesidad social. La re-nacionalización energética se hará porque es necesaria.

Peña Nieto y los personeros de Salinas y el imperio podrán decir lo que quieran, pero no están por encima de las clases sociales ni definen a la lucha de clases. Hoy son sátrapas viles, actúan en la oscuridad y en secreto, pero su tiranía es finita.


Ref.: 2015, elektron 15 (327) 1-2, 27 noviembre 2015, FTE de México.






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