Volumen 15, Número 321, octubre 3 de 2015
 


Saqueo y destrucción en Palmira



Extremistas destruyen el templo de Bel, el mayor complejo dentro de la zona arqueológica de Palmira, en Siria. También redujeron a polvo ocho torres funerarias. ¿Qué ganan con la destrucción de antigüedades? Dinero de las piezas que saquean y venden en Europa, luego destruyen los templos para evitar evidencias. El saqueo es a alta escala, denuncia la Unesco. Peligran más monumentos, bajo el Arco monumental los mercenarios han colocado explosivos. Luego seguiría la masacre contra mujeres y niños.


Proyecto del imperio y la OTAN

La destrucción impune de zonas arqueológicas, saqueo a museos y quema de libros es muy impactante mediáticamente. Eso les gusta mucho a los sicópatas que, en nombre de un falso islamismo, aterrorizan a la población en Medio Oriente y norte de África. La nota roja les encanta y ellos mismos suben a internet sus crímenes de ejecuciones en vivo contra condenados indefensos.

Pero no se trata solo de la destrucción arqueológica. Lo que se pretende es destruir a Siria, Irak, Irán y otros países.

El Estado Islámico (EI), también conocido como ISIS o ISIL es un grupo formado por el imperialismo norteamericano y sus aliados en Europa y en Medio Oriente. Es una parte de la política de Estados Unidos, la OTAN e Israel, mismos que apoyan con armas a los mercenarios.

Siria es un país declarado enemigo del imperio y, por lo mismo, este tiende a destruirlo. De lograrlo, seguiría Irán, habiendo destruido previamente a Irak y Afganistán.

Los intereses imperialistas consisten en el dominio militar de la región y la apropiación privada del petróleo, gas, minerales y agua.

La ofensiva es típica para desestabilizar a cualquier país. En Siria los mercenarios se introdujeron fingiendo descontento contra el régimen, el imperio les dio apoyo logístico, financiero y militar para que se desarrollaran. Lo mismo ha ocurrido en otras partes.

De manera que la destrucción arqueológica, que constituye un crimen contra la humanidad, es solo una parte de los objetivos geopolíticos del imperio. La destrucción arqueológica tiene como objetivos el saqueo en alta escala y la obtención de recursos económicos, al tiempo que destruye la identidad cultural del pueblo, borrando la historia en nombre del extremismo religioso.

Crimen contra la humanidad

"La milicia extremista Estado Islámico (EI) destruyó el templo de Bel, que es parte del mayor complejo dentro de las ruinas arqueológicas de la ciudad siria de Palmira, informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (Dpa, Reuters, en La Jornada, p.10, 31 agosto 2015).

"El templo forma parte del sitio arqueológico declarado patrimonio de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y fue construido en el primer siglo después de Cristo.

"El templo de Bel se encuentra fuera de la zona principal de la antigua ciudad y su cámara principal (cella) se encontraba muy bien preservada. Se desconoce la extensión de los daños en el templo, dijo el Observatorio al citar a fuentes ubicadas en el área".

"Una serie de imágenes satelitales ha confirmado que el EI destruyó el antiguo templo de Bel, el más icónico de la antigua ciudad siria de Palmira. Según concluyó un grupo de expertos de la ONU, los datos fotográficos corroboran los informes del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos sobre una demoledora explosión en el recinto (Rusia Today, en Cubadebate, 1 septiembre 2015).

"No queda prácticamente nada de este monumento histórico ni tampoco del templo de Baal Shamin, ambos de casi dos milenios de antigüedad, dijeron los analistas, citados por The Washington Post".

Destruidas 8 torres funerarias

"El grupo yihadista EI hizo saltar por los aires tres de las célebres torres funerarias de Palmira en Siria, mostrando una vez más su voluntad de destruir todos los vestigios de esa ciudad antigua (Afp, en La Jornada, p.3, 5 septiembre 2015).

La guerra del imperio y sus aliados contra Siria ha ocasionado cientos de miles de víctimas y más de 4 millones de desplazados, con un éxodo masivo hacia Líbano, Turquía y Europa. Además, ha habido consecuencias devastadoras contra el patrimonio cultural.

Esta vez, los yihadistas "hicieron estallar tres de las torres funerarias, las que estaban mejor conservadas, las más bellas, indicó el jefe de las Antigüedades sirias, Maamoun Abdelkarim.

"Se trata de las célebres tumbas de Elahbel, de Jamblique y de Khitot, construidas por ricas familias de la antigua Palmira y que simbolizaban el desarrollo económico de la ciudad en los primeros siglos de nuestra era, añadió.

"Palmira es conocida por sus torres funerarias que son características de la arquitectura de la ciudad, recordó. Según él, cada torre, de unos 40 metros cuadrados, tenía su especificidad.

"Jamblique (83 d.C.) está ricamente decorada con frescos, la de Elahbel (103 d.C.) es la más célebre y la mejor conservada, y la de Khitot es la más antigua (44 d.C.) y contenía una escultura de un hombre con su familia, precisó Abdelkarim.

"Los monumentos funerarios están situados en el Valle de las Tumbas y son testimonio de los extraordinarios métodos de decoración y construcción de aquella civilización, según la web de la Unesco".

A las obras pre islámicas los extremistas las consideran objetos de idolatría y por eso las destruyen. Lo que ahora sigue ocurriendo se había alertado tiempo ha. Pero el mundo ha preferido mirar en silencio y con los brazos cruzados mientras se borra impunemente la memoria siria, han criticado con razón arqueólogos y expertos.

No basta condenar estos crímenes, se necesita la movilización popular para detener la guerra que, desde 2011, ha destruido a más de 900 piezas arqueológicas. La guerra imperialista y mercenaria es el mayor crimen. Los pueblos del mundo debemos movilizarnos contra esa guerra.

¿Qué ganan los extremistas?

Robert Fisk, del diario inglés The Independent ha hecho preguntas claves sobre la destrucción arqueológica en Medio Oriente.

"¿Por qué el EI hace volar en pedazos los magníficos artefactos de la historia antigua de Siria e Irak? La arqueóloga Joanna Farchakh tiene una respuesta única para este crimen único. En primer lugar, el EI vende las estatuas, los rostros de piedra y los frescos que tienen demanda entre compradores internacionales. Cobra el dinero, entrega las reliquias y hace estallar los templos y edificios de donde estas piezas provinieron para ocultar la evidencia de lo que fue saqueado (Fisk R., en La Jornada, 5 septiembre 2015).

"Las antigüedades de Palmira ya están a la venta en Londres, aseveró la arqueóloga libanesa-francesa. Los objetos que el EI se ha robado de Siria e Irak ya están en Europa, ya no se encuentran en Turquía, que es donde fueron llevados en un principio. “Salieron de ahí hace mucho tiempo. La destrucción esconde los ingresos del Daesh (EI), que vende los objetos antes de destruir los templos que los alojaban.

"Tienen algo invaluable qué vender y después destruyen el sitio de donde lo sustrajeron; y esta destrucción tiene el objeto de ocultar el nivel de robo. Se destruye la evidencia. Así nadie sabe qué fue lo que se sacó y qué fue lo que se destruyó, dijo la arqueóloga".

Peligran el teatro y el mercado

“Entonces todos gritaron ‘¡Oh, no! ¿Qué vendrá después? ¿Será el templo Bel?’, y eso fue lo que hicieron. No habrá más destrucción de Palmira, la estrategia será diferente. Se irán hacia el Gran Teatro Romano y luego al mercado de Ágora (un famoso patio rodeado de columnas). Tienen toda una ciudad qué destruir; y han decidido tomarse su tiempo.”

"Farchakh cree que entre más tiempo se tomen con la destrucción, más subirán los precios de las piezas en los mercados internacionales. El mensaje de la arqueóloga es que el EI está en el negocio de las antigüedades, y este es un mensaje con el cual manipula al mundo al dramatizar la destrucción. Los medios no difunden noticias sin que haya un evento detrás. Primero, Daesh le da sangre a los medios. Cuando éstos deciden no difundir más sangre, el grupo les da la destrucción de la arqueología. El día que esto ya no llame la atención se irán sobre las mujeres y los niños".

La arqueóloga señaló que, en cualquier crisis política, los dictadores erigen su poder en la evidencia histórica. Pero el EI va más allá.

“En vez de erigir su poder sobre objetos arqueológicos lo está haciendo sobre la destrucción de los mismos. Usa una versión opuesta del método. No habrá un ‘antes’ en la historia ni un ‘después’. Lo que está diciendo es: ‘No hay más que nosotros’. La gente de Palmira puede comparar el ‘antes’ y el ‘después’ en este momento, pero en 10 años ya no podrán comparar porque no habrá quien recuerde. Ya no habrá memoria”.

Respecto a las antigüedades, Farchakh dice: “Cada una de las antigüedades de Palmira que el EI ha vendido no tiene precio. Se está haciendo de miles de millones de dólares. El mercado está ahí y tomará lo que sea que se le ofrezca y pagará el precio que se le exija. El Daesh está ganando con cada paso que da, y con cada destrucción”.

Saqueo en alta escala

La Unesco declaró en Sofía, Bulgaria, que el EI realiza un saqueo arqueológico en alta escala.

"Las imágenes de satélites y el flujo de objetos antiguos observado en los mercados clandestinos son la prueba de un "saqueo a escala industrial", a través de "miles de excavaciones arqueológicas ilegales", alertó la directora general de la Unesco, Irina Bokova, en rueda de prensa en Sofía (Afp, en La Jornada en línea, 16 septiembre 2015).

"Siria es considerada la cuna de la civilización humana y es el hogar de algunos de los monumentos más valiosos del mundo antiguo, entre ellos seis sitios del patrimonio mundial de la Unesco.

"Más de 900 monumentos y sitios arqueológicos han sido saqueados, dañados o destruidos en cuatro años de guerra civil, afirmó la Asociación para la Protección de la Arqueología en Siria, que señala que el fenómeno se intensificó desde la aparición del Estados Islámico.

"Paralelamente a las destrucciones de carácter ideológico de los sitios milenarios, el EI se libra a un importante tráfico de objetos antiguos, excavados sin contemplaciones en este país en el que abunda el patrimonio histórico.

"Irina Bokova describió la destrucción en Palmira como un delito contra la civilización porque era un símbolo del diálogo cultural. Por su parte, el director de antigüedades de Siria, Maamun Abdulkarim, estimó que no es simplemente la historia de Siria la que tratan de destruir, sino una página de la historia de la humanidad".

El arco monumental amenazado

La gravedad de los hechos es intolerable. Peor aún, amenaza con seguir. Pareciera que los extremistas preparan otras repudiables acciones, con el timming que consideren apropiado a sus conveniencias económicas y mediáticas.

"Milicianos del grupo EI cavan túneles debajo el histórico arco monumental en la milenaria Palmira y colocan cargas explosivas en un nuevo intento por continuar destruyendo el patrimonio cultural universal de esa ciudad siria (PL, en La Jornada, p.6, 8 septiembre 2015).

"El nuevo tesoro arquitectónico amenazado es una obra que data del siglo III y permitía el paso a la gran avenida de las Columnatas, una de las joyas que atesora Palmira declarada Patrimonio de la Humanidad en 1980, por la Unesco".

Destruir piezas únicas es inaudito, perder la memoria histórica es una tragedia, seguir con la guerra absurda es demencial. El asunto no es religioso sino político. Los responsables son los mercenarios apoyados por sus patrocinadores.


Ref. 2015, elektron 15 (262) 1-4, 22 septiembre 2015, FTE de México.
Templo de Bel en Palmira, Siria. FOTO: web commons.wikipedia.org
Arco monumental en Palmira, 5 agosto 2010. FOTO: Reuters






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