Volumen 15, Número 305, marzo 25 de 2015
 


Huelga de jornaleros agrícolas



Cansados de tantos abusos, decenas de miles de jornaleros agrícolas de 230 ranchos en el Valle de San Quintín, se fueron a la huelga mediante la acción directa, paralizaron a la península de Baja California y bloquearon la carretera Transpeninsular desde Tijuana a La Paz. La Policía Federal los reprimió, allanó viviendas y detuvo a cientos. Los huelguistas trabajan hasta 18 horas diarias y no conocen los sueldos ni condiciones en que laboran porque, aunque pagan cuotas sindicales, nunca han visto a sus líderes. Son charros sindicales de la CTM y de la CROC. Los trabajadores y sus familias son víctimas de patrones, gobierno y charros. Como hace 100 años el Estado tolera condiciones laborales infames.


La revuelta del 17 de marzo

En la Baja California, que una vez fue tomada por los magonistas y declarada socialista, hace ya más de 100 años, se produjo una importante protesta de uno de los sectores más empobrecidos: los jornaleros agrícolas. Pareciera que el tiempo se congeló. Hace más de un siglo millones de mexicanos se fueron a la Revolución Mexicana, interrumpida violentamente y traicionada pero, para muchos, inexistente. Más de 1.5 millones de mexicanos (as) murieron en combate y, ¿qué ha pasado? Que Carranza y sus sucesores siguen solapando infames condiciones laborales.

Los jornaleros agrícolas trabajan y viven en Baja California en calidad de semi esclavos. No obstante, sin derechos ni organización sindical, están protagonizando un importante hecho político: revelarse, así sea espontáneamente, contra el capital y sus gobiernos.

“Jornaleros agrícolas del Valle de San Quintín bloquearon la madrugada de este martes (17 de marzo) la carretera Transpeninsular (la única que comunica a toda la península, de Tijuana, Baja California, a La Paz, Baja California Sur), en demanda de mejores condiciones laborales y respeto a sus derechos humanos (La Jornada de Baja California, en La Jornada, p.32, 18 marzo 2015).

“Los bloqueos fueron en 12 puntos de la vía a lo largo de casi 90 kilómetros, lo que paralizó el sur de la península en pleno inicio de cosecha.

“San Quintín es uno de los valles agrícolas más importantes del país por el volumen de sus exportaciones y la cantidad de trabajadores (estimada en 60 mil), de los cuales unos 10 mil participan en el bloqueo.

“Los jornaleros, que recogen fresa, cebollín, espárragos, jitomate y frutos rojos para el mercado estadunidense, han centrado sus protestas en los campos más grandes, propiedad de 12 familias, entre ellas la del secretario de Fomento Agropecuario de la actual administración, Manuel Valladolid.

“Encabezados por la Alianza de Organizaciones del Valle de San Quintín, los jornaleros demandan que se revoquen los contratos de protección que la patronal tiene con la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pago de prestaciones y respeto a las madres trabajadoras.

“Dueños de campos agrícolas, entre ellos el llamado Los Pinos –de 30 mil hectáreas, propiedad del ex secretario de Fomento Agropecuario Antonio Rodríguez–, tienen un contrato que les permite pagar apenas 10 pesos por caja de fresa pizcada (los jornaleros demandan 30); ocho pesos por cada cubeta de tomate y 17 por una jarra de moras.

“Buena parte de los jornaleros que participan en los bloqueos provienen del sur del país, principalmente de Oaxaca, y llegaron al valle como jornaleros agrícolas de temporal. Con el tiempo formaron comunidades y poblados cerca de los ranchos donde se empleaban.

“El secretario general de Gobierno del estado, Francisco Rueda Gómez, descartó reprimir a los cientos de jornaleros que bloquean la carretera transpeninsular entre Punta Colonet y Santa María, en el municipio de Ensenada”.

¿Qué piden los jornaleros? Peticiones mínimas, como hace 100 años.

En la mesa de negociación se discuten otras demandas, como el respeto al derecho de antigüedad, el pago de todas las prestaciones, incluidos séptimo día y festivos, así como horas extras. También la exigencia del respeto de los derechos a las madres trabajadoras de seis semanas antes y después de un parto, el otorgamiento de cinco días de descanso con goce de sueldo a los hombres que se conviertan en padres, la cero tolerancia al acoso sexual a mujeres por los mayordomos de los ranchos.

La inmediata represión

Rueda Gómez (PAN) se mordió la lengua. Descartó la represión y fue lo primero que hubo. Todo el guión, igualito que hace 100 años. Los gobiernos en turno, sean del PRI o del PAN tienen muy aprendidos los procedimientos.

“Alrededor de las 20 horas el Ejército Mexicano quitó las barricadas que instalaron los jornaleros en los alrededores del centro de gobierno de San Quintín”.

Rueda Gómez dijo que, “lo primordial es garantizar la seguridad en la zona y que se respeten los derechos de la población en general”. ¡Todo un vulgar demagogo!

“Policías federales y estatales dispersaron con gases lacrimógenos y balas de goma a jornaleros agrícolas que exigían ante el Centro de Gobierno de San Quintín la liberación de 30 de sus compañeros detenidos entre la tarde del martes (17 de marzo) y la madrugada del miércoles (18 de marzo), después de una manifestación efectuada para reclamar mejores condiciones laborales. Los detenidos suman más de 200, y mil 200 agentes vigilan la zona (La Jornada de Baja California, en La Jornada, p.32, 19 marzo 2015).

La madrugada de ayer, agentes ministeriales allanaron viviendas para llevarse a varios hombres, denunciaron la jornalera Isabel Monroy y la Alianza de Organizaciones Nacionales, Estatales y Municipal por la Justicia Social.

“Por la mañana, un contingente partió del poblado Colonia Lázaro Cárdenas por la carretera Transpeninsular, a unos kilómetros de la delegación de gobierno de San Quintín, donde demandó la liberación de sus compañeros.

“Sin embargo, los policías los dispersaron con balas de goma y gases lacrimógenos. Más de 170 personas fueron detenidas, entre ellas varias mujeres y 25 menores de edad, confirmó la Procuraduría General de Justicia del Estado.

“Se les acusa de vandalismo, obstrucción y daños a las vías generales de comunicación. Hasta la tarde de ayer 50 habían sido remitidos a la Procuraduría General de la República (PGR) y el resto al Ministerio Público del fuero común”.

Gobierno al servicio de patrones

Luego de la represión policíaca, usada para “ablandar” al movimiento, se instaló una “mesa de diálogo” y, de inmediato, el gobernador Francisco “Kiko” Vega (PAN) descartó participar.

Parece que el movimiento no le importa mucho. Más tarde, se reunió 30 minutos pero la huelga lo obligó a sentarse a la Mesa. “En el sur de Ensenada hay más de 60 mil campesinos que trabajan en campos y empresas agrícolas que son los principales productores de la entidad”.

La protesta es “contra las condiciones laborales en los campos del Valle de San Quintín: jornadas hasta de 16 horas sin pago de tiempo extra, falta de seguridad social, malos tratos y acoso sexual a las mujeres por parte de los capataces.

“Antes de las manifestaciones, la alianza de jornaleros había presentado un pliego petitorio a las autoridades estatales y federales, pero tras señalar que no recibían respuestas favorables, decidieron tomar la carretera.

“La intención, dijeron, es recuperar la dignidad a la vista de la población del Valle de San Quintín, que este reanudó sus actividades tras la revuelta, que duró casi 24 horas”.

¡Bravo por los compañeros (as)! Sí, el movimiento es de dignidad. Son hechos vergonzosos que, sin embargo, le dicen poco al capital. El gobierno local “alertó” contra la participación de elementos ajenos. Lo mismo de siempre, en todas partes los gobiernos simulan ver fantasmas. Lo que les preocupa es que los jornaleros entren en relación con políticas auténticas, el Estado pretende que sigan agachados y bajo su tutela para seguirlos traicionando otros cien años. Mientras, el gobierno panista, con apoyo militar y policíaco, reprimió a los jornaleros.

“Policías ministeriales trasladaron de San Quintín al puerto de Ensenada a 25 jornaleros detenidos durante las protestas que realizaron en esa localidad para denunciar las condiciones de esclavitud en los campos agrícolas y demandar mejoras (La Jornada de Baja California, en La Jornada, 20 marzo 2015).

“Después de viajar cerca de 185 kilómetros en las cajas de camionetas pick-up, los campesinos fueron llevados a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado, las cuales quedaron cercadas por agentes municipales.

“La mayoría de los 200 arrestados por la policía quedaron libres y sólo 25 fueron canalizados a la agencia del Ministerio Público del fuero común por daños en propiedad ajena, pues durante la manifestación se cometieron saqueos a comercios y destrozos en inmuebles públicos y privados.

“La PGR no ha dado a conocer el número de detenidos durante las manifestaciones ni su situación legal. Enfrentarán cargos por obstrucción y daños a las vías generales de comunicación por bloquear la carretera Transpeninsular”.

La dignidad de los jornaleros

“Quisimos mostrarnos, que nos vieran y comprendieran que los jornaleros somos hombres y mujeres de carne y hueso, no sólo manos para trabajar el campo. Tenemos rostro, nombre y familia; somos decenas de miles, porque junto a nosotros están nuestros hijos también jornaleros, como lo han sido nuestros padres”, dijo Fidel Sánchez Gabriel, uno de los líderes del movimiento más grande de trabajadores agrícolas que se haya registrado en el Valle de San Quintín, en el municipio de Ensenada, Baja California (Arriaga G. A., en La Jornada, p.2, 21 marzo 2015).

“El dirigente de la Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social, explicó así la estratégica acción de bloquear durante más de 26 horas 120 kilómetros de la carretera Transpeninsular y declarar el paro general de labores, que aún continúa en los ranchos agrícolas de la región desde la madrugada del pasado martes.

“–¿Tienen la fuerza para alcanzar el triunfo de sus demandas?

“–Es nuestra esperanza: hacerles comprender que somos 80 mil trabajadores agrícolas, quienes con nuestro trabajo generamos una gran riqueza en todo el valle (de San Quintín). De uno en uno nos ven débiles, pero ahora saben que somos muy fuertes, porque somos muchos y estamos unidos”.

¿Qué han logrado en lo inmediato los huelguistas? Algo muy sencillo e inédito: que autoridades de los tres niveles de gobierno escuchen sus demandas en una mesa de diálogo. Ese logro es muy simple pero simbólico, aún cuando sea 100 años después de la Revolución. Eso revela lo que son, y han sido, patrones y gobierno: enemigos acérrimos de los trabajadores.

También, “pudieron liberar a casi todos los jornaleros acusados por la PGR de ataque a las vías de comunicación (la mayoría de un total de 170, restan 25); se respetará su derecho a construir un sindicato independiente y obtendrán la afiliación masiva al Seguro Social. Las negociaciones continúan”.

“Nos sentíamos burlados porque desde el año pasado el gobernador Francisco Vega de Lamadrid nos hizo creer que tendríamos diálogo, sin que tuviese intención de cumplir su palabra, comentó. Desde enero pasado ni siquiera respondía a la solicitud de audiencia.

“La gente está encabronada, había dicho otro de los líderes del movimiento jornalero, en la multitudinaria asamblea que tuvieron en un paraje de San José Copala, 20 kilómetros al norte de San Quintín, para deslindarse de provocadores que seguían cometiendo desmanes, después de que el día anterior saquearon mercados y destruyeron negocios.

“En esta lucha participan decenas de miles de jornaleros agrícolas de todas las edades, desde ancianos hasta adolescentes, así como muchas mujeres mestizas e indígenas de varias etnias, en su mayoría mixtecas y triquis, algunas visten sus largos vestidos rojos y cargan en brazos a sus hijos pequeños.

“En español y en sus lenguas maternas, gritan las consignas que enarbola el movimiento y forman parte de un pliego petitorio que hace recordar el porfiriato: revocación del contrato colectivo de trabajo firmado por la CTM y la CROC con la asociación de agricultores, por las graves violaciones a nuestros derechos laborales y humanos; afiliación al IMSS; pago de prestaciones de ley; un día de descanso a la semana, jornada de ocho horas y pago de horas extras y días festivos conforme a la ley; aumento de salario; cese de la discriminación y maltratos; cese del acoso sexual a las mujeres por los capataces

“El movimiento de jornaleros del sur de Ensenada, que se detonó a las tres de la madrugada del martes 17 de marzo, alcanzó magnitud histórica, que sorprendió al gobierno en sus tres niveles, a las fuerzas policiacas y militares, a los poderosos patrones de los ranchos agrícolas, a empresarios en general, a la población entera.

“Durante dos días consecutivos controlaron toda la región del Valle de San Quintín, al sostener por más de 26 horas el bloqueo de la carretera Transpeninsular. Aún se aprecian en esos 120 kilómetros los manchones de las quemas de llantas y rastros de las barricadas de piedras en más de medio centenar de puntos de bloqueo en la carretera, desde la desviación al ejido Eréndira hasta la colonia Santa María, a la altura del Rancho Los Pinos, esto es, del kilómetro 80 al 210 de la ruta Ensenada-La Paz.

“En ese tramo, la vista se perdía en un paisaje de extensos sembradíos de fresa, tomate y hortalizas, sin descubrir a un hombre o a una mujer trabajando en esos campos donde se ubican 20 de los más grandes ranchos productores de hortalizas y de 80 por ciento de tomate y fresa de que se cultiva en la región y se exporta a Estados Unidos.

“Entre esos ranchos destacan Driscoll, trasnacional estadunidense; BerryMex, el mayor latifundio extranjero entre Eréndira y San Quintín; Los Pinos, del ex secretario de Fomento Agropecuario de Baja California y compadre del ex presidente Felipe Calderón; Rancho Agrícola Camalú, de la familia Silva; Rancho Valladolid, propiedad de Manuel Valladolid Salmeadura, actual secretario estatal de Fomento Agropecuario; Rancho de los Hermanos García, de Camalú, y el Rancho Castañeda, propiedad de la familia del actual delegado municipal de Camalú, Juan Manuel Castañeda Cisneros.

“El paro laboral ocurre justo en la temporada de pizca de tomate y de fresa, dos de los cultivos de exportación más rentables, que generan, a la vez, decenas de miles de empleos con sueldos miserables y la gran acumulación de riqueza en unas cuantas manos.

“La región produce, tan sólo de fresa, 85 mil toneladas al año, con un rendimiento de 46.7 toneladas por hectárea, el más alto del país, según información de Fomento Agropecuario del estado.

“Este viernes (20 de marzo) algunos jornaleros fueron a la pizca. Dice Fidel Sánchez que 10 por ciento de los 80 mil que paralizaron labores regresaron a trabajar, como muestra de buena voluntad para que no se pudra la fresa, pero el paro general continúa hasta que se firmen los acuerdos de la mesa del diálogo.

“Lentamente empiezan a normalizarse las actividades comerciales, productivas y de servicios en el sur del municipio de Ensenada, donde las manifestaciones de los jornaleros paralizaron la economía desde la madrugada del martes 17 al mediodía del jueves 19, tiempo en que permanecieron cerrados los establecimientos comerciales y restaurantes, casi la totalidad de las empresas, desde las instituciones bancarias hasta las tiendas de abarrotes en todos los poblados y ciudades del valle; las gasolineras no dieron servicio; cerraron las oficinas de gobierno y desaparecieron durante gran parte de ese tiempo las autoridades delegacionales y las policías municipales; cerraron las escuelas, desde jardines de niños hasta universidades.

“Jamás había sucedido algo así. No hubo gobierno para nadie. Ni los militares atendieron mi llamado de auxilio, dijo Basilio Hernández, propietario del Mercado El Reloj, del poblado de Camalú, saqueado y destruido por los vándalos durante nueve horas sin que interviniera la autoridad”.

La lacra del sindicalismo falso y charro

El vandalismo, saqueos y provocaciones los organizaron los grupos de choque de la CTM y de la CROC. Estos son los charros sindicales que operan con la complacencia de patrones y gobierno. Como está por terminárseles el negocio, coletean con la violencia. Los jornaleros no conocen a “sus sindicatos”, ni a “sus líderes charros”, vaya, ni siquiera saben cuáles son sus sueldos, de condiciones laborales y sociales solamente saben que no las tienen.

“Los jornaleros que tienen semiparalizado el Valle de San Quintín, el segundo más grande del país, obligaron al gobierno estatal a dialogar (incluido el gobernador), tras movilizar a 30 mil de sus compañeros y bloquear durante más de 26 horas la carretera Transpeninsular, única vía que cruza el área desde Tijuana hasta Los Cabos (Heras A., en La Jornada, p.3, 21 marzo 2015).

“Aunque 25 de los participantes en las movilizaciones están todavía detenidos –después del desalojo con balas de goma y gases lacrimógenos de la madrugada del miércoles (18 de marzo)–, en la mesa de negociaciones los jornaleros consiguieron este viernes (20 de marzo) quitarse de encima a la CTM y a la CROC, quienes son los titulares de los contratos de protección de los campos agrícolas.

“En una de las minutas de las negociaciones que se desarrollan en las oficinas del gobierno estatal en San Quintín (el valle es la zona más al sur del municipio de Ensenada), se estableció que los trabajadores podrán contar con su propia organización y firmar los contratos directamente con los propietarios de los campos, al margen de los sindicatos de las organizaciones priístas.

“Uno de los diques que han encontrado históricamente los jornaleros para lograr mejores condiciones de vida no son sólo los sindicatos blancos, sino el hecho de que funcionarios de varias administraciones estatales son dueños de algunos de esos ranchos donde se les maltrata y violan sus derechos humanos.

“De hecho, son algunas de las trasnacionales las únicas que cumplen con la afiliación de sus trabajadores al IMSS. Según las cifras oficiales, unos 11 mil jornaleros de los 42 mil registrados son trabajadores permanentes del campo, mientras la clasificación del resto es de trabajadores eventuales. Los líderes de los movilizados hablan de unos 80 mil en la zona.

“Antes de este conflicto –que paralizó los 230 ranchos agrícolas (aunque 12 concentran la producción a gran escala)– se anunció la creación de una organización emergente de la comunidad indígena agrícola, la Alianza de Organizaciones Nacionales, Estatales y Municipales por la Justicia Social del Valle de San Quintín y, con ella, una lista de exigencias que evidenciaron los rezagos sociales y las condiciones laborales de los trabajadores del campo.

“Trascendió que está por integrarse un sindicato independiente de trabajadores agrícolas que represente en realidad a los jornaleros, ya que de los existentes ninguno nos representa, sólo nos quitan cuotas sindicales sin conocer siquiera a cuál sindicato pertenecemos. No han hecho nada en favor de los jornaleros en todos estos años. Únicamente se han coludido con las autoridades y las empresas para marginar a los trabajadores, señalaron los dirigentes aliancistas.

“La otra gran demanda es la afiliación de la totalidad de trabajadores al IMSS y la tercera es un aumento al salario, que actualmente no rebasa 100 pesos diarios”.

Sacudirse al charrismo sindical es un hecho muy relevante. Los jornaleros tuvieron que llegar al límite del atropello caciquil para comprenderlo y lograrlo. Falta que se cumpla el acuerdo porque los charros, antes utilizarán la violencia que permitirlo.

Una manera de impedirlo es mediante la organización “independiente”, es decir, la construcción de un sindicato nacional de trabajadores agrícolas, estructurado en secciones y delegaciones, con la práctica de la democracia obrera, la rendición de cuentas y, sobre todo, con independencia de clase.

Ese sindicato debe pactar con los patrones los respectivos contratos colectivos de trabajo y un solo contrato-ley.

La coyuntura es favorable a los jornaleros pero no deben descartarse las maniobras de Peña Nieto y Navarrete Prida, ni tampoco las del tal Kiko Vega, gobernador local, pues son empleados de patrones y transnacionales y, junto con los abogadillos patronales, tratarán de desviar el movimiento o, al menos, restringirlo solo a peticiones económicas e ínfimas.

El Valle de San Quintín

“El Valle de San Quintín es una tierra de contrastes: cada año se generan 6 mil 278 millones de pesos por la comercialización y exportación de productos cosechados por 80 mil jornaleros –sólo 32 mil registrados ante el IMSS– que trabajan hasta 18 horas diarias y no conocen los sueldos y condiciones en que laboran porque, aunque pagan cuotas sindicales, nunca han visto a los líderes (Heras A., en La Jornada, p.33, 22 marzo 2015).

“Los ingresos y la población ocupada en el sector agropecuario representan 48 por ciento y 53 por ciento del total en la entidad, respectivamente. La mano de obra procede de Oaxaca, Chiapas y Puebla, entre otros estados.

En este valle, que se ubica en el sur del municipio de Ensenada, se cultivan siete de cada 10 fresas mexicanas que se consumen en el mercado internacional, de acuerdo con datos de la Secretaría de Fomento Agropecuario (Sefoa) del gobierno estatal, que señala que es una de las regiones económicas más dinámicas de Baja California y de México.

“Se trata de una región semidesértica de clima mediterráneo y vocación agrícola, que se convirtió en zona exportadora de productos del campo y reportó un crecimiento inusitado en los pasados tres lustros debido al “uso eficiente de los recursos escasos, sobre todo de agua, y de tecnología de punta en sus procesos productivos. En los últimos días los jornaleros han hecho saber cuánto aportan para que la actividad sea tan rentable.

“En los campos que se encuentran a lo largo de 160 kilómetros de la carretera Transpeninsular se siembra con semillas mejoradas y fertirrigación; hay invernaderos computarizados y plantas empacadoras que, según Sefoa, garantizan la calidad, sanidad, inocuidad y hasta la presentación de los productos.

“En los ejidos de las delegaciones municipales de Colonet, Camalú, Vicente Guerrero y San Quintín hay una superficie de 8 mil 170 hectáreas de tomate, fresa, pepino, cereza y cebolla de exportación, la mayoría protegida por mallasombra e invernaderos. Uno de los principales cultivos es el tomate, que se cosecha en 3 mil 854 hectáreas, de las cuales 2 mil 500 son en terrenos protegidos por mallasombra, 189 en invernaderos y mil 165 a cielo abierto.

“Baja California ocupa el primer lugar a nivel nacional en la cosecha de fresa (46.6 por ciento), recolectada por 14 empresas en el Valle de San Quintín, que aportan 70 por ciento de la exportación mexicana de este producto. En el mercado nacional esta entidad ocupa el segundo sitio en tomate, pues 24 empresas producen 12 por ciento del total, aunque su aportación alcanza 27 por ciento del tomate fresco que vende México. Otros productos son la cebolla, cuya producción alcanza las 80 hectáreas; las cerezas, con 700 hectáreas, y el pepino, con 564 hectáreas cultivadas.

“El IMSS reportó que en el último trimestre de 2014 se generaron 42 mil 63 empleos en la actividad agrícola de Baja California, de los cuales 75 por ciento son de trabajadores eventuales del campo.

“Oficialmente, en 1997 se instrumentaron los programas de jornaleros agrícolas, estancias y guarderías infantiles, lo que permitió –también de forma oficial– que se erradicara el trabajo infantil en la región, pues la tabla nacional de trabajo de menores de edad de organismos federales ubica a la entidad en el lugar 31 de esta actividad”.

Receso en la mesa de diálogo

“Al entrar en vigor el receso pactado en la mesa de diálogo para resolver la crisis social y laboral de los jornaleros, miles de trabajadores del campo concentrados a un costado del edificio de gobierno del estado en San Quintín acordaron por unanimidad mantener el paro general de labores hasta el miércoles 25 de marzo, cuando se reanudarán las negociaciones (Cruz J., en La Jornada, p.33, 22 marzo 2015).

“El pacto se dio a las 15 horas, luego de que los cuatro voceros de la organización gremial, Fidel Sánchez Gabriel, Bonifacio Martínez, Fermín Alejandro Salazar y Justino Herrera Martínez, informaron que el receso de las negociaciones se dio de manera consensuada porque el representante de los patrones, Alberto Muñoz, pidió tiempo para dar respuesta a las peticiones salariales de los jornaleros.

“En el acto de información, Fermín Alejandro y Fidel Sánchez confirmaron que el diálogo entró en receso porque el Consejo Agrícola de Baja California así lo pidió la noche del viernes 20 de marzo. El licenciado Alberto Muñoz prometió regresar con respuestas, no con propuestas, precisó Bonifacio Martínez.

“En entrevista Fidel Sánchez refirió que la reunión de negociación se inició ayer dos horas y media después de lo previsto –las 16 horas– porque Muñoz llegó tarde.

“Luego de hora y media de diálogo, y al ver que la patronal no daba respuestas concretas a las peticiones de la Alianza de Organizaciones Nacionales, Estatales y Municipales por la Justicia Social, promotora del paro, la situación en la mesa se tensó. Pero llegamos a una decisión conjunta cuando el representante de los patrones pidió tiempo para que el Consejo Agrícola analice nuestras peticiones. Les dimos esa ventana de tiempo. Nos volveremos a reunir el miércoles 25 de marzo a las 12 del día. Esperamos que tal y como se comprometieron nos den respuestas, no propuestas.

“–¿La reunión se hará en el mismo lugar? (el restaurante Santa Isabel de San Quintín).

“–Vamos a proponer otro sitio porque detectamos algo que no nos gusta. Hay una persona que presuntamente trabaja en un sitio en Internet, cuyos contenidos los usa un medio de comunicación impreso. Él está filtrando información totalmente equivocada de lo que estamos hablando en la mesa (de diálogo). Lo que mal informa puede romper las pláticas. Ya lo comentamos con Pablo Alejo (López Núñez, subsecretario de Gobierno en Ensenada y mediador gubernamental en la negociación) y vamos a ver si cambiamos la sede.

“Las peticiones de los jornaleros son salario mínimo estatal de 300 pesos diarios para el trabajador agrícola; pago de 30 pesos por caja de fresa, 17 pesos por jarra de mora y ocho pesos por cubeta de tomates, así como doble sueldo por jornada dominical y días festivos.

“En un comunicado, la alianza informó que desde 2001 los ranchos pagan la caja de fresa a 10 o 12 pesos, pero en los puestos ambulantes de las ciudades de Baja California esa caja se vende hasta en 80 pesos y en Estados Unidos llega a costar 45 dólares.

La huelga continúa

Sí, se trata de una huelga, esta no se limita a los procedimientos legales sino a la suspensión de las labores. ¿Cómo va a haber procedimientos si los jornaleros ni sindicatos tienen? Por más de un siglo han tenido PROHIBIDA la sindicalización. No obstante, los jornaleros demuestran su combatividad decididos a continuar la huelga. El FTE apoya a los jornaleros agrícolas. Estos trabajadores tienen los mismos derechos sociales que los demás, con las especificidades propias del proceso de trabajo agroalimentario.

Irresponsabilidad oficial

“El jueves 19 de marzo por la noche, cuando Alberto Muñoz dijo en la mesa de diálogo que los horticultores no tenían información de las demandas salariales de los trabajadores, los cuatro voceros de los paristas calificaron al gobernador Francisco Vega de Lamadrid y a la Secretaria del Trabajo y Previsión Social, Juana Laura Pérez Floriano, de ineptos e irresponsables por no haber entregado a tiempo el pliego de peticiones de los jornaleros.

“Ellos han puesto en riesgo las negociaciones. Les recordamos que el paro sigue y que si hay pérdida de producto y una enorme falta de ingresos en Baja California y el país por nuestro movimiento, se debe a su actitud irresponsable. Nosotros podemos seguir de pie en nuestra lucha. Si el mísero salario que nos pagan hasta el momento no nos ha matado de hambre, podemos seguir (en paro) sin problemas, manifestó Sánchez Gabriel”


Ref.: 2015, elektron 15 (84) 1-8, 24 marzo 2015, FTE de México.



Bloqueo de jornaleros a la carretera Transpeninsular. FOTO: Cuartoscuro



Manifestación de los jornaleros en huelga. FOTO: E. Lima



Represión policíaca contra los jornaleros huelguistas. FOTO: E. Lima







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