Volumen 15, Número 302, febrero 18 de 2015
 


Mancera reprime a enfermeras



Si reprimir a maestros es repudiable, hacerlo con enfermeras es una vileza. Ese deleznable individuo es Mancera, quien no escatima utilizar la fuerza pública para agradar en calidad de fontanero a Peña Nieto. La policía capitalina rompió una marcha de enfermeras en el D.F. Exigían mejores condiciones laborales y la renuncia del secretario de salud local. También criticaron los absurdos protocolos en el hospital accidentado por la explosión de una pipa de gas, que costó vidas incluyendo de enfermeras. Pero, otra vez, la policía capitalina les impidió llegar al Zócalo. Mancera no tiene justificación. ¡Fuera Mancera, Serrano y Ahued!


Mancera padece serios trastornos

Quiere exhibir una fuerza de la que carece y utiliza la fuerza pública a su servicio. Dice que su gobierno escucha y le ha dado por reprimir con sus policías. Dice que, “la ciudad de México” (sic) tiene la apertura de escuchar y atender las demandas pero, sin que él sea la ciudad de México (lo que sería absurdo), se justifica acusando la presencia de grupos ajenos. ¡Pruebas! No las tiene, el hombrecillo repite a Murillo Karam, procurador peñista, habla de “oídas” y cree lo que sus informantes le dicen sin verificar nada.

Pareciera que se erige en protector de las enfermeras cuando les manda a los granaderos para IMPEDIR la libre manifestación, especialmente, por atreverse a intentar ir al Zócalo. Para Mancera este sitio es suyo, habría que quitar la zona arqueológica del Templo Mayor o la misma Catedral para que el tiranuelo esté feliz.

Se equivoca. El Zócalo es un espacio público que pertenece a la nación y, mayoritariamente, somos el pueblo constituido por mexicanos vivientes, en cualquier parte que vivamos pues, el lugar está en la capital del país.

Pero Mancera está haciendo costumbre impedir cualquier acción de inconformidad en el Zócalo y pretende, mediante la policía, acallar la protesta social. Tampoco quiere marchas pues las tiene criminalizadas. Respecto a los provocadores, están al servicio del gobierno, federal y del GDF. Eso no lo dice Mancera pero si culpa a los demás.

A nivel nacional existe un movimiento de enfermeras y paramédicos contra las disposiciones laborales lesivas de Mercedes San Juan, secretaria de salud de Peña. Esta señora ni siquiera ha recibido a las enfermeras, menos las ha escuchado. Pero Mancerita está peor, simplemente, las enfrenta con la policía que rompe una marcha.

Ya es bastante para seguir tolerando esta situación y a esos gobernantes fantoches. Por supuesto, no debemos proceder aisladamente. Necesitamos de una fuerza suficiente para vencer cualquier valladar policíaco y/o militar que se interponga. Necesitamos de organización y de política porque hay que volver a reconquistar el Zócalo por la fuerza, como lo hemos hecho en otras ocasiones.

Después de 1968, los gobiernos federal y del DF prohibieron que las marchas llegaran al Zócalo. Hasta 1975 seguía la prohibición. Aquel 15 de noviembre de 1975, policía y ejército, fuertemente armados, con tanques, perros y caballos, nos impidieron a la Tendencia Democrática del SUTERM llegar al Zócalo.

Lo mismo hacían los charros del Congreso del Trabajo, al impedir con la policía y sus grupos de choque que en la marcha del 1º de mayo participaran agrupamientos independientes que protestaran. No obstante, en 1974, entramos a la marcha, por la fuerza, y no únicamente protestamos sino que INGRESAMOS al Palacio Nacional por la misma Puerta Mariana, por donde había ingresado cien años antes Eufemio Zapata y su tropa, previamente a la ocupación de la ciudad de México por Villa y Zapata aquel 6 de diciembre de 1914.

Desde 1977, la insurgencia obrera, incluidos los maestros democráticos, nos propusimos recuperar el Zócalo para todas las manifestaciones y lo logramos. El gobierno pretendía que pidiéramos permiso pero nunca lo hicimos, a lo más que se llegó fue a dar aviso y punto. No solo en el 1º de mayo sino en cualquier otra fecha, las voces inconformes del pueblo de México volvieron a resonar en su centro político.

Ahora, Peña Nieto y su testaferro en el GDF quieren emular a Díaz Ordaz y a Echeverría pretendiendo que el Zócalo es de su propiedad privada. Para ello, son ya varias veces que utilizan a la policía local “acompañados” por la policía federal.

Esta situación debe terminar. Desde luego, no será superada por unos cuantos porque seremos reprimidos, se necesita de una fuerza considerable. Hay que lograrla. Por el momento, no se pueden seguir acciones voluntaristas. Debemos tener presentes que el Zócalo es importante pero no es de principios, nuestro movimiento es mucho más que el Zócalo. Este es simbólico y debe ser un espacio abierto a la sociedad mexicana. El Zócalo no es propiedad privada de Peña ni de Mancera.

Granaderos rompen marcha

Alrededor de un centenar de enfermeras, trabajadores sociales y terapistas en hospitales del Gobierno del Distrito Federal exigieron la remoción inmediata e irrevocable del secretario de Salud local, Armando Ahued; la revisión y restauración de la red hospitalaria, y mejoras laborales, durante una manifestación que fue encapsulada por granaderos, primero en la esquina de Plaza de la Constitución y 20 de Noviembre, y luego en Izazaga, frente a la entrada de la estación Isabel la Católica del Metro (Romero G., en La Jornada, p.35, 13 febrero 2015).

No vamos a caer en provocaciones en las que pudiera resultar lastimada alguna compañera, ni nos vamos a retirar; cuando buscamos el diálogo el Gobierno del Distrito Federal nos reprime, señaló uno de los enfermeros al grupo de manifestantes.

Una enfermera dijo a los uniformados: Cuando ustedes se enfermen, los vamos a cuidar, gracias por escoltarnos.

El contingente partió alrededor de las 16 horas del Hospital Gregorio Salas, en la calle Del Carmen, rumbo al Zócalo, gritando consignas como: La salud no es una mercancía, es un derecho humano que defiende enfermería, Recuerda, Mancera, que te cuidó una enfermera, Ya vamos llegando Ahued; estás temblando y ¡Fuera Ahued! ¡Fuera!

Rafael Soto, de la Asamblea Intergremial de Enfermeras, Trabajadores Sociales, Terapistas y Rehabilitadores Físicos, explicó que la marcha era para exigir mejores condiciones laborales para los trabajadores de los servicios de salud del Gobierno del Distrito Federal. Señaló que la explosión en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa evidenció que muchos tienen contratos temporales, así que no tienen acceso a muchos derechos, como incapacidades. Queremos la renuncia de Ahued, pues es él directamente responsable de lo que sucedió, acotó.

Una vez frente al Antiguo Palacio del Ayuntamiento, los inconformes advirtieron: Bonito protocolo es el que dice que salgan y dejen a los pacientes, por eso nuestros compañeros (del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa) se quedaron a ayudar a los bebés y a las mamás el día de la explosión.

En espera de que una comisión fuera recibida por las autoridades, la enfermera Rocío Plata dio lectura a un documento de seis cuartillas, dirigido al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, en el que exponen su inconformidad con la actuación de Armando Ahued, a quien responsabilizan de no cumplir con tres principios fundamentales del programa Hospital Seguro en el caso de Cuajimalpa, que son: protección a la vida, de la inversión y de la función.

Al no obtener respuesta, los manifestantes decidieron retirarse, fortalecer su lucha y regresar. Vamos a caminar a la estación más cercana del Metro y nos dispersamos, propuso Soto.

Sin embargo, una valla de granaderos les cerró el paso en el cruce de 20 de Noviembre. Molestos, los manifestantes decidieron marchar por 5 de Febrero hasta Izazaga, donde dieron vuelta. Frente a la estación del Metro, los granaderos los cercaron para obligarlos a ingresar a ésta y así dar por terminada la protesta.

Justificación chafa del GDF

El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa, justificó ayer la intervención de los granaderos para dispersar la marcha efectuada el jueves por cerca de 100 enfermeras en el Zócalo para exigir la renuncia del secretario de Salud local, Armando Ahued, así como mejores condiciones laborales, entre otras cosas, ya que, aseguró, había grupos ajenos a este sector (Romero G., en La Jornada, 14 febrero 2015).

Cuestionado sobre los hechos, señaló que la ciudad de México siempre tiene la apertura de escuchar y atender las demandas, desgraciadamente en la concentración de ayer, según tengo noticia, hubo grupos que son ajenos a las enfermeras y que han estado presentes en otras manifestaciones que no han sido del todo pacíficas.

Mancera Espinosa comentó que las enfermeras habían aceptado participar en una mesa de trabajo, sin embargo, de repente hubo otro bloque que se manifestó en contra de esto. Dijo que la secretaría de Gobierno local tiene los datos y nombres de los que participaron en la manifestación.


Ref: 2015, elektron 15 (44) 1-3, 14 febrero 2015, FTE de México.



Enfermeras y paramédicos del Hospital Salas en la ciudad de México.
FOTO: P. Ramos







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