Volumen 14, Número 297, diciembre 16 de 2014
 


Aumenta coraje contra Peña



En la marcha campesino-popular del 6 de diciembre se supo que el gobierno había identificado a uno de los 43 normalistas desaparecidos. Según la versión oficial el reporte sería de la Universidad de Innsbruck, Austria. La PGR acomoda los resultados a su hipótesis previa y reitera que el estudiante fue incinerado en el basurero de Cocula. Los padres de familia rechazan la versión y cuestionan acremente al gobierno de Peña Nieto. Es un crimen de Estado, dicen expertos en seguridad. Maestros y estudiantes en lucha solidaria detienen a infiltrados. Campesinos en cabalgata evocan la gesta centenaria de Villa y Zapata.


Seguirá la lucha

Padres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en voz de Felipe de la Cruz, reconocieron que los restos de Alexander Mora Venancio fueron identificados como parte de los fragmentos de cuerpos localizados en el municipio de Cocula, Guerrero. (Pérez M., Gómez C., Poy L., Urrutia A., en La Jornada, p.4, 7 diciembre 2014).

“Hoy es un día nublado y triste, pero este crimen de Estado no va a quedar impune. Si estos asesinos piensan que vamos a llorar la muerte de nuestros muchachos, se equivocan. A partir de hoy desconocemos al gobierno de Enrique Peña Nieto por asesino. Que nos escuche bien el Presidente: podrán venir los días de vacaciones para aquellos que no sienten dolor, pero no habrá descanso para el gobierno peñista. Si no hay Navidad para nosotros, tampoco para el gobierno.”

“Sabemos que la caída de Alexander servirá para que florezca la revolución”, aseveró De la Cruz. Destacó: “Si piensa (Miguel Ángel) Osorio Chong que sus amenazas de usar la fuerza si nos seguimos manifestando en la Autopista del Sol y tomando casetas, (le decimos) que ya no le tenemos miedo, porque ya nos quitaron todo, pero nos dejaron la rabia y el coraje. Estamos dispuestos a lo que venga, incluso a dar nuestra vida”.

Luego de la marcha multitudinaria del Ángel de la Independencia a la Plaza de la República como parte de la Jornada Nacional por la Presentación con Vida de los 43 normalistas, se efectuó un mitin en la explanada del Monumento a la Revolución en el que De la Cruz dejó en claro que “no vamos a sentarnos a llorar, vamos a seguir luchando por la presentación con vida de los 42”.

Guerra sucia

Al tomar la palabra por los estudiantes de Ayotzinapa, Omar García, afirmó que el “Ejército tiene mucho que ver en los hechos del 26 de septiembre y debe ser investigado, porque el asesinato de nuestros compañeros no fue una bromita, no estamos para juegos de ese tipo”. Denunció que desde los hechos, 40 por ciento del batallón de Iguala ha sido trasladado a otro lado, y “le están dando instrucciones de guerra sucia”.

Convocó a la sociedad a ya no callar las injusticias. “Si es así, esto volverá a pasar. Tienen que manifestarse todos los que se sientan indignados.” Narró que “cuando Ezequiel (padre de Alexander) supo la noticia de que su hijo estaba entre los resultados de los argentinos, lo que pidió fue justicia”, por lo que demandó que ésta “abarque a todos los Abarca del país (en relación con todos los presidentes municipales coludidos con el narco)”. Propuso la constitución de tribunales de justicia populares ante la incapacidad del Estado.

Con el anuncio del asesinato de Alexander, se encendió la “indignación”, el “coraje” y la tristeza de los miles de participantes en la movilización, incluso, algunos lloraron. Por ello se sumaron al desconocimiento y condena del gobierno peñista. Exigieron “cárcel a los asesinos” materiales e intelectuales, iniciando por el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, y para quienes desde los gobiernos locales e incluso del federal se alían con el crimen organizado.

Padres de familia de los normalistas advirtieron que Guerrero “está en pie de lucha hasta encontrar a los asesinos para que el crimen no quede impune”. Destacaron que seguirán buscando a cada uno de sus hijos “aunque sientan que su corazón está sangrando”.

Teléfono 911

Alfonso Ramírez Cuéllar, con la representación del contingente campesino e indígena, aclaró que Peña Nieto “no es Ayotzinapa, Peña es Atlacomulco. Es el grupo que tiene metido al país en el terror y la miseria, ejemplifica a la corrupción y a la impunidad, el que propicia el enriquecimiento de algunos y el despojo de la riqueza nacional”. El señalamiento tuvo como respuesta: “¡Asesino!”

Recalcó que el pueblo no necesita el número telefónico 911 cuando en las presidencias municipales “están los cómplices de los criminales”. Reiteró, la consigna que se ha enarbolado en anteriores manifestaciones: “la unidad de todas las organizaciones sociales para reconstruir el país desde los ejidos, donde se está extrayendo la riqueza natural y se está masacrando a los jóvenes”.

En su momento, los integrantes del Frente Popular en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco lamentaron que México sea un “tiradero de muertos, en el cual se han encontrado más de 400 fosas”, y demandaron que si Peña Nieto “no puede con el paquete, que renuncie”.

Rechazo a infiltrados

Con la participación de organizaciones campesinas, sindicales, estudiantiles y sociales se realizó ayer una nueva movilización en favor de la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde el pasado 26 de septiembre. Con la exigencia de “fuera Peña Nieto”, los contingentes también hicieron diversas demandas, como revertir las reformas estructurales aprobadas en la actual administración (Gómez C., Poy L., Pérez M., Urrutia A., en La Jornada, p.5, 7 diciembre 2014).

Encabezada por los padres de familia de los jóvenes desaparecidos, la manifestación siguió una ruta más corta, por las restricciones que previamente había anunciado el gobierno capitalino al cerrar el paso al Zócalo. Por ello, esta vez la marcha fue solamente del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución.

Con la presencia de observadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, de Protección Civil del gobierno de la ciudad y de integrantes del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, esta vez la movilización presentó un saldo blanco, tanto por la vigilancia como por el rechazo de los contingentes de aquellos que consideraron posibles infiltrados.

A lo largo de la marcha los diversos contingentes también desplegaron medidas preventivas para evitar nuevas provocaciones, como las registradas durante las movilizaciones del pasado 20 de noviembre y primero de diciembre, que culminaron con un gran despliegue policiaco, destrozos en diversos inmuebles y la aprehensión indiscriminada de jóvenes manifestantes por parte de agentes capitalinos.

Durante la manifestación los diversos contingentes reclamaron justicia para los desaparecidos de Ayotzinapa, pero igualmente portaron diversas mantas en las que condenaron la intención de PRI y PAN de aprobar una reforma que restrinja la libre manifestación, bajo el argumento de garantizar la libre movilidad.

Entre los contingentes que participaron estuvieron estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Instituto Politécnico Nacional, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y de la Universidad Autónoma Metropolitana, así como integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, de la Convención Nacional Campesina Indígena y diversos grupos ciudadanos.

Algunas de las diversas pancartas que portaban los manifestantes señalaban: “¿Ya le podemos llamar dictadura?”, y otras anticiparon que la intención de regular las marchas no va a detener las movilizaciones. Repudiaron esa pretensión, más ante los tiempos de inconformidad social que vive el país.

Régimen de terror: CNTE

Integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) manifestaron su repudio contra el “terror de Estado” que, aseguraron, pretende imponer el gobierno de Enrique Peña Nieto, a quien nuevamente exigieron su renuncia (Poy L., Gómez C., Pérez M., Urrutia A., en La Jornada, p.5, 7 diciembre 2014).

Tras movilizarse como parte de la jornada para conmemorar el centenario de la entrada triunfal a la ciudad de México de los ejércitos de Emiliano Zapata y Francisco Villa, demandaron justicia por el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y advirtieron: “no quitaremos el dedo del renglón. Vamos además por la abrogación de la reforma educativa y la defensa irrestricta de los derechos laborales de los maestros”.

El contingente, que partió a las 15 horas del cruce de Paseo de la Reforma y Chivatito, avanzó hasta la Estela de Luz. Ahí, dirigentes de la CNTE informaron que por decisión de su asamblea nacional representativa se acordó “intentar llegar hasta el Zócalo capitalino.

Los manifestantes, que marcharon por la calle de Florencia hasta avenida Chapultepec, para continuar por Doctor Río de la Loza hasta su cruce con Vértiz, también denunciaron la presencia de “grupos infiltrados”, tras detectar en la caseta México-Cuernavaca a al menos 12 jóvenes que boteaban en nombre del movimiento magisterial y normalista.

La movilización magisterial, que no continuó con la ruta trazada por las organizaciones sociales y campesinas convocantes a la Jornada Nacional por la Presentación con Vida de los 43 Normalistas, se trasladó hasta las inmediaciones del Palacio de Bellas Artes.

Valla de la Ceteg

Luego de avanzar hasta avenida Juárez, donde ya los esperaba un contingente de granaderos que bloqueó el paso hacia el Zócalo, decenas de personas encapuchadas, que se identificaron como integrantes de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg), también formaron una valla a menos de 10 metros de los uniformados.

Sin embargo, la dirigencia de la CNTE optó por realizar un mitin político a pocos metros de los policías. Encabezada por Rubén Núñez Ginés, reiteró que la coordinadora se moviliza para exigir la presentación con vida de los 43 normalistas, pero también en apoyo a la Ceteg y para repudiar “cualquier acto de censura, represión y hostigamiento de este régimen del terror que nos pretenden imponer”.

Al concluir su mensaje político, miles de maestros decidieron regresar en marcha hacia el Monumento a la Revolución para unirse a la protesta campesina y social que se concentró en su explanada central, sin que se presentaran incidentes con elementos de seguridad pública.

Maestros detienen a infiltrados

Profesores de la CNTE y activistas estudiantiles retuvieron a 12 personas, a quienes identificaron como “infiltrados” en la movilización que realizaron ayer para exigir la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos (Poy L., Pérez M., Gómez C., Urutia, Quintero J., en La Jornada, p.6, 7 diciembre 2014).

Informaron que tras detectarlos en la caseta México-Cuernavaca solicitando dinero a los automovilistas a nombre del movimiento magisterial y de los normalistas, decidieron detenerlos para “entregarlos a las autoridades competentes”. Los detenidos permanecieron atados y les colocaron un papel con la palabra “infiltrados”.

Los dirigentes del magisterio disidente de Oaxaca, Rubén Núñez Ginez; de Michoacán, Juan José Ortega Madrigal; del Distrito Federal, Enrique Enríquez, de Veracruz, Zenyazen Escobar, y de Guerrero, Ramos Reyes, relataron que los presuntos infiltrados fueron detectados por estudiantes, quienes los retuvieron al “no poder identificarse como parte del movimiento estudiantil o magisterial”.

En una improvisada conferencia de prensa, luego que los maestros buscaron entregar a los detenidos a funcionarios de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal o a algún organismo de defensa, demandaron a los gobiernos federal y del Distrito Federal esclarecer los hechos e “investigar quiénes son estos grupos de infiltrados que tratan de aprovecharse de un movimiento social digno que busca justicia”.

Interrogados por los medios de comunicación, los detenidos dijeron desconocer quién los había contratado para permanecer por cuatro horas en la caseta y recolectar el dinero de los automovilistas. Aseguraron que no querían meterse en problemas. “Nos prometieron 200 pesos y medicinas para algunos familiares”.

Pese a que en el momento de su detención uno de los jóvenes reconoció ser militar, de acuerdo con versiones de los activistas, horas más tarde rechazó su dicho y afirmó que sería hasta más de un mes cuando ingresaría a las filas del Ejército. Otro más afirmó ser policía.

Otro de sus compañeros afirmó: “A mi sólo me dijeron que me presentara aquí. Soy repartidor de refrescos y un amigo me presentó a Fernando, quien dijo que era el líder del grupo y a quien un señor que dijo llamarse Olaf le indicó que debíamos hacer esta acción”.

Confirman muerte de Alexander

Casi al anochecer, el griterío de la protesta y la exigencia de justicia para los normalistas de Ayotzinapa hizo una pausa. Desde el templete, Felipe de la Cruz, padre de uno de los 43 estudiantes desaparecidos, confirmaba lo que ya se esparcía como rumor a lo largo de casi una hora de marcha: Alexander Mora Venancio, levantado aquella noche del 26 de septiembre, estaba muerto (Urrutia A., Gómez C., Poy L., Pérez M., en La Jornada, p.7, 7 diciembre 2014).

Apenas una pausa para que los miles que se volvieron a congregar –ahora en el Monumento a la Revolución– respondieran a coro: “¡Fuera Peña, fuera Peña”! Algunos, pocos, no pudieron reprimir el llanto por la noticia, y otros corearon otra añeja consigna que hasta ahora no había sido pronunciada: “Alexander, tu muerte será vengada”. El anuncio removió los sentimientos entre la multitud congregada a los pies del Monumento a la Revolución.

Sin dar resquicio a la tristeza, anunciaba agitados días por venir y lanzaba: “Alexander, no te vamos a llorar, pero haremos que tus cenizas sean una semilla para la revolución...”

Más de dos meses después de aquella noche en Iguala, la primera certeza sobre el destino de los 43 normalistas ha repercutido con un endurecimiento de la postura de los padres y estudiantes de Ayotzinapa, que rompen las frágiles formas discursivas guardadas hasta ahora.

Reclaman el encarcelamiento del ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, a quien sin matices tachan de asesino, mientras a Peña Nieto le endilgan la responsabilidad de la desaparición y asesinato de normalistas. Y sí, ahora exigen la investigación del Ejército en esta trama que ha cambiado el rumbo a México.

Enésima congregación en favor de la justicia en Ayotzinapa, en un día particularmente agitado para la ciudad, con protestas casi desde el amanecer. El país está en ebullición y este sábado fue un termómetro del ánimo social que campea entre la población.

Día de protesta pese a la clausura del Zócalo por el Gobierno capitalino, que desplegó una estrategia para impedir el paso al Centro Histórico. Nada que enturbie los preparativos para las celebraciones navideñas que ya contemplan para esta ciudad.

Evocaciones revolucionarias

Fue un sábado de confluencias. Entre las remembranzas históricas, que evocan los 100 años de la toma de la capital por los generales Francisco Villa y Emiliano Zapata, que se entrelaza con la trágica historia en construcción, con Ayotzinapa como punto de quiebre del sexenio.

Convocada por los herederos de Villa y Zapata, se realizó una cabalgata por Reforma hasta el Monumento a la Revolución, con la pretensión de recordar la historia, pero también de pronunciarse sobre el presente. Francisco Villa, nieto del Centauro del Norte, se pronunció a mediodía por el fin de los secuestros, las desapariciones, del caos que prevalece en el país.

Chinelos, bandas de música y caballos llegaron casi como en carnaval, celebrando a Zapata y Villa a 100 años del clímax de su épica revolucionaria, sin olvidar un presente que indigna a la nación.

Era el preámbulo para la masiva movilización vespertina. Poco antes de las 16 horas, las inmediaciones del Ángel de la Independencia comienzan a saturarse de contingentes. Esta vez será diferente: los violentos desenlaces de las últimas dos jornadas por Ayotzinapa obligan a extremar medidas de protección mutua entre los manifestantes y a diseñar estrategias de protección contra policías e infiltrados.

En la Glorieta de Insurgentes se reúnen los universitarios, que esta vez no aportaron los miles de manifestantes, pero afinan precauciones. Anuncian medidas de emergencia: no dejar de gritar su nombre, quien sea detenido arbitrariamente que nadie se separe del contingente si arremete la policía, entrelazarse con los brazos; no permitir ningún ingreso de encapuchados. Y si nada de eso funciona, recordar que Insurgentes e Hidalgo son las arterias de evacuación para el contingente.

La comunidad artística tiene otras claves para protegerse. Artistas escénicos, músicos y dramaturgos conformaron un festivo contingente que en su mayoría portan narices de payaso. No se trata de la trivialización de la protesta, sino de un distintivo de protección, explicó Miriam Orva, joven dramaturga que porta un radio para comunicarse con la retaguardia del grupo.

La actuación de las policías federal y capitalina es tachada por igual de represora. La arremetida policíaca en pos de frustradas detenciones de presuntos “anarquistas” provoca la reacción entre los manifestantes. Si el “¡Fuera Peña Nieto!” está en pancartas de forma casi generalizada, algunas comienzan a involucrar al jefe de Gobierno de la ciudad: “Mancera, traidor”, se lee en otras.

Durante el mitin, quien lo conduce repite un par de veces la recomendación de desalojar el lugar al término del mismo y pide extremar precauciones sobre posibles acciones de las policías federal y capitalina.

El mitin de este sábado trae aparejada una nueva consigna, emanada, se diría, de los cambios en el Congreso: “Con esta ley o con una nueva ley, seguiremos saliendo a las calles”, advertía una gran manta del Comité del 68, que parece equiparar las reformas en el Congreso para controlar las movilizaciones con presagios represivos, como aquellos años de lucha estudiantil.

Clausurado el Zócalo, el contingente se enfiló hacia el Monumento a la Revolución. Casi en la vanguardia, la imagen de la Guadalupana, incorporada esta vez a la lucha, va dando tumbos, por tanto peso, que apenas soportan los fieles que la cargan. Sin tintes religiosos, entre la masa cada quien carga al que le profesa fe: Gandhi, Zapata, Villa, Genaro Vázquez, Che Guevara, una lista de figuras llamadas a acompañar la manifestación.

Sin la convocatoria de las últimas movilizaciones, fueron miles los asistentes al Monumento a la Revolución para escuchar, esta vez, noticias desesperanzadoras. La muerte confirmada de Alexander permea en algunos de los discursos de los familiares. Bernardo Campos, otro de los padres de los normalistas, no puede reprimir su ímpetu y hace una promesa pública: “hijo, donde quieras que estés, te seguiré buscando, aunque mi corazón sangré”.

Campesinos, peones de empresas

Miles de campesinos repudiaron el decálogo peñista al considerar que “nos lleva a un retroceso histórico, a una época porfiriana”. En el centenario de la entrada triunfal a la ciudad de México de los ejércitos zapatistas y villistas, hicieron un llamado a la unidad, la justicia y la creación de un constituyente, pero sobre todo demandaron un espacio a la paz y a la razón (Pérez M., Poy L., Gómez C., Urrutia M., en La Jornada, p.12, 7 noviembre 2014).

Luego de una movilización que partió del Monumento a Lázaro Cárdenas a la Plaza de la República y de una cabalgata simbólica que salió desde el parque de Los Venados y confluyó con poco más de un centenar de jinetes en la Estela de Luz, exigieron la presentación con vida de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos desde el pasado 26 de septiembre, y demandaron la transformación pacífica del sistema político y económico del país.

“Hay que retomar los ideales de Zapata y de Villa, los cuales fueron traicionados por los neoliberales que hoy nos gobiernan”, dijeron en el mitin realizado en la explanada central del Monumento a la Revolución, poco después del mediodía.

Hoy los campesinos, aseguraron, son peones de las grandes empresas. Se ha retornado a situaciones de hambruna, miseria y desempleo y, por ello, la Convención Nacional Campesina e Indígena convocó a los labriegos, estudiantes, maestros, y al pueblo en general a no quedarse callados, a recuperar la memoria de los generales revolucionarios y “hacer a un lado los sueños de Televisa y a quienes dicen que con las reformas constitucionales habrá mejoras”.

Por la mañana, decenas de jinetes se movilizaron desde el sur y poniente del Distrito Federal para conmemorar el centenario de la llegada triunfal del Ejército Libertador del Sur, encabezado por Emiliano Zapata, y de la División del Norte, comandada por Francisco Villa. Denunciaron las condiciones de inseguridad y violencia que hay en el país y exigieron la presentación con vida de los 43 normalistas.

Francisco Villa Campa, nieto del general Villa, advirtió: “Preferimos ser bandidos en México (en alusión a las acusaciones contra el revolucionario) antes de ver que el honor del país se siga marchitando. Estamos cansados de extorsiones, secuestros, asesinatos, de la trata de blancas, de desapariciones, de vivir con miedo. No somos cobardes, somos prudentes, gente de trabajo y por eso hacemos un llamado a los legisladores que quieren callar el honor del país prohibiendo la libre manifestación”.

Aseguraron que “no es posible que haya miles de desaparecidos, al pueblo ya no nos engañan”. Como homenaje al caudillo del Norte y a los normalistas desaparecidos leyeron un poema en el que cuestionaron “cuáles son los rostros de los que te secuestraron, de los que te llevaron”, y aseguraron que la búsqueda de cada uno de los miles de desaparecidos en el país “será inacabable”.

Paralelamente, miles de campesinos de al menos 20 organizaciones se concentraron en el Monumento a Lázaro Cárdenas, desde donde partieron por el Eje Central, avenida Juárez hasta la Plaza de la República, donde realizaron un mitin.

Durante su recorrido por el centro histórico de la ciudad de México, cientos de transeúntes se detuvieron a observar el paso de los campesinos, quienes corearon consignas contra el gobierno federal y exigiendo la salida de la presidencia de la República de Enrique Peña Nieto, y la dimisión de su gabinete.

“¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, “Ayotzinapa aguanta, el campo se levanta”, fue la exigencia campesina.

Horas antes de unirse a la megamarcha en la que confluyeron referentes sociales para exigir la aparición con vida de los normalistas y demandar la transformación del país, señalaron: “Esta es una lucha de protesta y condena a las reformas constitucionales (impulsadas por este gobierno) porque liquidaron el pacto social.

“Esta fecha histórica, que marcó hace cien años un cambio en el país, no tiene que olvidarse. Hoy como ayer hay que cambiar la situación social, económica y política del país”, demandaron dirigentes de la Central Campesina Cardenista, Coordinadora Nacional Plan de Ayala, Coordinadora de Organizaciones Campesinas y Populares, Frente Indígena y Campesino de México, Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social, Frente Popular Francisco Villa, la Unión de Comunidades y Ejidatarios del Norte y el Congreso Agrario Permanente, entre otros.

Crimen de Estado

Las agresiones contra los normalistas de Ayotzinapa sí pueden calificarse como “crimen de Estado”, y no como asunto sólo vinculado con la delincuencia, pues diversas instituciones participaron de forma activa o no hicieron nada por impedirlos, señalaron los asistentes a una mesa convocada por la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (Camacho F., en La Jornada, p.2, 7 diciembre 2014).

Laura Carlsen, periodista especializada en temas de seguridad, destacó que las autoridades del país han insistido en presentar lo ocurrido los pasados 26 y 27 de septiembre como hecho relacionado con la infiltración de grupos criminales en el gobierno municipal de Iguala, cuando en realidad se trata de un escenario más complejo.

“Dicen que no es un crimen de Estado y que pudo haberle tocado a cualquiera, no sólo a los normalistas, porque no había motivos políticos, pero sí fue un crimen de Estado”, tomando en cuenta no sólo que la policía municipal de Iguala secuestró a los muchachos y se los entregó al narco, sino también que el Ejército –estando muy cerca del lugar– no impidió la agresión, indicó.

La investigadora lamentó que la Procuraduría General de la República haya presentado la hipótesis de que los estudiantes de Ayotzinapa habían sido asesinados y quemados en un basurero sin dar elementos concluyentes, más allá de los testimonios de un grupo de supuestos narcotraficantes detenidos.

Este tipo de hechos, manifestó Carlos Cruz, director de la asociación Cauce Ciudadano, forman parte de un escenario de violencia generalizada contra los jóvenes, como lo demuestra el hecho de que la mayoría de las víctimas de homicidio en el país tienen entre 15 y 29 años de edad.

El sistema económico y político, subrayó, no le da a la juventud oportunidades de trabajo, empleo o desarrollo personal, y sí en cambio los criminaliza y trata de controlarlos, señaló.


Ref: 2014, elektron 14 (298) 1-8, 8 diciembre 2014, FTE de México.



Cabalgata campesina, ciudad de México, 6 de diciembre 2014. FOTO: J. A. López



Marcha del 6 de diciembre de 2014, ciudad de México. FOTO: R. García



Mitin en el Monumento a la Revolución, 6 diciembre 2014. FOTO: P. Ramos



¡No más sangre!, estudiantes mexicanos en Francia. FOTO: Cazaimagen





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