Volumen 14, Número 289, julio 13 de 2014
 


Telecomunicaciones privatizadas



El PRI y el PAN imponen su voluntad privatizadora y terminan por desnacionalizar a las telecomunicaciones, espectro radioeléctrico incluido. El Senado aprobó la legislación secundaria. Peña Nieto logra la entrega al capital privado del patrimonio nacional, antes estratégico. La seguridad nacional no solo queda en manos privadas sino del Comando Norte del imperialismo.



¿Democratización de medios?

¡Bah!, esa es una baratija que ni siquiera Peña Nieto ni los empresarios de los medios saben explicar. Se trata de la vulgar privatización de las telecomunicaciones.

A la repartición del botín, Peña Nieto le llama “democratización” del capital. Otros sectores que han hablado al respecto, como #Yosoy132, ni siquiera han definido qué quieren decir. En algunos casos, han dicho que se trataría de que haya más cadenas de TV. Si eso querían, lo han logrado: habrá más cadenas de TV y serán privadas. Eso NO sirve a la nación.

Para lograrlo, lo primero que hubo fue una reforma constitucional. Las telecomunicaciones y el espectro radioeléctrico, dejaron de ser actividades estratégicas a cargo exclusivo del Estado. Con esta reforma y la energética, que desnacionalizó a las industrias eléctrica y petrolera, Peña Nieto “cambio” a la Constitución por otra. El Pacto Político de la nación, surgido de la Revolución Mexicana NO existe más.

Lo que se proyecta ahora es una nueva etapa del desarrollo del capitalismo en México. Lo primero consiste en reafirmar la propiedad privada de TODOS los medios básicos de la producción. Lo segundo estará significado por una política antinacional en cada sector, definida por los nuevos dueños. El objetivo será la extracción de mayor nivel de plusvalía.

Este punto de inflexión en la historia de México está ocurriendo en breve plazo. Basta que así lo acuerden los legisladores del PRI y PAN que hacen mayoría en el Congreso. Lo demás simplemente no cuenta. Para el gobierno y legisladores la nación no existe.

Así acaba de ser corroborado con la aprobación (imposición) de la legislación secundaria en materia de telecomunicaciones.

Senadores votan encerrados

En un salón de plenos blindado, con las gradas cerradas para que ningún ciudadano expresara protesta alguna, el Senado aprobó anoche en lo general con 80 votos en favor y 37 en contra la ley federal de telecomunicaciones y radiodifusión, reglamentaria de la reforma constitucional en la materia (Becerril A., Ballinas V., en La Jornada, p.2, 5 julio 2014).

Fue una discusión de más de nueve horas en la que legisladores panistas, perredistas y petistas insistieron en que se trata de una regresión, toda vez que no se democratiza a los medios electrónicos ni se fomenta la competencia en radio y televisión.

En el largo debate, en el que se enfrentaron panistas con panistas y perredistas con perredistas, los senadores del PRI y del PVEM, que defendieron en forma homogénea el dictamen, acusaron a los opositores de apoyar el monopolio de las telecomunicaciones.

El panista Javier Corral respondió que el modelo que el gobierno quiere implantar con esa legislación es “no afectar a Televisa y desalentar a la empresa de Carlos Slim, para que Telmex no entre a la televisión restringida”, aunque con ello mantenga al consorcio de Emilio Azcárraga como el monopolio del sector “por los siglos de los siglos”.

“No se trata de acabar con el territorio Telcel para abrir el del canal de las estrellas”, advirtió a su vez la perredista Dolores Padierna, mientras el petista Manuel Bartlett destacó que no hay medidas homogéneas y “el brutal monopolio de Televisa va a seguir ahí”.

Discusión inútil

La nota de prensa refiere que hubo discusión entre partidos políticos. De hecho, durante varios días había sido aplazada la presentación del dictamen, luego que Javier Lozano (PAN) lo había querido imponer compulsivamente. Con deshigiene política se quiso favorecer abiertamente a Televisa.

Esa discusión es falsa. De hecho, los senadores han querido aparecer todo como un conflicto entre los intereses de Azcárraga (Televisa) y Slim (Telmex). Nadie tendrá preponderancia han dicho. Con ello justificarán la distribución del botín que a ambos tocará y en grande.

En cualquier caso, la “discusión” es inútil. Al ser votada y aprobada la reforma constitucional se dio el golpe mortal a la nación. La legislación secundaria reglamenta a la primera y por más adornos que le pongan o “candados” como le llaman los medios, NADA cambia en esencia.

Esto es, la privatización no está en discusión, la habrá y será total y generalizada.

Finalmente, se trata de una discusión basura. Hay legisladores que incapaces e impotentes invocan “violación” a la Constitución. Eso lo dicen ahora pero, en su momento, lo aprobaron.

¿Cuál es el papel de la “izquierda” electoral? En el actual momento se oponen a todo lo que pueden. Nada procede. Durante la discusión sobre la reforma constitucional la apoyaron. Eran los tiempos de la “unidad” en el Pacto (contra) México. ¿De qué se quejan ahora?

Que la reforma en las telecomunicaciones favorece a Televisa es obvio, es el pago de facturas, para eso tiene a Peña Nieto en la presidencia. Qué la reforma es contra Slim, es una vacilada porque también le favorece. Cualesquiera sean los términos de la ley reglamentaria, el acuerdo previo es contundente: en México la propiedad de las telecomunicaciones, incluido el espectro radioeléctrico, es privada.

Por ello es que la oposición izquierdosa no llega a ningún lado. Con o sin ellos, la mayoría PRI-AN se impone. Pero, además, ¿qué puede hacer esa izquierda? ¡Nada! Bueno, si la mayoría se lo permite, adornar sus propuestas regresivas y avalarlas, legitimándolas aún con su voto en contra.

Perredistas y petistas critican la discusión a puertas cerradas y qué. Podrán abrir las puertas, transmitir en vivo y qué. El problema es que los legisladores creen que la discusión debe ser solo entre ellos. No, lo que se necesita es una discusión pública debidamente organizada en todo el país y la movilización de los mexicanos por una política independiente en las telecomunicaciones.

Esta política está ausente. Los trabajadores del sector prefieren seguir adormecidos en brazos del charrismo sindical. La respuesta no surgirá espontáneamente ni se organizará sola. Se necesita de la acción programática.


Ref: 2014, elektron 14 (229) 1-2, 6 julio 2014, FTE de México.





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