Volumen 14, Número 288, junio 20 de 2014
 


Institutos de energía a la deriva



Disminuye el número de especialistas en materia energética. En 2011 había 6 mil 108 trabajadores relacionados, en general, con la investigación y desarrollo, la minoría eran investigadores y menos aún investigadores nacionales del SNI. En un año el personal con doctorado bajó 55% y con maestría 70%. Las mafias internas impiden nuevas contrataciones. Los proyectos han bajado 35% sin que existan proyectos relevantes, todo se orienta a comercializar servicios. Con la desnacionalización energética los institutos del sector están a la deriva.


Investigadores a la baja

En el año reciente el número de personas dedicadas a la investigación científica y el desarrollo en los institutos de investigación del sector energético del país fue el más bajo desde 2000, señalan cifras del Sistema de Información Energética (Miranda J.C., en La Jornada, p.20, 18 mayo 2014).

De acuerdo con los datos de dicho sistema, el año pasado apenas 6 mil 108 personas estaban dedicadas de lleno a dichas labores, 8.3 por ciento menos que el año previo (6 mil 664) y el nivel más bajo en los anteriores 13 años, cuando comenzaron los registros al respecto.

En 2000 había 6 mil 423 personas que hacían investigación científica, cifra que creció de manera gradual hasta 2003, cuando se alcanzó el máximo de 7 mil 983 investigadores. Sin embargo, a partir de entonces el número de estos profesionales ha bajado de manera consistente, aunque con ligeros repuntes en 2007, 2010 y 2011.

De acuerdo con la base de datos de la Secretaría de Energía, que se nutre con información del Instituto Mexicano del Petróleo; del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares y del Instituto de Investigaciones Eléctricas, el personal con estudios de doctorado que labora en dichas instituciones bajó 55 por ciento en 2013 respecto del año previo (al pasar de 480 a 214).

El personal con estudios de maestría bajó casi 70 por ciento, al pasar de 884 en 2012 a 287 el año pasado, y el número de empleados con nivel licenciatura cayó 90 por ciento, al pasar de 3 mil 391 personas a solo 326.

También el personal con reconocimiento en el Sistema Nacional de Investigadores bajó de 265 personas en 2012 a 114 el año pasado, una disminución de 56.9 por ciento y también el nivel más bajo desde 2000.

El número de becarios para estudios de posgrado, maestría y doctorado de dichos institutos prácticamente se mantuvo igual que el año pasado, pero también muestra niveles históricamente bajos.

El personal con beca de posgrado quedó en 110 personas contra 109 de 2012, pero en 2000 había 469 becarios.

Los becados en estudios de doctorado fueron 61 el año pasado contra 57 en 2012 y los de maestría cerraron en 49 contra 52 en el año previo, pero dichos niveles son bajos si se comparan con las 185 becas que había en doctorado en 2000 y las 284 para maestría en el mismo año.

Proyectos a la baja

Tal vez tal disminución tanto en el personal como en el número de becarios sea lo que explique la caída global de 35.5 por ciento en los proyectos de investigación y desarrollo en los institutos de investigación del sector energético.

La baja más pronunciada fue la de proyectos en el Instituto Mexicano del Petróleo, que el año pasado sólo desarrolló 452 proyectos, contra los 911 de 2012, una disminución de 50 por ciento.

El Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares en cambio realizó el año pasado cien proyectos de investigación y desarrollo, dos más que en 2012, mientras el Instituto de Investigaciones Eléctricas pasó de 299 a 312 proyectos.

No obstante, de acuerdo con la base de datos de la Secretaría de Energía, el presupuesto ejercido en investigación y desarrollo no ha bajado de manera tan drástica.

El año pasado los recursos fueron de 5 mil millones 723 mil 476 pesos, apenas 2.2 por ciento menos que los 5 mil 852 millones 776 mil pesos ejercidos en 2012. El presupuesto más alto para el rubro se ejerció en 2007, cuando se asignaron 10 mil 359 millones 60 mil pesos.

Del monto gastado en 2013, el 73 por ciento (983 millones 584 mil pesos) correspondió a servicios personales; 24 por ciento (330 millones 813 mil pesos) a servicios generales y el restante 3 por ciento en materiales y suministro, bienes muebles y obra pública.

Institutos a la baja

El deterioro existente en los institutos del sector energético no es nuevo, lleva décadas. La caída ahora es más drástica por la privatización petrolera y eléctrica. Con la desnacionalización de estas industrias los institutos serán más afectados.

No es casual que el IMP tenga una caída tan drástica en sus proyectos. De hace varios años a la fecha, el programa de investigación fue sustituido por el portafolio de negocios. En vez de investigar se ha preferido comercializar, principalmente, servicios. Facturar es la consigna, hágase lo que se haga. La ingeniería de proyectos fue suprimida. El IMP era el brazo tecnológico de Pemex. Al ser privatizada la ahora ex paraestatal, la ingeniería y la ciencia también fueron suprimidas y no serán reactivadas.

Con la privatización eléctrica, el IIE queda relegado peor que antes. El ININ sigue desvinculado del sector. En ambos casos, los proyectos existentes carecen de relevancia.

En los tres casos, el número de doctores y maestros en ciencias o en ingeniería es muy bajo, incluso el de becarios, no obstante que en el IMP se siguió el camino de impulsar la docencia. Pero los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) es mucho menor, consecuencia de la inexistencia de proyectos relevantes de investigación y desarrollo.

En todos los casos, hay características comunes. Las mafias internas, representadas por las autoridades y los sindicatos, son corresponsables del deterioro, al impedir la contratación de nuevo personal calificado. Todos están atrincherados envejeciendo cada vez más. Por ello es que los presupuestos no bajan. Lamentablemente, son presupuestos destinados principalmente al pago de salarios sin que existan recursos para la inversión productiva. En algunos casos, hay recursos propios pero son escasos.

En el IMP y el IIE los investigadores son “de confianza”, no pertenecen al sindicato. En el IMP el sindicato es completamente charro; en el IIE el sindicato es el SUTERM, mismo que abandonó sus deberes elementales hace décadas. En el ININ los investigadores sí pertenecen al sindicato, pero el SUTIN no es ni sombra de lo que fue, los investigadores no conocen ni su propia historia y fueron invadidos por la corrupción.

Con la reforma energética regresiva de Peña Nieto, los institutos están en peligro. Los primeros en protestar debieran ser los propios investigadores pero prefieren seguir simulando. Esto no está bien porque incumplen sus deberes de clase y con la nación.

El FTE reitera su propuesta: un solo instituto de energía, basado en líneas de desarrollo y con una Política Energética Independiente.


Ref: 2014, elektron 14 (196) 1-2, 11 junio 2014, FTE de México.





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