Volumen 14, Número 287, junio 5 de 2014
 


Pemex vende acciones de Repsol



El fracaso anunciado quedó confirmado. Fueron vanos los intentos de Pemex por hacerse de una mayor participación accionaria en la española Repsol. Ahora se anuncia la venta de todas sus acciones (9.4%) por un valor de 43,200 millones de pesos. Las pérdidas de Pemex han sido cuantiosas, ¿quién las absorberá?



Se acabó la diversión

Petróleos Mexicanos (Pemex) ha decidido poner fin a su participación en la multinacional española Repsol, de la que posee 9.4 por ciento –es el segundo socio por volumen de acciones– y a la que está vinculada desde la década de los noventa. Según el portal de información español El Confidencial, la directiva de Pemex, presidida por Emilio Lozoya, solicitó a la entidad financiera francesa Crédit Agricole que ponga en el mercado todas sus acciones de Repsol, en una operación por valor aproximado de 2 mil 400 millones de euros (43 mil 200 millones de pesos) (Tejeda A.G., en La Jornada, p.22, 6 mayo 2014).

El portal de información, que cita “fuentes del mercado financiero” y es uno de los de mayor credibilidad de la prensa española, reporta que Pemex ha decidido poner punto final a una aventura empresarial que en los últimos cuatro años se había deteriorado notablemente, sobre todo por la disparidad de criterios entre los representantes de Pemex –tanto del anterior director, Juan José Suárez Coppel, como del actual– y el equipo ejecutivo de Repsol, presidido por el catalán Antonio Brufau.

La venta de las acciones de Pemex en Repsol ya estaría en marcha, siempre según El Confidencial, y supondría una operación con numerosas aristas empresariales, tanto por la importancia económica como por los intereses vinculados a las dos empresas, como las inversiones de Pemex en el sector naval español –acaba de adquirir más de 50 por ciento de los astilleros gallegos los Hijos de J. Barreras–, así como las relaciones bilaterales y a menos de un mes de la visita de Estado del presidente Enrique Peña Nieto a España.

Final de un negocio turbio

La paraestatal mexicana poseía 5.18 por ciento de Repsol hasta agosto de 2011. Entonces, el anterior equipo ejecutivo de Pemex, presidido por Juan José Suárez Coppel, decidió, con el beneplácito del ex presidente Felipe Calderón, iniciar una ofensiva para hacerse con el control ejecutivo de Repsol. Para ello se alió con la constructora Sacyr-Villahermosa y con su defenestrado presidente, Luis del Rivero.

Se decidió que para la compra del 4.8 por ciento adicional que se necesitaba para tener un sillón más en el consejo de administración, Pemex emitiera un contrato de deuda por 600 millones de dólares. La operación se realizó a través de la filial de Pemex con sede en Holanda, PMI, que fue la que finalmente adquirió un paquete accionario, el cual supuso un desembolso de mil 122 millones 890 mil 400 euros, a un precio promedio por acción de 19.92 euros. Con la cotización de hoy, ese mismo paquete de acciones costaría 70 millones de euros menos.

Según la información de El Confidencial, Pemex dio instrucciones a los financieros de Crédit Agricole –entidad financiera que operó su compra de acciones hace tres años– para que ponga a la venta todas sus acciones en Repsol.

La información sostiene que “las mismas fuentes financieras indican que la venta podría hacerse a corto plazo mediante la colocación en bolsa de la mitad de la participación, cerca de 5 por ciento, un porcentaje que el mercado podría absorber con relativa comodidad, como se ha demostrado con la venta del 5 por ciento de Bankia por parte de Iberdrola”.

Fea sociedad con españoles

Antes de que Pemex tome la decisión formal de vender su participación de 9.30 por ciento en la propiedad accionaria de la petrolera española Repsol, debe informar oficialmente al consejo de administración de PMI HBV, filial que posee la propiedad de las acciones, y luego al mercado de valores nacional e internacional, en los que participa a través de la colocación de deuda, en congruencia con las mejores prácticas corporativas internacionales (Tejeda A.G., en La Jornada, p.27, 7 mayo 2014).

Estos serían los pasos previos para formalizar la salida de Pemex en Repsol, con el fin de evitar que esta información pudiera ser considerada revelación de información confidencial y utilizada de manera discrecional, señalaron funcionarios de la paraestatal, quienes quisieron mantenerse en el anonimato.

Sin embargo, la salida de esta inversión de largo plazo de Pemex en Repsol será determinada por el mercado para evitar nuevas minusvalías o pérdidas patrimoniales, comentaron fuentes bursátiles. Por otro lado, la revelación de esta operación tendrá que ser hecha primordialmente en “eventos relevantes” en la Bolsa de Valores de Madrid para evitar cualquier sanción, así como a las autoridades bursátiles nacionales (Comisión Nacional Bancaria y de Valores) y a la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés).

Las fuentes consultadas señalaron que la información trascendida desde España fue filtrada por el presidente del consejo de administración de Repsol, Antonio Brufau, con el fin de desestabilizar la relación ya ríspida entre ambas empresas.

Pérdidas para Pemex

La tenencia accionaria de Pemex en Repsol, equivalente a 9.30 por ciento del capital social de la petrolera española, ha significado para Pemex una minusvalía en el valor de las acciones de al menos 2 mil 446 millones 322 mil pesos, en un periodo de tres años, plazo en el que Pemex determinó aumentar su participación en aquella petrolera.

Durante 2011 se adquirieron 57 millones 204 mil 240 acciones en Repsol YPF S.A. (Repsol) en 20 mil 783 millones 820 mil pesos. Estas acciones fueron adquiridas por PMI HBV, a través de las cuales Pemex obtuvo participación adicional directa jurídica y económica de aproximadamente 4.69 por ciento del patrimonio de Repsol.

Sin embargo, al 31 de marzo de 2014 el valor de mercado de las acciones de Repsol fue de 18 mil 377 millones 498 mil pesos, es decir una minusvalía en el precio original pagado de alrededor de 2 mil 446.3 millones de pesos.

El 19 de junio de 2012 Repsol aprobó un programa de pago de dividendos en especie, con el fin de capitalizarse y mantener liquidez en la emisora. Con este programa los accionistas de Repsol tenían la opción de recibir su parte proporcional del dividendo declarado en la asamblea anual, ya fuera en la forma de nuevas acciones de Repsol o en efectivo.

El 9 de julio de 2012 PMI HBV optó por recibir el dividendo en nuevas acciones por 2 millones 600 mil 191 papeles. Como parte del programa, el 21 de enero y 16 de julio de 2013 PMI HBV optó por recibir dividendos en acciones por un millón 683 mil 322 y un millón 506 mil 130 títulos, respectivamente.

El 9 de agosto de 2013 Pemex monetizó 9 millones 289 mil 968 acciones y suscribió un equity swaps de acciones por un valor nominal de 2 mil 869 millones 883 mil pesos, conservando los derechos económicos y de voto de dichas acciones. A raíz de la realización de estas acciones, se reconoció en los resultados del periodo con una utilidad de 278 millones 842 mil pesos, después de arrastrar en ejercicios anteriores pérdidas que superaron los 10 mil millones de pesos.

Al 17 de enero de 2014 PMI HBV optó por recibir dividendos en acciones por mil 451 millones 455 mil pesos, con lo que al 31 de marzo de 2014 el valor de mercado de las 55 millones 155 mil 370 acciones fue de 18 mil 37 millones 498 mil pesos.

Nefasta experiencia

La experiencia de Pemex en Repsol ha sido nefasta. El FTE de México lo señaló oportunamente. Hacer negocios con la petrolera española, que no posee petróleo y gasera, que no posee gas, es un error.

No podía esperarse nada diferente. Repsol es una transnacional de rapiña y, además, corrupta, ni siquiera respeta los acuerdos firmados.

Pemex nunca debió embarcarse en la compra de acciones de Repsol. Al final ha terminado perdiendo. Desde luego, esas pérdidas son para la nación, pero las ganancias eran para los “accionistas”. Jamás la nación ha recibido información de la operación de las filiales de Pemex, como PMI.

Repsol ha sido una empresa favorecida por los gobiernos mexicanos en turno. Su participación en la privatización energética furtiva es amplia. Participa de la exploración y explotación de gas seco en la Cuenca de Burgos, también de la importación y almacenamiento de gas natural para la CFE que esta suministra a las transnacionales que generan energía de manera privada. Precisamente, Repsol importa el gas de Perú. Habiendo acordado que los precios serían los internacionales, en la región el índice Henry Hub está en 3.5 dólares el millón de BTU. Pero Repsol lo vende a la CFE en 21 dólares el millón de BTU. Adicionalmente, la CFE le construyó una terminal en Manzanillo, incluyendo la infraestructura asociada.

Repsol es una transnacional española muy desacreditada. Los hechos recientes en Argentina terminaron por expropiarle una parte de sus acciones. Solo a Calderón y Suárez Coppel se les ocurrió la necedad de seguir haciendo negocios con esta corporación. Peña Nieto también ha seguido la misma política, a pesar de las groserías de estos españoletes.

El resultado indica que esta política es errónea, inconveniente para la nación. Peña insiste patológicamente en las Leyes de Pemex y de la CFE que, estas empresas deben aliarse o asociarse con otras similares. El caso Repsol muestra que ese camino es incorrecto. A Repsol, incluso, se deben cancelar los contratos que opera en México.


Ref: 2014, elektron 14 (178) 1-3, 23 mayo 2014, FTE de México.







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