Volumen 14, Número 285, mayo 10 de 2014
 


¡No, a desnacionalización energética!



Manifiesto FTE del 1º de mayo de 2014. Conquistadas en grandes jornadas de lucha, las industrias petrolera y eléctrica nacionalizadas pasaron a ser dos grandes emblemas nacionales. El gobierno federal en turno, apoyado por los partidos políticos y legisladores, desnacionalizó a tan importante patrimonio. El FTE lucha por la reorganización del movimiento obrero y la re-nacionalización energética, condena la reforma constitucional regresiva, exige la disolución del Congreso y la renuncia del gobierno federal por reiterada traición a la nación.


Empobrecidos como nunca antes, con el salario real al nivel de hace cien años, magros aumentos nominales y cada vez menos protección social. Cien años, además, de sujeción a la ideología de su contrario histórico, sometidos al férreo control corporativo del charrismo sindical, los trabajadores mexicanos y la nación enfrentamos la cruel agresión del Estado y gobierno en turno.

Ante la carencia de respuesta obrera el capital ejerce su poder. Enrique Peña Nieto es el mejor instrumento del capital en este momento. El imperialismo ha decidido la reorganización económica del capitalismo en México y la lleva a cabo con la traición explícita del gobierno, legisladores y partidos políticos.

Esta reorganización tiene como centro a las telecomunicaciones y a la energía, sectores ya desnacionalizados y en vías de entregarse al capital, principalmente, extranjero.

En materia energética, las industrias petrolera y eléctrica fueron conquistadas en inolvidables jornadas por los trabajadores y pueblo de México. A cargo exclusivo del Estado, ambos sectores financiaron el desarrollo del país en los últimos 75 años, permitieron su industrialización y el acceso a la energía del 98% de mexicanos.

Pero ambos sectores fueron sometidos a una destrucción sistemática desde 1992, en el marco del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica. Desde entonces, los sucesivos gobiernos se dieron a la tarea de vulnerar al sector energético nacionalizado hasta destruirlo.

Lo que hicieron Peña Nieto y partidos políticos en 2013 fue DESNACIONALIZAR a las industrias petrolera y eléctrica. Eso fue así mediante las reformas constitucionales que modificaron radicalmente el régimen de propiedad, el cual, de ser nacional pasó nuevamente a ser privado.

Para lograrlo, el gobierno ha insistido en una costosa campaña publicitaria, pagada con recursos públicos y llena de mentiras. Habla de reducir los precios del gas y las tarifas eléctricas, a cambio de que estas actividades sean totalmente privatizadas. Las mismas promesas se hicieron desde 1992 y los resultados son al revés: más privatización, mayores precios y tarifas.

El gobierno miente porque ni siquiera está en sus manos lograr tales reducciones. Esas serían decisiones de las corporaciones, las cuales, jamás bajarán los precios, la lógica intrínseca de la ganancia le impide al capital abaratar sus productos. Que haya miles de empresas y empresitas privadas no conduce a bajar precios.

Toda es una faramalla y con promesas individualistas el gobierno le baja las defensas a la población. El objetivo es ceder la propiedad nacional y crear nuevos monopolios, ahora privados, dominados por el capital extranjero.

Es la entrega de la nación al imperialismo. La reorganización del capitalismo basado en la energía es crucial, sin esta no puede funcionar ninguna economía del planeta. Por tanto, es estratégico apoderarse de los recursos naturales, así como del valor de uso y del valor de cambio de los mismos.

La acumulación de capital a partir de ejercer la propiedad privada, el dominio de las funciones estratégicas de los procesos de trabajo, los recursos naturales y la renta asociada aumentará la tasa y la masa de ganancia capitalista. Al mismo tiempo, ocasionará penuria y miseria a la nación.

No habrá crecimiento económico, ni desarrollo social, ni creación suficiente de empleos, ni mejores salarios, ni siquiera respeto a los derechos laborales y sociales. Será a la inversa, en las peores expresiones del crimen, especialmente, en alta mar. Habrá despojo en tierra y mar, expulsión de poblaciones enteras, apropiación de tierras, aguas y bosques, asesinatos y sometimiento esclavo.

Todo con el único propósito de abastecer al imperio con suministros seguros de petróleo crudo mexicano barato, a cargo de transnacionales.

La legislación secundaria en la materia revela los términos de la repartición del botín. La industria petrolera se privatiza en su casi totalidad, a Pemex se le conserva el nombre pero no sus facultades ni funciones, ahora esa legislación es para la industria petrolera privada. La ley de Pemex, será para los contratistas.

Otro tanto se propone con la industria eléctrica, la ley del servicio público de energía eléctrica simplemente se abroga y en su lugar se propone la ley para la industria privada. La CFE deja de ser industria y pasa a ser empresa, sujeta a su propia ley. La industria será fraccionada, toda la generación será privada, la transmisión y distribución será entregada al contratismo.

Elevados a rango constitucional, los órganos reguladores (Comisión Nacional de Hidrocarburos y Comisión Reguladora de Energía) serán las oficinas del imperio en México para distribuir el botín a discreción.

El llamado Fondo petrolero no es sino una burla para encubrir el robo a la nación y justificar el desbarajuste que proyecta el gobierno. No puede ser de otra manera, habida cuenta que la mayor proporción de las actividades petroleras y eléctricas están destinadas a las transnacionales. El gobierno no tendrá siquiera mínimos controles, no solo porque no se lo permiten las leyes sino porque las propias corporaciones lo impiden.

Todas las fuentes, renovables y no renovables de energía, quedarán al arbitrio del capital. El agua, el viento, la geotermia, la energía de los océanos (olas, mareas, corrientes marinas) y radiación solar serán energéticos privatizables a plenitud.

Lamentablemente, este patético escenario lo ejecuta el gobierno sin que los trabajadores siquiera se pronuncien. Todo el supuesto debate está entre políticos venales, medios corruptos, charros sindicales y una supuesta sociedad civil oficialmente superficial, lastimera y rastrera.

La participación obrera es necesaria, también la de la nación. Esto plantea la obligada ruptura con el charrismo sindical. Es necesario terminar con cien años de enajenación, cien años de un proletariado sin pies ni cabeza, que no recuerda ni sus propias hazañas y se niega a jugar su papel fundamental de clase.

Sin la intervención decidida de los trabajadores, no hay proceso nacionalizador que pueda sostenerse. Sin esa participación, tampoco podrá haber re-nacionalización. Esta es, sin embargo, una necesidad social y se hará. La re-nacionalización no es solo una consigna sino un proyecto de lucha, a realizar dentro y fuera de los centros de trabajo, en la lucha social y en el espacio del saber, en todo el país y allende las fronteras, en el momento en que nos decidamos a ser libres..

Este 1º de mayo de 2014 es día de lucha proletaria en todo el mundo. En México es ocasión para reafirmar por los trabajadores concientes los grandes objetivos de nuestro movimiento: Uno, la reorganización democrática del movimiento obrero de México en 20 sindicatos nacionales de industria y, Dos, la re-nacionalización energética de acuerdo a la Política Energética Independiente.


¡Proletarios, Uníos!



Ref: 2014, elektron 14 (156) 1-2, 1 Mayo 2014, FTE de México.


Frente de Trabajadores de la Energía,
de México





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