Volumen 14, Número 284, abril 30 de 2014
 


Las “pérdidas” de la CFE



En 2013 registró pérdidas netas por 37 mil 552.3 millones de pesos, casi el doble de las registradas en 2012. Los ingresos netos fueron 318 mil 490.6 millones pero los costos de operación fueron 330 mil 233.6 millones de pesos. La burocracia no explica las causas, que son dos: una, la excesiva privatización furtiva y el pago anual a las transnacionales por las inversiones realizadas y, dos, el pago excesivo del gas natural importado a través de Repsol para el suministro a los generadores privados.


Otra vez pérdidas contables

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) registró pérdidas netas por 37 mil 552.3 millones de pesos durante 2013, las cuales resultaron 95 por ciento superiores a las del año anterior, 19 mil 215.6 millones de pesos, reportó la paraestatal a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) (Cardoso V., Zúñiga J.A., en La Jornada, p.27, 3 abril 2014).

Según el estado de resultados, la paraestatal obtuvo ingresos netos por 318 mil 490.6 millones de pesos durante el año pasado, los cuales quedaron cortos para cubrir el costo por ventas de sus servicios, a pesar de que fueron 2.4 por ciento superiores a los observados en 2012.

Los ingresos de la CFE alcanzaron a cubrir 96.4 por ciento del costo implicado en la venta de electricidad, el cual se elevó a 330 mil 233.6 millones de pesos durante el año pasado con un incremento anual de 5 por ciento en términos nominales.

Así, la diferencia entre el costo de ventas y los ingresos de la CFE se amplió a 11 mil 743 millones de pesos durante 2013, déficit 230 por ciento superior al registrado por el mismo concepto en 2012, el cual fue de 3 mil 559 millones de pesos, según los estados financieros.

Con un personal de 70 mil 180 trabajadores, entre funcionarios, empleados administrativos y obreros, la Comisión Federal de Electricidad tuvo un resultado de operación negativo por alrededor de 15 mil 110 millones de pesos, superior en 82.3 por ciento a la pérdida que por 8 mil 286 millones registró en 2012.

De acuerdo con los estados financieros de la paraestatal, el valor total de sus activos al término de 2013 fue de un billón 125 mil 118.3 millones de pesos, cantidad 13.6 por ciento mayor a la reportada el año anterior. Pero el monto total de sus deudas, tuvo un incremento anual de 7.75 por ciento hasta ascender a 949 mil 141 millones de pesos aproximadamente y representar 84.3 por ciento del valor de sus propiedades.

Por lo que respecta al endeudamiento en moneda extranjera de la CFE, presentó una reducción anual de casi 23 por ciento, al disminuir de 116 mil 087 millones de pesos en 2012 a 89 mil 671 en 2013.

La misma política antinacional

El informe de la CFE a la BMV repite lo mismo de otras ocasiones. Otra vez reporta “pérdidas” contables. Confirma que en 2013 obtuvo ingresos netos por 318 mil 490.6 millones de pesos pero los costos de explotación fueron de 330 mil 233.6 millones de pesos.

¿Por qué ocurre así? La CFE obtiene importantes ingresos pero sus costos de explotación son mayores. Eso requiere una explicación. Para el gobierno y burocracia en turno no hay nada que explicar, simplemente, la CFE opera con “pérdidas” y ya son varios años, en cada uno de los cuales, las “pérdidas” son mayores.

Lo anterior representó en 2013 una diferencia de 11 mil 743 millones de pesos, mientras que, en 2012 fue de 3 mil 559 millones de pesos. Esto es, la situación cada vez es peor.

Por este camino es evidente que la CFE va rumbo a la quiebra. Más aún con la reforma energética de Peña Nieto que desnacionalizó a la industria eléctrica, dejando a la CFE como una empresa más, con facultades sumamente reducidas para competir en desiguales condiciones con las transnacionales y sus filiales.

La quiebra es deliberada y se debe a dos razones principales. Una es la severa privatización furtiva a que ha sido sometida la CFE y la propia industria nacionalizada. En el primer caso, la privatización operativa llegó al 33% en 2013, mientras la privatización eléctrica nacional ascendió al 55.24% de la generación total. En el primer caso, se trata de 29 proyectos privados en la modalidad de Productor Privado Independiente (PIE), de los cuales, 25 son termoeléctricos a base de gas natural y 5 proyectos eoloeléctricos, a base del viento, todos a cargo de transnacionales.

Mediante este mecanismo privatizador, la CFE firmó con las transnacionales convenios de compra-venta de la energía generada a plazos de 25 años prorrogables. La capacidad instalada autorizada por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) en la modalidad PIE asciende a 14 mil 151 MW y la de generación a 102 mil 554.8 GWh. Las correspondientes inversiones son de 15 mil 52.5 millones de dólares. Esta cantidad tan importante ha sido recuperada. Cada año, la CFE reserva los pagos y los ha repetido desde 1992.

La otra razón es que el gas que requieren las plantas de ciclo combinado operadas por las transnacionales es suministrado por la propia CFE, prácticamente “a las puertas” de su casa. Ese gas se importa de Perú a través de la española Repsol. Habiendo suscrito un contrato que consideraba como base el precio indicador en los Estados Unidos, esto es. 3.5 dólares el millar de BTU, los españole se negaron a respetar el convenio y lo venden a la CFE en 21 dólares el millar de BTU, es decir, a los precios de Asia.

En tales condiciones, ¿cómo no van a aumentar los costos de explotación? No hay ninguna empresa en el mundo que pueda resistir la embestida.

Además de revender la electricidad, la CFE se ve obligada a cobrar menos debido a la existencia de los llamados “subsidios”, que se dice son para los usuarios domésticos y más bien son para los generadores privados. La mayor parte de esos subsidios NO los paga el gobierno. Debiendo hacerlo, hace años que le transfiere el cargo a la propia CFE. En consecuencia, son tan altos los subsidios que la CFE siempre termina perdiendo. Si tan solo el gobierno cumpliera sus deberes y cubriera el subsidio que dice otorgar, los resultados contables serían otros, la CFE operaría con ganancias. En 2012, los subsidios ascendieron a 77 mil 36 millones de pesos pero la CFE solo recibió por “aprovechamientos” la cantidad de 44 mil 779 millones de pesos, la diferencia corrió a cargo del presupuesto anual de la CFE.

Pero reiteramos, la política oficial del gobierno federal consiste en quebrar deliberadamente a la CFE, A pesar de esa política antinacional la institución sobrevive y sigue generando importantes ingresos que, lamentablemente, transfiere de inmediato al capital extranjero representado por las transnacionales.

Con la desnacionalización de Peña Nieto la situación será peor. Primero, la privatización furtiva a cargo de la CRE ha quedado “legalizada”. Segundo, la generación eléctrica dejó de ser una actividad constitucionalmente estratégica, ahora cualquier corporación podrá generar la energía eléctrica que quiera. Tercero, la CFE será descuartizada. Por el momento se encarga de la transmisión y distribución eléctrica pero la propuesta consiste en separar estas funciones para realizarlas por un operador independiente. Lo mismo ocurrirá con el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), lo cual ocurrirá más pronto. El objetivo es poner la transmisión, distribución y control al servicio privado. Cuarto, por si fuera poco, la CRE fue elevada por Peña Nieto a rango constitucional, según las reformas regresivas al artículo 28 constitucional. Finalmente, las reformas serán reglamentadas a través de la legislación secundaria. Entre las principales leyes estará la “nueva” ley eléctrica que sustituirá a la que conquistamos por la Tendencia Democrática en 1975. Esta ley la hicimos para afirmar a la nacionalización, la “nueva” será para la privatización de Peña Nieto, será radicalmente distinta y empezará por eliminar el concepto de servicio público de energía eléctrica.

En este contexto, la CFE no solo ha sido convertida en simple empresa, sino, literalmente, en una “comisión” sin futuro que actualmente genera solo el 44.81% y cada vez generará menos. La situación es muy grave. Lamentablemente, solo el gobierno actúa y la industria no se defiende sola, los defensores de la industria eléctrica nacionalizada somos muy pocos y la mayoría se niega a escucharnos.

Sin la presencia y acción organizada de los trabajadores al interior de los centros de trabajo y en espacios públicos, los procesos nacionalizadores se estancan e, incluso, retroceden. Lo dijimos en su momento y lo corroboramos en el presente. Son ya varias ocasiones que ocurre en México.

Sin esa acción obrera, no es posible defender cabalmente al patrimonio eléctrico de la nación. Tampoco será posible la re-nacionalización eléctrica. Pero esta es necesaria y se hará. ¿Cuál es la condición? El cambio en la relación política de fuerzas, la decisión de los trabajadores para recuperar a sus organizaciones sindicales, el desarrollo de la conciencia tomando nota de la experiencia y conocimiento acumulado.

Cualesquiera sean las condiciones, volveremos a recuperar el patrimonio eléctrico de todos. No es una simple aspiración ética. El ominoso escenario de las compañías extranjeras ya se padeció y fue nefasto. Volverá a repetirse. El capitalismo no se ha humanizado ni mucho menos. Tampoco se portará bien. Habrá que expropiarlo. No había necesidad pero el gobierno impuso su reforma constitucional regresiva. Ahora hay que echarla atrás, en una situación más difícil, pero no con una consulta amañada sino con la lucha social independiente en todo el país.


Ref: 2014, elektron 14 (141) 1-3, 16 abril 2014, FTE de México.



Tormenta solar sobre red eléctrica.





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