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MEXICO
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PERIODICO DEL FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA DE MEXICO
 Vol. 2, No.28         Agosto 28 de 2002
¡Fox Miente!

Fox miente a la Nación. Dice una cosa y hace otra. Niega lo que propone y destruye a la industria eléctrica nacionalizada. Es un caso de entreguismo desmedido a las transnacionales para hacer sucios negocios con el patrimonio nacional. Fox transgrede a la Constitución e incurre en responsabilidad que amerita juicio político. ¡Abajo Fox y su gobierno pro-yanki!

 

Realidad Falsificada del Foxismo

  1. La capacidad actual de 43 mil 500 Mwe no es capacidad efectiva en operación de CFE, casi 10 mil Mw son privados; CFE únicamente compra la electricidad, no realiza inversiones propias. La nueva propiedad es privada.
  2. El 5.62% que dice corresponde a productores externos y el 5.96% al autoabastecimiento y cogeneración, no es cierto. Ni hay tal autoabastecimiento, ni el porcentaje es correcto, es mucho mayor y corresponde a los permisos fraudulentos otorgados por la Comisión Reguladora de Energía.
  3. Se propone instalar 32 mil Mwe más, sin ninguna base ni diagnóstico, ni siquiera indican fechas ni tasas de crecimiento anual proyectadas. Se trata de una deliberada manipulación.
  4. Dice “reforzar la figura de servicio público” pero se propone reducirlo a su mínima expresión, dejándolo al nivel del consumo doméstico y el alumbrado público, separando a los sectores industrial y comercial, ambos grandes consumidores que estarían a cargo de las transnacionales. CFE y LFC perderían al 70% de usuarios e irían a la quiebra en breve plazo.
  5. El espíritu constitucional no se ratifica, se distorsiona abruptamente al crearse una industria eléctrica paralela y privada.
  6. Fox dice reconocer “necesidades no colectivas ni básicas” y las separa del servicio público para crear una nueva industria eléctrica. Sin embargo, no existe ningún proceso productivo que no requiera energía eléctrica como necesidad colectiva y básica.
  7. El Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) se quitaría a CFE pasando a servir a intereses privados. La red eléctrica nacional se pone al servicio de las transnacionales.
  8. La Comisión Reguladora de Energía (CRE) sería fortalecida y ejercería autoridad sobre las empresas públicas. El aumento de tarifas eléctricas a la población sería previsible pues se le otorgan facultades a la CRE para reestructurarlas.
  9. Fox propone “reorganizar” a la industria eléctrica nacionalizada para destruirla.
  10. La propuesta foxista es una sola: Desnacionalización y Privatización.

Legalización del fraude contra la Nación

Más de 3 años de debate y el gobierno insiste en lo mismo: privatizar la industria eléctrica nacionalizada. Crisis, quiebras, desastres, fraudes, etc. no dicen nada para el foxismo. La experiencia fracasada en otras partes del mundo se pretende imponer compulsivamente a México utilizando un discurso falso y manipulador. Es la argumentación de Enron para hacer negocios privados defraudando a la Nación.

Con fecha 16 de agosto de 2002, Vicente Fox presentó al Senado de la República un paquete de iniciativas de ley tendientes a la privatización eléctrica. Fox le llama Propuesta de Reforma para la Reorganización de la Industria Eléctrica. En el fondo, ese eufemismo no se sostiene.

La propuesta foxista es tan inaceptable como la presentada por Zedillo en 1999. Los “argumentos” oficiales son los mismos. La única “diferencia” es que a Fox no le gusta llamar a lo que hace por su nombre, sino al revés. Pero, lo que está escrito es indudable, se trata de la Privatización eléctrica con todas sus letras, concepto y significación.

De entrada, Fox propone modificar la Constitución. Su propuesta es, por supuesto, desnacionalizadora y su argumentación endeblemente reiterada. Se trata del discurso del Banco Mundial, los argumentos de Enron y la necedad neoliberal. No hay coherencia en la argumentación, ni les importa, se pretende solamente hacer negocios mediante la apropiación privada del patrimonio de la Nación.

Para justificar sus propuestas, los asesores de Fox redactaron un documento que las antecede a manera de exposición de motivos.

La primera propuesta es una “iniciativa de reforma a los artículos 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.

Falsa argumentación neoliberal

Dice Fox que su propuesta de reforma “tiene por objeto la regulación integral de la industria eléctrica, bajo el modelo de organización industrial...”, mismo que no explica pero que corresponde a lo indicado por el Banco Mundial.

A continuación señala: “El modelo de organización industrial que propongo parte de un diagnóstico que muestra la situación actual del sector, consecuencia de su evolución a lo largo de la historia contemporánea; atiende a la problemática, retos y necesidades presentes y futuras en el corto, mediano y largo plazos, toma en cuenta las oportunidades que nos brinda el desarrollo tecnológico que ha experimentado la industria en los últimos años, y sobre todo respeto pleno a los preceptos constitucionales”.

Mayores mentiras son difíciles de lograr pero Fox lo hace. No existe en la propuesta que se presenta ningún diagnóstico de la industria eléctrica ni se atiende la problemática nacional en el sector, tan solo se transcriben los “mandamientos” de los organismos financieros del imperialismo.

Según Fox y asesores su modelo incluye “sobre todo respeto pleno a los preceptos constitucionales” ¡Eso es justamente lo que Fox transgrede, el orden constitucional de la Nación! En su esquizofrenia, Fox y asesores niegan lo que proponen, tratando de ocultar sus fechorías. Ese es todo un caso de patología política. Es el engaño clásico de la política barata llevado al nivel fársico. Como decimos mexicanos y latinos: “se quieren pasar de listos”.

Situación actual

Con respecto a la situación actual dice que, “El sector eléctrico es un área estratégica para el desarrollo y crecimiento de cualquier país” pero lo que propone es lo contrario, es decir, eliminar a “la electricidad” como área estratégica, misma que la propia Constitución define en los artículos 27 y 28.

Las intenciones son finalmente inocultables. Fox propone abiertamente un sector eléctrico privado, paralelo al público. El primero, destinado a grandes consumidores de energía eléctrica (industriales y comerciales) y, el segundo, para la atención a los consumidores domésticos. Fox no dice que, el primer sector representa el 70 por ciento del consumo nacional de energía eléctrica, con lo cual la industria eléctrica privada pasaría a convertirse en el más importante en detrimento de la industria pública.

Por ninguna parte se ve ningún diagnóstico del que habla, los argumentos están deliberadamente manipulados. Señala que “La capacidad actual de generación de energía eléctrica del sector en su conjunto es de 43.5 mil megawatts, de la cual, el 83.2 por ciento corresponde a la CFE, 1.9 por ciento a Luz y Fuerza del Centro, 4.2 por ciento a Petróleos Mexicanos y el 5.62 por ciento restante a productores externos de energía eléctrica, 5.06 por ciento de cogeneración y autoabastecimiento”.

La manipulación es evidente, al indicar que de los 43.5 mil Mw (megawatts) el 83.2 por ciento corresponde a la CFE ocultando que, en estos momentos, del orden de 10 mil nuevos megawatts los producen los inversionistas privados no la CFE, ésta únicamente compra la energía producida. Es, asimismo, impreciso señalar que solo el 5.62% corresponde a productores externos de energía y que, 5.06% es cogeneración y autoabastecimiento. Esos conceptos son fraudulentos, porque no hay tal cogeneración y menos autoabastecimiento. Se trata de producción en alta escala, lo que ha llevado a las transnacionales a instalar plantas eléctricas de alta potencia con un porcentaje que representa casi la tercera parte de la capacidad instalada equivalente a nivel nacional. Fox pretende engañar a la Nación con aritmética simple.

Evolución del sector y su Marco jurídico

Respecto a la evolución del sector y su marco jurídico, los asesores de Fox interpretan la historia a su gusto. Se mencionan las concesiones privadas de principios del siglo anterior para rescatarlas en su nueva argumentación, ¡100 años después!

Su visión es totalmente acrítica. El desastre ocasionado al país por las empresas extranjeras privadas lo soslayan totalmente ocultándolo. La nacionalización es considerada como un simple acto de neutralidad política ocasionado por la tecnología.

Dicen los conservadores del siglo 19 que, “En aquel entonces, la tecnología prevaleciente para la generación de energía eléctrica implica la construcción de grandes centrales para aprovechar las economías de escala, por la que la disyuntiva era la de tener un monopolio privado o uno estatal”

Con ese simplismo justificarán después las reformas que ahora presentan. Señalan que, “cambios tecnológicos registrados a partir de los años ochenta cambiaron la percepción de que sólo existiera un proveedor del servicio de electricidad. Por un lado, avances en la resistencia al calor de los materiales de las centrales generadoras, facilitaron la introducción de plantas de ciclo combinado a base de gas natural, con altos niveles de eficiencia, además de una disminución tanto en el tamaño óptimo de dichas centrales como en el tiempo para su construcción, montaje y amortización de la inversión; permitiendo así, que empresas de menor tamaño pudieran competir en un mismo sistema”

Los asesores privados que redactaron la propuesta no saben nada del asunto y acomodan ciertos argumentos “técnicos” a sus planes manipuladores y facciosos pretendiendo aparecer como muy “técnicos”.

El problema más importante para la ingeniería no es precisamente la resistencia al calor de los materiales, sino la extracción del calor de los energéticos primarios y la eficiencia con que se logra. El problema con los materiales de construcción es la corrosión generalizada que ocasionan. Por otra parte, ¿cuál disminución en el tamaño de las centrales? Si así es, ¿porqué, entonces, las empresas transnacionales están instalando en México las plantas más grandes del país? Iberdrola, con una sola planta, instalará más de 1 mil Mwe, cifra superior a toda la capacidad efectiva en operación de Luz y Fuerza del Centro, organismo próximo a cumplir 100 años de historia.

Acomodando la argumentación, supuestamente técnica, a sus intereses de negocios dicen que, “Aunado a lo anterior los avances en tecnología de comunicaciones han logrado que las mediciones de flujo de energía en tiempo real permitan despachar en una misma red a varias empresas de generación. Es así, que hoy en día, pueden operar varias empresas de generación y distribución y con ello los usuarios pueden elegir el suministro eléctrico que mejor se adapte a sus necesidades” O sea, que para Fox y compinches el desarrollo tecnológico alcanzado sirve para la industria eléctrica privada, para la pública no. El desarrollo del conocimiento humano, en esas condiciones, conduce a la privatización. Eso, por lo menos, es absurdo.

A partir de esas torpezas, Fox justifica a Salinitas. Dice que, “la combinación de la situación financiera prevaleciente en el sector y los avances tecnológicos registrados en los años previos, propiciaron que en diciembre de 1992, se introdujeran reformas a la Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica con el objeto de abrir nuevas oportunidades de participación a los inversionistas privados en actividades de generación de energía eléctrica, que no constituyen servicio público, a través de un régimen de permisos otorgados por la Comisión Reguladora de Energía” Dice Fox, “Para estos efectos, se rediseñaron las figuras de autoabastecimiento y cogeneración, y se crearon las figuras de pequeña producción, producción independiente de energía, importación y exportación”.

Inconscientemente, Fox denuncia a la Comisión Reguladora de Energía como la entidad privatizadora. Por supuesto, las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica, que permearon las reformas ilegítimas a la Ley eléctrica, ni las menciona.

Problemática y Retos del sector

“Hoy en día, la expansión y modernización del sector eléctrico nacional radica prácticamente en los ingresos públicos disponibles” dicen los autores de la iniciativa foxista. Así ha sido siempre teniendo buenos resultados. Pero, el gobierno foxista lo que no quiere es que haya financiamiento público.

Se dice que, “en las últimas dos décadas, la tasa de crecimiento anual de la demanda por energía eléctrica en México fue de 5.5 por ciento, entre tanto, durante el mismo periodo la tasa de crecimiento del PIB fue de 2.7 por ciento y la de los ingresos públicos de menos de 1 por ciento” Esas relaciones no explican la carencia de recursos y, además, muestran una tasa de crecimiento en el sector que no es extraordinaria, en otras épocas el crecimiento fue del doble y hubo capacidad de financiamiento del Estado. Ahora, Fox expresa únicamente que la capacidad de financiamiento “se está agotando” sin presentar pruebas convincentes.

Sobre la problemática y retos del sector, los pro-gringos dicen que, se ha podido salir adelante gracias a la inversión privada autorizada desde 1992. “Dicha participación se ha logrado en su mayoría, mediante la figura de Productor Independiente de Energía (PIE), los cuales han celebrado contratos de compraventa de largo plazo para vender la totalidad de su producción a Comisión Federal de Electricidad. De manera que estos esquemas y los de construcción-arrendamiento-transferencia (CAT)” pero, “sólo han sido una solución transitoria”

Informan que “Actualmente, el consumo anual per cápita de energía eléctrica en México es de 1.9 Megawatts hora”, mismo que se reconoce como uno de los más bajos del mundo. Pero dicen que “en el último año el Sistema Eléctrico Nacional se ha visto en la necesidad de operar de forma recurrente, con reservas operativas de capacidad de generación menor al 6 por ciento, que es el mínimo recomendado a nivel internacional para prevenir contingencias de muy corto plazo. De hecho, en algunos días del mes de abril del año pasado se operó prácticamente sin reservas” Se trata de la misma argumentación alarmista de Zedillo y Téllez, no confirmada y contradicha entre los propios funcionarios del sector.

Hablan de “un escenario de crecimiento económico conservador”, el cual no indican. ¿Qué quieren decir? cuando su política económica neoliberal está destruyendo al país con crecimientos ínfimos de casi cero (0). ¿A qué escenarios e refieren? A ninguno, la propuesta está hecha sin planeación ni programación.

¡Ah!, pero sí señalan que “los incrementos en la demanda eléctrica implicarían la necesidad de instalar más de 32,000 Mw de nueva capacidad de generación, equivalente a más del 73 por ciento de la capacidad con que se cuenta actualmente” ¿Con qué bases hacen los foxistas esas estimaciones? No lo indican, simplemente lo afirman haciendo una manipulación deliberada. La proyección es solamente un número que podría ser otro. Fox y sus Amigos hacen proyecciones falsas.

¿Para cuándo se necesitaría esa capacidad instalada? Los foxistas no lo dicen porque no saben ni les interesa, lo único que quieren es otorgar facilidades a las empresas transnacionales para que lucren en ausencia de toda planeación nacional en la materia. Con esos criterios, mañana podrían decir que se requiere el doble o el triple y la privatización sería más urgente.

En 1999, Zedillo y Téllez urgían al Congreso que aprobara la privatización porque había que instalar 13 mil Mw, adicionales a esa fecha, hacia el año 2006. En estos momentos (2002) se ha llegado prácticamente a esa meta y, con los permisos en marcha, pronto se habrá rebasado con creces. Si ahora Fox pretende 32 mil Mw más, para cualquier fecha, eso significa que sería una capacidad instalada privada. Con ello, la nueva industria eléctrica privada cubriría casi el doble de la CFE y LFC juntas.

Eso sí, reconocen que “en particular el 44% de las unidades de generación cuentan con más de 30 años de vida activa” Esa planta industrial vieja, “que no se moderniza”, es la que prevén dejar a CFE, lo nuevo, lo moderno sería privado.

Para finalizar el “supuesto diagnóstico”, dicen los foxistas que “en primer lugar, es necesario reforzar la figura de servicio público dotando a las empresas encargadas del mismo con las herramientas administrativas y regulatorias que les permitan cumplir con su objeto de proveer dicho servicio bajo los principios de equidad, transparencia y universalidad. En segundo lugar dar certidumbre y claridad a la participación de los sectores social y privado que tanto pueden contribuir al desarrollo de esta vital industria”

Lo primero, por supuesto, no les interesa es simple demagogia. ¿Cuál reforzamiento de la figura de servicio público, si lo que proponen está orientado a una mutilación casi total de ese concepto? Les importa el segundo aspecto, es decir, la “certidumbre” a los inversionistas privados para atracar a la Nación “legalmente”.

Reorganización para la privatización

Con bases tan endebles el foxismo “justifica” la privatización. Según ellos, “se distinguen las necesidades colectivas básicas que demandan un servicio de manera continua, uniforme, regular y permanente, de las que no los son, considerando que estas últimas no pueden comprender necesidades de un número minoritario de usuarios que utilizan el suministro eléctrico como un insumo en sus actividades industriales, comerciales o de servicios o como parte de un proceso productivo que por su naturaleza varía considerablemente y es modulable frente a distintos efectos exógenos, por lo que en la práctica justamente no se demandan de manera continua, uniforme, regular y permanente”

Esa argumentación es convenenciera, unilateral, manipuladora y falsa. Esa distinción la hacen para establecer los ámbitos de competencia de las dos grandes industrias eléctricas paralelas que proyectan. El “número minoritario” de usuarios a los que se refieren son los grandes industriales que consumen “la mayor parte” de la oferta eléctrica del país. Esa “minoría” no es un asunto de números sino de alta concentración de capitales. Hacen referencia al bajo consumo doméstico anual, pero no dan una sola cifra del escandaloso consumo que hace el sector industrial privado.

Justifican su propuesta diciendo que, hasta ahora el suministro eléctrico comprendía a todos los sectores “en virtud de que no se contaba con los sistemas de computo y medición necesarios para distinguir en tiempo real el consumo de cada gran usuario y la producción de los distintos generadores” Eso es falso, actualmente hay muchas e importantes computadoras que se usan en la industria eléctrica nacionalizada y el servicio público de energía eléctrica se suministra confiablemente. Desde luego, no se trata de un problema de cómputo. Más bien, se están acomodando para comprar el software que requerirá la industria privada para imponer su control absoluto sobre la industria nacional, incluidas CFE y LFC. El esquema de Fox es abiertamente destructor de la industria pública.

La desnacionalización eléctrica es inocultable. Dicen los Amigos de Fox que, “Por ello, la reforma propuesta introduce un esquema en el que los usuarios, que por sus necesidades particulares tanto económicas como de consumo, tendrán la oportunidad de optar por fuentes alternas de suministro, es decir, generar por si mismos la energía que requieren, o bien, optar por adquirirla a un tercero mediante contratos de largo plazo”

Agregan los empleados de los inversionistas: “De esta manera, se ratifica la distinción del espíritu del texto constitucional actual, en el sentido de que existe un servicio público cuya prestación corresponde exclusivamente a la Nación, y se reconoce que también existen necesidades no colectivas ni básicas, en relación con las cuales no se justifica la obligación de su atención exclusiva por parte del Estado y por ello se les da certidumbre”

Lo anterior, ¡No es cierto! El espíritu constitucional no se ratifica, sino que se suprime. La Constitución indica que el servicio público corresponde exclusivamente a la Nación, pero el verdadero servicio público que es total en el país, no el nuevo servicio público que Fox quiere imponer a su antojo. Es no es ratificar la Constitución sino transgredirla. Dice, estúpidamente, que para el caso de los grandes industriales se trata de necesidades “no colectivas ni básicas” ¿No? ¿Apoco hay algún industrial que pueda operar sus empresas sin energía eléctrica? Esta energía no solamente es básica, es indispensable. Es además, una necesidad colectiva, porque los empresarios no funcionan aislados, ni son uno ni dos.

La propuesta foxista es alevosa. Reconoce que, “prácticamente todos los usuarios y generadores usarán las redes nacionales de transmisión y distribución por lo que será necesario que el Estado garantice un libre acceso y uso no discriminatorio, por lo que el control y operación del sistema serán determinantes para garantizar a los usuarios que se encuentren fuera del servicio público que tendrán acceso a su energía”

Es decir, Fox no solamente quiere que la Nación ceda sus derechos constitucionales a los empresarios privados para que generen y vendan energía eléctrica sino que pretende todo tipo de garantías adicionales como el transporte de esa energía a través de todo el país. Esto significaría que las trasnacionales podrían utilizar las redes eléctricas de transmisión y distribución, rentadas al Estado, para comercializar en todo el país la energía que generen. ¿Más?, ningún empresario extranjero podría pedir. Después, cobardemente, declaran a los medios que no se trata de ninguna privatización.

Incluso, Fox propone que aún tratándose del consumo doméstico los empresarios privados puedan vender energía eléctrica y el Estado estaría obligado a comprarles todo lo producido. ¡Sería un negocio de ensueño! “Adicionalmente, debido a que el consumo de dichos usuarios es considerablemente variable se plantea permitir a los generadores privados vender la energía no contratada, siempre y cuando dicha venta genere una disminución en los costos del servicio público”

Luego, “se plantea la creación del Centro Nacional de Control de Energía como organismo público descentralizado de la Administración Pública Federal con patrimonio y personalidad jurídica propios, como parte fundamental del proyecto integral del Sector Eléctrico” El Centro Nacional de Control de Energía se encargaría del despacho de la Red Nacional de Transmisión y de la operación física y financiera del mismo. El actual CENACE se le quitaría a la CFE debilitándola más para poner a esa entidad al servicio de las trasnacionales. “Las empresas públicas con activos de transmisión y distribución se encargarán de proveer el sistema físico por el cual se llevarán a cabo las transacciones de energía eléctrica, y tendrá un cobro establecido por la Comisión Reguladora de Energía, debido el uso de las líneas”, dicen.

“Las entidades con activos de distribución entregarán la energía a todos los usuarios interconectados a la red con tarifas de porteo regulados por la Comisión Reguladora de Energía” Todo esto, no es sino la entrega de las redes eléctricas nacionales a los particulares, hecho prohibido actualmente por la Constitución.

Continuando con la transgresión constitucional, para el foxismo los usos de la energía se dividen en privados y públicos. Esa definición es chafa y, por supuesto, unilateral, no explicada ni mucho menos convincente. Con esa base establece lo que llama “segmentación”.

“A partir de la segmentación de los usos de la energía, la reforma plantea la reorganización de las entidades del Estado que actualmente prestan el servicio público de energía eléctrica, con el propósito de clarificar sus fines y de eficientar su operación, con lo que se buscará la autosuficiencia económica y financiera, así como la rentabilidad de las mismas, no sólo para su propio beneficio y el de sus trabajadores, sino también para garantizar la sustentabilidad, fortalecimiento y continuidad del servicio público”.

Se trata de una manipulación descarada para adornar la propuesta de privatización eléctrica. Luego, se insiste en planteamientos soeces.

“Para lograr otorgar certidumbre a los diversos participantes del sector eléctrico, la Comisión Reguladora de Energía será el órgano que regule y vigile el cumplimiento de las obligaciones de los mismos, es decir, tanto de entidades paraestatales como de empresas de los sectores social y privado. Toda vez que la participación de distintos agentes económicos, requiere de una autoridad reguladora que cuente con instrumentos eficaces para garantizar el desarrollo ordenado y transparente de la industria eléctrica, propongo se amplíen las atribuciones de ese órgano desconcentrado”.

Claro, es el complemento que necesitan: la Comisión Reguladora de Energía, la cual regularía hasta el consumo doméstico y fijaría las tarifas.

La trampa es clara, esa Comisión fijaría las tarifas que más beneficiaran a los generadores privados, es decir, las más altas; finalmente el pueblo las pagaría.

La Reorganización Eléctrica

Principios de Enron y del Banco Mundial.

Según la argumentación foxista “la reorganización de la industria eléctrica se sujetará a los siguientes principios:

i) El fortalecimiento de la Comisión Federal de Electricidad y de Luz y Fuerza del Centro;

ii) Pleno respeto a los derechos laborales consignados en la Ley Federal del Trabajo y en el Contrato Colectivo de Trabajo de los trabajadores de Comisión Federal de Electricidad y de Luz y Fuerza del Centro;

iii) La transformación del Centro Nacional del Control de Energía en un organismo público descentralizado de la Administración Pública Federal, que estaría encargado del control y operación del sistema, así como del intercambio de electricidad entre los participantes;

iv) El establecimiento de un despacho de generación a través del cual los generadores privados colocarían su capacidad no contratada para uso de los autoconsumidores que adquieran su energía directamente del despacho de generación y para el servicio público, siempre y cuando el uso de dicha energía resulte en un menor costo para los usuarios;

v) Fortalecimiento de la estructura operativa de la Comisión Reguladora de Energía y redimensionamiento de sus atribuciones;

vi) Reestructuración de las tarifas eléctricas, así como de porteo, por parte de la Comisión Reguladora de Energía;

vii) Acceso no discriminatorio a la Red Nacional de Transmisión y las redes de distribución, siempre y cuando se cubran las necesidades del servicio público;

viii) El desarrollo de contratos de largo plazo, cuyos términos serían acordados por los auto consumidores, posibles generadores privados y Comisión Federal de Electricidad y de Luz y Fuerza del Centro;

“ix) El establecimiento de disposiciones que permitirían operar bajo condiciones especiales a los sistemas eléctricos aislados del país;

x) La introducción de vendedores especializados que agreguen oferta y demanda para hacer más eficiente el intercambio de eléctrica;

xi) La planeación de la industria eléctrica, a cargo de la Secretaría de Energía de acuerdo al programa propuesto por el Centro Nacional de Control de Energía, daría señales de transparencia y permitiría el óptimo flujo de inversiones al Sistema Nacional de Transmisión, así como el establecimiento de incentivos para el desarrollo eficiente y competitivo del sector;

xii) La instrumentación y desarrollo de un marco jurídico claro y transparente capaz de generar la certidumbre y seguridad jurídica necesaria a los inversionistas, permitiendo a la Comisión Reguladora de Energía, como autoridad independiente, regular los monopolios naturales de transmisión y distribución en cuanto a tarifas, inversiones, confiabilidad del servicio, y;

xiii) El impulso a la inversión en proyectos que promuevan el uso de fuentes de energía alternas para la generación de energía eléctrica”

Principios falsos y manipuladores

El punto i) es falso, con la reforma foxista no habría ningún fortalecimiento de CFE ni LFC. Al contrario la propuesta neoliberal conduciría a quebrar a ambas empresas en un breve plazo.

El punto ii) indica el respeto a los derechos laborales. ¡Eso es obvio! en lo inmediato pero condena al desempleo en el futuro cercano.

La constitución del Centro Nacional de Control Energía como un organismo público descentralizado, indicado en el punto iii) significa sustraerlo de la CFE, afectando más a ésta.

El despacho de generación indicado en el punto iv) está diseñado para el servicio de la industria eléctrica privada.

El punto v) refuerza a la Comisión Reguladora de Energía, es decir, reguladora de la privatización.

En el punto vi) se otorga a esa comisión, al servicio de los empresarios privados, el aumento unilateral de las tarifas eléctricas.

Mediante el punto vii) se ponen las redes nacionales de transmisión y distribución eléctrica al servicio privado para que vendan la energía que generen a través del sistema interconectado nacional.

Con el punto viii) se autorizan los contratos a largo plazo por los llamados “autoconsumidores”, todo en detrimento de la industria eléctrica pública.

El punto ix) es de relleno.

El punto x) es anticonstitucional y sería desnacionalizador, al autorizarse la venta privada de la energía eléctrica.

El punto xi) es vil demagogia pues con el esquema propuesto no habría ninguna planeación posible.

El punto xii) “tuerce” a la legalidad y otorga a la CRE facultades para regular a la empresa pública.

El punto xiii) es demagógico porque ningún inversionista privado está interesado en financiar proyectos sobre fuentes alternas de energía.

Desnacionalizar para privatizar

En suma, Fox propone desnacionalizar a la industria eléctrica de los mexicanos. Lo que llama “reorganización” es, simplemente, privatización. Es decir, Fox propone “reorganizar” para destruir a la industria nacionalizada y crear a la industria eléctrica privada. La certidumbre de que habla no sería sino la legalización de la actual privatización eléctrica furtiva, misma que se lleva a cabo en la práctica, al margen de todas las leyes, precisamente mediante los permisos unilaterales e ilegales otorgados por la CRE.

Dicen quienes redactaron la propuesta foxista que, "dicho esquema no representa riesgo alguno para la operación del Sistema, y mucho menos vulnera la prestación del servicio público, sino al contrario lo refuerza buscando la especialización y liberando recursos de las paraestatales” ¡Eso es falso! El riesgo para el sistema eléctrico nacional sería enorme y las consecuencias estarían, precisamente, en el deficiente servicio público como ocurría antes de la nacionalización eléctrica. No hay ningún reforzamiento, hay destrucción conceptual y material del patrimonio nacional.

Qué la secretaría de energía se encargará de la “planeación del sector” es una burla que ni los foxistas creen. Con la privatización no habría ninguna, ninguna, planeación posible.

En el manipuleo político Fox dice que nada de lo antes dicho es Privatización, al contrario ¡No hay Privatización!, repite como perico. Pobre individuo, carece de voluntad propia, actúa enajenado pues está totalmente subordinado a lo que dictan los organismos financieros internacionales. Estos, sí saben de que se trata y utilizan al traidor Fox para apropiarse ilegítimamente del patrimono energético de México.

Fox miente a la Nación, sus propuestas son desnacionalizadoras y privatizadoras. No tiene argumentos convincentes, solo el arrebato antinacional impulsado por las transnacionales a las que siempre ha servido. Ayer y hoy, la Coca-Cola, Enron, Iberdrola, etc.

Sin escrúpulo alguno dice Fox que, “El fortalecimiento del marco regulatorio, la modernización del sector, el respeto de los principios constitucionales, la reestructuración de las empresas públicas, la autosuficiencia energética y la explotación racional de los recursos naturales constituyen el sustento de nuestra soberanía energética”, antes de presentar su iniciativa de “DECRETO POR EL QUE SE REFORMAN LOS ARTÍCULOS 27 Y 28 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS” ¡Ese es su respeto a los principios constitucionales, transgredirlos abruptamente modificándolos al gusto del capital extranjero!

Electricistas en defensa de la Nación y de los derechos obreros FOTO: m27_sme


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27 DE SEPTIEMBRE 17:00 HRS
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