Volumen 13, Número 276, diciembre 26 de 2013
 


Festejo en EU por desnacionalización energética



“Paso histórico para el bien de norteamérica”, la “apertura” (o privatización) fue más amplia de lo previsto, señala The Wall Street Journal. Las transnacionales tendrán el “control” (propiedad) del petróleo “mexicano”. Regresarán la ExxonMobil y la Royal Dutch Shell. “El gobierno sabiamente (optó por) diferir la pregunta sobre cómo se repartirá el botín, para ganar respaldo para el principio de propiedad privada”, dice el Financial Times. Exxon y Chevron desarrollarán el área petrolera más grande no explorada después del Artico, según Bloomberg. Las transnacionales guardan silencio no así sus cabilderos.


David Brooks, publicó en La Jornada, algunas reacciones de importantes medios estadounidenses sobre la reciente reforma energética de Peña Nieto, que desnacionaliza a las industrias petrolera y eléctrica de México.


Privatización amplia

“La reforma para abrir los energéticos mexicanos al capital privado nacional y extranjero es considerada en Estados Unidos como paso “histórico” para el bien de América del Norte, aunque se festeja con cierta cautela, ya que aún no hay reacción oficial de Washington y la mayoría de las petroleras de este país guarda silencio ante el público (Brooks D., en La Jornada, p.5, 20 diciembre 2013).

“Algunos celebran que la apertura es más amplia que lo previsto, mientras analistas y rotativos resaltan que al parecer las empresas extranjeras tendrán mayor “control” del que esperaban sobre el petróleo producido en México.

The Wall Street Journal señaló que la reforma aprobada “podría ser la legislación económica más transformadora en un siglo” en México, la cual “expone a la empresa de petróleo estatal al libre mercado”. En su editorial publicado después de la aprobación de la reforma por la Cámara de Diputados, el rotativo agregó que es difícil exagerar lo que esto implica en términos políticos y económicos para México, Estados Unidos y Canadá.

“La nueva legislación, explicó, no sólo permite a empresas participar en proyectos de exploración y producción, sino que a “las compañías extranjeras se les permitirá tomar control del petróleo producido. México tendrá que asegurar que las reglas de implementación de la ley estén escritas de tal manera que otorguen certidumbre a los inversionistas de que pueden capitalizar sobre sus inversiones. Si eso sucede, México empezará a surgir como un poder global de energía de la misma manera que lo han hecho Canadá y partes de Estados Unidos”.

Primero la propiedad privada

The Financial Times reportó que “es difícil exagerar el significado de la reforma, la cual abre la puerta al regreso de ExxonMobil y Royal Dutch Shell al décimo productor de petróleo más grande del mundo”, y subrayó que el control sobre los recursos energéticos en México ha sido sagrado desde que las petroleras extranjeras fueron expulsadas en 1938 con la nacionalización.

“Por eso subrayó que “el gobierno sabiamente (optó por) diferir la pregunta sobre cómo se repartirá el botín, para ganar respaldo para el principio de propiedad privada”.

Registro de reservas

“Otros, como la agencia Bloomberg, resaltaron que la reforma permitirá que empresas como Exxon Mobil y Chevron desarrollen “el área más grande de crudo no explorada después del círculo polar ártico”.

The Washington Post consideró en un editorial que la reforma “abrirá la puerta para un despegue económico de México”. Explicó que con la reforma, las empresas extranjeras podrán asociarse con Pemex para explorar, extraer petróleo “y registrar ingresos esperados de la producción para propósitos de contabilidad, clave para obtener financiamiento”.

Fin al “nacionalismo caduco”

“Varios analistas señalaron que Exxon y Chevron estarán muy interesadas en las posibilidades de exploración y producción en aguas profundas, mientras empresas como ConocoPhillips y EOG Resources serían atraídas por los recursos de gas shale.

“Algunos “expertos” de políticas de inversión, comercio y la relación bilateral han resaltado la reforma como un momento “histórico” que, para muchos, permite que México “deje atrás” lo que califican de “nacionalismo caduco” que ha frenado el desarrollo de los sectores de energía del país. “Ahora ya pasamos más allá de 1938”, dijo Duncan Wood, director del Instituto México del Centro Woodrow Wilson”.

La euforia del capital

Para los medios y analistas estadounidenses, lo mismo que para las propias transnacionales y sus cabilderos, el momento es de euforia pues lograron que el dócil congreso mexicano aprobara más de lo que pidieron. Están, desde luego, fascinados con el entreguismo de Peña y adláteres.

Duncan Wood, “maestro” de Peñita ligado a la Chevron y jefe de los falsos “expertos” que diseñaron la reforma en el ITAM-Wilson Center, se mostró de la misma calaña que Beltrones. “Nacionalismo caduco” le llamó a la oposición y dijo que ahora “pasamos más allá de 1938”. Tan grosero el uno como el otro, ambos se enorgullecen del regreso al pasado porfirista. Omiten que NO son los únicos actores en el escenario de la lucha de clases.

Lo que han hecho Peña, Videgaray, Aspe, Duncan y Beltrones es un vulgar robo, descomunal y artero robo a la nación. Todos proceden en la más completa impunidad, absurdamente convencidos que el desarrollo del mundo puede hacerse con base en el atropello de los demás. No es así, si bien, por lo pronto harán un desmedido saqueo de petróleo en el Golfo fe México, empezando por las reservas probadas, con una gran depredación ambiental. El pueblo no verá ninguna mejora solo desgracias.

Al regresar al pasado volverá el crimen de las compañías extranjeras, ahora en alta escala. Se repetirá, también, el escenario ominoso anterior a la nacionalización petrolera y eléctrica. Hoy arrasan porque estamos sometidos al poder imperialista pero ni aún esclavizados podrán legitimar el robo.


Ref: 2013, elektron 13 (498) 1-2, 23 diciembre 2013, FTE de México.







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