Volumen 13, Número 273, noviembre 28 de 2013
 


Españoles voceros oficiosos de Pemex



El ministro de industria español se asume como vocero oficioso de Pemex. Primero, niega que la paraestatal mexicana vaya a aumentar su participación accionaria en Repsol. Segundo, afirma el interés de esta transnacional en la exploración y refinación de petróleo. Tres, dice que Pemex les garantizó la construcción de dos floteles gallegos. El monárquico Soria es un bribón que interviene como si se tratara de la Nueva España. La transnacional española debe ser expulsada de México.



Vocero oficioso

El ministro de Industria español, José Manuel Soria, se erigió en vocero de Petróleos Mexicanos (Pemex) en España e informó a los medios de comunicación de al menos tres cuestiones de relevancia: que la paraestatal mexicana no tiene “absolutamente ninguna intención” de aumentar su participación en Repsol (actualmente de 9.34 por ciento); que pretende aumentar su “colaboración” en los negocios del petróleo refinado y la exploración; y, finalmente, que la dirección de Pemex le garantizó que va a contratar la construcción de al menos un buque flotel con los astilleros gallegos (Tejeda A.G., en La Jornada, p.30, 21 noviembre 2013).

Soria viajó recientemente a México y se entrevistó con el director general de Pemex, Emilio Lozoya, y con el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, a quienes les trasladó la postura del gobierno español en la guerra soterrada entre las dos petroleras, que consistirá básicamente en la “no intervención”.

Negocios turbios

La anterior administración de Pemex, encabezada por Juan José Suárez Coppel, fue partícipe de turbios negocios al incrementar la participación accionaria de Pemex en la transnacional española de rapiña. Si, turbios, porque ni siquiera el Consejo de Administración de Pemex fue consultado. Lo peor es que ha sido un total fracaso. Las pérdidas de Repsol han repercutido en Pemex.

En días pasados se mencionó en los medios mexicanos que la actual administración, representada por Lozoyita, estaría negociando un incremento en la actual participación accionaria de Pemex, vía el grupo de Carlos Slim.

Los españoles consideran que la “españolidad” es intocable. Ni ellos saben que quieren decir con eso. Repsol es una vulgar transnacional de rapiña, petrolera (sin petróleo) y gasera (sin gas). Pero, la participación accionaria de Pemex les molesta mucho. No les molesta lo contrario, ni al gobierno mexicano tampoco. Con Calderón y con Peña, Repsol sigue siendo la favorita del gobierno, a pesar de incurrir en prácticas fraudulentas.

Ahora, el solo anuncio causó revuelo. Tanto Pemex, como el mismo Slim, se encargaron de anunciar que no hay planes para una mayor intervención accionaria en Repsol. Luego lo hizo el propio ministro español.

Crisis Repsol-Pemex-YPF

En su nota refirió Tejada que las relaciones entre Pemex y la dirección ejecutiva de Repsol están al borde de una nueva crisis, que sería la tercera en menos de tres años y que tiene como principal argumento la estrategia empresarial de la multinacional española en su política de expansión en América Latina, sobre todo en Argentina, donde mantiene un diferendo judicial con YPF por el yacimiento de Vaca Muerta.

Según los propios implicados Pemex valora solicitar la celebración de un consejo extraordinario de accionistas para intentar destituir –por segunda vez en dos años– al actual director de Repsol, el catalán Antonio Brufau, quien ha salido vencedor de los enfrentamientos con la dirección de Pemex de Suárez Coppel y de Emilio Lozoya.

Ante la tensión el ministro de Industria español cambió el itinerario del viaje que tenía previsto a Estados Unidos y decidió hacer antes una escala en la ciudad de México para hablar con Lozoya y Joaquín Coldwell de la crisis Repsol-Pemex-YPF.

Soria reconoció que en dicha reunión tanto Lozoya como Coldwell le confirmaron que “Pemex no tiene absolutamente ninguna intención de de ampliar su participación en el capital social de Repsol, aunque sí de incrementar la colaboración” en el negocio del refinado y la exploración.

En la reciente Cumbre Iberoamericana de Panamá, se produjo una reunión entre Rajoy y Peña Nieto, el 19 de octubre, en el que el Presidente mexicano expresó su preocupación ante la postura de Repsol en el conflicto abierto con YPF, al considerar que se estaban perjudicando los intereses de Pemex y de México.

Además según versiones del gobierno español y Repsol –publicadas en varios medios españoles– Pemex y el gobierno de México están “chantajeando” a las autoridades españolas con los contratos de los floteles que tenían previsto construir en astilleros de Galicia.

El propio Soria reconoció que en su última reunión con Lozoya y Coldwell se habló de este asunto y se comprometieron a “cumplir” con al menos un encargo.

El fallo sobre la adjudicación de la construcción se notificará el próximo 30 de diciembre.

¡Fuera Repsol de México!

Así como Soria se cree encomendero y se asume vocero de Pemex, el gobierno mexicano se siente súbdito de la arcaica corona. Repsol es una transnacional que participa activamente de la privatización petrolera furtiva, en la exploración y producción de gas seco, así como en la distribución y almacenamiento de gas natural.

En este último caso, se encarga de importar gas de Perú, mismo que entrega en México en el Puerto de Manzanillo en una terminal cuya infraestructura le construyó la CFE. Ese gas lo suministra la paraestatal a las transnacionales que le generan, entre otras, las españolas Iberdrola y Gas Natural Fenosa. Originalmente, se firmó entre CFE y Repsol un contrato de abastecimiento que sería a los precios internacionales en la región. En los Estados Unidos el índice Henry Hub estableció los precios en 3.5 dólares el millón de BTU. Sin embargo, Repsol no respetó el acuerdo y le cobra a la CFE hasta 21 dólares por millón de BTU, como si se trata de precios de Asia.

Ante la escasez de gas en México, CFE sigue comprando el gas y entregándolo a las transnacionales eléctricas. Repsol se aprovecha de la situación y obtiene ilegítimas ganancias. Mientras la paraestatal mexicana opera con déficit, el gobierno mexicano sigue financiando a Repsol y todavía le ofrece la participación en la exploración y refinación de petróleo, por supuesto, en el marco de la pretendida privatización energética de Peña Nieto. Esa política es sumisa y torpe.


Ref: 2013, elektron 13 (438) 1-2, 25 noviembre 2013, FTE de México.







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