Volumen 13, Número 273, noviembre 28 de 2013
 


A paso de burro, la campaña de Coldwell



Coldwell dice que no le teme a la consulta sobre la reforma energética. En el tema de la alquimia electoral es especialista y ya prepara los “procedimientos”. Hablando de orejas, dice que en materia energética “vamos (van) a la velocidad de un burro”. Para apoyar la reforma desnacionalizadora de Peña Nieto, recurre a la mentira, la manipulación y el chantaje. Dice que, de no aprobarse la privatización energética corre riesgo la soberanía nacional. Es a la inversa.


El alquimista no tiene miedo

El secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, afirmó que no le teme a una eventual consulta popular sobre la reforma energética, y en especial lo relacionado con los contratos de riesgo con la iniciativa privada, porque, de acuerdo con la Constitución, le corresponde al Instituto Federal Electoral verificar si las firmas son auténticas (Martínez E., Márquez C.F., Osorio D., en La Jornada, p.8, 23 noviembre 2013).

Sin embargo, dijo que “los legisladores deben proceder y aprobar la reforma energética y no diferirla, porque si así se hace se retrasará que bajen las tarifas de gas o que se sigan creciendo los costos que asumen las empresas y familias mexicanas”, señaló en conferencia de prensa celebrada en esta ciudad.

La consulta ha sido demandada por el Partido de la Revolución Democrática con base en el artículo 35 de la Constitución, en el cual se detalla que puede ser promovida por una tercera parte de los legisladores en el Congreso o por los ciudadanos, “en un número equivalente, al menos, al 2 por ciento de los inscritos en la lista nominal de electores”, alrededor de 1.6 millones.

A prueba su especialidad

Coldwell habla como el alquimista electoral que siempre ha sido. Aunque recientemente pasó de la presidencia del PRI a titular de la secretaría de energía (Sener) no ha olvidado sus habilidades.

La consulta (de Cárdenas) no le preocupa porque es inviable, todo estaría en manos de los legisladores, los mismos que votarían la reforma privatizadora. Por si faltare, el IFE se encargaría del fraude. Como están las cosas, todo manejado al nivel de los aparatos, el PRI podría, incluso, ganar esa consulta.

Por otra parte, la tal consulta sería extemporánea y para ser vinculante se requiere una votación de al menos el 40%. Estando en manos de alquimistas, son ellos lo que definirían los resultados oficiales.

Esa consulta podría tener mejores perspectivas si fuera acompañada por la movilización social territorial, algo a lo que Cárdenas no está dispuesto.

Manipuleo descarado

Horas antes, Joaquín Coldwell participó en el Foro regional sobre reforma energética, donde dijo que, debido al declive de la producción petrolera en México, durante los ocho años recientes el Estado ha dejado de percibir 22 mil millones de pesos anuales, en promedio.

Reiteró que es inaplazable concretar una reforma energética que permita a Petróleos Mexicanos (Pemex) suscribir contratos de exploración y extracción con la iniciativa privada, porque si no, “enfrentamos un riesgo muy grande de que el país dependa energéticamente de Estados Unidos”.

Manejo sucio

Para apoyar la reforma desnacionalizadora de Peña, dice Coldwell que se han dejado de percibir 22 mil millones de pesos anuales durante los 8 años recientes. ¿Eso fue por no haber privatizado a Pemex? ¡Coldwell miente! De 2004 a la fecha, han bajado las plataformas de producción y de exportación como consecuencia del declive de Cantarell (y Ku-Maloob-Zaap, entre otros) debido a la irracional explotación que terminó, literalmente, por “quebrar” a ese importante activo petrolero. Ese es uno de los resultados tangibles de la política petrolera antinacional.

Pero, ¿con la privatización energética, el gobierno revivirá a Cantarell? o, ¿dónde está el petróleo que sustituirá a este activo?

Las cuentas de Coldwell son de escritorio y amañadas. Si el petróleo de exportación se hubiera cotizado a 200 dólares por barril, las pérdidas hubieran sido el doble. ¡Qué manera de hacer cuentas ridículas!

Velocidad de burro

El funcionario expuso que mientras la industria petrolera se desarrolla a una “velocidad ultrasónica” en Estados Unidos, “en México vamos a la velocidad de un burro” porque en materia energética solemos ser muy introspectivos y a veces demasiado retrospectivos, dijo.

Único expositor sobre el panorama que enfrenta el sector energético, Joaquín Coldwell presentó los 20 puntos que a juicio del gobierno federal debe contener una reforma energética.

En cuanto a producción petrolera, señaló, pasamos de 3 millones 383 mil barriles que se producían diariamente en 2004, a 2 millones 584 mil barriles este año; 65 por ciento de los productos petroquímicos que consumimos en el país son de importación y en nueve años se han tenido pérdidas de 3 mil millones de dólares en este rubro.

Para resolver la demanda de gas natural el país importa 33 por ciento de lo que consume, cuando en 1994 sólo se importaba 3 por ciento; el insuficiente abasto de este recurso obliga a la Comisión Federal de Electricidad a usar combustóleo o diesel que son hasta 600 por ciento más caros, lo que repercutió en pérdidas de 14 mil millones de enero a junio del año en curso, abundó en casa de Gobierno, donde se efectuó el foro.

En el recuento de pérdidas comentó que 49 por ciento de las gasolinas se tienen que importar y 51 por ciento de las que se producen en México han dejado pérdidas por 12 mil millones de dólares en los últimos años.

De no aprobarse la reforma energética, advirtió, está en peligro la soberanía del país y con ese argumento defendió la factibilidad de los contratos de riesgo que, subrayó, deben constituir el primer punto de una enmienda en la materia.

Hablando de orejas

“La velocidad de burro” es de Coldwell, no solo en cuanto a rapidez sino a criterio. México no es Estados Unidos, ni siquiera un condado.

En el nivel de burro, Coldwell solo sabe mentir y manipular. ¿Porqué se importan productos petroquímicos, gas y petrolíferos, especialmente gasolinas? Por la necedad en seguir una política energética antinacional.

Dice que si no se desnacionaliza a Pemex y a CFE está en peligro la soberanía nacional. Es al revés, con la privatización que proponen Peña y Coldwell, adiós a la soberanía.


Ref: 2013, elektron 13 (441) 1-2, 26 noviembre 2013, FTE de México.







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