Volumen 13, Número 272, noviembre 18 de 2013
 


Deuda fiscal para privatizar a Pemex



La desnacionalización de la industria petrolera mexicana es absurda. El gobierno se endeudará para cubrir el déficit resultado de la entrega del petróleo a las transnacionales. La renta petrolera no se compartirá, simplemente, se regalará. Peña Nieto y Videgaray son vulgares delincuentes. La pretendida reforma energética es un descarado robo a la nación.



Peña Nieto y Videgaray no quieren matar a la gallina de los huevos de oro sino, simplemente, regalarla a las transnacionales cargándole el costo a la nación. La DESNACIONALIZACION de Pemex (y CFE) es innecesaria, costosa y absurda


Pérdidas enormes e innecesarias

La Ley de Ingresos y la miscelánea fiscal aprobadas para 2014 por el PRI, sus aliados del Verde y un grupo de perredistas incluyó un endeudamiento cercano a 800 mil millones de pesos, con el que el gobierno de Enrique Peña Nieto busca tapar “el enorme hoyo fiscal que quedará con la desnacionalización de Petróleos Mexicanos (Pemex)”, advirtió el senador Manuel Bartlett Díaz (Becerril A., en La Jornada, p.14, 4 noviembre 2013).

Expuso que de acuerdo con proyecciones elaboradas por especialistas en materia energética, por cada 30 mil millones de dólares de inversión extranjera en petróleo habrá un hoyo fiscal de 17 mil millones de dólares, que al tipo de cambio actual equivaldrían a 221 mil millones de pesos.

¿De dónde va a sacar la Secretaria de Hacienda para tapar ese boquete en las finanzas públicas?, se pregunta Bartlett, y el mismo responde: “con endeudamiento, mutilación del gasto público y una avalancha de impuestos futuros”.

El coordinador de los senadores del PT recordó que en la discusión de la Ley de Ingresos, el pasado jueves (7 de noviembre) en el Senado, desde la tribuna advirtió que el incremento aprobado para la deuda del próximo año garantiza al gobierno federal los recursos públicos necesarios para asegurar las ganancias de las trasnacionales petroleras que se asentarán en el país, de aprobarse la reforma energética.

En entrevista, señaló que la actual administración abandonó “el paradigma neoliberal del déficit cero” y optó por un mayor endeudamiento, pero no para impulsar el crecimiento económico o para poner en marcha programas contra la pobreza, sino para financiar el costo de la entrega de la renta petrolera a empresas extranjeras y para compensar también la baja recaudación de impuestos.

Endeudamiento para favorecer a transnacionales

Bartlett Díaz aseveró que a Peña Nieto le urge modificar el marco legal para abrir Pemex y la Comisión Federal de Electricidad al capital privado, y aunque aún no se discute su reforma energética, se intentan dar pasos en ese sentido en leyes secundarias, como se hizo en la discusión de la miscelánea fiscal.

En la Ley del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios se aprobaron “supuestos gravámenes ecológicos” a la enajenación e importación de combustibles fósiles, pero en realidad ello legaliza la entrada de corporaciones extranjeras para la importación de gasolina, turbosina y diesel en primera instancia.

El paso siguiente, dijo, es que las trasnacionales tengan sus propias gasolineras y se establezcan en el país. “Este impuesto acepta que un ente distinto a Pemex importe gasolinas”, lo que se complementará con la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos, en la que se legalizan los contratos de utilidad compartida, por los que se privatizan la exploración y explotación de petróleo.

Bartlett explicó que ese cambio trató de introducirse “subrepticiamente” durante la discusión de la reforma hacendaria, la discusión se difirió, pero se revivirá ahora dentro de la reforma energética, a la que, dice, deberán oponerse todas las fuerzas progresistas.

Necesaria lucha social

Cada vez se revela más la ignominia. El gobierno de Peña Nieto no solo es tramposo y mentiroso sino criminal. Una dictadura disfrazada se ha empoderado para destruir a México, a su patrimonio energético y a la soberanía de la nación.

No se trata de argumentos. Si así fuera, Peña Nieto estaría perdido. Es evidente que la conducta de Peña y Videgaray es delincuencial. Por ello proceden con patrañas, engañando al propio Congreso de la Unión, sabedores que la gran mayoría de legisladores son cómplices del atraco.

La privatización energética, en la modalidad de DESNACIONALIZACION, no está sustentada ni en datos ni en diagnósticos y menos en una política mínimamente racional. Todos e basa en el atropello. Por eso, subrepticiamente, Peña y Videgaray han tratado de imponer a priori reformas energéticas regresivas, tanto en materia fiscal como hacendaria.

Lo señalado por Bartlett produce náuseas. Lamentablemente, solo los legisladores saben lo que ocurre, la mayor parte de los medios ni siquiera se refieren a lo que está en discusión. Lo peor es que la lucha parlamentaria no solo es limitada sino inútil. En México no existe ninguna democracia y es ilusorio pensar que los legisladores son serios. Nada de eso, casi todos son parte de la misma mafia criminal.

Lo que hace falta, como el oxígeno para la vida, es la lucha social organizada a nivel nacional. Esta lucha requiere ser independiente de los partidos políticos, pues todos han decidido traicionar a la nación. Hay excepciones, a nivel individual, pero nada más. Incluso, las vertientes “institucionales” que creen que es posible avanzar “civilizadamente”, en un diálogo inexistente, se auto engañan.

La ofensiva del imperialismo, cabilderos de las transnacionales, medios de comunicación, funcionarios y voceros oficiosos del gobierno, está desatada contra una nación indefensa por desorganizada, apática, empobrecida en todos los aspectos y engañada, incluso, por la “izquierda” de pacotilla. México es una nación en manos del crimen organizado, empezando por el Estado y gobierno en turno. Cambiar esta situación es el primer punto en la agenda nacional. No es sencillo pero es necesario. ¿Qué hace falta? Decidirnos y actuar en consecuencia.


Ref: 2013, elektron 13 (408) 1-2, 10 noviembre 2013, FTE de México.





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