Volumen 13, Número 272, noviembre 18 de 2013
 


Lozoya, privatizador contumaz de Pemex



Energía barata, promete Lozoya con la reforma energética privatizadora. Son promesas sin fundamento. Repite que las transnacionales crearán medio millón de empleos. Dice que la reforma le dará a Pemex 35 mil millones de dólares. No dice, cómo. Habla de perforar 10 mil pozos de gas lutitas. Apuesta a un negocio perdido. Insiste en la caída en la producción de crudo. No dice dónde están los descubrimientos relevantes. Se queja de las importaciones de gasolinas pero se niega a que se produzcan en México.


Shock contra Pemex

El director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin, señaló que la reforma energética daría a la economía nacional "un shock competitivo”, ya que permitiría al país contar con energía barata (Notimex, en El Universal, 12 noviembre 2013).

Durante su participación en el marco del foro "De la incertidumbre a los fundamentos”, organizado por la Consultoría Compass Group, el funcionario dijo: "es un shock competitivo que le puede dar al país contar con energía barata y gas natural. Dimensionaríamos una economía más competitiva y esperamos se concrete a finales de este año".

Coincidió con algunas fuerzas políticas, en el sentido de que el país requiere de una reforma energética que puede crear medio millón de empleos más al finalizar el sexenio, tan sólo en el sector energético.

Lozoya Austin destacó que la paraestatal requiere de inversiones anuales por 62 mil millones de dólares, que no alcanza a cubrir, y recurrir al endeudamiento sería negativo para la empresa y las finanzas públicas del país.

"Hay personas que considera que Pemex lo puede seguir haciendo sólo, pero tendríamos que endeudar a la empresa y ese camino ya lo ha recorrido el país y sabemos que no es el camino correcto”, subrayó.

En ese sentido, reiteró que ante un nuevo entorno internacional y caída en la producción de petróleo, la compañía petrolera requiere de grandes inversiones. "En un mundo global, Pemex debe asociarse y compartir riesgos que hoy por hoy no puede absorber”.

También insistió en que una reforma al régimen fiscal sería insuficiente, ya que sólo se obtendrían 10 millones de dólares; cifra por debajo de los 62 mil millones de dólares que se requieren.

Demostración, no promesas

Lo que Lozoya promueve es el shock contra Pemex. Luego de haber desnacionalizado a la industria energética, el gobierno de Peña habrá logrado que la electricidad se vuelva muy cara lo mismo que el gas natural. La llamada “competitividad” es simple demagogia. Las corporaciones van a “competir” para apoderarse del petróleo de la nación y lo lograrán “sin competencia” pues el gobierno oferta regalos.

¿Cómo es que habría electricidad y gas baratos? Lozoya no lo indica, por supuesto. No sabe, solo repite. Para empezar, las decisiones serán de las transnacionales no de Lozoya ni de Peña. Las corporaciones producirán lo que quieran, sin arreglo a ningún programa nacional ni plan sectorial. El único criterio será el mercado, determinado por cuánto ganarán en el más breve lapso.

Decir que las tarifas y precios serán más bajos requiere demostración. Tan solo porque muchas empresas generen (y comercialicen) la electricidad, en vez de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), no conduce a ninguna reducción de tarifas. Que haya más empresas que transporten, distribuyan y comercialicen gas natural y gas LP no conduce a que los precios bajen.

Los precios no se originan en el número de empresas participantes. El número tampoco determina a los costos de producción. Estos se forman considerando básicamente tres aspectos: la maquinaria, las materias primas y la fuerza de trabajo.

En el primer caso, la nueva infraestructura será totalmente privada. Eso le representará un costo a las corporaciones. A eso dedicará sus “inversiones” con el objetivo de recuperarlas en un corto plazo. Las materias primas, en muchos casos les serán prácticamente gratuitas, p.e., con la generación hidráulica o eólica, pues ni el agua ni el viento les costarían nada. Pero, si se sigue utilizando la tecnología de ciclo combinado, a base de gas natural, tendrán que comprar ese gas, aún a precios inferiores a los actuales. Eso les representará un gasto que tenderán también a recuperar pronto. La fuerza de trabajo es la que menos contribuye a los costos, habida cuenta que las transnacionales ocupan a muy poco personal y le pagan salarios nominales bajos.

Finalmente, los costos de producción NO serán los mismos que los precios o tarifas. Estos serán aumentados con un porcentaje, que corresponde a la ganancia. Esto quiere decir que los precios y tarifas serán SIEMPRE mayores que los costos de producción. Sin ganancia, simplemente, no hay negocio.

Actualmente lo vemos, desde 1992 y 1995, con la privatización eléctrica furtiva y la privatización furtiva del gas natural, los precios y tarifas NO han bajado, al contrario, no obstante que la privatización cada vez es mayor.

Para el FTE de México, la privatización y la elevación de precios y tarifas tiene una relación directamente proporcional, esto es, más privatización implica mayores precios y tarifas. Para Lozoya y Peña, esa relación es inversamente proporcional, esto es, más privatización, menores precios y tarifas.

La situación es diametralmente opuesta. Pero la política se comprueba en los hechos y, los hechos, confirman fehacientemente la tesis, y cálculos, del FTE. La apreciación de Lozoya y Peña está en el nivel de simple promesa demagógica. Es el nivel del dogmatismo, mediante expresiones que se dicen pero no se demuestran.

Astilleros, ¿para qué?

En otro orden de ideas, el director general de Pemex anunció la asociación de la compañía con un grupo de empresarios extranjeros interesados en invertir y construir astilleros en México, pues si bien México es el segundo usuario de equipo y plataformas de aguas profunda, después de Arabia Saudita, no pueda construir y brindar el mantenimiento completo de sus propios barcos y artefactos navales.

Por ello, mientras llega el momento en que el país cuente con más y mejores astilleros, con dicha asociación la industria naval podrá tener mejor transporte y la oportunidad de generar más empleos.

"México es primero o segundo usuario después de Arabia de esos barcos que se han construido fuera del país. Sin embargo, contamos con condiciones idóneas para desarrollar una industria de astilleros potente para dar servicio no sólo en construcción nueva, sino en mantenimiento”.

Por ello, añadió, se logró una asociación con algunas empresas que van a invertir en México y que van a armar sus astilleros en el país.

Financiar a españoles quebrados

Pemex ha venido cediendo la infraestructura petrolera marina a las transnacionales y sus filiales. Con la privatización que propone Peña será peor. Todo lo harán las corporaciones. Entonces, ¿para qué quiere invertir Pemex en construir astilleros?

De entrada, con la desnacionalización energética, Pemex tendrá peores dificultades financieras que ahora. Segundo, si ya no realizará las funciones constitucionalmente estratégicas, ¿para qué querría plataformas marinas? Estas serían de las transnacionales, construidas y operadas por ellas mismas.

Pero Lozoya, al igual que su antecesor Coppel, sigue la misma política que Calderón: financiar a españoles quebrados, mediante negocios turbios.

Crítica demagógica

Por otra parte, Lozoya reconoció que el país está perdiendo su condición de exportador neto de energía, con las importaciones de gas, gasolinas y petroquímicos, por lo que a mediano plazo se requiere tener operando más de 10 mil pozos en aguas profundas y recursos no convencionales como Chicontepec y shale oil/gas.

"En la historia hemos producido alrededor de 55 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente, y actualmente tenemos reservas totales por otros 44 mil millones de barriles, además de recursos prospectivos por más de 100 mil barriles”, concluyó.

El problema: la política antinacional

Peña y Lozoya, al igual que los regímenes en turno de las últimas tres décadas, siguen una política petrolera antinacional. ¿Por qué han aumentado las importaciones de gas, gasolinas y petroquímicos? ¿Acaso por casualidad? Ha sido por la política antinacional en la materia. Lo único que ha interesado a las administraciones en turno ha sido el saqueo de petróleo crudo, hasta agotar importantes yacimientos por la irracional explotación, para seguir exportando crudo a los Estados Unidos.

¿Por qué no se ha construido una sola refinería desde 1979? Para favorecer las importaciones. ¿Por qué se importan productos petroquímicos? Porque la petroquímica en México está privatizada, Pemex produce tan solo 9 productos. ¿Por qué se importa gas? Por dos razones principales, una porque hay escasez derivada de la explotación irracional del gas asociado y, dos, la política de utilizar gas natural para la generación eléctrica.

¿Qué sería lo correcto? Dejar de exportar petróleo crudo y dejar de importar productos petrolíferos y petroquímicos. Eso significaría bajar la plataforma de producción (y exportación) y orientar las actividades de Pemex hacia la transformación industrial.

En estos momentos se necesita construir 3 refinerías. ¿Con qué dinero? Con el mismo que produce Pemex anualmente y sobraría. Tan solo la primera refinería se pagaría con el equivalente a las importaciones y sobraría. La producción de petroquímicos, por su parte, permitiría la elaboración y comercialización de multitud de productos, cuyo valor agregado sería muy superior al del petróleo crudo de exportación.

Privatización de 36 mil millones de dólares

En otra versión del mismo evento, se publicó que, con todo y reforma energética, que le daría 35 mil millones de dólares anuales para inversión, a Petróleos Mexicanos (Pemex) le harían falta todavía 25 mil millones adicionales para explotar el potencial en materia de hidrocarburos (Cardoso V., en La Jornada, p.29, 13 noviembre 2013):

Según el director de la paraestatal, Emilio Lozoya Austin, sólo para alcanzar el nivel de extracción de gas de lutitas (shale gas) en niveles como los de Estados Unidos, se requeriría financiar la perforación de 10 mil pozos y “una sola empresa tendría un reto imposible de llevarlo a cabo sola”.

Mencionó que, por ejemplo, el año pasado en Estados Unidos se perforaron 9 mil 100 pozos en yacimientos de shale oil/gas, mientras en México sólo tres. Otra: el vecino país del norte perforó 137 pozos en aguas profundas, mientras que aquí sólo seis.

Según el funcionario “cada vez dependemos más del exterior; la producción se ha estancado y vamos perdiendo la condición de exportadores netos y no estamos aprovechando las oportunidades en shale gas y oil, así como (la posibilidad de explotar crudo) en aguas profundas”, dijo en su presentación.

Por tanto, el director de la petrolera refrendó en la conferencia México ante una reforma energética, del Seminario Internacional de Inversiones de Compass Group, la urgencia de impulsar modificaciones de fondo en el sector energético del país dado que, como en el caso de los petrolíferos, las importaciones netas son casi el doble de la producción y ya representan 65 por ciento de la demanda nacional.

Privatización muy barata

Lozoya dice que la privatización de Pemex representaría 35 mil millones de dólares. ¿Para quién? No para la paraestatal que quedaría reducida apreciablemente y sin las funciones que ahora tiene. Faltarían 25 mil millones de dólares, agrega. O sea, que ni con la privatización (desnacionalización) sería suficiente.

Esa privatización sería absurda. En 2012, Pemex obtuvo ingresos por 126.6 mil millones de dólares. Esto es casi 4 veces más lo que se obtendría por entregar Pemex al capital extranjero. Cada año, los ingresos de Pemex son mayores al año anterior, suficientes para financiar su propio desarrollo y el del Estado. Si Lozoya y Peña creen que entregando el patrimonio de la nación al extranjero se obtendrán más recursos, se equivocan y mienten.

El rollo de las lutitas no pasa de eso. Se manejan por Peña y Lozoya barbaridades. Primero, no se puede ni debe comparar la situación de México con la de Estados Unidos, entre otras razones, porque aquí no se tiene el mismo nivel de demanda que en Estados Unidos.

Con bases absurdas Lozoya plantea perforar 10 mil pozos de gas de lutitas. ¿Dónde? Ni siquiera sabe dónde están las “vastas” reservas de que habla al Agencia Internacional de Energía, organismo al servicio del imperialismo. Sería una perforación sin ton ni son. Además, habría una devastación territorial, ambiental y de recursos naturales, SIN ninguna probabilidad de éxito.

Lozoya omite que la moda del gas de lutitas está asociada a una burbuja financiera que está reventando. En Europa y en Estados Unidos hay creciente oposición pública al fracking hidráulico. Lo más grave, tal vez, es la renuncia de las propias transnacionales a ese especulativo negocio porque no recuperan siquiera las tasas de retorno esperadas.

¿Qué pretenden “vender” Peña, Videgaray y Lozoya? Simples mentiras.


Ref: 2013, elektron 13 (419) 1-4, 15 noviembre 2013, FTE de México.



Plataformas marinas en el Golfo de México. Peña y Lozoya tienen ansiedad compulsiva por deshacerse de Pemex y de la CFE, patrimonio que no es suyo sino de la nación.







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