Volumen 13, Número 272, noviembre 18 de 2013
 


La privatización energética en el TPP



Washington presiona para la privatización energética, a través del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), versión más amplia que el TLCAN. El primero abordaría lo que se reserva en el segundo, es decir, la privatización de los hidrocarburos, la petroquímica y la electricidad, precisamente, lo que Peña Nieto quiere privatizar. Un documento elaborado por el Servicio de Investigaciones del Congreso estadunidense revela el interés en la privatización energética de México. Coldwell niega negociaciones.



Ex PeMEX, ahora PeUSA


Peña retoma al TPP

La negociación por parte del gobierno mexicano de un acuerdo comercial con una docena de países, incluidos Estados Unidos y Japón, abrió una ventana para que Washington insista en presionar para la apertura de la industria petrolera al capital privado, independientemente del debate nacional en la materia que está en curso (González R., Posada M., Molina T., en La Jornada, p.3, 13 noviembre 2013).

Es una de las oportunidades que, para el interés político y económico de Estados Unidos, se abren con la negociación del llamado Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), en la que participa el gobierno mexicano desde los últimos meses de la administración de Felipe Calderón (2006-2012), que fueron retomadas por el gobierno de Enrique Peña Nieto, de acuerdo con un documento oficial del Congreso de Estados Unidos.

Ofensiva de Peña

Washington y Peña son parte de lo mismo y, ambos, siguen una misma estrategia. La política desnacionalizadora de Pemex y CFE es del interés primordial del capitalismo y Peña es su representante más conspicuo en México. A ambos, conviene ejercer presión a través de los aparatos internacionales.

Esto es, además, urgente habida cuenta que en México la privatizadora de Peña no tiene consenso social. Falta organización y estrategia para impedir el atraco. Pero el Estado requiere del consenso, así sea prestado o manipulado. Entonces, el gobierno norteamericano mueve a sus aparatos. Así lo hace, p.e., con la Agencia Internacional de Energía, ¿por qué no habría de hacerlo con el TPP?

Países del TPP

En la nota de prensa se indica que, el TPP involucra a Estados Unidos, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y, más recientemente, a Japón. Fue descrito por la Secretaría de Economía, en noviembre de 2012, como “el proceso de negociación plurilateral más relevante y ambicioso a escala internacional por la cobertura de productos y las disciplinas que incluye”.

Los países involucrados en el proceso de este tratado de libre comercio representan 35 por ciento de la producción mundial.

El antecedente del TPP, el llamado Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, también conocido como Pacific Four o P4, involucró a Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur, que entró en vigor el primero de enero de 2006. En 2008, el área de influencia del acuerdo se amplió con la incorporación de Estados Unidos a la negociación de lo que a partir de entonces se conoce como TPP.

El gobierno mexicano se incorporó a la negociación relativamente tarde. Fue en noviembre de 2011, durante la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del Foro de Cooperación Asia Pacífico (APEC), realizada en Hawai, donde el entonces presidente Felipe Calderón manifestó el interés de su administración “de formar parte decidida en el proceso de negociaciones del TPP”.

“Estamos convencidos de que la iniciativa del TPP está diseñada para lograr altos estándares comerciales, con el propósito de hacer frente a las necesidades del siglo XXI. México emprenderá las acciones que nos permitan atender nuestros retos y alcanzar los planteamientos que persigue esta iniciativa, siempre considerando un marco normativo que atienda las posibles sensibilidades de los sectores productivos nacionales”, dijo entonces Felipe Calderón.

La administración del presidente Peña Nieto, que inició el primero de diciembre de 2012, retomó la estafeta de la negociación iniciada por Calderón.

El 8 de octubre pasado, en Bali, Indonesia, también en el contexto de una cumbre de la APEC, Peña Nieto anunció que los gobiernos de los 12 países involucrados en el TPP firmaron una carta de intención para que este mecanismo pueda concretarse a finales de este año, según un despacho de la agencia Notimex.

Más riguroso que la propia OMC

Detrás de la declaración explícita de crear una zona de libre intercambio comercial entre los países involucrados en la negociación, el TPP representa en la práctica una extensión del concepto de área de libre comercio a bienes y servicios.

Es una versión más amplia, por involucrar a más países, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al que México fue atado hace exactamente dos décadas, durante el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).

Como en el TLCAN, del que forman parte Estados Unidos, México y Canadá, en el TPP también es Estados Unidos el país dominante, en términos económicos y políticos.

“El TPP sirve a varios objetivos estratégicos de la política comercial de Estados Unidos”, menciona un reporte del Congreso de Estados Unidos, fechado el 21 de agosto de 2013. El proceso de negociación del Acuerdo de Asociación Transpacífico tiene 29 capítulos, que incluye acceso a bienes, servicio y agricultura; derechos de propiedad intelectual, compras de gobierno, reglas de origen, competencia, mercado de trabajo y estándares medioambientales.

“En muchos casos se pretende que las reglas que están siendo negociadas sean más rigurosas que aquellas comparables dentro de la Organización Mundial de Comercio”, que son de cumplimiento obligatorio para los países miembros, agrega el documento elaborado por el Servicio de Investigaciones del Congreso estadunidense.

“Algunos temas, como el de las empresas propiedad del Estado, la coherencia entre regulaciones y la competitividad en las cadenas de suministro, abren nuevos caminos en cuanto a la negociación de acuerdos de libre comercio se refiere. Dado que entre los países que forman parte del proceso del TPP hay naciones de economías avanzadas, de ingreso medio y en desarrollo, el tratado, si se lleva a la práctica, puede representar una sustancial restructuración de las economías de algunos de los países participantes”, agrega el documento.

¿Y México?

Como resultado de las normas del TLCAN, prácticamente la totalidad del comercio entre México, Canadá y Estados Unidos se realiza libre de aranceles y barreras, según el documento del Congreso estadunidense.

¿Qué podría ganar Estados Unidos respecto de su relación con México, si ya ahora el comercio fluye libremente?

El documento apunta:

“Las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico pueden abrir un espacio para abordar cuestiones adicionales, como la reconsideración por parte de México a la exclusión de la inversión privada en su industria petrolera.”

En noviembre de 2012, la Secretaría de Economía envió un informe al Senado para dar cuenta del proceso de negociación por parte del gobierno mexicano en el TPP. En el documento no se menciona el tema del petróleo, tratado en el reporte del Congreso de Estados Unidos.

Privatización en el TPP

Lo que cuenta es lo dicho por el congreso norteamericano pues son los que deciden. Por lo demás, el mexicano siempre dice una cosa y hace otra. En esta ocasión, hay coincidencia política. La propuesta de Peña Nieto sobre la privatización energética es tan agresiva que rebasa al propio TLCAN. En este, el Capítulo VI. Energía y Petroquímica, redefinió a las industrias petrolera y eléctrica, sustrayéndoles funciones estratégicas. Luego, se reformaron regresivamente, la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, que nosotros habíamos conquistado en 1975, y la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo, habiéndose iniciado sendos procesos de privatización furtiva.

No obstante, en el TLCAN se reserva al Estado la exploración y producción de hidrocarburos y la petroquímica básica, esta previamente reducida, al privatizarse la llamada “secundaria”. En materia eléctrica, el TLCAN introdujo en el Anexo 602.3 a 6 modalidades privatizadoras que, a la fecha han privatizado el 52% de la capacidad de generación eléctrica a nivel nacional. La transmisión, distribución y control de la energía eléctrica, sin embargo, quedaron bajo el control del Estado.

Pero la propuesta de Peña consiste en privatizar TODO el proceso de trabajo, tanto petrolero como eléctrico. Con ello, rebasa al propio TLCAN. Peñita resultó peor que su padrino Salinitas. Entonces, el TPP es de conveniencia para el capital y para Peña. Finalmente, en el TPP están los Estados Unidos y, por supuesto, dominan en ese acuerdo.

Coldwell niega negociaciones

El secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, rechazó que el sector energético forme parte de la negociación que el gobierno de México lleva a cabo con otras 11 naciones en el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), como revela un documento oficial del Congreso de Estados Unidos (González S., en La Jornada, p.5, 15 noviembre 2013).

–¿Qué está negociando México en el TPP en materia energética? –se preguntó al funcionario tras reunirse con la dirigencia de la Confederación Patronal de la República Mexicana.

– No, no hay negociación.

Se le insistió en el documento elaborado por el Servicio de Investigaciones del Congreso estadunidense, donde se revela que el Acuerdo de Asociación Transpacífico representa para Estados Unidos una oportunidad para insistir en la apertura del sector energético al capital privado, independientemente del debate que aquí se lleva a cabo.

‘‘Bueno, lo que hay internacionalmente son marcos de cooperación, de intercambio de experiencias y de programas de eficiencia energética, programas de experiencias internacionales en energías renovables’’, dijo.

– ¿No compromete a México?

– No, la soberanía nacional no se compromete en absoluto.

El 13 de noviembre pasado, La Jornada dio a conocer un documento del Servicio de Investigaciones del Congreso de Estados Unidos en el que señala que las negociaciones del TPP ‘‘pueden abrir un espacio para abordar cuestiones adicionales, como la reconsideración por parte de México a la exclusión de la inversión privada en su industria petrolera’’.

Estados Unidos es el principal impulsor del Acuerdo de Asociación Transpacífico, y no se trata sólo de un pacto comercial, puesto que en este rubro prácticamente todo el intercambio de mercancías que México tiene con ese país está libre de aranceles como consecuencia del TLCAN.

Gobierno tramposo y mentiroso

Es previsible que Codlwell a todo lo que no le conviene diga, a priori, que no. Es el presente caso. El Congreso norteamericano habla de negociaciones en el TPP relacionadas con la privatización energética y Coldwell lo niega. Es el típico comportamiento de los políticos mexicanos, caracterizados por la opacidad, la mentira y el cinismo.

Las negociaciones tienden a ser explícitas o, ¿acaso Peña Nieto va a retirar su propuesta como se lo hemos exigido? Si no lo hará, entonces, las negociaciones dentro del TPP son lógicas. Reiteramos que ni siquiera el actual TLC lleva el atropello al exceso como pretende Peña. En cambio, el TPP ofrece todas las condiciones en apoyo a la desnacionalización energética.

Coldwell es un cínico, dice que se trata de “intercambio de experiencias” y, ¿la soberanía nacional no se compromete?, le dijeron. “En absoluto”, contestó. Claro, no se afecta “sino todo lo contrario”, simplemente se pierde.


Ref: 2013, elektron 13 (421) 1-4, 16 noviembre 2013, FTE de México.


Accidente en el pozo Macondo de British Petroleum, 2010. Con la desnacionalización energética Peña Nieto pretende entregar el patrimonio energético a las transnacionales depredadoras







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