Volumen 13, Número 269, octubre 24 de 2013
 


Prisa por privatizar toda la petroquímica



Generalizar la privatización de la industria petroquímica, es la propuesta oficial, aún antes de ser aprobada la reforma energética de Peña Nieto. Con la reforma constitucional, la petroquímica dejará de ser actividad “estratégica” para ser privatizada en su totalidad. Esta política es antinacional y nociva. En vez de producir petróleo crudo para exportación, debe procesarse internamente para la elaboración de productos petrolíferos y petroquímicos. La reforma de Peña Nieto es irracional y debemos impedirla.


Prisa por privatizar

La coinversión de Petróleos Mexicanos (Pemex) con la empresa Mexichem no será la única. La filial de la petrolera estatal mexicana Pemex Petroquímica analiza concretar “varias” más con la iniciativa privada. La siguiente en conjunto con la iniciativa privada será probablemente integrar la cadena productiva para elaborar fertilizantes en la planta de Cosoleacaque, Veracruz, adelantó el director general de Pemex Petroquímica, Manuel Sánchez Guzmán (Cardoso V., en La Jornada, p.26, 15 octubre 2013):

Política antinacional

La política oficial es antinacional y absurda. En el marco del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), la petroquímica fue artificialmente dividida en primaria y secundaria. Luego, los legisladores redefinieron absurdamente a la industria petrolera en la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo. De acuerdo a las reformas de 1995 y 1996, corresponde a Pemex realizar solamente las actividades de la petroquímica “básica”, actividad considerada como estratégica en el párrafo 4º del artículo 28 constitucional. Lo demás, se llamó petroquímica “secundaria”.

Esa petroquímica “básica” implica solamente a 9 productos, de los miles posibles, a saber: 1. Etano; 2. Propano; 3. Butanos; 4. Pentanos; 5. Hexano; 6. Heptano; 7. Materia prima para negro de humo; 8. Naftas; y 9. Metano, cuando provenga de carburos de hidrógeno, obtenidos de yacimientos ubicados en el territorio nacional y se utilice como materia prima en procesos industriales petroquímicos.

Todo lo demás, la llamada petroquímica “secundaria” fue privatizada. Lo que se vende en el país lo producen las transnacionales o se importa.

En la petroquímica, el Estado mexicano realizó en el pasado cuantiosas inversiones creando importantes complejos petroquímicos que luego abandonó al retirarse del procesamiento del petróleo crudo. Esta política es lesiva a la nación. Los gobiernos en turno han preferido exportar petróleo crudo en vez de procesarlo internamente.

Deterioro deliberado

El funcionario se refirió a los aspectos laborales sin explicar con precisión el problema.

Dice que no habrá afectaciones de este tipo. Estas son cuestiones individuales y aparentes, colectivamente la afectación será a la nación y no en aspectos laborales sino estratégicos.

En entrevista el funcionario rechazó que los derechos laborales vayan a ser afectados, aunque aceptó que será necesario reubicar a muchos empleados de diversas plantas, no sólo de la filial a su cargo, sino en todo el corporativo. Reconoció que en su área específica hay muchos trabajadores que cobran si contar con materia de trabajo en las plantas de Escolín, Camargo, Tula y otras que incluso ya no operan.

“Pemex Petroquímica tiene cerca de 15 mil trabajadores de confianza y sindicalizados. Pero tenemos trabajadores, en un complejo petroquímico, Camargo, en el norte del país, que lleva 10 años parado y está con gente, está tripulado, gente que no hace nada pero les seguimos pagando; en Poza Rica, en el complejo Escolín, teníamos tres plantas, una se siniestró, e igualmente están parados hace varios años y el personal sigue allí y le seguimos pagando. En Tula, Hidalgo, tenemos otro complejo petroquímico, que hace dos o tres años dejó de operar por circunstancias de negocio, pero el personal sigue allí. En el complejo Pajaritos, donde se asienta la nueva empresa Petroquímica Mexicana de Vinilo (PMV), en coinversión con Mexichem, sucede lo mismo, igual que en los complejos Morelos y Cangrejera”, afirmó Sánchez Guzmán.

–¿Cuántos trabajadores tienen en exceso? –se le preguntó.

–Eso no lo puedo decir, porque no lo tengo claro, esto ya es mucho del feeling de con cuánta gente se opera una planta. El hecho de habernos asociado con Mexichem y creado una nueva empresa no genera despidos de personal. Ningún trabajador va a perder su fuente de trabajo por haber creado una nueva empresa o asociación, eso está clarísimo en el acuerdo administrativo-sindical para este acuerdo. Estamos en negociación con el sindicato para reubicar personal excedente, pero desconozco los términos; les estamos en Pemex una mejor ubicación, hasta donde yo sé.

–¿Se necesitan en otras áreas?

–Claro, Pemex sigue creciendo: hace más gasoductos y la reconfiguración de refinerías trae muchas fuentes de trabajo adicionales, las plazas no se pierden, se reubican.

El problema no es solo laboral

Para justificarse Sánchez Guzmán reduce el problema a los aspectos laborales. Estos existen pero son la consecuencia de una política oficial desastrosa. No se trata de que los trabajadores no hagan nada sino que Pemex NO haga nada. Sí, porque los gobiernos en turno han abandonado deliberadamente a la industria petroquímica. Esta actividad es la que contribuye apreciablemente al crecimiento económico, le otorga valor agregado a la multitud de productos petroquímicos y permite la creación de empleos.

En este último aspecto, las declaraciones de Sánchez Guzmán son contradictorias. Eso ocurre porque NO se está produciendo nada. ¿Por qué están paradas las plantas? ¿Por qué fueron abandonados los complejos petroquímicos? No fue por improductivos o por innecesarios sino por “razones” torpes para favorecer la privatización furtiva.

Los complejos petroquímicos constituyen una importante infraestructura industrial construida con recursos públicos. Una enorme cantidad de plantas de proceso permitiría `producir no solo 9 productos sino muchos más. ¿Por qué no se hace? La respuesta es inmediata. Primero porque el Estado mexicano aceptó sujetarse al capítulo VI. Energía y petroquímica del TLCAN. Eso significó reducir apreciablemente las funciones de Pemex relacionadas con la petroquímica. Segundo, las administraciones en turno de Pemex han venido trabajando para eliminar por completo a esta actividad “estratégica”.

Con la reforma de Peña Nieto, la petroquímica “básica” desaparecería de la Constitución. En consecuencia, sería privatizada. Lo que Sánchez Guzmán hace es justificar tal reforma aún antes de que sea aprobada por los legisladores entreguistas.

Desorden administrativo y operacional

Según Sánchez Guzmán, no habrá afectaciones laborales. Dice que Pemex “hace” más gasoductos y se refiere a la reconfiguración de refinerías y “muchas fuentes de trabajo adicionales”. Por supuesto, miente. La construcción de gasoductos la hacen los contratistas no Pemex, lo mismo la reconfiguración de las refinerías. Respecto a las “muchas fuentes de trabajo adicionales”, se trata de una vaguedad, no existen. Y con la privatización, las nuevas plazas de trabajo de las transnacionales serán temporales y precarias.

Manuel Sánchez aclaró que la nueva empresa no tiene personal, la operación y administración en las plantas aportadas por Pemex se hará con trabajadores sindicalizados, con sus salarios y prestaciones, y las de Mexichem también serán operadas y administradas con el mismo esquema. En Pajaritos son 2 mil 170 trabajadores, de ellos 700 (569 sindicalizados y 104 de confianza) serán asignados a labores de producción y mantenimiento para PMV mediante contratos de prestación de servicios.

Se trata de un desorden. Dentro del propio Pemex los trabajadores serán contratistas. Eso la minoría, los estantes estarán sujetos a otras condiciones laborales, seguramente, inferiores a las existentes en Pemex. Eso de que la nueva empresa “no tiene personal” es por el momento, pronto se hará un recambio, unos entrarán y otros saldrán.

Quieren más privatización

Al preguntarle sobre nuevas asociaciones con el sector privado –lo que para muchos representa una apertura al capital privado– el funcionario respondió: “Pemex Petroquímica es el único organismo de Pemex cuyas actividades, pese a lo que se diga, no son exclusivas del Estado. Por ley. No necesitamos ninguna reforma. Desde que nace, nace así. En la Constitución está claro: todos nuestros productos compiten en un mercado abierto. Pueden ser empresas nacionales o extranjeras las que pueden producir el metanol, el amoniaco, los polietilenos. Nos confundimos con eso y se alarman. ¡Están privatizando Pemex! Desde hace muchos años todos los productos petroquímicos secundarios, los que Pemex Petroquímica elabora, están en la libre competencia.

“Si, se hizo esta asociación, pero porque me conviene (a Pemex Petroquímica), porque esto es una empresa y tiene que ganar lana. Y va a ganar lana de inmediato, desde el primer ejercicio. Hay expectativas de resultados buenos para los dos, porque esto es una empresa y tiene que ganar dinero, con reglas claras de cómo vamos a manejarnos”.

–¿Habrá otras asociaciones?

–Estamos trabajando en ellas. Es de nuestro interés, por el bien de Pemex. No vamos a vender ni a entregar nada. Estamos trabajando en integrar cadenas productivas, siempre y cuando sean tratos o asociaciones de ganar-ganar.

–¿Se puede saber con quién?

–No, porque hay convenios de confidencialidad.

–¿Dónde se ubicarían?

–No es de plantas, es de productos. Hay una que sí puedo decir que es integrar la cadena amoniaco-fertilizantes. El amoniaco sólo lo producimos en Cosoleacaque, cerca de Coatzacoalcos, y queremos integrarnos a la cadena de fertilizantes, no producimos fertilizantes, pero hace sentido integrar la cadena porque hay una política del presidente Peña que quiere hacer llegar fertilizante a buen precio al surco, al campesino.

Sánchez Guzmán manipula y miente

El director de Pemex Petroquímica se confunde solo y miente. La petroquímica ES parte de la industria petrolera nacionalizada. Lo que hicieron los legisladores fue una decisión arbitraria y sumisa para someterse al TLCAN. Desde entonces, la petroquímica “secundaria” fue privatizada, no así la “primaria”. Esta es una actividad estratégica, tan es así que está considerada como tal en el artículo 28 constitucional. Esto quiere decir, de acuerdo al párrafo 4º del artículo 25 constitucional que su realización es a cargo exclusivo del Estado, vía Pemex.

Qué esos funcionarios están trabajando “por el bien” de Pemex es una falsedad. Al contrario, están trabajando contra Pemex. Las asociaciones privadas que Sánchez Guzmán anuncia, sin decir cuáles, son las acciones privatizadoras que propone Peña Nieto. Deshacerse de todos los complejos petroquímicos es la intención. Eso no es por el “bien” de Pemex sino de los privados.

Quieren “lana” dice Sánchez Guzmán. Podrían tenerla y más si Pemex operara por administración directa a la industria petroquímica nacional, sin ninguna división artificial. Eso supone revocar las reformas regresivas a la ley petrolera y seguir una Política Energética Independiente, cuya primera propuesta es dejar de producir petróleo crudo para la exportación, mismo que debe ser PROCESADO internamente para la obtención de los productos petrolíferos y petroquímicos que requiere la nación.

Para lograrlo se necesita abandonar la actual política antinacional. Funcionarios como Lozoya, Morales Gil, Sánchez Guzmán y otros deben salir ipso facto por ser enemigos de Pemex. Por supuesto, hace falta también que Peña Nieto abandone sus funciones dedicadas a desnacionalizar Pemex. Voluntariamente no lo harán, será necesario echarlos con la fuerza organizada del pueblo movilizado en todo el territorio nacional.

¿Cuál pueblo, cuál lucha, cuál organización? La que debemos construir y cuanto antes mejor. ¿Eso se hará alguna vez? Se hará porque es algo necesario. Lo que propone Peña Nieto no es solamente una regresión histórica, jurídica y política. Es una propuesta absurda que llevará al conjunto de la población a depender de la política del capital transnacional. Esa política es depredadora en cualquier parte del mundo. Las consecuencias serán intolerables. La energía es necesaria para la vida diaria y constituye un error estratégico entregarla a las corporaciones. El ominoso escenario ya se vivió en México. Tan aborrecible fue que la industria energética fue nacionalizada. Hoy, Peña Nieto pretende lo contrario. NO solo será el regreso al pasado y la renuncia a la soberanía sino el intento de ahorcamiento suicida de la nación en breve lapso. Muchos mexicanos padecerán penurias peor que ahora. Las próximas generaciones revertirán el actual atraco y lo harán por necesidad social.


Ref: 2013, elektron 13 (368) 1-4, 19 octubre 2013, FTE de México.



Complejo petroquímico Pajaritos







Esta página es construida por trabajadores del sector energía. La información contenida puede citarse total o parcialmente, mencionando la fuente.