Volumen 13, Número 251, mayo 15 de 2013
 


Fracaso de Pemex con Repsol



Pérdidas por 10,200 millones de pesos, la mitad de la inversión que poseía Pemex en Repsol. Los planes de Coppel y Calderón fallaron, ellos ganaron, la nación es la que pierde y paga. Los negocios con una petrolera sin petróleo (y gasera sin gas), sirvieron para apuntalar a una transnacional de rapiña. Siguen adelante los planes para comprar un astillero español en quiebra. Peor aún, peña Nieto quiere deshacerse de la toda la industria energética nacionalizada.


Fracaso de Coppel-Calderón

La noticia no podía ser más elocuente, los turbios negocios de Juan José Suárez Coppel, exdirector de Pemex, fracasaron. Según fue publicado (Rodríguez I., en La Jornada, p. 27, 5 mayo 2013), después de 20 meses y una inversión superior a los 20 mil 783 millones de pesos, Petróleos Mexicanos (Pemex) clasificó su participación accionaria de casi 10 por ciento en la propiedad de la petrolera española Repsol como “activos disponibles para su venta”.

El FTE lo señaló oportunamente: esas tranzaciones no constituyen funciones propias de Pemex, los negocios fueron unilaterales y fracasarían. Así ha sucedido. Obviamente, Calderón y Coppel no pierden, la nación sí.

Según la nota de Rodríguez, informes oficiales precisan que Pemex acumula ya una pérdida de 10 mil 200 millones de pesos (equivalente a casi 50 por ciento del valor inicial de la operación), por la adquisición, en agosto de 2011, de 57 millones 204 mil 240 acciones, con lo que Pemex incrementó el derecho económico y de voto en Repsol a 9.49 por ciento.

Esta operación realizada durante la administración del presidente Felipe Calderón y reiteradamente defendida por el entonces director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, fue financiada en su mayoría con deuda.

De acuerdo con los informes emitidos en su momento por Suárez Coppel, el 30 por ciento de esa compra se hizo con recursos propios que mantenía la paraestatal en caja y el monto restante con la contratación de deuda.

“No es dinero tirado a la basura”

Rodríguez recuerda que, en una entrevista con La Jornada (11/10/11), el entonces director general de Pemex justificó la compra de acciones de Repsol: “La operación en Repsol sirve para dar valor a Pemex. No es dinero tirado a la basura, no es inversión para ver qué nos da. Estamos invirtiendo en un activo líquido, que nos paga un dividendo que alcanza más que a cubrir el costo de la deuda”.

Además de la ganancia financiera, Suárez Coppel aseguró en aquella ocasión que existe un beneficio adicional que no puede medirse en metálico. Hay un gran potencial de colaboración, mencionó. Se trata, dijo, de ganar en ideas, tecnología, capacidad de ejecución y de gestión.

“Tantas veces se han quejado de que deberíamos cambiar la Constitución para que pudieran venir otras empresas a invertir con nosotros para hacernos de tecnología. Bueno, cambiemos el lado de la moneda. Si lo que queremos es coinvertir con otras empresas para hacernos de tecnología, capacidad de ejecución, etcétera, pues hagámoslo donde sí podemos, que es fuera de México”.

Esta adquisición sumó en total alrededor de mil 200 millones de euros, equivalentes a unos mil 700 millones de dólares, al tipo de cambio vigente en el momento de la transacción.

A finales de agosto de 2011 se adquirieron 57 millones 204 mil 240 acciones en Repsol YPF con un costo 20 mil 783 millones 820 mil pesos. Estas acciones fueron adquiridas a través de PMI HBV, a través de las cuales Pemex obtuvo participación directa jurídica y económica de estas acciones por aproximadamente 4.69 por ciento del patrimonio de Repsol.

Pérdida de 10 mil 125 millones 912 mil pesos

Señala Rodríguez que, la compra de las acciones de Repsol por parte de Pemex en 2011 se realizó a través de operaciones con diversas entidades entre las que se encuentran HSBC, Credit Agricole CIB, Natixis y Grupo Financiero Inbursa. El asesor financiero de esta transacción fue Credit Agricole CIB.

Posteriormente, en la segunda quincena de abril de 2012, las acciones de Repsol, las cuales están pulverizadas en los mercados financieros internacionales, sufrieron un gran descalabro en sus precios después de que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, determinó nacionalizar el 51 por ciento de las acciones pertenecientes a Repsol YPF, una de las filiales de más valor de la petrolera española.

Más adelante, ante la imposibilidad de pagar utilidades en efectivo, el 19 de junio de 2012 Repsol emitió un programa de pago de dividendos en acciones, por lo que el 5 de julio de 2012 Pemex recibió 2 millones 600 mil 191 acciones como pago de dividendos en especie.

Al cierre del primer trimestre de 2013 y según el valor de mercado de las 59 millones 804 mil 431 acciones Pemex arrastra una perdida de 10 mil 125 millones 912 mil pesos.

Ahora, Pemex se apresta a cerrar un nuevo negocio con la adquisición de un astillero en quiebra en Vigo, España. Apenas el miércoles pasado Pemex anunció que suscribió con el astillero español Hijos de J. Barreras (HJB) una carta de intenciones donde plasmaron los términos y condiciones básicas que permitirían la adquisición, mediante un aporte de capital, de 51 por ciento de las acciones de esta compañía.

Traficantes de lo ajeno

Como lo señaló el FTE: la experiencia de Pemex con Repsol es nefasta. No solamente se tiró dinero de la nación a la basura, sino que ahora se arrastran pérdidas cuantiosas. Es el resultado de una política caprichosa por corrupta para seguir destruyendo a la industria petrolera nacionalizada. Pero el gobierno, sea PANista o PRIísta, no entiende de razones. Por lo pronto siguen neciamente embarcados en comprar un astillero español en quiebra.

Para Peña Nieto, sin embargo, esos negocitos son de poca monta. Lo que Peña propone es que la nación pierda a TODA su industria energética nacionalizada. La nacionalización a la basura es su consigna.

Esto es, el gobierno de Calderón fue nefasto, el de Peña es igual o peor. Peña no pretende inversiones de Pemex con los gallegos, quiere que las transnacionales petroleras inviertan en Pemex y se apoderen de la paraestatal mexicana, incluidos los recursos naturales de hidrocarburos y TODAS las fuentes de energía. Es la versión compulsiva del entreguismo neocolonial.

Pensar al revés

Peña dice que nunca ha hablado de “privatización” ni siquiera ha mencionado la palabra. Eso dice en el discurso mediático. Pero el propio FMI ha dicho que Peña y Videgaray le han informado de las privatizaciones que pretenden, especialmente, la privatización energética. Así que aunque Videgaray y peña lo nieguen, sus jefes lo afirman: son privatizadores.

Además, en política el discurso es importante pero los hechos son determinantes. Como típicos demagogos priístas, éstos siempre dicen lo contrario de lo que hacen. Es el mundo al revés porque esas burocracias tienen el cerebro lobotomizado por el imperio, piensan al revés.

Pensar al revés no es un chiste sino una realidad. En el caso de México, la situación tiene muchos ejemplos. Dice el gobierno que hay democracia, eso quiere decir que no la hay. Habla el gobierno de crecimiento económico, significa que hay decrecimiento. Repiten que hay un estado de derecho lo que significa que es de injusticia y represión. Declaran que estamos mejorando, eso quiere decir que estamos empeorando. Juran cumplir y hacer cumplir la Constitución, en la práctica hacen lo contrario, ellos mismos transgreden a la Constitución.

Se rasgan las vestiduras diciendo que defienden a México, en los hechos tienen prisa por entregarse al capital transnacional ofertando el patrimonio de la nación.

Peña y Videgaray repiten que no privatizarán nada y todas sus propuestas son privatizadoras: lo dice el propio FMI.

Entonces, ¿porqué creerle a sus dichos? Basta pensar al revés para entenderlos. No gobiernan a la nación, la entregan. No existe democracia sino imposición. No hay consenso sino amafiamiento. En suma, no representan a México sino al imperialismo.

Así pues, los negocios de Calderón y Coppel fueron parte de una política energética antinacional que debiera ser sancionada. Los negocios de Peña Nieto, Videgaray y Lozoya son igualmente antinacionales. La diferencia es que éstos últimos van por el camino de la entrega TOTAL de Pemex y CFE a las transnacionales. Dirán que es modernización, eso quiere decir privatización. Habrá regulación, también dirán, eso quiere decir que habrá legalización de la ilegalidad; certeza jurídica a la propiedad, es decir, impunidad al capital. Trabajan por México, repetirán en la tele, quiere decir que es contra México. ¿Se puede probar? ¡Claro!, la política se comprueba en la práctica.


Fuente: 2013, elektron 13 (133) 1-3, 13 mayo 2013.


Perforación petrolera marina. El petróleo seguirá siendo de los mexicanos, dirán Peña, Videgaray y Beltrones; quiere decir que habrán dejado de ser nuestros, para ser entregados a las transnacionales.





Esta página es construida por trabajadores del sector energía. La información contenida puede citarse total o parcialmente, mencionando la fuente.