Volumen 13, Número 248, abril 29 de 2013
 








David Bahen *
FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA
energia@fte-energia.org


RESUMEN: El 1º de mayo es el día de lucha y de protesta de los trabajadores del mundo. Desde hace más de un siglo, este día se llevan a cabo las movilizaciones obreras más numerosas, aún en las condiciones más difíciles, sean tiempos de relativa paz o de guerra. La primera vez que los obreros mexicanos conmemoraron esta fecha fue en 1913, en el contexto de la Revolución Mexicana y en plena dictadura militar golpista. En algunos momentos, las marchas han sido combativas y relevantes, en otros han sido en escenarios de derrota, pero sigue siendo una conquista obrera. No obstante, el corporativismo sindical pronto se apropió de la marcha, convirtiéndola en desfile para “dar gracias” al presidente de la República en turno. La insurgencia obrera recuperó el carácter combativo de esa fecha simbólica. Pero la severa represión del Estado mantiene un férreo control por parte del corporativismo, expresado por el charrismo sindical. Durante un siglo ha persistido la enajenación de la conciencia obrera. Hoy el sindicalismo mexicano está literalmente destrozado. A cien años de resistencia obrera está planteada la necesidad de la reorganización democrática del movimiento obrero de México, abanderada por su propio programa, en otro Comenzar de nuevo.

En los 100 años del 1º de mayo en México, el Frente de Trabajadores de la Energía (FTE) de México ha organizado un Foro en el preludio de la marcha de 2013, para reflexionar acerca de la experiencia obrera, sus momentos culminantes y los aciagos. Esta historia, ligada a la lucha de clases en México y en el mundo, es la versión platicada de una sencilla presentación acompañada de algunas imágenes. No es la historia oficial ni la “real y verdadera”, ni siquiera está completa. Pero se trata de una versión contada desde el interior del movimiento obrero, algunas de cuyas experiencias en casi la mitad del período las hemos vivido e incluso dirigido.



PROLOGO

La historia (escrita) de la humanidad está determinada por la lucha de clases, escribieron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista (1848). El pensamiento revolucionario clásico explicó que la clase obrera es fuerte por su número pero éste es nada si no está unido por la organización y guiado por el saber. Esto es, el número es el primer elemento de triunfo pero no define. La multitud requiere de la unidad y ésta no es declarativa, la unidad para ser tal necesita expresarse organizadamente. La organización no puede ser solo sindical, o laboral, sino de clase lo que supone que sea política. Además, se requiere que la lucha obrera organizada sea guiada por el saber, esto es, correctamente dirigida por la conciencia colectiva organizada y a través de un programa. No es suficiente la lucha laboral, es precisa la lucha política para que el proletariado adquiera conciencia de su ser y deber ser.

La emancipación de la clase obrera solo puede ser obra de la misma clase obrera, expresó Marx en el discurso inaugural del congreso de la Primera Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT, I Internacional), realizado en Londres en 1864, y el texto fue incluido en los Estatutos de la AIT.

Esto implica la independencia de clase, con autonomía política crítica y de conjunto, lo que plantea una organización apropiada a los objetivos inmediatos e históricos de la clase obrera, mismos que no deben limitarse solo a las reivindicaciones inmediatas sino a las de mayor alcance. Los sindicatos son la primera forma de resistencia al capital, son necesarios y forman parte del aspecto material de la lucha de clases. Pero los sindicatos tienen tareas adicionales más importantes que cumplir. Para lograrlo es necesaria la lucha organizada y conciente del conjunto de los trabajadores. Nadie puede ni debe sustituir a los trabajadores, pero éstos tampoco pueden liberarse solos. Se necesita articular las luchas en la fusión de un pensamiento propio, socialista, con el movimiento real y concreto de los trabajadores. La tarea dista de ser sencilla pero los grandes lineamientos están vigentes.

En 1864, el propio Marx señaló la importancia de definir las tareas políticas de la clase para la época. Hoy, es imprescindible tener presentes tales tareas en las nuevas condiciones.

Desde 1886, el congreso de la I Internacional, realizado en Ginebra, acordó la lucha por la Jornada de trabajo de 8 horas diarias. Pronto, en 1871, el proletariado francés se alzó en la Comuna de Paris disputando el poder a la burguesía. Fue el primer intento de poder obrero en la historia. En las mismas barricadas estuvo presente Marx. Fueron solo algunos días de aquella toma del cielo por asalto. La Comuna fue violentamente reprimida, pero mostró históricamente que es posible el triunfo obrero para la transformación social.

Fue durante los acontecimientos de la Comuna de Paris que surgieron con plenitud los símbolos de la bandera roja, el puño izquierdo en alto y el canto obrero por excelencia: La Internacional, con la letra de Eugène Poitier (1871) y la música de Pierre Degeyter (1888).

Precisamente, el 1º de mayo de 1886, en Chicago, los “Caballeros del Trabajo” llamaron a los obreros norteamericanos a una huelga. Ese día se realizó un mitin. Hubo una provocación y la policía procedió a reprimir a los manifestantes. La represión se extendió varios días. Cinco de los dirigentes de la lucha obrera fueron detenidos y condenados a la horca.

Lucy Parsons, esclava mexicana nacida en Texas, fue esposa de Albert Richard Parsons, uno de los mártires de Chicago. Ella tomó nota de los discursos de las víctimas y gracias a ella, el proletariado del mundo conoció lo que ha sido parte importante de la literatura obrera.

El mismo año, en Columbus, Ohio, se había formado la American Federation of Labor (AFL) por Samuel Gompers, destacado exponente del anticomunismo, que agrupó a sindicatos de oficios, surgiendo como un “sindicalismo de negocios” comprometido con el capital. Desde el principio la AFL se convirtió en la organización sindical más nefasta de la historia, que contrajo la lucha de los trabajadores, limitada a los aspectos meramente economicistas, solo en el terreno de la circulación de mercancías y sujeta siempre al colaboracionismo de clase con el capital, abandonando desde el principio los deberes esenciales de los sindicatos.

En 1889, en Bruselas, se reunió el Congreso de la Internacional Obrera Socialista (II Internacional). La AFL había convocado a una huelga para el 1º de mayo de 1890. La II Internacional llamó a los trabajadores del mundo a pronunciarse simultáneamente en todos los países. A propuesta de Engels, a partir de ese año se realizan grandes manifestaciones en prácticamente todos los países del mundo. El 1º de mayo se convirtió así en el día internacional de lucha obrera.



Congreso de la I Internacional, Londres, 1864.



Mitin obrero y provocación policíaca en Chicago, 1 de mayo de 1886



Obreros en la Comuna de Paris, 1871

1. INTRODUCCION

La manifestación del 1º de mayo en México tuvo antecedentes muy importantes. Con el desarrollo del capitalismo en México surgió esclavizada la clase obrera. Así como hubo multitud de luchas de resistencia étnica durante la Colonia española, también hubo resistencia obrera. Hace cien años, coexistían la primera y segunda generación de proletarios, los de las manufacturas en los talleres y los obreros industriales de la época en los sectores minero, ferrocarrilero y textil.

En 1869, Julio Chávez López publicó un manifiesto en Chalco convocando al pueblo a empuñar las armas. La rebelión fue derrotada. Julio murió con el puño en alto gritando ¡Viva el Socialismo!

Entre 1872 y 1879, a través de círculos obreros, los mexicanos de la época se dieron a la tarea de difundir las ideas socialistas. Periódicos como El obrero internacional, La internacional, El socialista y otros, empezaron a hacer de la prensa obrera una importante arma de lucha. Fue así como se conocieron en México El Manifiesto Comunista, los Estatutos de la I Internacional, los acontecimientos de la Comuna de Paris, y se hicieron denuncias sistemáticas sobre la situación obrera de opresión.

Con la llegada del siglo XX se produjeron importantes huelgas obreras que se convertirían en precursoras de la Revolución Mexicana. Ferrocarrileros, mineros y textileros se lanzaron a la huelga. En 1906 ocurrió la más importante, cuando los mineros de Cananea estallaron la huelga en la acción directa demandando un pliego de peticiones laborales. La huelga fue violentamente reprimida, militar y políticamente.

Desde 1900, Ricardo Flores Magón había iniciado la publicación del periódico Regeneración, que pronto se convirtió en periódico independiente de combate y significó la expresión más alta de la prensa obrera en ese tiempo. El periódico tuvo varias épocas, se publicó y distribuyó en las condiciones más difíciles, debido a la persecución de la dictadura de Porfirio Díaz contra los magonistas, que los llevó a exilarse en los Estados Unidos, y al encarcelamiento prolongado de Ricardo y sus colaboradores.

Los magonistas seguían los acontecimientos obreros pero no limitaron su acción a los aspectos laborales, su objetivo era organizar la Revolución. A unos días de la represión en Cananea, desde San Louis Missouri, publicaron el Programa del Partido Liberal Mexicano (PLM), el cual expresó un conjunto de medidas políticas para las condiciones de la época. En materia obrera fue incluida la jornada de las 8 horas. En 1908, los magonistas llamaron a levantarse en armas. Luego, antes, durante y después de la Revolución, Flores Magón y Regeneración se convirtieron en la conciencia de la Revolución.

En 1905, en Chicago se había formado Industrial Workers of the World (IWW), organización que tuvo influencia entre los trabajadores mexicanos, especialmente los petroleros que laboraban para las compañías extranjeras en las costas del Golfo de México.

La Revolución estallará en cualquier momento, escribió Flores Magón el 19 de noviembre de 1910. Al siguiente día, en varias partes del país, se produjo el levantamiento armado. Luego de los Tratados de Ciudad Juárez, entre Díaz y Francisco I. Madero, para éste había terminado la Revolución. En realidad apenas comenzaba. En 1911 se formó el Ejercito Libertador del Sur, encabezado por Emiliano Zapata, y pronto todo el estado de Morelos estaba en armas.

Con el asesinato de Madero y Pino Suárez por parte de Victoriano Huerta, la guerra campesina se extendió por todo el país. Zapata en el sur y Francisco Villa en el norte.

Durante el gobierno de Madero, el 24 de mayo de 1912, en Monterrey, se fundó la Casa del Obrero (CO) “sin estatutos ni estructura ni declaración de principios”. Durante esa época se fundaron varios sindicatos, se produjeron huelgas, hubo apoyo del y al gobierno. La Casa recibió facilidades para viajar por el interior del país y organizar sucursales en varias partes.

El sindicalismo de la época era mutualista, gremial, incluso de oficios, coexistiendo con uniones de trabajadores industriales. La Casa, sin embargo, funcionaba solo como centro de reuniones, carente de ideología propia.



Huelga minera de Cananea, marcha, 1906 FOTO: A.V. Casasola


2. JORNADAS DE LUCHA OBRERA

2.1 El 1º de mayo de 1913

El 1º de mayo de 1892, tres sociedades mutualistas organizaron en Chihuahua un acto conmemorativo. En 1912, el Partido Socialista de aquel entonces organizó en la capital mexicana una velada cultural y una pequeña marcha.

En febrero de 1913 ocurrieron los sucesos de la Ciudadela y Victoriano Huerta dio un golpe de Estado contra Madero. El golpe se produjo sin oposición obrera, se dice que había mucha confusión política.

En esas condiciones, la Casa tomó la iniciativa de organizar una manifestación para el 1º de mayo de 1913 y entró en negociaciones con Huerta. Evidentemente se tuvo el acierto de aprovechar la situación coyuntural. Huerta estaba sumamente cuestionado, y políticamente débil, terminando por aceptar la propuesta de la Casa.

Fueron varios los actos que se realizaron aquel 1º de mayo de 1913. En el Zócalo capitalino se reunieron 25 mil trabajadores y sus familias en huelga no declarada. Ese día dejaron de trabajar. Sociedades de empleados libres, impresores, ferrocarrileros, tejedores, carpinteros, señoras, zapateros, sastres, cerilleros de La Central, obreros de La Carolina, el Partido Socialista, bandas de música, organilleros y bicicleteros, iniciaron una marcha rumbo al Hemiciclo, pasando por el Palacio de Los Azulejos donde, después, la Casa tendría sus oficinas cedidas por Carranza.

Los manifestantes habían preparado con entusiasmo al acontecimiento. Las muchachas y niñas iban de vestido largo, los hombres con saco y sombrero. El momento era de fiesta, no obstante que apenas momentos antes no se había logrado el permiso de la dictadura. Finalmente la marcha empezó y se convirtió en una conquista obrera.

La marcha se dirigió al Hemiciclo a Juárez, en la Alameda central. Allí participaron varios oradores de la Casa. Luego, se dirigieron a la Cámara de Diputados, ubicada en sus antiguas instalaciones en el Centro Histórico. Allí se realizó otro mitin. Los obreros fueron recibidos por un grupo de diputados encabezados por Serapio Rendón. Los trabajadores entregaron un pliego de peticiones, que incluía una ley que estableciera la jornada de las 8 horas, el reconocimiento sindical y la protección en caso de accidentes laborales.

Hubo también otros actos. En la Plaza de Santa Catarina se organizó un homenaje a Jesús García, ferrocarrilero que en Sonora había sido héroe al tripular y sacar una locomotora que amenazaba con descarrilarse y afectar a la población, habiendo muerto en ese acto.

En el Teatro Tívoli del Elíseo se organizó una kermés, con música y baile en los jardines. En el Teatro Xicoténcatl, después Esperanza Iris, se organizó una velada literaria, con la participación de oradores de la Casa, así como, de Serapio Rendón y la intervención de la soprano Josefina de la Llarca.

En Tacubaya, los Clubes Obreros Independientes realizaron una comida. Félix Díaz, el mismo que participó en los sucesos de la Ciudadela con Huerta, fue invitado. Díaz llevó ropa que fue repartida entre los asistentes. Estos agradecidos “destaparon” a Díaz para la presidencia de la República. Luego se hizo un recreo. Por la tarde hubo una función del Circo Welton para los obreros y sus familias. Para culminar el día se organizó un baile.

Con el éxito obtenido, la Casa organizó un mitin el 25 de mayo de 1913, impedido por Huerta quien desató la represión. Varios fueron detenidos, entre ellos Serapio Rendón, cuyas heroicas palabras contra el tirano le costarían la vida. Más adelante lo mismo ocurriría con el diputado Belisario Domínguez.

Entre tanto, la Revolución de Villa y Zapata avanzaba en los campos de batalla. El Ejército Libertador del Sur y la División del Norte batallaban impetuosos contra la dictadura e hicieron huir a Huerta.

En 1914, había estallado la I Guerra Mundial que se prolongó hasta 1918. Ese 1914, con la toma de Zacatecas por Villa, la Revolución alcanzó su punto culminante desde el punto de vista militar, el ejército de la dictadura fue literalmente quebrado. Ese año, la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes significó la unión de los ejércitos villista y zapatista, la Convención acordó el cese de Carranza quien se había proclamado presidente en sustitución de Huerta. Luego, Villa le anunció a Zapata que avanzaría sobre la capital. Lo mismo hizo Zapata.

El 6 de diciembre de 1914, las tropas de Villa y Zapata ocuparon la capital del país, en el punto culminante de la Revolución desde el punto de vista político. La burguesía terrateniente estaba derrotada no así la burguesía urbana.

Los trabajadores no participaron con la Revolución, sus objetivos eran apenas meramente laborales y gremiales, sin comprender el alcance del movimiento revolucionario. Peor aún, habiéndose regresado Villa y Zapata a sus respectivas regiones, dejando el aparato de gobierno en manos de pequeño burgueses que tenían prisa en pasarse del lado de Carranza, éste arrinconado en Veracruz regreso a la capital. Alvaro Obregón empezó por tomar la central hidroeléctrica de Necaxa, que había iniciado operaciones en 1905 y abastecía de electricidad a la capital.

Obregón entró en pláticas con la ahora Casa del Obrero Mundial (COM) proponiéndoles combatir armados al lado de Carranza contra los ejércitos campesinos de Villa y Zapata. En medio de fuertes discusiones, la Casa aceptó con excepción del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) fundado en 1914, pasando a formar los tristemente célebres Batallones Rojos. “El constitucionalismo es el futuro”, publicó la Casa en un manifiesto de apoyo a Carranza aquel 1915. Ese pacto de colaboración con Carranza, quien representó al ala burguesa de la Revolución, significó un acto de corrupción y traición.

Los Batallones participaron en la batalla de Celaya, donde Obregón venció a Villa, iniciando luego una feroz persecución a la otrora poderosa División del Norte hasta aniquilarla después.

Zapata en el sur enfrentó a las fuerza asesinas de Carranza. En 1915, los zapatistas organizaron la Comuna de Morelos, el hecho más trascendente de la Revolución Mexicana. Zapata decretó varias leyes, entre otras, la sustitución del ejército regular por el pueblo en armas, la nacionalización de las tierras e ingenios azucareros, la colectivización de la tierra y su producción defendida con las armas en la mano. En materia obrera, promulgó la Ley general del trabajo, la primera en su tipo, y una Ley sobre accidentes industriales.

Durante esa época los obreros estuvieron al margen de la Revolución e, incluso, en contra. Después de utilizar a los Batallones Rojos, Carranza los licenció y pronto los traicionó.



Marcha del 1º de mayo de 1923 FOTO: G. Casasola



Mitin en el Hemiciclo a Juárez, 1º de mayo de 1913 FOTO: G. Casasola



Mitin en la Cámara de Diputados, 1º de mayo de 1913 FOTO: G. Casasola


2.2 La huelga obrera de 1916

Durante el carrancismo la situación económica estuvo muy deteriorada y la situación obrera peor aún. Ante todo, había mucha inestabilidad cambiaria, la moneda variaba en denominación y valor. Eso motivó inquietud entre los obreros. Los electricistas de Necaxa, pertenecientes al SME, iniciaron un movimiento que repercutió en toda la capital. La demanda generalizada fue que les pagaran el salario en pesos-oro y se movilizaron.

El 22 de mayo de 1916, la Federación Obrera del Distrito Federal (FODF) llamó a una huelga general que tuvo una importante respuesta. Los electricistas del SME suspendieron el servicio eléctrico en la capital y con ello paralizaron a varias industrias, comercios y oficinas.

El ambiente era extraordinario, se hizo una gran marcha encabezada por una descubierta de bicicletas que recorrió las calles de la ciudad capital.

La respuesta de Carranza fue decretar la ley marcial, militarizar a la ciudad, ocupar con tropas las sedes sindicales y detener a sindicalistas. Un tal Gerardo Murillo, alias Dr. Atl, agente del gobierno infiltrado en la Casa les hizo creer a uno de los comités de huelga del SME que Carranza quería recibirlos “para resolver” y los llevó ante su presencia.

Carranza se dirigió a los obreros con palabras soeces y ordenó la inmediata detención de los mismos que fueron encarcelados, sometidos a juicio de guerra y amenazados con ser fusilados.

La huelga terminó siendo reprimida y sin obtener ninguna de las demandas. Las tropas asesinas de Pablo González se encargaron de someter a los huelguistas. Después, la lucha obrera se limitó a “humildes peticiones” al gobierno de Carranza, la FODF desapareció y con ello la Casa.

Zapata expresó su solidaridad con la huelga haciendo una fuerte crítica a Carranza por la pobreza de su política “constitucionalista”. Flores Magón fue más severo criticando a los obreros por haberse aliado a Carranza, para después hacer demandas solo gremiales y ser reprimidos por su propio y falso aliado.

La política de Carranza y Obregón era doble, por una parte apoyando y apoyándose en los obreros y, por otra, traicionándolos en la primera oportunidad. Con Obregón esta política se expresó muy claramente en su vertiente bonapartista.

Al siguiente año, fue promulgada la Constitución política del país que la historiografía oficial llamaba “la más avanzada del mundo”. No era tal. La Constitución mexicana de 1917 superaba a la de 1857 pero seguía reafirmando el derecho de propiedad privada y ahora la conciliación de clases. De relevancia fueron los artículos 3º referido a la educación laica y gratuita, el artículo 27 sobre el dominio de la nación sobre el petróleo y el 123 acerca de los derechos laborales, incluida la huelga y la jornada de las 8 horas.

Eso fue resultado del eco de la Revolución de Flores Magón, Villa y Zapata pero en términos limitados. Más adelante, la Constitución sería reformada y mejorada en materia petrolera y eléctrica, que es lo más importante que queda, pero es letra escrita que no se respeta, se aplican las leyes secundarias que contradicen a la Constitución, misma que en el contexto revolucionario representó un Pacto Político de la nación que hoy no existe pues la legalidad constitucional ha sido rota por el mismo Estado y gobiernos en turno.

Donde estaba el verdadero avance del mundo era en Rusia. Ese año de 1917 triunfo la Revolución de Octubre, dirigida por V.I. Lenin. Fue la primera revolución socialista de la historia, la aplicación exitosa de la fusión del socialismo con el movimiento obrero. Comenzó la época de las revoluciones y de liberación nacional. Las luchas sociales alcanzaron apogeo al terminarla I Guerra.

En un importante discurso, el propio Lenin explicó lo que era el poder soviético, sus diferencias con el pasado y la necesidad de avanzar en todo el mundo. Se inauguraba una nueva era histórica en la que, el proletariado organizado como clase, tomaba y ejercía el poder político no solo para sí sino para el conjunto de los sectores explotados de la entonces atrasada Rusia. Quedó demostrado que el socialismo podía empezar en algún país y debía extenderse por el mundo. Lenin había realizado extraordinarios esfuerzos, en el estudio teórico y político y en la acción revolucionaria, en el contexto de un interesante debate internacional sobre el marxismo vivo.

Las ideas teóricas propuestas por Lenin tuvieron arraigo entre las masas obreras y populares. El partido bolchevique demostró su pertinencia irremplazable, el marxismo fue recreado y desarrollado. Lenin se convirtió en el principal representante del proletariado en el mundo.

En 1918, a través de su representante en Cuba, Emiliano Zapata le escribió una carta a Lenin. Allí se valoraba la importancia de la lucha obrera y su alianza con los campesinos, para evitar que los gobiernos los enfrentaran, como lo habían hecho en México Carranza y Obregón. Zapata expresó su admiración por la revolución bolchevique y dijo que esperaba que algún día los pueblos reconocieran la importancia de las revoluciones rusa y mexicana.


E. Zapata, Tlaltizapán, 14 febrero 1918.
Pintura de A. Belkin
V.I. Lenin, Moscú, 7 noviembre 1918.

2.3 “¡Gracias, señor presidente!”

Con apoyo y patrocinio económico y político de Obregón y su gobierno, el 1º de mayo de 1918 fue convocado en Saltillo, Coahuila, el congreso para fundar a la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM).

En 1915 el SME había estallado una huelga contra la Telefónica Ericson. Sorpresivamente, Carranza puso la empresa en manos del sindicato y Luis N. Morones pasó a ser gerente de la misma. El fracaso fue inmediato pero Morones emergió como un connotado burócrata y nada sindicalista.

La CROM surgió en estrecha relación con la AFL norteamericana, siendo encabezada por Morones y Vicente Lombardo Toledano quien fue gobernador de Puebla, director de la Escuela Nacional Preparatoria y conocido como intelectual universitario.

La Revolución Mexicana había sido objetivamente anticapitalista pero usurpada por Carranza y Obregón terminó beneficiando a la burguesía nacional, siempre subordinada al capital extranjero contentándose con ser su socio menor. El régimen de Obregón vino a expresar la tendencia bonapartista que, en un inestable equilibrio, gobernaba apoyándose en la burguesía o en el proletariado, mediante concesiones a unos y otros.

Obregón ya había demostrado sus dotes habilidosas para convencer a los trabajadores que apoyaran al ala burguesa de la Revolución y, luego, traicionarlos sucesivamente. Desde el gobierno, ahora promovió a la CROM como la única representación de los trabajadores, corporativizada económica y políticamente al Estado y gobiernos en turno.

Para ello contó con el apoyo político e ideológico de Lombardo. La zalamería de éste lo llevó a llamar a Obregón “el Lenin mexicano”. Eso no disgustaba a Obregón, al contrario lo enaltecía pues Lenin era el principal representante del proletariado del mundo. Empezó la tradicional sumisión de los trabajadores a los gobiernos en turno. El 1º de mayo se convirtió en un desfile, presidido por el presidente de la República, cuya característica principal se expresó en la consigna “¡Gracias, señor presidente!”, misma que se repetiría hasta la fecha. Más adelante, Calles se haría llamar “Primer obrero de México” y lo mismo haría Alemán.

La influencia de la AFL norteamericana fue destacada. Sin éxito, la AFL había intentado crear a la Confederación Obrera Panamericana (COPA), apoyada por la CROM de México. El concepto de panamericanismo era el eufemismo de la AFL para someter al sindicalismo de la región. Por ello la denominación “regional” de la CROM.

A la COPA pertenecieron la Asociación Continental Americana de Trabajadores (ACAT); rama de la AIT, fundada en Buenos Aires en 1929, así como la Confederación Sindical latinoamericana (CSLA), fundad en 1929 y disuelta en 1938 al crearse la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL).

La CROM tuvo un fuerte apoyo del gobierno, por primera vez Obregón llevó al gobierno a “líderes” obreros y les otorgó diputaciones. El mismo Morones fue secretario en el gabinete obregonista. Con el apoyo de Obregón, la CROM procedió a afiliar a muchos sindicatos, obligados por ser la CROM la única reconocida por el gobierno.

No obstante hubo resistencia obrera, especialmente de los petroleros que estallaron huelgas y prefirieron ser despedidos antes de afiliarse a la CROM. Mientras tuvo el apoyo del Estado la CROM floreció, al carecer de ese respaldo terminó desapareciendo, debido principalmente al auge del sindicalismo en la década de los 30s. Pero ya había quedado un antecedente político nefasto que se prolonga hasta nuestros días.

2.4 El fascismo

Entre 1918 y 1939 el mundo padeció una de las experiencias más crueles y denigrantes de la historia universal con el surgimiento del fascismo. El proyecto político del fascismo consistía en instaurar en el mundo un corporativismo estatal totalitario, exaltando el nacionalismo a ultranza, con la sumisión total de la razón a la voluntad.

El fascismo se caracterizó por la utilización de la difusión masiva y la propaganda en exceso, la exacerbación del miedo, la utilización de la represión y la violencia, y la agresividad irreflexiva y primitiva contra el “chivo expiatorio”. También, la conexión con intelectuales, el enaltecimiento de postulados incoherentes, la insistencia en no ser de izquierda ni de derecha sino “terceristas”, la promoción del natalismo y la virilidad expresada en la mejora de la raza. En suma, el fascismo fue un movimiento totalitario e imperialista tolerado por la iglesia católica.

En 1929-30 se produjo una de las grandes crisis económicas del capitalismo que arruinó a economías de todo el mundo, lanzando a millones de obreros a las calles y empobreciendo a pueblos enteros. Lastimosamente, la salida fue de derecha y, en tales circunstancias, fueron encumbrados Hitler y Mussolini.

En 1919, por instrucciones del propio Lenin, varios socialistas del mundo vinieron a México para fundar el Partido Comunista Mexicano (PCM). Este surgió con un programa que incluía “Prohibir las peleas de gallos, las corridas de toros y el alcohol”.

El PCM tuvo una participación importante en sus primeros tiempos. En 1921 organizó a la Confederación General del Trabajo (CGT), con el lema Lucha de clases y acción directa, organización afiliada a la Internacional Sindical Roja (ISR), fundada en 1920, promovida por los sindicatos de la URSS. En 1929 el partido fue declarado ilegal por el gobierno. En 1935 recuperó su registro. En la década de 1950-60 fue víctima de la guerra sucia del Estado, suscitándose varios errores debidos a una política muy cuestionable.

En 1976, el PCM decidió participar en las elecciones presidenciales, en el marco de la reforma política propuesta por el PRI, siendo su candidato Valentín Campa. Al siguiente año el PSM era parte de la reforma política oficial, en 1979 obtuvo su registro legal y las primeras diputaciones. En 1981, el partido fue liquidado por su propio aparato influenciado por el eurocomunismo y desapareció. Luego daría lugar al PSUM y posteriormente al PRD, partido que hoy vegeta sin política, ni convicciones ni principios, al margen total del movimiento.

Los antiguos comunistas mexicanos, sin embargo, fueron luchadores abnegados y convencidos que participaron en importantes luchas. Entre 1926-29 destacaron diversas huelgas ferrocarrileras, en una industria extendida en el país desde el porfirismo. Los ferrocarrileros participaron activamente en la Revolución Mexicana, en calidad de conductores de los trenes, no como contingente revolucionario organizado, y con todas las tendencias. También fueron muy importantes los esfuerzos por crear organización sindical.

En febrero de 1928, Benito Mussolini dijo: “Declaro que desde ahora el capital y el trabajo tendrán iguales derechos y obligaciones como hermanos dentro de la misma familia fascista”. Eso tendría nefastas repercusiones mundiales, especialmente en México donde el charrismo sindical adoptó, hasta la fecha, características fascistoides.

El 1º de mayo de 1929, la participación del PCM estuvo encabezada por Diego Rivera, destacado muralista mexicano, Frida Kalho, pintora, y Tina Modotti, fotógrafa, en el contingente del Sindicato de Pintores y Escultores. En 1931, el periódico El Machete, en primera plana publicó “Todos a la calle el 1º de mayo”.



Enfrentamiento entre los “camisas grises” (comunistas) y los “camisas doradas” (fascistas)
en la ciudad de México, 1935

2.5 El auge de los 30´s

La década empezó muy combativa. En 1932, los tranviarios realizaron una huelga en la capital del país. En 1935, una huelga general del transporte paralizó a la ciudad de México.

Por el mundo se organizó y extendió la lucha contra el fascismo. También en México. El 20 de noviembre de 1935, en una concentración obrera en el Zócalo capitalino, grupos fascistas organizaron una provocación. Se produjo la violencia callejera. En la Plaza de Santo Domingo se enfrentaron los obreros (Camisas grises) contra los fascistas (llamados camisas doradas). En enfrentamiento cuerpo a cuerpo, vehículos contra caballos, los comunistas vencieron a los fascistas.

En respuesta a los intentos del fascismo, a llamado del SME, los sindicatos industriales organizaron al Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP), que daría lugar a la formación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

La CTM fue fundada el 14 de febrero de 1936 y desde el principio entró en estrechas relaciones con la AFL norteamericana. Vicente Lombardo Toledano fue propuesto como primer secretario general. Ese mismo año la CTM se afilió a la Internacional Amarilla de Amsterdam, también conocida como la Internacional 2 y media, caracterizada por el oportunismo. La afiliación de la CTM era “para imprimirle un espíritu antimperialista”, según Lombardo.

Cuando en 1949 se creó la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), la CTM fue de las primeras en afiliarse bajo la influencia de la AFL-CIO que había promovido la división del sindicalismo mundial. El brazo regional de la central imperialista era la Organización Regional Interamericana del Trabajo (ORIT) a la que se afilió la CTM e, incluso, la alojó en sus propias oficinas.

En 1936 se produjo una de las huelgas más importantes, la de los ferrocarrileros que habían logrado el año anterior la formación de un sindicato nacional de industria. La consecuencia fue la nacionalización de los Ferrocarriles Nacionales (FNM). No nada más, el gobierno de Cárdenas puso en manos del sindicato la Administración Obrera de los FNM y el sindicato aceptó. Fue un craso error. Al poco tiempo todo terminó en un gran fracaso.

Ese mismo año, el 17 de julio de 1936, el SME estalló la huelga contra las compañías eléctricas extranjeras. La huelga triunfó, siendo uno de los pocos momentos gloriosos en los últimos cien años. Eso permitió al SME conquistar por primera vez un Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) que pasó ser un modelo en la época. El movimiento estuvo fuertemente apoyado por los sindicatos, la propia CTM y el PCM. Esa fue una huelga defendida con las armas en la mano.

El auge obrero estaba en ascenso, en el contexto de la Guerra Civil Española desarrollada entre 1936-39. Era el preámbulo de la II Guerra Mundial. Las fuerzas de la izquierda española se agruparon en el Frente Popular, la derecha y la iglesia católica en la Falange española, ésta se impuso y desató la represión.

En abril de 1937, la aviación alemana bombardeó al pueblo de Guernica. En Paris, el pintor Pablo Picasso pintó un lienzo que se convirtió en “un grito en la pared”. El extraordinario cuadro cubista expresó una metáfora inigualable del horror de la guerra.

La URSS promovió la solidaridad y la resistencia contra al ocupación nazi durante la II Guerra. Se formaron las Brigadas Internacionales creadas por el Komintern. Eran unidades militares compuestas por voluntarios extranjeros que acudieron a España a luchar contra la dictadura de Francisco Franco. Las Brigadas participaron en la batalla de Madrid y otras.

“No pasarán” era el lema de la resistencia. De México también acudió una brigada, encabezada por David Alfaro Siqueiros, quien además de extraordinario pintor muralista fue comunista y dirigente sindical minero.

En este contexto, los petroleros que habían llevado a cabo una heroica lucha contra las compañías petroleras extranjeras, sus guardias blancas y gobiernos en turno, habiendo sido asesinados muchos trabajadores y teniendo que luchar en la clandestinidad, luego de varios intentos construyeron sus organizaciones sindicales y en 1935 formaron un sindicato nacional de industria, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).

El sindicato estalló la huelga nacional en 1937 en demanda de la contratación colectiva de trabajo. La huelga desembocó en la Expropiación Petrolera de 1838. Fue rescatado el dominio de la nación sobre sus recursos de hidrocarburos. El decreto expropiatorio de Lázaro Cárdenas recibió un amplio apoyo obrero y popular. Las movilizaciones se sucedieron y el pueblo cooperó económicamente para que el gobierno pagara la indemnización a las compañías extranjeras. Estas decretaron el boicot y amenazaron con la invasión al país. Arrogantes dijeron: “Beberemos cada gota de tetraetilo que los mexicanos produzcan”; los petroleros contestaron: “Iluminaremos a Nueva Orleans con el fuego de los pozos de la Huasteca”.

Ese 1º de mayo de 1938 fue tal vez el momento más alto en el último siglo si bien no estuvo exento del apoyo al presidente, en este caso, Cárdenas quien había logrado un amplio consenso social.

Se había producido la mayor irrupción de las masas mexicanas después de la Revolución Mexicana de principios de siglo. La expropiación se produjo en un contexto favorable de la revolución mundial. La CTM participó activamente. El gobierno volvió a poner a la industria, ahora la petrolera, en manos de una Administración Obrera que pronto fracasó estrepitosamente. Volvió a reiterarse el grave error sindical.

Con la derrota de la revolución española vino el declive en México. Lombardo pactó con Cárdenas la corporativización del sindicalismo con el Estado. Sin ser la primera vez, en esta ocasión el corporativismo fue oficializado. Fue uno de los mayores errores políticos que llevó a la desnaturalización del sindicalismo, convertido en charrismo sinónimo de fascismo, al interior de los sindicatos.

El error fue también del PCM. Valentín Campa maniobró en favor de Fidel Velázquez, el SME se negó a asumir sus deberes y Velazquez asumió la secretaría general de la CTM. Este, entre las primeras medidas procedió a depurar a los sindicatos de comunistas, estos salieron expulsados y abandonaron a los sindicatos. Lo mismo ocurrió con Lombardo.

El mismo 1938, en México, se fundó la Central de Trabajadores de América Latina (CTAL) presidida por Lombardo, como una organización “unitaria” sin filiación internacional. Curiosa manera de ser unitarios sin comprometerse supuestamente con nadie luego que el propio Lombardo había afiliado a la CTM a la Internacional Amarilla de Amsterdam.

En 1944 Lombardo era miembro del Consejo Administrativo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En 1945, cuando se fundó la Federación Sindical Mundial (FSM), fue invitado al Congreso de Paris y designado Vicepresidente, fungiendo de septiembre de 1946 a enero de 1964. La CTAL fue disuelta por Lombardo el 31 de diciembre de 1963.



Piquete de huelga del SME en la subestación eléctrica Taxqueña, 1936
FOTO: C. Rivera Melo



Movilización obrera y popular de apoyo a la expropiación petrolera, 1938


2.6 El charrismo sindical

Con la llegada de Fidel Velázquez a la CTM el panorama político cambió drásticamente en muy poco tiempo. El SME abandonó a la central, los diversos sindicatos fueron sometidos, la práctica sindical volvió a los tiempos de Morones-Lombardo en plena conciliación de clases y corporativismo con el Estado.

No fue esta la primera vez que el sindicalismo abandonaba sus principios y objetivos pero en esta ocasión empezó una etapa prolongada de desnaturalización sindical que llega hasta nuestros días. Velázquez se impuso mediante la represión y la violencia, apoyado por los patrones y gobiernos en turno, en un contexto mundial de contra revolución.

La CTM se caracterizó por la lucha meramente laboral y economicista, siempre sujeta a las decisiones del gobierno en turno. La actividad sindical se redujo al mínimo, todo empezó a manejarse al nivel del aparato. Velazquez coordinó a una camarilla de supuestos líderes con quienes se repartió el poder sindical, auspiciando la corrupción generalizada de un sindicalismo de negocios.

El corporativismo significó un fuerte apoyo político y económico de los gobiernos a la CTM y viceversa. La experiencia seguida con Morones-Lombardo en la vieja CROM se acentuó, vinieron diputaciones, senadurías, alcaldías para la CTM convertida en el sector obrero del ahora Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Las propuestas obreras desaparecieron, el manejo político personal se hizo en el nivel del chantaje, más que central obrera la CTM se convirtió en un aparato de presión al gobierno y éste le hacía concesiones a cambio de “mantener la paz social” con la represión obrera.

La actividad sindical se volvió nula, todo intento fue ahogado de inmediato por el despido de trabajadores mediante la colusión de la CTM con las empresas y gobiernos en turno.

La política de Velazquez estuvo ampliamente influenciada por la AFL-CIO norteamericana, la CTM era su sucursal en México. Lo mismos ocurrió con la CIOSL-ORIT, a cuyos consejos administrativos fue incorporado Velázquez. La AFL-CIO, CIOSL y ORIT participaron activamente para favorecer un sindicalismo desclasado, infiltraron a todos los sindicatos y terminaron por desnaturalizarlos pervirtiéndolos.

El charrismo sindical empezó a ser conocido así debido a las anécdotas. Un líder sindical ferrocarrilero era afecto a la charrería, deporte mexicano entre cuyas suertes está jinetear a los caballos y expoliarlos. Eso hacía Jesús Díaz de León con los ferrocarrileros. De la anécdota se pasó a la política, y el charro sindical es aquel que, montado sobre los trabajadores los trata como animales. Al aparato sindical de los charros se le llamó charrismo, el cual no solo es un aparato burocrático sino toda una estructura con una política nefasta por antiobrera.

La política principal del charrismo es el colaboracionismo de clase. Los charros sindicales son los agentes del capital al interior de los sindicatos, encargados de disciplinar a los obreros y sancionarlos, sea con el despido arbitrario del trabajo e, incluso, la expulsión del planeta.

El sindicalismo charro se caracteriza por la ausencia total de vida sindical, la participación obrera está prohibida, todo lo deciden los charros, incluso las elecciones, pues en estas no intervienen los trabajadores. Sin acción sindical, el manejo de las finanzas queda al arbitrio de los charros sindicales sin que los trabajadores conozcan el destino de sus recursos pues no existe la rendición de cuentas. La opacidad es mayúscula e impune.

Lo más importante es el control laboral que ejerce el charrismo. Desde 1931 el gobierno aprobó la primera Ley Federal del Trabajo, legislación que se basa en el artículo 123 constitucional, reafirma la conciliación de clases, siendo la huelga un derecho de los trabajadores y de los patrones. En esa Ley los sindicatos, a través de su secretario general, son los titulares de los CCTs y, siendo así, debido a la cláusula de exclusión (para el ingreso y egreso de trabajadores) ejercen “legalmente” un control absoluto. Los charros deciden quien entra y quien sale y cuando, en muchas ocasiones los trabajadores no conocen sus derechos laborales e, incluso, desconocen quién es su charro. Para ingresar a trabajar primero deben ser sindicalizados o no entran, después deben presentar obediencia ciega al charrismo o salen del trabajo.

El charrismo se caracteriza, además, por fragmentar al sindicalismo. Desde 1931 el gobierno decidió las ramas industriales que debían existir y, por supuesto, hizo una definición errónea pero a conveniencia. En una misma rama industrial revolvió multitud de actividades. Este esquema fue retomado por el charrismo para definir qué sindicatos debían formarse, todos de empresa o de oficios varios. La CTM de Velázquez terminó con la política del sindicalismo industrial, los que existen se habían formado antes y fueron controlados en su totalidad.

Esto ha llevado a que existan multitud de sindicatos y sindicatitos, afiliados en federaciones estatales y locales, sin vínculo entre sí, sin ninguna identidad de clase por encontrarse en ramas disímbolas y sin siquiera practicar la solidaridad entre sí.

Esa política divisionista no fue casual ni se le ocurrió solamente a Velázquez, se trata de una estrategia deliberada del imperialismo, desde tiempos de Gompers, y característica de la AFL-CIO que siempre ha seguido una política sindical tergiversada y mafiosa.



Fidel Velázquez y Lombardo, CTM, 1938. La CTM pasó a ser el sector obrero del PRI, el corporativismo económico y político con el Estado se oficializó


2.7 La unidad internacional

Entre 1939 y 1945 el mundo padeció los horrores de la II Guerra Mundial. El fascismo fue la forma más agresiva de opresión social y expansión imperialista, la expresión de la contra-revolución contra el campo socialista.

En 1939, la población de Europa oriental sufrió las calamidades de Auschwitz. Cracovia fue convertida en un complejo de campos de concentración nazi para la experimentación médica demencial y el exterminio en masa de prisioneros, construido por la Alemania nazi después de la invasión a Polonia. Entre 1.5 y 2.5 millones de personas fueron cruelmente asesinadas hasta que en 1945 fueron liberados por el Ejército Rojo de la URSS.

En México, el charrismo sindical alcanzaba momentos culminantes. Las marchas del 1º de mayo en todo el país se realizaban en calidad de desfiles para dar “¡Gracias, señor presidente!” al gobernante en turno. El sometimiento se volvió total. Cada gobierno se apoyaba en su contrario histórico. El charrismo había adquirido formas fascistoides.

El 2 de mayo de 1945 el Ejército Rojo logró la victoria sobre el fascismo con la toma de Berlín. Con ello se abrieron perspectivas de liberación y progreso social.

Antes de concluir la II Guerra, el mundo volvió a horrorizarse con el bombardeo nuclear de los norteamericanos en Hiroshima y Nagasaki, Japón. 160 mil víctimas en el primer caso y 80 mil en el segundo fue el saldo inicial, más millones de población irradiada que sufriría las consecuencias de los dramáticos efectos biológicos debidos a las radiaciones ionizantes.

En la lucha antifascista fue forjada la unidad internacional de los trabajadores del mundo. Luego de innumerables e infructuosos intentos, tuvieron que producirse las detonaciones de bombas atómicas para lograr convocar a un Congreso Sindical Mundial.

A partir de una Conferencia Sindical Mundial, realizada en febrero de 1945 en Londres, se convocó al I Congreso Sindical Mundial, realizado del 25 de septiembre al 3 de octubre de 1945 en Paris. A ese congreso asistieron 64 organizaciones nacionales y 20 internacionales, entre ellas, la Federación Sindical Internacional (FSI) la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC), la CTAL y 17 Sindicatos Profesionales Internacionales (SPI), en representación de 54 países y 67 millones de trabajadores de todo el mundo.

Por primera vez, luego de intensas negociaciones se reunieron en un mismo evento el Consejo Central de Sindicatos de la URSS, el Congreso Sindical (TUC) de Gran Bretaña, la Confederación General del Trabajo (CGT) de Francia, la Federación Nacional de Sindicatos de China (FNDCh), el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) norteamericano y sindicatos de varias partes del mundo.

Con un espíritu unitario y conciliador, el Congreso de Paris decidió fundar a la Federación Sindical Mundial (FSM), como organización internacional sindical unitaria. El Congreso emitió un Manifiesto a los pueblos y trabajadores del mundo.

La CISC permaneció al margen de la unificación, la AFL no participó y se mantuvo intransigente. En 1946, en Bruselas, fue creada la Oficina europea de la AFL bajo la dirección de Irving Brown.

La respuesta del imperialismo fue pronta. El mismo año, en Bruselas, fue creado el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (AIFLD). Este aparato fue financiado por los grandes consorcios norteamericanos y una de las grandes operaciones de la Central de Inteligencia Americana (CIA) de la posguerra. Su antecedente fue el Comité Sindical Libre, representado por el tal Irving Brown, de nefasto recuerdo.

El 8 de septiembre de 1947, en Washington, había sido fundada la CIA, con base en la Oficina de Asuntos Estratégicos (OSS) de 1942, encargada de reunir y analizar información estratégica. En 1947 fue promulgada el Acta de Seguridad Nacional que estableció en los Estados Unidos un servicio nacional clandestino, un directorio de inteligencia, un directorio de ciencia y tecnología y servicios de apoyo.

En 1947, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció a la FSM con el estatuto consultivo en el Consejo Económico y Social. Lo mismo hizo la ONU con la AFL. A propuesta de la FSM, en 1948, la OIT aprobó la Convención 87 referida a la libertad sindical.

Ese mismo año, la Fuerza Obrera (FO) se separó de la CGT de Francia, en marzo de 1948 el TUC de Inglaterra y la AFLO norteamericana crearon en Londres el Comité Consultivo Sindical en apoyo al Plan Marshal norteamericano. El mismo año, la Federación Internacional del Transporte llamó en Oslo a fundar la “Internacional Sindical Libre”. Las diferencias al interior de la FSM se pusieron al borde de la ruptura.

En 1949, en Paris, el TUC propuso la suspensión de actividades de la FSM amenazando con desafiliarse. Lo mismo hizo el CIO. Todos los demás rechazaron la moción. El TUC y el CIO abandonaron la sesión. Poco después rompieron con la FSM. La división se hizo irreversible y afectó a varias organizaciones sindicales de diversos países. El gobierno francés, incluso, se apegó a la campaña divisionista y expulsó a la FSM de Paris.

A iniciativa de la AFL, en 1949 se creó la Confederación Interamericana de Trabajadores, con sede en Lima, que en 1951 dio origen a la ORIT.

En México, el charrismo sindical se consolidó. Expulsados los comunistas, el desfile del 1º de mayo transcurría en la sumisión total. “¡Gracias, señor presidente!” era la consigna generalizada, frente al señor que presidía los desfiles desde el balcón central del Palacio Nacional en la ciudad de México, y los gobernadores y alcaldes en los Estados y municipios.

Del 29 de junio al 9 de julio de 1949, se realizó en Milán, Italia, el II Congreso Sindical Mundial. Asistieron organizaciones de 43 países en representación de 71 millones de afiliados. “La sesión continúa”, se dijo. El rechazo a la “congelación” de actividades fue unánime, lo mismo que la firme defensa de la FSM. Desde entonces los intentos de unidad internacional han sido reiterados sin lograrse.

El 7 de diciembre de 1949, en Londres, la AFL norteamericana, el TUC de Inglaterra, la FO de Francia, la CGT de España y la CGIL de Italia fundaron a la CIOSL, misma que procedió a organizar sus estructuras regionales en Europa, Asia y Latinoamérica. La división fue impuesta con métodos gangsteriles, la intervención de los gobiernos, la represión y asesinato de sindicalistas.

El 12 de enero de 1951, en México, fue creada la ORIT. La CTM fue la primera en afiliarse y apoyarla económicamente con los gastos del congreso. A ese momento, según los propios delegados de la AFL ya se habían “invertido” millones de dólares “para cambiar la mente de los obreros latinoamericanos”.

La CIOSL-ORIT procedió a apoderarse de todos los sindicatos mexicanos, corrompiéndolos y desnaturalizándolos. La ORIT tenía sus oficinas en el edificio de la CTM. Fidel Velázquez pasó a ser parte del aparato del aparato internacional de la ORIT, como antes de la CIOSL. El PRI apoyó a ésta lo mismo que los empresarios. Con mayor razón, los desfiles del 1º de mayo siguieron con la consigna “¡Gracias, señor presidente!”. Miguel Alemán, de corte ultraderechista, se decía “el primer obrero de México”.



I Congreso Sindical Mundial, Paris, 1945 FOTO: FSM

2.8 El 1º de mayo de 1952

Desde la década anterior, en el interior del país se había iniciado un proceso de lucha por la democracia sindical. La Federación Nacional de la Industria y Comunicaciones Eléctricas (FNTICE), dirigida por Rafael Galván, empezó a agrupar a la multitud de sindicatos que laboraban para las empresas eléctricas extranjeras. También se hicieron enormes esfuerzos de unidad con el SME, a través de la Confederación Nacional de Electricistas (CNE).

En abril de 1952 se formó la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), que solo ha sido revolucionaria en el nombre pues desde el principio surgió como otra organización charra afiliada al PRI, lo mismo que a la CIOSL-ORIT. Siempre ha tenido estrechas relaciones con la AFL-CIO norteamericana y “extrañamente” con la CTC de Cuba. Los amigos cubanos, en cuanta visita se hace a La Habana, siempre preguntan sobre la CROC. Se les explica, sin éxito, lo que representa y significa el charrismo sindical, los contratos de protección y la pederastia de los croquistas. Inmediatamente después, la CROC los invita a México y asisten.

La CROC tradicionalmente era invitada por la FSM a sus congresos, cuando ésta pagaba todos los gastos. Afectos al turismo gratuito siempre asistían para dormirse en las sesiones luego de noches de parranda. Hoy, se les insiste hasta el último momento y, a veces, asisten sobre todo a los eventos organizados por los chinos. Los croquistas se caracterizan por cero acción y cero política, solo paseos. El 1º de mayo van junto a la CTM con las mismas consignas de sumisión al gobierno en turno.

El 1º de mayo de 1952 en la capital fue violento y de provocación. A ese momento ya eran muy conocidas y utilizadas las bandas armadas de los charros sindicales, especializadas en la represión violenta. Los desfiles siempre eran muy vigilados por la fuerza pública. Pero los charros tenían sus propias fuerzas represivas en contra de los comunistas. Antes del desfile, en Bellas Artes, fue asesinado un obrero del PCM.

La CNE, básicamente la FNTICE, eran parte de la insurgencia obrera en marcha, con especial fuerza en el interior del país. Ese 1º de mayo se volvió relevante por el contenido político que le imprimieron los electricistas. “Luchamos por la nacionalización de la industria eléctrica”, se proclamó públicamente ante la nación. La nacionalización fue propuesta de los trabajadores. En los siguientes años, este objetivo sería logrado.

La demanda de la nacionalización eléctrica fue de la mayor importancia y estuvo acompañada por la lucha en las calles. Por primera vez se planteó rescatar el dominio de la nación sobre su industria eléctrica, a ese momento en manos extranjeras.

En 1955, se produjo la “unificación” de la AFL y el CIO; éste forzado a hacerlo luego de una feroz represión y cacería de brujas desatada por el gobierno norteamericano durante el “macartismo”. Formada por 54 organizaciones de Estados Unidos y Canadá, la AFL-CIO nació vinculada a la CIA y así ha seguido desde entonces, siendo la organización sindical más nefasta y criminal de la historia.

Ese mismo año, en Praga, exChecoeslovaquia, se llevó a cabo el 10º aniversario de la FSM. Con ese motivo, el gran Pablo Picasso hizo un dibujo que le regaló a la FSM. El dibujo fue convertido en mosaico y colocado en el edificio de la FSM, donado por sindicatos checoeslovacos a la FSM, ubicado en el centro histórico de Praga.



Mural FSM (en mosaico) de Pablo Picasso



Electricistas de la CNE, 1º de mayo de 1952


2.9 Las huelgas ferrocarrileras

La insurgencia obrera en México tuvo su continuación con la lucha de los ferrocarrileros que, luego de soportar imposiciones charras, rescataron a su sindicato mediante elecciones sindicales. En contundente consenso a nivel nacional, Demetrio Vallejo fue electo secretario general.

La importancia del sindicato ferrocarrilero residía en ser una sindicato nacional de industria, formado luego de innumerables luchas en varias partes del país, y por tratarse de un medio de transporte muy utilizado con propósitos de carga y de pasajeros.

Con demandas salariales, el sindicato fue rescatado y avanzó con Vallejo. Pero la impaciencia del PCM precipitó el enfrentamiento con el Estado. La responsabilidad política de Valentín Campa fue muy cuestionable, unilateralmente los comunistas le impusieron a Vallejo el estallamiento de las huelgas el 25 de marzo de 1958, en plena Semana Santa concitando el descontento de los viajeros.

Vallejo intentó negociar pero ni tiempo tuvo. El gobierno procedió a detenerlo, lo mismo haría con Campa y pasarían varios años en la cárcel. La represión del gobierno de Adolfo López Mateos fue desproporcionada, el ejército ocupó los locales sindicales, tomó los centros de trabajo, agredió a los trabajadores encarcelando a varios, produciéndose la disgregación sindical.

Fueron las huelgas que conmovieron a México, escribió Vallejo en la cárcel. Lombardo tuvo una posición crítica contra los comunistas pero a favor del gobierno. La CTM se declaró explícitamente en contra acusando a los ferrocarrileros de comunistas. Los maestros del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) estaban en lucha y se solidarizaron con los ferrocarrileros, siendo reprimidos por el gobierno.

Los electricistas del STERM apoyaron al movimiento e insistieron mucho en que los ferrocarrileros, y especialmente el PCM, debían dar una explicación política al conjunto del movimiento para sacar las conclusiones pertinentes. Nunca lo hicieron.

Quedó demostrado que el enfrentamiento con el Estado siempre ocurre cuando los sindicatos industriales se atreven a desafiarlo y que es pertinente valorar debidamente la relación política de fuerzas, cuestión que omitieron Campa y el PCM. Dese entonces, el PCM quedó al margen del movimiento.

Con la derrota ferrocarrilera se interrumpió otra vez la insurgencia obrera.

Mientras esto ocurría en México, el 1º de enero de 1959, triunfaba la Revolución Cubana, encabezada por Fidel Castro, el Che Guevara y Camilo Cienfuegos. Esta revolución tendría amplias repercusiones en América Latina y en el mundo, por su frescura y encanto.

Los electricistas de la FNTICE veían con simpatía a la Revolución Cubana al igual que otros mexicanos que recordaban a Fidel y al Che, cuando habían estado en México antes de partir en el yate Granma a liberar a Cuba.

Pero el ambiente sindical no era bueno sino de derrota. En 1960 se formó el Frente Auténtico del Trabajo FAT), por un grupo de curas del Secretariado Social Mexicano, la Juventud Obrera Católica y la Asociación Guadalupana de Trabajadores Mexicanos, cuya misión era celebrar en las fábricas el 12 de diciembre, dedicado en México a la Virgen de Guadalupe, y no asistir a las marchas del 1º. de mayo.

El FAT estuvo ligado a la Confederación Latinoamericana de Sindicatos Cristianos (CLAST) y a la Confederación Mundial del Trabajo (CMT), ambas de filiación demócrata-cristiana.



Represión militar contra las huelgas de los ferrocarrileros, 1958



Entrada de Fidel Castro en La Habana y triunfo de la Revolución Cubana, 1959


2.10 La nacionalización eléctrica

El 19 de abril de 1960 el gobierno de López Mateos anunció que compraría acciones de las empresas eléctricas extranjeras y decretaría la nacionalización eléctrica. Los electricistas de la FNTICE llevaban a cabo su agenda de unificación y mejora sindical y laboral en sus casi 70 sindicatos existentes en el país. Ante el anuncio de la nacionalización, que habían propuesto y por la que estaban luchando, ajustaron su agenda.

El 22 de abril de 1960 se realizó una asamblea general en el SME a la que asistió Galván. Allí propuso que debían sacarse las conclusiones políticas ante la nacionalización. Una de ellas era concretar la unidad sindical en el sector. La asamblea aprobó la propuesta.

El decreto nacionalizador se proclamó el 27 de septiembre de ese año. La FNTICE había convocado a su último congreso para disolverse y, al mismo tiempo, transformarse en un solo sindicato. El congreso se realizó el 8 de octubre en San Luis Potosí. Asistieron los 35 sindicatos existentes a ese momento, afiliados a la FNTICE, titulares de los CCTs vigentes. Todos aprobaron la disolución de la Federación y la unificación en un solo sindicato nacional de industria: el Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (STERM).

El SME fue invitado pero solo asistió, como observador, Luis Aguilar Palomino, secretario general en turno, sin facultades y sin haber realizado preparativo; el sindicato se mantuvo al margen de la unidad.

El surgimiento del STERM tuvo una importancia relevante y fue la expresión de una política correcta. Ante la nacionalización, los electricistas sacaron dos conclusiones fundamentales, una, concretar la unidad sindical a nivel nacional, y dos, impulsar la integración de la industria eléctrica nacionalizada. Ambas serían llevadas a la práctica y logradas.

Dentro de la industria eléctrica nacionalizada, y habiéndose unificado sindicalmente, el STERM procedió a unificar las condiciones laborales y obtuvo la contratación colectiva de trabajo con la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En 1960, la presencia de la FNTICE en la capital era muy reducida no así en el interior del país. Fue la Federación la primera en valorar la importancia de la nacionalización y así lo expresó el 1º de mayo. Al siguiente año, lo hizo el STERM. Los charros sindicales de la CTM y de la CROC dando “¡Gracias, señor presidente”!, apoyaron la represión a los ferrocarrileros, la CIOSL-ORIT estaba en auge, la política anticomunista arreció.

El 27 de septiembre de 1961, en el Zócalo capitalino se realizó un mitin conjunto de los tres sindicatos electricistas existentes, el STERM el SME y el sindicato nacional de electricistas (SNESCRM), convocado por el PRI. Este era el único partido oficial, consolidado política e ideológicamente al interior del sindicalismo.

La nacionalización eléctrica no tuvo el apoyo de masas que la expropiación petrolera de 1938. Eso no significa que el pueblo no la apoyara, se trataba de otras condiciones. Pero quienes mejor incomprendieron a la nacionalización fueron los empresarios que se opusieron y la llamada “izquierda” mexicana que, en esa ocasión, quiso radicalizarse porque no le gustó la modalidad nacionalizadora por la que jamás luchó.

Pero la nacionalización fue defendida por los electricistas del STERM y en multitud de asambleas y reuniones se discutieron sus alcances y, sobre todo, los cambios que traía consigo pues, del régimen de propiedad privada se había pasado al de propiedad nacional, es decir, al dominio de la nación, según quedó expresado en el párrafo sexto del artículo 27 constitucional.

Con esta nueva relación de propiedad, la industria eléctrica nacionalizada debía transformarse radicalmente, ahora su objetivo no eran el lucro y la ganancia sino el desarrollo social. Por ello, el STERM apoyó con fuerza el programa de electrificación rural, pues se trataba de lograr el acceso de todos los mexicanos a la energía eléctrica.

La ideología de los electricistas nacionalizadores del STERM fue de raigambre nacionalista pero atendían la situación internacional, especialmente la de Latinoamérica.



Che Guevara en La Habana, el 1 de mayo de 1959


En abril de 1961, 1,500 exiliados dirigidos por la CIA intentaron invadir a Cuba. El 15 de abril los aeropuertos cubanos fueron bombardeados. El 17 de abril desembarcaron los mercenarios en Playa Girón. La nación cubana se puso en pie de guerra para combatir a los invasores. En firme respuesta política, Fidel Castro proclamó el 16 de abril el carácter socialista de la Revolución Cubana. El 18 se produjo la contraofensiva cubana. Desde un tanque de guerra, Fidel encabezó personalmente el combate. Al otro día se rindieron los invasores.

Fueron los electricistas del STERM los que, a través de la revista Solidaridad dieron cuenta de los hechos ante el medio obrero y expresaron su solidaridad con la Revolución Cubana.

El imperialismo estaba muy activo. En 1962, volvió a surgir el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (AIFDL), convertido en el brazo político de la AFL-CIO en América Latina e instrumento ideológico del sistema capitalista norteamericano.

La orientación política de este Instituto siempre ha sido pro-capitalista y anticomunista, para combatir a quienes no apoyan a las transnacionales y patrocinar explícitamente a las dictaduras militares.

Este Instituto se dedicó a impulsar programas masivos de supuesta capacitación sindical, que siempre han sido verdaderos “lavados de cerebro” pagados, así como a la promoción de supuestos “proyectos sociales”, para encubrir operaciones clandestinas y justificar la circulación de dólares sucios, participando en acciones de inteligencia. Este Instituto y la AFL-CIO siempre han estado vinculados a la CIA y han sido el canal para infiltrar sindicatos y destruirlos en esencia conservando solo el nombre de sindicatos.

Para ello, el Instituto cuenta con amplios recursos proporcionados por los empresarios, la AFL-CIO y el gobierno yanki, a través de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID).

Así, al grito de “Dios, propiedad privada y libre empresa”, la CIA derrocó a Joao Gulart en Brasil en 1964. En 1962, en Perú, miles de obreros fueron “capacitados”. En 1963 se produjo el derrocamiento de Cheddy Jagan en Guyana y de Juan Boch en República Dominicana. En 1973 fue organizado el golpe militar contra Allende en Chile, más Bolivia, Argentina, Uruguay, Grecia, Sudán entre otros casos. Todos esos golpes militares fueron “actividades encubiertas de la CIA”.

Institutos similares fueron creados por países, México en primer lugar, por donde han circulado grandes sumas de dinero.

De manera que el charrismo sindical se convirtió en una estrategia, hasta ahora exitosa, del imperialismo para someter a los trabajadores desde las cúpulas sindicales auspiciadas por la AFL-CIO, CIOSL, ORIT y CIA.

Esto es, el charrismo no es solamente un fenómeno de corrupción, violencia y antidemocracia. Todo eso es cierto, los charros sindicales se roban las cuotas sindicales de los trabajadores a los que reprimen, ejercen la antidemocracia a ultranza, son ignorantes y mafiosos, sí. Pero, esas son expresiones que responden a un asunto de fondo: el charrismo sindical es el valladar del imperialismo para evitar la acción obrera de cualquier tipo y proteger la acumulación desmedida de capital.

En tales condiciones, la organización obrera no solo fue desnaturalizada sino destrozada; la conciencia jamás fue desarrollada sino enajenada, la “capacitación” ha servido para adoptar la ideología de la burguesía e imperialismo.

La acción del IADSL incluye proyectos sociales, propagandísticos y solidarios entre los sindicatos, todos aparentes y disfrazados. Se incluyen donaciones a centros comunitarios, cajas de ahorro y préstamos, cooperativas de consumo, clínicas, escuelas y vivienda. Todos los apoyos son canalizados principalmente a los sindicatos y sindicalistas anticomunistas acérrimos, en un cuidadoso proceso de reclutamiento a través de la ORIT.

En México, eso llevó a que el charrismo sindical secuestrara a los trabajadores en sus propios sindicatos, los charros son los carceleros al servicio del imperialismo. El corporativismo es poco, el charrismo es una superestructura económica y política, corrupta y violenta que sirve a la contra-revolución burguesa.


2.11 El proletariado sin cabeza

En 1962, el escritor mexicano José Revueltas escribió el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza. Revueltas fue un revolucionario comunista que había participado en importante luchas con el Partido Comunista Mexicano (PCM), del cual fue expulsado.

En una seria crítica a las malas experiencias vividas, Revueltas analizó la inexistencia histórica de la organización revolucionaria y la persistencia de la enajenación ideológica, concluyendo que el proletariado tiene sobre los hombros una cabeza que no es la suya.

Eso había llevado a multitud de derrotas por la falta de independencia de clase y la mediatización durante 50 años, decía. No existe movimiento, señaló y subrayó la necesidad de la conciencia organizada.

Revueltas fue a las fuentes originales del pensamiento teórico, a la discusión que el propio Marx hizo acerca de la enajenación de la conciencia humana. El ensayo se escribió en polémica con los que llamó “demo-marxistas” incluyendo al PCM y a Lombardo, encargados de sustituir “la conciencia proletaria del desarrollo democrático-burgués, que es la que debe adquirir la clase obrera, por la conciencia democrático-burguesa del desarrollo proletario, que es el estado de enajenación ideológica”.

Estimaba el escritor como característica durante los últimos 50 años “la falta de independencia de la clase obrera” pues durante ese período había estado “mediatizada” por una ideología ajena al proletariado. Entonces, procedió a explicar en qué consiste esa independencia.

Sostenía Revueltas que la mal llamada “izquierda mexicana” había falsificado el concepto de independencia proletaria a partir de serias limitaciones teóricas que conducen a enajenar la conciencia. Consiguientemente, es inexistente la conciencia organizada de la clase, o sea, su partido político.

Eso no significa que no haya habido luchas obreras, sí las había pero estaban parceladas, lo que no había era lucha de la clase obrera; tampoco implica que no hubiera conciencia en absoluto, hay diferentes niveles, lo que no había era conciencia de clase.

La ausencia de independencia y conciencia de clase habían llevado a amargas derrotas.

El ensayo de Revueltas ha sido motivo de discusiones y estudios en círculos universitarios pero sigue prácticamente desconocido por los obreros. Hoy su vigencia es indiscutible pues continúa la inexistencia histórica del partido de la clase obrera, en México no existe una izquierda organizada y actuante ni el proletariado tiene ninguna independencia política.

Si Revueltas, en 1962 consideraba que iban 50 años con un proletariado sin cabeza, ahora son ya 100 años y en peores circunstancias, pues hoy existe un proletariado sin pies ni cabeza.

Esto crea un estado de derrota y postración porque, aunque la resistencia obrera se manifieste en diversas formas, la clase no está constituida políticamente, sigue en la enajenación desideologizada asumiendo una que no es suya y con una organización, literalmente, descuartizada.

Sí, hoy coexisten sindicatos formales con miles inexistentes y falsos. Más del 92 por ciento de sindicatos no son tales sino ficticios, en manos de abogados y líderes venales que venden protección a los patrones, son “sindicatos” convertidos en simples negocios. De los sindicatos reconocidos todos están controlados por el charrismo sindical. Esto es, la minoría de los trabajadores están sindicalizados, los sindicatos y centrales afilian pero no unifican, la conciencia proletaria es casi nula y los trabajadores hemos perdido a nuestras propias organizaciones, los sindicatos están convertidos en cárceles que mantienen secuestrados, sometidos y oprimidos a los trabajadores en general.

¿Cómo fusionar las ideas teóricas si éstas son desconocidas al interior del movimiento? ¿Cómo podría haber dinámica si no existe siquiera movimiento? El sindicalismo mexicano es colaboracionista, influenciado por el secular anticomunismo de la AFL-CIO, en el mejor de los casos los sindicatos se ocupan solo de la circulación de mercancías, la compra-venta de la fuerza de trabajo en las condiciones y el precio que deciden patrones y gobiernos.

Pervertido por el charrismo sindical, el sindicalismo mexicano es nominal. Los métodos de control son altamente represivos, no existe vida sindical, ni espacios para acción, todo consiste en la imposición burocrática y vertical de las cúpulas corporativas. El estudio está suprimido, no se promueve la formación política, consecuentemente se han abandonado los objetivos de clase e, incluso, los deberes elementales de los sindicatos que ni siquiera atienden los aspectos laborales y salariales, que constituyen la base material de la lucha de clases.

Cincuenta años después del Ensayo de Revueltas la situación está peor porque no solo ha aumentado el ejército de reserva sino el de desecho, por el creciente desempleo, subempleo, contratismo y subcontratismo, que ha llevado a la desafiliación sindical y amenaza con generalizar las relaciones individualizadas que harían innecesarios a los sindicatos, en un contexto en que, por lo demás, las nuevas generaciones de obreros identifican a los sindicatos como sinónimo de corrupción y no tienen ningún interés.

La palabra socialismo ni siquiera se menciona en los medios obreros ni en las universidades, la propaganda burguesa es arrolladora y sofisticada, el pensamiento no se desarrolla ni siquiera en los círculos académicos, la conciencia obrera se ha obnubilado volviéndose plana y sin filo. Pero allí sigue el reto, a nivel nacional e internacional, en un proceso de ruptura y de construcción.



En 1968, el gobierno en turno volvió a sacar las tropas a las calles



La represión a los estudiantes incluyó detenciones, encarcelamientos y matanza


2.12 El STERM

En 1964-66 había irrumpido un movimiento de médicos y enfermeras en lucha por mejores condiciones laborales. Los electricistas del STERM habían procedido a seguir concretando las conclusiones sacadas ante la nacionalización. En 1966 se formó una Comisión Tripartita, entre el STERM, el Sindicato Nacional de Electricistas (SNESCRM) y la CFE para avanzar en la integración de la industria eléctrica. En ese marco, se reconocieron los derechos laborales de los electricistas del STERM, ejerciéndose la figura de sustitución patronal y logrando la contratación colectiva con la CFE.

En mayo de 1968, estallaron las protestas estudiantiles en Francia, a las que se sumaron obreros, sindicatos y el PC francés. Más de 9 millones de trabajadores se fueron a la mayor huelga en la historia de ese país. El movimiento no se planteó la toma del poder pero su influencia se extendió a la República Federal Alemana, España, Argentina, Uruguay, Estado Unidos, Checoeslovaquia y México.

Entre agosto y octubre de ese año, el movimiento estudiantil mexicano realizó importantes movilizaciones que a la postre fueron brutalmente reprimidas.

Aquel 2 de octubre de 1968 se produjo una matanza en ocasión de un mitin en la plaza de Tlatelolco. Las movilizaciones por las libertades democráticas fueron extraordinarias con amplia participación de estudiantes y maestros universitarios y politécnicos, en la capital y algunas ciudades del interior del país. Las provocaciones estaban presentes y culminaron el 2 de octubre.

Se supo de la participación directa de la CIA norteamericana en esas provocaciones que llevaron al gobierno y ejército federal a detener, encarcelar, masacrar y desaparecer a multitud de estudiantes. El saldo fue sangriento sin conocerse con precisión el número de caídos.

El movimiento luchaba también contra el delito de disolución social. Gracias al movimiento fueron liberados Vallejo y Campa. Hubo otras demandas formales y muchísimas informales expresadas en las marchas, mítines e innumerables acciones desarrolladas por las bases universitarias y politécnicas.

No solo fue efervescencia sino un severo cuestionamiento al régimen político existente. El Estado respondió desproporcionadamente, aconsejado por la embajada gringa, ante la proximidad de los Juegos Olímpicos en México.

José Revueltas, Heberto Castillo y los dirigentes del Comité Nacional de Huelga fueron detenidos. Más adelante serían liberados. Lo más importante fueron las repercusiones que tuvo el movimiento que concitó apoyo popular.

En 1971 una marcha de estudiantes volvió a ser reprimida por golpeadores al servicio del gobierno. Los anhelos libertarios de la juventud de la época quisieron ahogarse en sangre pero esa lucha fue de ruptura.

Testimonios personales, escritos, libros, películas, dan cuenta de este movimiento. El charrismo sindical apoyó la represión del Estado y siguió dando “¡Gracias, señor presidente!”, siendo Gustavo Díaz Ordaz el tirano que tenía las manos manchadas con la sangre juvenil. El movimiento fue apoyado por trabajadores no organizados, el sindicalismo estuvo al margen.

En el sector eléctrico, en 1969 la Comisión Tripartita se hizo Cuatripartita, al incluir al SME. A este se le ofrecieron las mismas condiciones que al STERM para que la integración de la industria eléctrica culminara. El SME firmó el acuerdo pero no lo respetó, simplemente abandonó a la Cuatripartita sin explicación.

Los charros sindicales entraron a la provocación contra los electricistas del STERM, cuya estructura era nacional y cada vez cobraba mayor influencia por el desarrollo de la industria eléctrica en el país. A ese momento las fuerzas numéricas eran prácticamente iguales en los tres sindicatos existentes. Las provocaciones armadas subieron de tono y, en diciembre de 1971, realizamos en Guanajuato capital la primera marcha con la asistencia de las secciones sindicales del centro del país, dado que habían ocurrido balazos en Celaya y en León.

Los charros sindicales del SNESCRM, sindicato afiliado a la CTM, pretendió arrebatarle el CCT al STERM, la administración en turno de la CFE los apoyó e, incluso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falló en su favor.

La respuesta del STERM fue política, a través de la realización de grandes Jornadas Nacionales por la Democracia Sindical, llevadas a cabo en todas partes del país donde estaban presentes los electricistas del STERM. El 1º de mayo de 1972, las marchas electricistas del STERM le imprimieron un carácter combativo a esta jornada en la provincia nacional.

Esas jornadas estuvieron abanderadas por un programa, conocido como ¿Porqué luchamos?. En este documento se expresaron los puntos de lucha de los electricistas del STERM, cuyo primer punto era la Democracia sindical. Esta propuesta fue crucial, y lo sigue siendo, en tanto estaba y sigue estando ausente en los sindicatos controlados férreamente por el charrismo. Para los charros la democracia sindical es veneno.

De acuerdo a este programa, se definió a la democracia sindical como el derecho de los trabajadores, en cualquier sector, de realizar asambleas generales frecuentes, elegir libremente a sus representantes, la obligación de éstos a rendir cuentas a los trabajadores, en suma, el derecho de los trabajadores a decidir colectivamente sobre sus propios asuntos. Eso era precisamente lo que no ocurría, ni ocurre, en el sindicalismo corporativo.

Luego de una intensa movilización en el interior del país, se convino entre el gobierno, la CTM, el STERM y el SNESCRM la firma de un Pacto de Unidad entre los dos sindicatos en conflicto. Al acto, realizado el 20 de noviembre de 1972, asistió el secretario general del SME, solo en calidad de observador. Este sindicato se mantuvo al margen del movimiento, consideró superficialmente que se trataba de un pleito entre líderes y, por supuesto, se negó a la unidad y a la integración industrial.

Surgió entonces el Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), como un sindicato nacional de industria, estructurado por 96 secciones organizadas por centro de trabajo y/o cercanía geográfica, con autonomía relativa. Se logró un CCT unificado, con una estructura moderna que recogió las conquistas más avanzadas de ambos sindicatos. Ese había sido el esquema practicado anteriormente por el STERM, cuando unificó a los casi 70 contratos colectivos existentes antes de la nacionalización en uno solo después.

Se acordó que las representaciones sindicales, a nivel nacional y seccional, se integraran paritariamente y en el siguiente proceso electoral sindical las decisiones serían las acordadas por las asambleas. Esto funcionó no obstante las provocaciones, como la ocurrida en Puebla.

En otras partes se desarrollaron activas discusiones. A algunos la forma que adoptó la unidad no les gustaba. Pero al avanzar la discusión se valoraron los aspectos políticos más que los formales. Dentro de la industria eléctrica nacionalizada se había logrado formar a un sindicato industrial, mismo que surgió democrático. Tan es así que en 1973 realizamos un congreso nacional extraordinario y, en 1974, uno ordinario. En ambos, la elección de los delegados fue democrática y los acuerdos tomados fueron muy relevantes. Los principales acuerdos tenían que ver con la unidad sindical y la integración eléctrica. Al SME se le planteó nuevamente la unidad, proponiéndole que el nuevo sindicato unificado se llamaría SME, el que pasaría a ser titular del CCT que habíamos conquistado ya a nivel nacional con la CFE, que la afiliación a la CTM o cualquiera otra central la decidiera el sindicato unificado y que si había alguna otra duda, se resolviera por el voto directo, universal y secreto de los trabajadores. Con pretextos vacuos el SME rechazó la propuesta.

Ahora, el SUTERM continuó con la integración de la industria eléctrica nacionalizada, avanzando considerablemente con la unificación de frecuencia en todo el país, la interconexión del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y la reorganización del trabajo. El 1º de mayo de 1973 ahora fue marcado por los electricistas del SUTERM en todo el país, especialmente en el interior.


2.13 La Tendencia Democrática del SUTERM

En 1973, Rafael Galván invitó al Sindicato Unico de Trabajadores del Instituto Nacional de Energía Nuclear (INEN) a integrarse al SUTERM. Luego de intensas discusiones en multitud de reuniones y asambleas, con una amplia participación de jóvenes surgidos del movimiento estudiantil, que eran parte de la tercera generación de proletarios, se aprobó la propuesta pasando a constituir las Secciones Nucleares del SUTERM.

El 11 de septiembre de ese año ocurrió el golpe de Estado norteamericano contra el presidente Salvador Allende y la Unidad Popular de Chile. El 18 salimos a las calles en solidaridad con Chile.

Un intenso debate se realizó respecto al charrismo sindical. Se discutió acerca de la participación o no en los sindicatos reaccionarios, concluyendo que había que intervenir y disputarle el poder a los charros al interior de los propios sindicatos. La izquierda tradicional consideraba que era inútil, que no había que contaminarse pero nosotros decidimos probar nuestras fuerzas, a partir de análisis cada vez más políticos sobre el charrismo sindical y la necesidad de rescatar democráticamente a los sindicatos.

El 1º de mayo de 1974, los nucleares asistimos a la marcha-desfile en la capital dentro del contingente del SUTERM. Entramos al Zócalo literalmente a la fuerza, en medio de un fuerte despliegue de la seguridad del gobierno y de los charros. Estábamos decididos a recuperar combativamente esa simbólica fecha. Vestidos de blanco enarbolamos nuestras pancartas y avanzamos. Al llegar frente al balcón presidencial, el contingente de nucleares se detuvo varios minutos. Los agentes de seguridad fueron sorprendidos e insistían que el contingente avanzara. El ruido era ensordecedor con las bandas de música y de guerra que llevaron los charros y los gritos nuestros.

En cierto momento avanzamos pero no en la dirección de la marcha sino del Palacio Nacional y, por la misma Puerta Mariana, por donde había entrado Eufemio Zapata y su tropa en 1914, ingresamos a Palacio Nacional. En el Patio de Honor hicimos un mitin. Porfirio Muños Ledo, secretario del trabajo en turno bajó del balcón presidencial. Se convino la firma de un CCT mismo que se logró en los siguientes meses dentro del SUTERM.

Con motivo de la huelga en la sección General Electric del SUTERM, los charros sindicales armaron la provocación y, a través de sus bandas de golpeadores encabezados por un tal Wallace de la Mancha, rompieron la huelga. Eso llevaría a un conflicto interno. En febrero de 1975, falleció Paco Pérez Ríos, secretario general del sindicato y el ala charra del sindicato, procedente del antiguo SNESCRM precipitó un congreso, antidemocrático y excluyente, apoderándose del SUTERM y expulsando a los dirigentes que venían del STERM.

La respuesta volvió a ser política con la movilización por todo el país. El 5 de abril de ese año, realizamos una gran marcha en Guadalajara y fue constituida la Tendencia Democrática (TD) del SUTERM. En la Plaza de Armas se proclamó la Declaración de Guadalajara, nueva versión de nuestro programa que reiteró la necesidad de luchar por la democracia sindical, la reorganización democrática del movimiento obrero y un conjunto de demandas sindicales y sociales.

Nuevas Jornadas Nacionales por la Democracia Sindical nos llevaron a recorrer el país en una movilización organizada por los consejos regionales del sindicato. El movimiento alcanzó a la capital del país.



Jornadas Nacionales por la Democracia Sindical, TD-SUTERM FOTO: Tígre

2.14 El 1º de mayo de 1975

Llevábamos mucho tiempo acudiendo diariamente a todos los centros de trabajo del SME en el Valle de México. En Guadalajara nos había acompañado un pequeño contingente de smeítas. La movilización electricista de la TD-SUTERM iba en ascenso. Al aproximarse el 1º de mayo se entró en conversaciones con el SME, acordando con la Comisión Legislativa realizar una marcha conjunta en la capital. Así ocurrió.

En contingentes intercalados, los electricistas del SME y del SUTERM marchamos con alta combatividad. Del interior del país vinieron todas las secciones del SUTERM, antes del STERM, de Acapulco y Aguascalientes hasta Zacatecas. Esa fue la marcha más numerosa y unitaria de los electricistas del país, la más importante y la última.

Durante toda la marcha las consignas del contingente electricista acallaron a las bandas de música y de guerra de los charros con las consignas nuestras. “Esos son puños fascistas”, declaró Echeverría a la radio y televisión, que acostumbraba transmitir en vivo los desfiles. Lo escuchamos y pronto respondimos en plena marcha: “Este puño no es fascista es de lucha socialista”.

Esta marcha rescató, literalmente, al 1º de mayo en México y tendría fuertes repercusiones.

El 15 de noviembre realizamos la marcha más grande e importante después del 68, caracterizada por su composición social esencialmente obrera, con la participación de casi todas las secciones eléctricas del país, principalmente las provenientes del STERM y otras que se habían sumado. Desde 1968 no se podía llegar al Zócalo. Esta vez nos lo impidieron la policía, granaderos y soldados apoyados por vehículos militares, y dimos vuelta por Bellas Artes en la Alameda Central. Cuando llegamos al Monumento a la Revolución, de donde habíamos partido, no habían salido los últimos contingentes.

Las Jornadas Nacionales crecieron, cualitativa y cuantitativamente, en una nueva irrupción por el país de la insurgencia obrera y popular. Las provocaciones de los charros, apoyados por la administración en turno de la CFE, la CTM, Congreso del Trabajo y el PRI en pleno, contaminaban cada vez más al ambiente político y social en la nación.

La movilización aumentó. El 20 de marzo se convocó a una nueva marcha nacional que quedó en mitin. Las fuerzas policiales y militares, apoyadas con caballos, perros y vehículos nos impidieron salir del Monumento a la Revolución. Entonces, se decidió anunciar el estallamiento de la Huelga Eléctrica Nacional.

El 1º de mayo no pudimos marchar en la capital, los charros y el gobierno nos lo impidieron, los mecanismos de control para el desfile siempre fueron muy rígidos y esta vez había un fuerte clima de provocación. De hecho, la violencia contra los electricistas se había desatado en varias partes del país, donde sí hubo marchas democráticas.

Se iniciaron los preparativos, decididos a definir de una vez por todas, el rumbo de la nación, se decía. Galván seguía cuidadosamente la marcha de los acontecimientos. Pero desde dentro del movimiento prosperó la provocación, las elecciones presidenciales estaban próximas y el “infantilismo” de unos cuantos terminó por imponerle a Galván que la huelga estallara ya, decidiéndose finalmente que fuera el 16 de julio, a las 18 hs. El movimiento se había venido posponiendo tácticamente pero esta vez se hizo irreversible y fue aprobado en las diversas asambleas.

Desde la noche anterior y en el curso de la madrugada de aquel 16 de julio, 400 mil esquiroles apoyados por 20 mil soldados tomaron todos los centros de trabajo, eléctricos y nucleares del país. En varias partes hubo resistencia pero la dirección política del movimiento recomendó no entrar en la provocación que hubiera sido sangrienta. El mismo día se publicó en la prensa capitalina vespertina que “la huelga queda para mejor ocasión”, declarando que el gobierno había vulnerado de nueva cuenta el derecho de huelga.

Por varias partes del país se sucedieron problemas y disturbios eléctricos. En pleno movimiento, estando todos fuera de los centros de trabajo, el gobierno operó la división del movimiento a través de Jorge Torres Ordóñez, secretario general en turno del SME. Entonces, los secretarios generales de las secciones Puebla y Guadalajara abandonaron a la TD para reconocer a Leonardo Rodríguez Alcaine como secretario general del SUTERM. Aunque hubo resistencia, las dos principales secciones del sindicato cayeron en manos del charrismo.

Cuatro semanas estuvieron fuera los electricistas, seis los nucleares. Al final, regresaron al trabajo la mayoría, otros fuimos despedidos de inmediato. Se había producido una sería derrota que tendría repercusiones adversas para la nación. La economía nacional se deshizo, empezaron las sucesivas devaluaciones del peso, el charrismo sindical se afianzó y se interrumpió otra vez la insurgencia obrera que había concitado la solidaridad activa de muchas organizaciones sindicales, grandes y pequeñas, a través del Frente Nacional de Acción Popular (FNAP).

Cayó la Tendencia Democrática pero sus aportaciones quedaron como patrimonio colectivo del movimiento. Las principales aportaciones fueron programáticas. Después, la lucha siguió en otras condiciones. En poco tiempo, todos los electricistas de la TD, a ese momento 20 mil, fueron despedidos, jubilados y sometidos al charrismo sindical. Pasarían generaciones sin ninguna acción sindical, el SUTERM fue verticalizado por la fuerza del Estado y desnaturalizado, los charros no renunciaron a las conquistas laborales ni al CCT y no obstante reformas estatutarias, se conserva hasta la fecha al sindicato nacional de industria.

Con la represión político-militar a la TD se interrumpió la nacionalización eléctrica, y la unidad sindical en el sector. Los electricistas del SME decidieron hacer caso omiso, asumiendo la traición a todos los niveles, nos dieron la espalda, voltearon hacia otro lado, ni siquiera nos querían hablar.

Durante el movimiento realizamos una severa crítica y denuncia contra la ORIT y terminamos expulsándola del país. El brazo de la CIOSL se refugió en Panamá, después reapareció en Venezuela. En 2002 tuvo una activa participación en el intento de golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez. Derrotada se fue a Brasil donde está ahora, con otro nombre pero la misma política.



Marcha del SUTERM y del SME el 1º de mayo de 1975 en la ciudad de México FOTO: Tígre



Combativa participación de las mujeres electricistas FOTO: Tígre



Contingentes intercalados del SME y TD-SUTERM, 1º de mayo de 1975


2.15 La lucha contra la privatización del uranio

En 1977, los nucleares del ahora, otra vez SUTINEN, hicimos un balance político de la lucha de la Tendencia Democrática. Ese año, el gobierno de José López Portillo anunció una iniciativa de ley nuclear para privatizar al uranio, dividir al INEN y despedir a los trabajadores, los que habíamos salido del SUTERM y perdido el CCT por decisión unilateral de los charros y ahora estábamos sujetos al Apartado B. El 1º de mayo de ese año entramos al Zócalo desafiando a los charros, todos con banderas rojas, cantando La Internacional, y en solidaridad con los mineros de Nacozari en huelga.

Iniciamos la respuesta en medio de un fuerte debate interno y nos movilizamos. En diciembre de ese año, los senadores del PRI aprobaron las reformas regresivas pero, la Ley fue detenida por los diputados, debido a las protestas que se habían producido y a nuestra firme lucha, decidiéndose abrir la discusión pública.

Durante 1978, los nucleares del, otra vez SUTINEN, llevamos a cabo una intensa y amplia movilización constituyendo un frente objetivo de lucha con la participación de varios contingentes, entre ellos, los profesores universitarios del SPAUNAM, que luego se unirían con el STEUNAM para formar al STUNAM.

El 1º de mayo de 1978 acudimos al Zócalo dentro del contingente de la FSTSE. La lucha contra la privatización del uranio fue la consigna central, así como la solidaridad con Nicaragua. Con nuestro contingente marchó el Frente Nacional de Trabajadores Petroleros que tuvo presencia en 22 de las 36 secciones del sindicato, encabezado por la sección 34 del STPRM y el Movimiento Petrolero Independiente Lázaro Cárdenas (MILC).

Durante el proceso echamos atrás casi todas las propuestas de José López Portillo, presidente en turno, aprobadas por el Senado. En la discusión reivindicamos que “El uranio es nuestro” y al grito de “Petróleo, uranio y gas, al norte no se irán”, le dimos respuesta al imperialismo que, en la reunión del Grupo de Londres, se había manifestado en contra nuestra.

En 1974, habíamos logrado la última de las reformas constitucionales de avanzada al aprobarse el párrafo séptimo del artículo 27 constitucional en materia nuclear, según el cual corresponde a la nación el aprovechamiento de los combustibles nucleares y la utilización de la energía nuclear, siempre con fines pacíficos. En el párrafo cuarto del mismo artículo se incluyó el dominio de la nación sobre los minerales radiativos y en el párrafo cuarto del artículo 28 constitucional se definieron como estratégicas la explotación de los minerales radiativos y a la energía nuclear.

En plena lucha de la Tendencia Democrática también habíamos logrado, en diciembre de 1975, la primera Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE) que reglamentó al párrafo sexto del artículo 27 y cuarto del 28 constitucional, afirmando con ello la nacionalización de 1960.

A fines de 78, fue aprobada la Ley reglamentaria del artículo 27 constitucional en materia nuclear, de nuestra autoría y con cambios notables, entre otros, se prohibió la exportación del uranio. Revertimos así su privatización. No fue posible impedir la división del INEN pero sí obtuvimos la contratación colectiva de trabajo sin que se despidiera del trabajo a nadie. Como resultado fundamos al Sindicato Unico de Trabajadores de la Industria Nuclear (SUTIN).

El triunfo fue indiscutible y fue de la Tendencia Democrática, que aún en serias dificultades nos apoyo en varias partes del país; también el Frente Nacional de Defensa de los Recursos Naturales, que formamos junto con Heberto Castillo, Demetrio Vallejo y los petroleros del MILC. Hacia el fin de ese mismo año, las dificultades habían llegado a un límite, el Campamento de la Dignidad Obrera había sido desalojado violentamente por el gobierno y había cierta descomposición en las cúpulas. Entonces, en una reunión del Consejo Nacional de la TD, Galván propuso la disolución de la misma.

El hecho no gustó a muchos, se dijo, sin embargo, que “la Tendencia Democrática seguiría existiendo al interior del movimiento hasta terminar con el charrismo sindical”.

En los siguientes años, las marchas del 1º de mayo en la capital siguieron dominadas por los charros pero algunos contingentes, entre otros, los maestros de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE) y el SUTIN le dieron presencia combativa. Los charros seguían posesionados del Zócalo. Los universitarios realizaban un acto separado en el Hemiciclo a Juárez, al cual asistíamos después de hacerlo en la marcha oficial.



Tendencia Democrática del SUTERM en pie de lucha, 1º de mayo de 1977 FOTO: Tigre



Las secciones nucleares del SUTERM (SUTINEN) el 1º de mayo de 1978 FOTO: Tígre


2.16 El 1º de mayo y Marx

En 1982, el imperialismo creo a la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED), por Ronald Reagan presidente norteamericano en turno, en coordinación con los gobernantes del Reino Unido y de Australia, para derrocar al “imperio del mal”.

Para ello se canalizaron fondos provenientes de la Agencia Estadounidense de Ayuda Internacional (USAID). La NED asumió una estructura que incluyó al American Center for International Labor Solidarity, presidido por la AFL-CIO, el Centre for International Private Enterprise, puesto en manos de empresarios, el National Democratic Institute for International Affairs, a cargo del Partido Demócrata de los Estados Unidos, y el International Republic Institute, a cargo del Partido Republicano.

El Centro Americano para la Solidaridad de los Trabajadores (ACISL) tiene su sede en Roma y en Paris. Antes fue el Instituto de Sindicatos Libres (FTUI) que existía desde fines de la II Guerra Mundial. A este Instituto se atribuye más de la mitad de las donaciones económicas que hace la NED.

El ACISL estuvo bajo la dirección de Irving Brown desde 1948 hasta 1989. Brown fue agente de la OSS durante la II Guerra, participó en la creación de la CIA norteamericana y del Gladio, red secreta de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN). Hoy dirige al ACISL nada menos que John Sweeney, exlíder de la AFL-CIO. El ACISL participó directamente en el intento de golpe de Estado contra Chávez en 2002.

El 14 de marzo de 1983 se habían cumplido cien años de la partida física de Karl Marx. El centenario fue recordado por el SUTIN de manera escrita y activa. El 1º de mayo todos llevamos pancartas con la efigie de Marx, también una enorme manta que cruzó por el Zócalo. A este entramos cantando La Internacional acompañados con nuestra propia banda de música.

El mismo año volvió la provocación interna y el enfrentamiento precipitado con el Estado por parte de los mismos “infantilistas”. La respuesta del gobierno fue otra vez violenta, el SUTIN perdió membrecía y la Ley nuclear fue reformada, desapareciendo a Uranio Mexicano (Uramex), si bien, se incluyeron nuevas disposiciones muy importantes como la definición del proceso de trabajo nuclear en todas sus fases. En ese tiempo se hablaba de grandes e irreales planes nucleoeléctricos, pero esa lucha la habíamos perdido desde 1976, cuando el gobierno decidió iniciar el proyecto de Laguna Verde, a base de reactores de tecnología norteamericana.

Al siguiente año, el desfile del 1º de mayo en el Zócalo lo abrió Miguel de la Madrid del brazo de Fidel Velázquez. Varios contingentes, como los nucleares y maestros de la CNTE participamos en la marcha del Zócalo en un ambiente de combatividad. En determinado momento, un coctel molotov fue lanzado sobre uno de los balcones del Palacio Nacional, arriba de las gradas, que acostumbraban poner el gobierno y charros para que la población presenciara el desfile. Hubo mucho humo. De inmediato el gobierno atribuyó la acción a infiltrados, señalando a los estudiantes de la Preparatoria Popular Tacuba. Eso motivó que al siguiente año se reforzaran los mecanismos de control. Además, fueron retiradas las tribunas y se impidió marchar a los llamados sindicatos independientes.

El 1º de mayo de 1986 no fue posible marchar en el Zócalo, varios sindicatos organizamos una marcha por el Paseo de la Reforma hasta el Monumento a la Revolución. Esta vez se conmemoraron los 100 años de los trágicos acontecimientos de Chicago. En un gran contingente, con banderas rojas y banda de música, los nucleares, petroleros del MILC y ejidatarios del FADO de Ocoyoacac, enarbolamos las efigies de Marx, Engels y Lenin.

Era una época en que manteníamos activas discusiones acerca del socialismo y se planteaba rescatar al pensamiento vivo de Marx. En el 6º Congreso del SUTIN se aprobaron nuevos estatutos sindicales que incluían el estudio del marxismo-leninismo, con un programa para la formación y educación política de los trabajadores, existía incluso una secretaria de cultura obrera dentro del Comité Ejecutivo, los principios del sindicato reivindicaban la lucha de clases y se estableció un programa, basado en la Declaración de Guadalajara, incluyendo ahora al internacionalismo.

En los siguientes años siguió la costumbre de realizar actos “independientes” mientras los charros seguían controlando el Zócalo. El SUTIN asistía a ambos actos.



Marcha en el Zócalo de la ciudad de México, 1º de mayo de 1983 FOTO: Tígre


En 1987, luego de asistir a una Conferencia Internacional en Viena sobre el accidente nuclear de Chernobyl, el SUTIN cruzó la exChecoeslovaquia y llegó a Varsovia, Polonia, para encontrarse con la Unión Internacional de Sindicatos de Trabajadores de la Energía (UISTE); perteneciente a la Federación Sindical Mundial (FSM).

El 7º Congreso de 1988 aprobó la afiliación del SUTIN a la UISTE-FSM. Fue el encuentro con esta organización internacional 42 años después de haber sido fundada. Después hubo desafiliación, afiliación, desafiliación hasta la fecha. Antes el sindicalismo mexicano estaba ajeno a la FSM, ni siquiera había intenciones de afiliarse, había asistencia de trabajadores a sus Congresos pero solo en calidad de observadores o de turismo. Pesaba mucho el rechazo a la política de Lombardo quien, sin embargo, no era la FSM aún cuando se atribuía ser fundador habiendo sido solamente asistente, sin representar a ninguna organización sindical mexicana pero, fungió como Vicepresidente de la Federación, durante 19 años.

2.17 La caída del socialismo europeo

El 26 de julio de 1988, en el 35 aniversario de la Revolución Cubana, en Santiago de Cuba, Fidel Castro hizo una ferviente defensa del socialismo. Fidel seguía con atención los acontecimientos en Europa oriental y, oportunamente, advirtió de las consecuencias.

El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín, construido en 1961 como un “muro antifascista”. Con ello empezó la caída del socialismo europeo.

El 1º de mayo de 1990, los charros sindicales seguían con el ¡”Gracias, señor presidente!”, ahora con Carlos Salinas de Gortari, presidente en turno. Fue un desfile de apoyo a Salinas. Tímidas voces de electricistas del SME, maestros de la CNTE y nucleares del SUTIN se escucharon.

Del 13 al 20 de noviembre de ese año, se realizó en Moscú el XII Congreso Sindical Mundial, convocado por la FSM y organizado por el Consejo Central de Sindicatos de la URSS.

En ese Congreso se hicieron reformas a los Estatutos de la FSM. Las reformas modificaron básicamente la concepción y objetivos de la Federación. En el primer caso, se sustituyó la lucha por un mundo que excluya la explotación humana por “la renovación del movimiento sindical mundial”. La soberanía e independencia de clase de la FSM para formular su Programa, fue sustituido por “el diálogo” y el papel como “centro de cooperación”, todo “al servicio de la renovación” y de un sindicalismo internacional “profundamente transformado”.

En el segundo caso, se suprimió “la lucha contra la explotación capitalista” y se sustituyó por la lucha que les permita a los trabajadores “obtener los mayores beneficios posibles del fruto de su trabajo”. No se trata de semántica sino de modificaciones políticas auspiciadas por la burocracia traidora al socialismo. En el Congreso de Moscú (1990) se planteó un rechazo explícito de la FSM a la lucha de clases.

Eso ocurría en el contexto de la llamada Perestroika, de supuestas reformas en la URSS, cuestión que traería nefastas consecuencias para el mundo.

En 1992, F. Fukuyama escribió su libro “El fin de la historia y el último hombre”. Según este “filósofo” del imperialismo, el motor de la historia es el deseo de reconocimiento, el Thimos (“pitagórico”), alma animal, fuerza instintiva y origen de las pasiones brutas, se ha paralizado con el fracaso del comunismo. La única opción viable es la democracia liberal en lo económico y en lo político.

Estas falsas ideas fueron convertidas por la propaganda imperialista en su pensamiento único: las ideologías ya no son necesarias, han sido sustituidas por la economía. Con esa base se difundió profusamente por el mundo que, “la historia humana, como lucha de ideologías, ha terminado”, es decir, “ya no hay lucha de clases”.

La caída del socialismo fue un golpe demoledor para el movimiento obrero y vino el repliegue. Muchos abandonaron a la FSM, según la propaganda imperialista, ésta había desaparecido. Los sindicatos de Europa oriental y otros corrieron a los brazos de la CIOSL. Burócratas de la FSM le creyeron a Fukuyama, se fueron sin avisar, y hasta hubo rapiña. En la caída, hay responsabilidad de todas las burocracias comunistas, que han callado hasta la fecha y ni siquiera han explicado qué pasó, desde luego no les conviene.

Vino entonces la desintegración de la URSS, siendo creada la Comunidad de Estados Independientes (CEI), el Consejo Central de Sindicatos de la URSS fue sustituido por la Federación de Sindicatos Independientes de Rusia (FSIR). La Federación Rusa quedó fraccionada en 26 repúblicas autónomas. La FSIR pasó a afiliar a 40 millones de trabajadores planteando objetivos puramente económicos.
En 1992, hubo la protesta de 1.5 millones de trabajadores rusos por mejoras económicas. 1994, 8 millones exigieron el pago de salarios atrasados. En 1995, 12 millones se lanzaron a las protestas, los salarios seguían sin pagarse, y el desempleo aumentaba. En 1996, hubo protestas en 59 de las 99 regiones. En 1998, el rechazo al gobierno se expresó en marchas realizadas en mil ciudades, habiendo participado 14 millones de trabajadores. La situación era de crisis en todos los órdenes.

2.18 El posmodernismo

En 1979, J.F. Lyotard había escrito “La Condición Posmoderna”, cuestión que se hizo evidente tras la caída del Muro de Berlín en 1989. Surgió el “posmodernismo” como un “movimiento” artístico, cultural, literario y filosófico sin sustento teórico, para el cual, fracasó el modernismo y la emancipación de la humanidad.

Se trata de un rechazo explícito a los grandes relatos, se cuestiona la dualidad de los contrarios, y se promueve el pluralismo. El “movimiento” cuestiona también los textos históricos. Según esa idea, el lenguaje modela al pensamiento, la verdad es cuestión de perspectiva, no tenemos acceso a la realidad solamente a la apariencia.

Como características histórico-sociales, es la época del desencanto y se renuncia a las utopías. Se promueve la reorganización económica capitalista, la desaparición de liderazgos y el surgimiento de pequeños ídolos. Hay una revalorización de la naturaleza y el medio ambiente. Los medios de comunicación y de consumo se convierten en los centros de poder y transmisores de la verdad, la sociedad no existe. El contenido del mensaje deja de importar, desaparece la ideología. Las elecciones son reemplazadas por la imagen y las encuestas, hay una desacralización de la política y la desmitificación de los líderes.

Entre las características psico-sociológicas, importa solo el presente, no el pasado ni el futuro. Todo se centra en la búsqueda de lo inmediato, la única revolución es la interior. Se vuelve a lo místico para justificar los sucesos, y a la preocupación respecto a los desastres y el fin del mundo. Se enfatiza la pérdida de fe en la razón y la ciencia y se promueve el culto a la tecnología. La existencia está basada en el pluralismo, en la desaparición de idealismos y en la pérdida de fe en el poder público. Aumenta la despreocupación ante la injusticia y la inspiración “vía satelital” e internet con énfasis en las teorías de la conspiración permanente.

Este “pensamiento” no conoce la teoría ni la entiende solamente la niega, negando incluso importantes avances científicos contemporáneos que ocurren dentro del mismo capitalismo. Evidentemente, se trata de propaganda antidialéctica.

Con ese pensamiento nulo, que llaman “único”, los pensadores del imperialismo se apresuraron a decirle “Adiós al proletariado”, como si la clase obrera no existiera.

La posmodernidad niega la posibilidad de construir grandes relatos, así como de reconstruir el pasado, los documentos no son pruebas sino discurso y representaciones. Es un discurso débil que simula una crítica aparente igual a la iglesia que a Marx. Para el posmodernismo nada sirve, el socialismo no es opción. Hay, por tanto, una renuncia a la revolución, para ese “pensamiento” la lucha de clases no existe.

En 1990 se promovió al Consenso de Washington, para reformular y reajustar la política económica del mundo; luego vino la propuesta de integración de las economías locales a la “globalización”, en lo económico, tecnológico, social y cultural.

En 1994, la Organización Mundial de Comercio (OMC), el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) asumieron el papel central de la ofensiva imperialista contra el mundo, con el objetivo de aniquilar totalmente al socialismo y los procesos nacionalistas, destruyendo las conquistas previas. En esas circunstancias, los verdaderos comunistas fueron perseguidos y los oportunistas se escondieron.

Se impuso al neoliberalismo, como política económica con énfasis tecnocrático y macroeconómico para reducir y/o eliminar la intervención del Estado en la economía. Entre otras características están las Políticas monetarias restrictivas (aumento a tasas de interés, reducción de dinero, austeridad), las Políticas fiscales restrictivas (aumento de impuestos al consumo, disminución del gasto público, reducción de salarios), la Liberalización (esencialmente del comercio), las Privatizaciones (principalmente de los sectores estratégicos) y la Desregulación (legislación para garantizar la propiedad privada).

2.19 El 1º de mayo de 1992

En tan sombrío panorama, después del Congreso de Moscú, Alexander Zharikov y Valentín Pacho llegaron a Praga, donde estaba la sede de la FSM. El primero, sin sindicato y, el segundo, enviado por la Confederación General del Trabajo de Perú (CGTP), ambos sin dinero, sin apoyo, sin casa, casi sin FSM.

Algunos trabajadores se habían quedado, entre ellos jubilados (as) quienes rescataron algunos archivos, luego que el gobierno conservador checo arrebató a la FSM su edificio sindical, incluyendo al Mural FSM de Picasso que desapareció. Como los trabajadores exigían salario y no había recursos empezaron las liquidaciones. Los colaboradores se redujeron al mínimo. En 2000, las fuerzas de la FSM en Praga no llegaban a 10 (diez), en 2005 eran solamente 2 (dos).



Valentín Pacho. Alexander Zharikov, 15º Congreso Sindical Mundial, La Habana, 2005


Valentín Pacho, apoyado por un grupo poco numeroso, se dio a la tarea de recolectar las piedras de las ruinas. Al final, la FSM sobrevivió a la caída del socialismo, que no es poca cosa.

En México, Salinas se había convertido en el mayor exponente del neoliberalismo, apoyado por el capital transnacional, que no necesitaba de los obreros salvo para manipularlos. En 1992 negoció las reformas eléctricas regresivas a la LSPEE y las impuso en el marco de las negociaciones del Tratado de libre Comercio con América del Norte (TLCAN). Al SME le ofreció crearle en las peores condiciones una empresa, Luz y Fuerza del Centro (LyFC), contraviniendo los acuerdos de la nacionalización que indicaban la extinción de las empresas extranjeras subsidiarias hacia 1999. Mediante el tristemente célebre Pacto de Necaxa se hizo una alianza ficta. Con ello la nacionalización interrumpida en 1976 fue revertida, iniciándose el proceso de privatización eléctrica furtiva que hoy llega al 52% de la generación eléctrica total a nivel nacional en manos de trasnacionales y sus filiales.

El SME acordó suspender la marcha del 1º de mayo y dejo de asistir. La explicación de Jorge Sánchez, secretario general en turno del SME fue simplista, dejarían de asistir para “no molestar al señor presidente”. Así, a la consigna de “¡Gracias, señor presidente!” se adicionó otra: “¡No molesten al señor presidente!”.

En 1994, la FSM convocó al XIII Congreso Sindical Mundial, realizado en Damasco, Siria. Asistieron 418 delegados, de 160 organizaciones provenientes de 84 países en representación de 300 millones de trabajadores. Con ello se afirmó la sobrevivencia de la FSM.

Hacia 1997 se creo en México la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), surgida luego del Foro “El sindicalismo frente a la crisis y ante la nación”, promovido por Elba Esther Gordillo, charra del Sindicato Nacional de Trabajadotes de la Educación (SNTE) y Francisco Hernández Juárez, charro del sindicato de telefonistas (STRM). Algunos sindicatos se salieron de este Foro y también del Congreso del Trabajo.

Entre los afiliados a la UNT estuvieron el STRM, el STUNAM, la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), el SUTIN, el FAT, el sindicato de WolksWagen (SITVW), el sindicato de la Universidad Iberoamericana (UIA), el de Bomberos del DF, los bancarios del Banco Azteca y de Bancomer, y el del Instituto Federal Electoral (IFE). Desde el comienzo, la UNT mantiene estrechas relaciones con la AFL-CIO y está afiliada a la CIOSL-ORIT.

En 2000 el PRI perdió las elecciones presidenciales, las ganó la derecha del Partido Acción Nacional (PAN). Los charros empezaron la retirada del Zócalo el 1º de mayo. Ese día se realizaron dos actos, los charros hicieron un mitin, los demás una marcha. Fox, presidente en turno dejó de asistir al desfile para reunirse con las cúpulas charras en Los Pinos. Fox, cambió las costumbres formales, sin embargo, siguió gobernando con el charrismo sindical, el corporativismo con el Estado siguió intacto.

En 1999, el presidente en turno Ernesto Zedillo (PRI) había propuesto una iniciativa de reforma constitucional en materia eléctrica para privatizar el sector. El SME y el SUTIN dieron una respuesta inmediata. El SME pasó a encabezar una lucha frontal contra esa reforma que concitó un fuerte apoyo solidario. Los 1º de mayo de ese año y los siguientes tuvieron características de rechazo. La marcha “independiente” ocupó al Zócalo. La UNT consideraba a la “unidad” como marchar por las mismas calles a la misma hora. El 2000 fue un año de resurgimiento de la lucha electricista del SUTERM, fuertemente apoyada por el SUTIN, y de la lucha petrolera, en ambos casos disputando la representación a las cúpulas en sendos procesos electorales. En los dos casos se impusieron los charros pero la lucha electricista y petrolera se extendió por el país.

En ese contexto, electricistas del SUTERM, petroleros del STPRM y nucleares del SUTIN, más algunos electricistas del SME, en lucha se unificaron en el Frente de Trabajadores de la Energía (FTE) que asumió la continuación de la lucha de la Tendencia Democrática.

El FTE agrupa a los trabajadores concientes del sector energético, encabezados por la tradición marxista al interior del movimiento, en lucha por el internacionalismo y la independencia de clase. En momentos culminantes afilió a decenas de miles en varias partes del país. Con la represión y errores políticos sectoriales las pérdidas fueron enormes. Algunos sectores como los petroleros de Todos por Pemex se salieron, luego se incorporarían los trabajadores del agua, nucleares del SUTIN también salieron y las fuerzas fueron disminuyendo. La lucha, sin embargo, se ha sostenido aún en difíciles condiciones, sin elevada jerarquía pero sí con gran significación política.

En 2003 el Senado de la República echó atrás la iniciativa de reforma constitucional promovida por Zedillo y Fox, y otro tanto hizo la SCJN, aún sin haber entrado al fondo del asunto. La privatización eléctrica, sin embargo, no fue impedida, los gobiernos de Zedillo y de Fox la aceleraron.

En la reunión del Consejo Presidencial de la FSM, realizada en Paris en 2005, se aprobó la solicitud de afiliación del FTE a la FSM, decisión ratificada por el XV Congreso Sindical Mundial que tuvo logar en La Habana, Cuba. El FTE adquirió estatus internacional enarbolando un Programa Obrero, una ley eléctrica para la re-nacionalización, ambas propuesta desarrolladas al calor de la lucha, con una activa prensa obrera y una alta capacidad propositiva basada en la independencia de clase.

2.20 El 1º de mayo de 2006

En 2005 ocurrió una escisión de la AFL-CIO y se formó una Coalición de Sindicatos Americanos, CtW Change to Win Federation sin mayores perspectivas.

Paradójicamente, en los Estados Unidos no se conmemoraba el 1º de mayo, se hacía en otro día. Pero en 2006 la situación fue diferente. Con anterioridad se propuso “Un día sin mexicanos” para esa fecha y se hicieron muchos preparativos. Sin derechos laborales, sindicales ni sociales, sin partido, sin sindicatos, a través de sus propias instancias culturales y tradicionales, millones de inmigrantes, esencialmente, latinoamericanos y mayoritariamente mexicanos, se pusieron en huelga no declarada.

Fue un gran acierto, ese día dejaron de trabajar para demostrarle a la sociedad estadounidense y al mundo que son trabajadores y, por tanto, necesarios para el funcionamiento de esa poderosa economía mundial. No solamente participaron trabajadores domésticos, agrícolas o empleados. Desde pequeños talleres, vendedores ambulantes, trabajadores de la construcción y de los servicios, hasta transportistas, obreros y profesionistas, fueron parte de la acción. Jóvenes y mayores, hombres y mujeres, incluso niños y niñas paralizaron sus labores en las propias entrañas del monstruo. Puertos y aeropuertos cesaron sus actividades en grandes centros industriales.

El mismo día, millones de migrantes se lanzaron a las calles en más de 200 ciudades. A través de grupos deportivos, culturales y religiosos, en agrupaciones de sus propios pueblos o comunidades de origen, individual y colectivamente, los olvidados, los marginados, se manifestaron en grandes demostraciones en Los Angeles, San Francisco, Chicago, Nueva York y muchas otras partes más. En los contingentes, destacaron los estandartes con la Virgen de Guadalupe y con Zapata.

Con esa combatividad y disposición a la lucha, los migrantes rescataron al 1º de mayo en los Estados Unidos. El balance fue altamente positivo. Desde entonces, se han realizado marchas ese día emblemático. Sigue faltando, sin embargo, la organización y la política, indispensables para llevar adelante los objetivos.

El imperialismo no se ha quedado quieto, desorientando y dividiendo a los migrantes, nunca faltan tendencias oportunistas. Pero, ese 1º de mayo de 2006 quedó demostrado ante el mundo que la lucha de clases no solamente está vigente sino presente y viva en la propia metrópoli del imperialismo, sin que los posmodernistas sepan explicar, porque no pueden, que la fuerza social (representada por el capital) y la fuerza natural (representada por el trabajo) estén presentes y en confrontación cotidiana. Había irrumpido un sector marginal, disímbolo y numeroso, abriendo un nuevo capítulo de la lucha de clases en las condiciones más difíciles.

A nivel mundial, el imperialismo puso en marcha adecuaciones a sus aparatos de control. El 31 de octubre de 2006, la CIOSL y la CMT anunciaron su disolución y, del 1 al 3 de noviembre, en Viena, Austria, realizaron la “unificación” en la ahora Confederación Sindical Internacional (CSI). Fue un acto de absorción de la segunda por la primera pues la CMT estaba prácticamente extinta.

La CSI surgió como la supuesta “nueva” central internacional pero solamente cambió de nombre, manteniendo la misma política pro imperialista de siempre. Se informó que se había afiliado a 301 organizaciones de 151 países que representarían a 172 millones de afiliados. Por supuesto, entre los afiliados está la AFL-CIO norteamericana, la CTA de Argentina, Solidaridad de Polonia, la CUT de Brasil, la CGT de Grecia, la CGT y FO de Francia, la CTV de Vezuela y otras centrales más.

De México están afiliadas a la CSI, desde luego, la CTM, la CROC y la UNT.

Luego, en Bruselas, se anunció la llamada Global Unions Federation, agrupación formada por organizaciones que pertenecen a la misma “familia sindical”: La CSI y la Comisión Consultiva ante la OCDE (TUAC-CSC), afilia a centrales nacionales y 11 FSI en varios sectores, contando con importantes recursos financieros.

La CSI procedió a reorganizar sus filiales por continente. En América, la ORIT también cambio de nombre, ahora es la Confederación Sindical de las Américas (CSA), creada en Panamá en 2008, presidida por la AFL-CIO. A esta central regional también están afiliados los charros sindicales mexicanos. En 2012 se formó la Global IndustriALL Union.

La FSM por su parte, a través de Valentín Pacho, procedió a construir estructura. Luego de varios intentos fallidos, en 2007 se realizó en México la refundación de la Unión Internacional de Sindicatos de la Energía (UISTE), con la contribución política destacada del FTE. En 2008, se hizo lo propio en Donostia, País Vasco, surgiendo la UIS de la Minería, la Metalurgia y el Metal, con relevante participación política del FTE de México.

Para 2008, la “unidad” en México de los “independientes” consistía en marchar por las mismas calles a la misma hora. La UNT ha venido a cubrir el espacio de los charros de la CTM y Congreso del Trabajo. Estos seguían replegados en la capital no así en la provincia. Las nuevas cúpulas reproducen al charrismo.

En 2009, con motivo de la emergencia debida a la influenza detectada en México, el gobierno suspendió la marcha del 1º de mayo. Los sindicatos acataron la medida. Algunos no lo hicimos.

2.21 El conflicto del SME

En octubre de 2009, a partir de un conflicto electoral interno, el SME amenazó con estallar la huelga en la región central del país. Sin ningún preparativo, sin discusión y con el frente interno dividido, la representación sindical en turno precipitó, unilateralmente, el enfrentamiento con el Estado sin valorar debidamente la relación política de fuerzas.

Ante ese anunció, el 11 de octubre, la Policía Federal ocupó todas las instalaciones de la empresa LyFC. Calderón, presidente en turno, decretó la extinción de la misma y la terminación de la relación laboral con el SME.



Manifestación de migrantes latinoamericanos en Los Angeles, USA, 1º de mayo de 2006


La explicación política del conflicto no se ha dado. El hecho es que la SCJN ha fallado dos veces contra el SME, las irregularidades jurídicas han sido reiteradas, la misma estrategia política del sindicato ha sido fallida y se está en espera de la resolución final de los tribunales laborales que es adversa al sindicato.

En 2010, la FSM organizó en México una Conferencia Internacional de Solidaridad con el SME, en México y en Toluca, a la que asistieron diversas organizaciones de petroleros y electricistas de América Latina, las que trajeron ayuda económica y política solidaria. El FTE fue promotor y organizador al lado de la FSM.

Sin embargo, el SME desdeño esa solidaridad internacional y prefirió ser arrullado por la AFL-CIO, CSI y Global Unions, desactivando el frente internacional. El Centro de Solidaridad de la AFL-CIO en México ha estado muy activo.

El 1º de mayo de 2010 fuimos cada vez menos, el Zócalo se llenaría a la mitad. Como siempre ocurre con los “independientes” lo primero que falla es el sonido, nunca se escucha nada, los oradores de siempre hacen piezas oratorias infumables, nadie se queda para oírlos, ya saben que es el mismo rollo. El golpe al SME vino a replegar más a los sindicatos, atemorizados y apáticos. Los charros siguieron haciendo un mitin por la mañana y los desfiles en el interior del país.

2.22 El 16º Congreso Sindical Mundial

En 2005 se había realizado en La Habana, Cuba, el XV Congreso Sindical Mundial, que significó la entrada de la FSM en una etapa de reconstrucción. En 2011 fue convocado el XVI Congreso, ahora realizado en Atenas, Grecia, donde los obreros estaban en frontal lucha contra las políticas de austeridad de los gobiernos griego y europeo.

Al evento acudieron más de mil delegados de casi 200 países en representación de 82 millones de trabajadores. Los trabajadores griegos del PAME colaboraron para el éxito del evento. Pero este no tuvo mucho significado político. Los viejos vicios y defectos atávicos no han sido superados. El Congreso fue una sucesión de oradores, cada quien habló de lo que quiso sin hacer prácticamente ninguna propuesta. Al final hubo reelecciones y modificaciones unilaterales a los Estatutos.

Como antes ocurría, un cubano vino a México a insistirle a la CROC y a otros para ofertar la asistencia al Congreso. Más de 90 se apuntaron, supuestamente para afiliarse, fueron al Congreso y regresaron. Después, se olvidaron de todo, no se afiliaron pues hay formas y tiempos que no se cubrieron y, ahora, se esperará al siguiente Congreso. Es lo mismo que ocurre con los viajes a Cuba, estando allá todos son revolucionarios, de regreso nadie sabe nada.

El FTE se preparó debidamente, organizando un Seminario sobre Movimiento Obrero Internacional, habiendo registrado sus delegados en tiempo y forma y sobre todo, preparando propuestas, publicadas en inglés y español, tanto en versión impresa como digital, que luego fueron entregadas directa y personalmente a todos los delegados.

Entre las propuestas se incluyen nuevos Estatutos para la FSM, que recuperen el concepto de lucha de clases (abandonado), un programa (ahora inexistente), una estructura (de la que se carece) y un sistema de funcionamiento. También se analiza la crisis capitalista, el imperialismo en la presente época, la respuesta obrera y el movimiento internacional. Asimismo, se abordan los temas de la juventud, mujeres, energía, medio ambiente, corporaciones transnacionales, privatizaciones, salud, educación, derechos laborales, la Universidad Internacional de los Trabajadores y el mural FSM de Picasso, entre otros temas más.

La única organización mexicana de trabajadores, verdaderamente afiliada a la FSM, es el FTE, con la mayor trayectoria histórica a su lado y la más consistente políticamente, que ha contribuido apreciablemente y ha estado presente en los momentos más difíciles cuando colapsó el socialismo europeo.

2.23 El 1º de mayo de 2013

En los 1º de mayo de 2011 y 2012, la asistencia a las marchas en la capital mexicana fue menor aún por parte de los “independientes”, en contingentes muy desorganizados y minoritarios. Los charros aumentaron el número en su concentración mañanera y, siguieron con el control absoluto en el interior del país. Ya no sacan, de manera generalizada, las pancartas de “¡Gracias, señor presidente!”, los gobiernos de ultraderecha no los necesitan a ese nivel, pero la política de sumisión sigue, el corporativismo se aplica cualesquiera sea el gobierno en turno.

Ahora, arribamos al 1º de mayo de 2013, la marcha del Centenario y muy pocos se acuerdan. El momento está representado por una fuerte ofensiva neoliberal de privatizaciones y ataque a los derechos laborales y sociales, expresados en una legislación laboral que legaliza el subcontratismo. El ambiente es de derrota, la agresión gubernamental a los derechos obreros y sociales es generalizada, sigue un fuerte control charro, con una mayor desorganización de la oposición y la errática política de la “izquierda” que junto con la derecha (PRIAN) está en apoyo del llamado Pacto por México, promovido por Enrique Peña Nieto, presidente en turno, para aprobar reformas regresivas, especialmente en materia de energía para privatizar totalmente a las industrias eléctrica y petrolera. Peña es el principal exponente para la acumulación de capital transnacional y sigue en connivencia corporativizada con el charrismo. En la resistencia, destacan las acciones de algunas secciones de la CNTE en contra de la reforma educativa, particularmente, los maestros de Guerrero que se han radicalizado.

Las fuerzas obreras siguen disgregadas sin poder articular una respuesta conjunta ante el Estado y gobierno en turno. Los sindicatos está en manos del charrismo, los trabajadores en general están atemorizados y escondidos, los que luchan lo hacen por su lado sin siquiera coordinarse entre el mismo sector. No existe ninguna dirección política que sea tal y la izquierda, simplemente, no existe más que nominalmente, domesticada en las Cámaras, y sin política propia.

El regreso del PRI al gobierno implica nuevas condiciones expresadas en una política explícita de entrega al capital transnacional. La burguesía mexicana sigue siendo poquitera y se limita a ser socio menor del capital extranjero. Pero el gobierno ha dejado cualquier interés bonapartista para declararse abiertamente favorable a la acumulación privada de capital. Sigue gobernando con el apoyo del charrismo sindical, el corporativismo no ha variado, es una estrategia imperialista de amplio alcance para la conciliación de clases, los tiempos de mutua zalamería entre gobierno y charros continúan pero, hoy, el presidente en turno es “El primer burgués de México”, lo mismo que los connotados charros y charritos, de viejo y nuevo tipo.



Delegación del FTE de México en el 16º Congreso Sindical Mundial, Atenas, Grecia, 2011



3. CONCLUSIONES

El 1º de mayo en México, 100 años después sigue siendo la más importante movilización obrera del año, pero continúa controlada por el charrismo sindical. El evento se convirtió muy temprano en un ritual carente de contenido político y así ha seguido por la enajenación persistente. El proletariado sin cabeza desfila, el Estado y patrones deciden. Se vive así un sindicalismo desclasado y, a la vez, reprimido violentamente.

Pero sigue vigente la lucha de clases, la historia no ha terminado, ni mucho menos, y la resistencia obrera se manifiesta en todo el mundo, en diversas formas aún insuficientes. El internacionalismo es una política basada en principios, expresada en la solidaridad y la unidad de clase. Sin embargo, el movimiento sindical mundial está dividido, orgánica, ideológica y políticamente, y está sujeto a férreas burocracias.

El movimiento sindical mexicano está pulverizado y destrozado, en miles de sindicatos y sindicatitos, la mayoría falsos, y centrales y centralitas, en 2011 ya eran 63, inútiles todas. La clase obrera mexicana es muy fuerte socialmente pero su fuerza política es nula. El proletariado sin cabeza navega sin rumbo. Es un sindicalismo de minorías y desclasado, el sindicalismo se ha vuelto sinónimo de egoísmo gremial.

El movimiento sindical revolucionario en el mundo empezó con mucha pujanza, luego se debilitó por vacilaciones, sobrevivió a la caída del socialismo, y sigue débil. La FSM se proclama clasista pero arrastra serias limitaciones políticas. En México ha habido momentos fugaces de lucha obrera con algunos triunfos pero imperan los férreos mecanismos de control y muchas derrotas, debidas a la represión del Estado y a los errores políticos catastróficos que ha habido. En general, el movimiento sindical no sirve y el movimiento obrero no existe. Mayoritariamente, los sindicatos no cumplen sus deberes elementales.

El sindicalismo mundial durante el socialismo real dio respuestas muy limitadas, asumió defectos burocráticos, y sobrevivió a la caída del socialismo por el esfuerzo de pocos.

El sindicalismo en México es de negocios, violento y corrupto. Los trabajadores están secuestrados en sus propios sindicatos. El analfabetismo sindical es muy alto. Hay incluso síndromes patológicos: los trabajadores no pueden vivir sin su charro.

El sindicalismo colaboracionista en el mundo es antiunitario y divisionista, su política es antiobrera pero sigue influenciando al sindicalismo en varias partes del mundo. En México, el sindicalismo nunca se ha planteado la lucha por el socialismo, ni siquiera por la democracia obrera, apenas por la democracia sindical formal y eso solo en momentos esporádicos. El internacionalismo siempre ha sido tomado como turismo y oportunismo

La clase obrera mexicana está subordinada a la política y pensamiento de la burguesía, carece de espíritu crítico, no tiene autonomía, ni dinámica propia ni independencia de clase. Sigue haciendo falta la conciencia colectiva organizada, son ya 100 años de vacío político.

EL charrismo es una estrategia política del imperialismo y echarlo abajo es el primer punto de la agenda.

A nivel internacional, el movimiento obrero necesita reorganizarse en grandes sindicatos internacionales por rama industrial. La FSM debe ser reconstruida bajo el principio de la lucha de clases. En México también es necesaria la reorganización democrática del movimiento obrero, en 20 sindicatos nacionales de industria. Sin democracia obrera no es posible ningún movimiento porque derrotar al charrismo solo podrá hacerse mediante un movimiento generalizado, no existen soluciones locales.

Para ello, es necesario definir las tareas políticas de nuestra época acerca de los problemas candentes de nuestro movimiento. Dos son los ejes de la lucha que proponemos: reorganizar al movimiento y recuperar la independencia de clase. Entre estas tareas, el FTE de México propone:

1. Formular el programa.
2. Construir organización.
3. Impulsar la dinámica social.
4. Desarrollar la conciencia.
5. Practicar la solidaridad.

La lucha que proponemos es multidimensional, teórica y práctica, en sus vertientes de la economía política, la ciencia y la cultura.

Las propuestas del FTE se expresan en su Programa Obrero, de hondas raíces, que sigue en desarrollo. Hablar del programa es hablar de los grandes objetivos, aspiraciones de los trabajadores y manera de lograr los cambios sociales necesarios en estos momentos. El programa no es de una vez y para siempre, debe ser revisado, evaluado y mejorado continuamente. Se trata de un programa para las transiciones, definido con relación a la propiedad de los medios básicos de producción y de los recursos naturales.

La reorganización del movimiento obrero es tan necesaria como el oxígeno para la vida, empezando por la práctica de la democracia obrera, que no se limita a la formalidad sino que, es el medio político para llevar adelante el programa con independencia de clase.

Los sindicatos siguen siendo válidos y necesarios para la lucha de clases, en resistencia cotidiana contra el capital. Pero los sindicatos tienen tareas adicionales, más importantes, que cumplir, en lucha integral por los intereses inmediatos e históricos de los trabajadores.

Hacer la Revolución es organizarla, en sus distintas fases y dimensiones, en un proceso ininterrumpido y con un concepto múltiple. La mayor tarea y la más difícil es lograr la fusión del socialismo y el movimiento obrero. Eso ni siquiera está planteado en México ni en otras partes. El proceso pasa por rescatar al movimiento de las garras del imperialismo y eso no se puede hacer sin revolucionar las estructuras caducas, en otro Comenzar de nuevo, con la lucha organizada y conciente, en el espacio del saber y en la dinámica concreta.

La idea de que la clase obrera es fuerte por su número pero, éste es nada, si no está unido por la organización y guiado por el saber, sigue teniendo una pertinencia irremplazable. La expresión de que la clase obrera a veces triunfa, pero su verdadero éxito está en la extensión y consolidación del movimiento, sigue vigente. En los últimos cien años, los trabajadores mexicanos hemos tenido algunas victorias pero muchas derrotas, el movimiento se ha extendido por todo el país, desorganizado y sin conciencia propia, pero está lejos de haberse consolidado, por la inexistencia política de su conciencia colectiva organizada.

El reto es de grandes proporciones y es preciso cuidar, dentro del movimiento, el futuro de éste, valorando debidamente a cada momento la relación política de fuerzas. Las condiciones actuales son harto difíciles, por la fuerte ofensiva imperialista, pero hay alternativas y debemos hacer todo para lograrlas.

Seguiremos adelante, siempre fieles a nuestra bandera roja (que debemos seguir ondeando aún en las peores circunstancias); a nuestra Internacional (por el momento inexistente); y a nuestro grito de guerra (que está vigente), el grito de combate con que el Manifiesto sella su página final


¡Proletarios de todos los países, Uníos!


EPILOGO

Nuestra lucha es de fase activa y constructiva. El Comenzar de nuevo significa valorar nuestra propia historia de lucha, desarrollando el pensamiento revolucionario clásico en su expresión concreta, viva, contemporánea y actuante.

Cien años de resistencia obrera en México son parte de la histórica lucha del pueblo de México por su independencia y su libertad. Con la participación conciente y organizada reconstruiremos al movimiento obrero y avanzaremos en un proceso ininterrumpido. El socialismo sigue siendo la única alternativa coherente para la transformación del mundo, construirlo paso a paso es la tarea política central de nuestra época.

La voluntad es importante pero no basta, construir el partido no es fácil pero es algo insuficiente, desarrollar la conciencia es fundamental pero hace falta algo más. La concurrencia de circunstancias múltiples que permitan al sujeto revolucionario ejercer plenamente su papel en la historia.



* David Bahen es guerrerense, doctor PhD en física teórica, astronomía y astrofísica; ha sido investigador e ingeniero en las industrias eléctrica, petrolera y nuclear; y, profesor universitario y politécnico. También ha sido militante y dirigente obrero con el STERM, SUTERM, Tendencia Democrática del SUTERM, SUTINEN, SUTIN, UISTE-FSM y FTE de México.



El FTE en el Monumento a la Revolución, 27 de septiembre de 2007



EL FTE en la marcha de solidaridad con el SME, 15 de octubre de 2009





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