Volumen 13, Número 244, marzo 15 de 2013
 


Riesgo de cánceres en Fukushima



La Organización Mundial de la Salud reporta que aumentará el riesgo de cánceres debido a la exposición (y contaminación) radiativa de la población en la vecindad de las centrales nucleares accidentadas en Fukushima, Japón. Esos daños a la salud son peores que los materiales y afectarán, en primer lugar, a los propios trabajadores (contratistas) que atendieron al emergencia.


Riesgos para la salud

Diversas agencias de prensa (en La Jornada, p.12, 1 mar 2013) reportaron que la catástrofe nuclear de Fukushima, en Japón, aumentó el riesgo de padecer cáncer, según se desprende de un informe que presentó este jueves la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra.

El estudio recoge todos los datos disponibles de los dos años pasados y revela que en un radio hasta de 20 kilómetros en torno a la central es donde especialmente se manifiestan riesgos adicionales para la salud.

Para la organización Greenpeace, la Organización de Naciones Unidas está minimizando los riesgos.

La OMS recomienda revisiones médicas a largo plazo para la población afectada, pero sostiene que “los estudios realizados por expertos internacionales apuntan a que el peligro para la población dentro y fuera de Japón es bajo y no se esperan aumentos cuantificables de los índices de cáncer”.

Cánceres en zonas contaminadas

Según la española María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la ONU, sí preocupa el aumento del riesgo en determinados cánceres en distintas zonas y sectores de la población. “Una lista detallada de datos, basados en la edad, sexo y proximidad a la planta, muestra un riesgo mayor de cáncer para quienes estaban en las zonas más contaminadas”, dijo la doctora Neira.

Así, por ejemplo, se prevé que el riesgo de sufrir cáncer de mama para una mujer que de niña estuvo en las zonas más afectadas aumentaría alrededor de seis por ciento sobre los valores normales.

Para los hombres en las mismas circunstancias, el riesgo de sufrir leucemia aumentaría siete por ciento. También incrementa en 0.5 por ciento el peligro de sufrir cáncer de tiroides para las mujeres que pasaron su infancia en la zona más afectada.

En mayo de 2012, la OMS señaló que la carga radiactiva derivada de la catástrofe era menor de lo que se temía y estaba dentro de los valores permitidos.

Consecuencias de los accidentes nucleares severos

Es sorprendente que la OMS, siendo una instancia de la ONU muy conservadora, diga que “aumentó el riesgo de padecer cáncer” en Fukushima. Eso es preocupante aunque no extraño.

Según el reporte en cuestión, “en un radio hasta de 20 kilómetros en torno a la central es donde especialmente se manifiestan riesgos adicionales para la salud”. Es decir, la zona de exclusión habitada. Allí fue afectada mucha población, además del medio ambiente.

El aumento de los riesgos citados es preciso: “determinados cánceres en distintas zonas y sectores de la población”. ¿Cáncer? ¡Eso es muy serio! Se dice, también, que “el riesgo mayor de cáncer” es “para quienes estaban en las zonas más contaminadas”.

En efecto, serían los trabajadores (contratistas) encargados de atender la emergencia, quienes recibieron dosis letales de radiación, así como niveles de contaminación radiativa muy arriba de lo señalado por las normas internacionales.

¿De qué cánceres se habla? Cáncer de mama, leucemia, cáncer de tiroides. Esto sería entre otros malestares, que incluirían la afectación al sistema inmunológico, gastrointestinal y nervioso, incluso.

Greenpeace dice que la OMS minimiza el asunto. Aún cuando así fuese, lo que la OMS anuncia es que morirán más de los que se esperaba y que el destino de los afectados será dramático. No se necesita ser más drástico, el anuncio de la OMS es macabro.

Habrá quienes digan que serán unos cuantos casos y que el origen es oscuro, no atribuible a los accidentes de Fukushima. Serán los promotores de ventas de las transnacionales o supuestos especialistas, a sueldo de las mismas, desde sus cubículos y muy alejados del sitio. La realidad es otra. Lo que anuncia y reconoce la OMS es la consecuencia de los accidentes nucleares ocurridos en Fukushima en 2011.

Se trata de los efectos deletéreos a la salud que suelen presentarse en los mismos individuos irradiados o en sus descendientes. Si se estima el aumento en el riesgo de cáncer, cuya naturaleza es probabilística, se quiere decir que hay posibilidades que se produzcan en nivel superior al considerado sin accidentes.

Esta situación no puede valorarse numéricamente porque sería borrosa. El hecho es que ocurrirá porque las emisiones radiativas liberadas de las centrales dañadas fue importante y la contaminación humana también, además de la contaminación ambiental.



Fuente: 2013, elektron 13 (70) 1-2, 10 marzo 2013.



En su momento, el Organismo Internacional de Energía Atómica y el gobierno japonés
minimizaron los hechos; ahora la propia OMS; organismo de la ONU los desmiente.
La incidencia de cánceres no es un juego, ¿quién va a asumir la responsabilidad?
¿Esa es la seguridad que prometen las transnacionales nucleares?





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