Volumen 13, Número 243, febrero 28 de 2013
 


La CTM, desclasada y obsoleta



No se compone ni se compondrá. La CTM es la institución más nefasta de la historia de México. El 77 aniversario fue, otra vez, ocasión para el intercambio de elogios mutuos entre los charros sindicales y Peña Nieto. Esto hizo recomendaciones ridículas a los trabajadores.


Porras y elogios ridículos

“Transitar del sindicalismo de defensa a uno promotor de la productividad”, les dijo Peña Nieto a los acarreados presentes en el auditorio Fernando Amilpa de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). “Deben impulsar la competitividad”, agregó el prísta. Es abominable que esto ocurra en un evento supuestamente obrero.

Esa disertación la hizo en la celebración del 77 aniversario de la fundación de la CTM. Como en otras ocasiones, los charros sindicales se deshicieron en elogios al tirano en turno. ¿Contenido político? ¡Bahh!, eso jamás ha existido. Lo que hay es la reafirmación del corporativismo sindical con el Estado, desde los tiempos de Vicente Lombardo Toledano.

‘‘Enrique, papucho, Nuevo León te quiere mucho’’, gritó una “trabajadora” de Nuevo León. Ese es el nivel político que han promovido los charros. Los medios volvieron a revivir los rituales tradicionales, ahora con Peña presidente en turno.

Peña encarna a la nueva generación priísta que revivió el andamiaje corporativo, y que hace todo por apapacharlo durante su asamblea. Media hora antes del arribo del huésped, Gamboa pide a cientos de personas –quienes minutos antes aprueban informes a mano alzada– mantener ‘‘su presencia y (expresar) su euforia cuando llegue el señor Presidente’’ (Herrera C., en La Jornada, p.4, 25 feb 2013).

Desde luego, los asistentes estaban prestos a seguir fielmente las instrucciones, ensayando porras y afinando las matracas.

En la crónica se describió la escenografía: en el estacionamiento desfilan los carros lujosos de los líderes sindicales y en el escenario principal aparecen las inmensas fotografías de siempre: la de Fidel Velázquez, su fundador; la del sucesor, Leonardo Rodríguez Alcaine, y al centro la de Gamboa Pascoe, actual líder cetenista.

‘‘Dije ya antes que (la CTM) hoy cumple 77 años, políticamente fiel como miembro del Partido Revolucionario Institucional, sin ninguna confusión’’, expresó Gamboa, alias El Dandy, empresario que dice representar a los trabajadores.

La CTM apoya al Pacto contra México

Para el jerarca cetemista, es ‘‘extraordinario’’ el Pacto por México, sin importar a ‘‘los que les guste o no’’, y presume que gracias a esa organización hay mejores contratos colectivos y prestaciones. ¡Qué argumentación tan profunda!

Peña Nieto no se queda atrás y afirma sentirse en casa, agradece el respaldo que –remarca– ‘‘de manera libre’’, mujeres y hombres de esta organización le ofrendaron para llegar a la Presidencia. ¡Sí cómo no, sobre todo “de manera libre”!

‘‘Vengo aquí, también, a hacer un público reconocimiento a esta gran confederación que lidera un hombre con capacidad, con talento, con sensibilidad política, que ha sabido armonizar los esfuerzos de todas las partes de esta gran central obrera, y que han tomado por pronunciamiento su adhesión al Pacto por México’’. ¿Capacidad, talento, sensibilidad? El Dandy no representa nada de eso, es un vulgar patán genuflexo al gobernante en turno.

Peña, filósofo de pacotilla

En su intervención, Peña Nieto marcó diferencias entre los obreros de inicios del siglo XX, promotores de la lucha por la justicia social y la igualdad de clases, y los del siglo XXI que –según él– serán pieza fundamental para mantener el clima de paz laboral y elevar las condiciones de productividad a través de la conciliación.

¡Qué recomendaciones tan ridículas! El discurso de Peña es el de los burgueses, todavía casi feudales. ¿“Elevar la productividad a través de la conciliación? Claro, Peña “diserta” ante iguales, ignorantes y corruptos, engañándose solo sin ser escuchado. Sin embargo, conviene precisar para rechazar sus “teorías”.

‘‘Yo celebro que hoy México transite de un sindicalismo, básicamente de defensa laboral, a un sindicalismo promotor del empleo y de la productividad’’; es la recomendación que deja al sindicalismo que se declara tricolor. La gritería se desata; surgen porras de un estado y otro, como para cumplir la instrucción de expresar ‘‘euforia’’.

¡Reorganizar al movimiento!

El corporativismo sindical con el Estado sigue como si nada pasara. Ese corporativismo, conocido como charrismo sindical, es el mismo cualesquiera sea el partido político gobernante. Desde luego, el con el PRI promotor de ese pervertido sistema económico-político, el exceso se hace mayor.

Ya son más de 7 décadas y el sindicalismo mexicano, anquilosado y en declive, sigue sometido a su contrario histórico: la burguesía y sus gobiernos. El mecanismo ha sido exitoso: los charros apoderados de los sindicatos, enriquecidos ilícitamente y tolerados por el Estado, al que sirven. Ese modelo corresponde a la estrategia del imperialismo, impuesta hace casi un siglo. Todo empezó por infiltrar a los sindicatos y desnaturalizarlos. Hoy, no existe independencia de clase. No hay sindicato donde no merodee la corrupción y la violencia.

Esta podredumbre debe terminar por necesidad. Falta que los mismos trabajadores quieran pero el charrismo debe ser extirpado de todos los sindicatos. El movimiento obrero mexicano es políticamente inexistente y debe ser reorganizado, de acuerdo al programa del FTE, esto es, en veinte sindicatos nacionales de industria en otros tantos sectores de la producción. Para lograrlo es preciso activar la insurgencia obrera y popular en todo el país, empezando por los sectores más concientes.



Fuente: 2013, elektron 13 (59) 1-2, 28 febrero 2013, FTE de México.



Desempleo galopante, subempleo, contratismo, desafiliación sindical, charrismo, corrupción,
violencia. Ese “sindicalismo” desclasado debe ser eliminado por antiobrero





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