Volumen 11, Número 204, diciembre 13 de 2011
 




CORRIDOS ZAPATISTAS



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Autor: Luis Fermín Cuéllar, 1985


Quiso resolver Madero
el problema con Zapata
comisiona medianero
Robles, quien con él lo trata.

Hablan en Villa de Ayala
en lenguaje formal, sano,
las condiciones señala
de rendición el suriano.

Que Figueroa gobernante
de Morelos dejaría
de serlo, puesto vacante
Madero lo cubriría.

Sin equivocar camino
que la ley se promulgara
y sufrido campesino
su condición mejorara.

Indultar a los alzados,
retiro de federales,
mientras quinientos armados
queden cual cuerpos rurales.

Esos cuerpos controlara
Gobernación solamente
y sus actos limitara
en la foma conveniente.

A los jefes sublevados
pasaportes les daría
quedando nulificados
y no los perseguiría.

De dolo no había barruntos,
Zapata juró sin velos
no mezclarse con asuntos
del gobierno de Morelos.

Al saber las peticiones
del valiente guerrillero
cambiaba sus opiniones
el mandatario Madero.

El convenio presentado
no fue nada diferente
de lo mucho pregonado
antes de ser Presidente.

Toma como funcionario
actitud imperativa
al sagaz intermediario
manda severa misiva:

"Que se rinda prontamente
Zapata sin condiciones,
indulto a toda su gente
criminal por rebeliones".

"Pasaporte será dado
que su mansión establezca
en otro lejano Estado
y su rebelión no crezca".

Al del Sur esa consigna
demuestra ser traicionado
y con actitud muy digna
ha de replicar airado:

"El pueblo que lo ha nombrado
si no cumple lo ofrecido
habrá de verlo colgado
en el árbol más crecido".

Al defensor de la tierra
persiguen sin miramiento,
va con rumbo de la sierra
y prepara documento.

Cansado de vil engaño
un Plan revolucionario
elabora con Montaño
y lo lanza temerario.

Se le llama "Plan de Ayala",
de manumisión agraria
cumplimiento real avala
una lucha necesaria.

Plan desconoce a Madero
como Primer mandatario,
no será por insincero
jefe revolucionario.

Al Plan de San Luis se aferra
y con calor adiciona
que la raíz es la tierra,
con precisión lo pregona.

"Los terrenos que tenían
los caciques y hacendados
luego se devolverían
a los pueblos despojados".

"Con las armas en la mano
mantendría sus posiciones
al sufrido campirano
por evitar opresiones".

"Aquellos usurpadores
que no queden satisfechos
tribunales revisores
juzgarán de sus derechos".
 
"Por estar en pocas manos
tierras monopolizadas
a pueblos y ciudadanos
deberán ser entregadas".

"Tercera parte expropiada
a los grandes propietarios
habrá de ser entregada
a reales ejidatarios".

"A pueblos fundos legales
y campos de sembradura
erradicando los males
y dar al pobre ventura".

"Latifundios abolidos,
quitarlos a poderosos,
formar con ellos ejidos
para seres laboriosos".

"De caciques y hacendados
que muestren oposiciones
serán nacionalizados
sus bienes sin concesiones".

"Buena parte de la tierra
servirá para pensiones
de víctimas de la guerra
por lograr restituciones".

Generales fueron siete
que documento firmaron,
coroneles veintisiete
aquel Plan también signaron.

El Plan era moderado
en medidas necesarias,
dar al movimiento armado
definiciones agrarias.

Por fin ese Plan inicia
la revolución agraria,
la demanda de justicia
en el agro necesaria.

Lucha reivindicadora
sin mas especulaciones
porque busca la mejora,
la liberación de peones.

Arrecian persecuciones
en contra del guerrillero,
usarán aun de traiciones
con el trato más severo.

Ejército poderoso
envía Madero al combate
aunque Huerta ventajoso
a Zapata no lo abate.

Federales arrasaban
a los surianos poblados
que a Zapata secundaban
dejándolos incendiados.

Ante tales tiranteces
ante crueldad del embate
los zapatistas, a veces,
no presentaban combate.

Cuando las tropas llegaban
no encontraban enemigo,
los zapatistas estaban
de barrancos al abrigo.

Pero más frecuentemente,
recurso muy socorrido,
aran pacíficamente
con el fusil escondido.

En caso de compromiso
bien armados acudían
de su jefe por aviso,
a soldados combatían.

Incontables las crueldades
de Huerta con prisioneros,
tal como sus ebriedades
con los vinos extranjeros.

Rudas las persecuciones
aquella pelea se encona,
esa ley de los taliones
a Morelos conmociona.

Victoria definitiva
ningún bando la consigue
y con tenaz ofensiva
la guerra violenta sigue.

A su caudillo son fieles
con valor sin paralelos
los labriegos en tropeles
luchan por nobles anhelos.

Aún perseguidos con saña
a Zapata le son leales,
saben que no les engaña,
es de los hombres cabales.

La proclama zapatista
es la voz del campesino,
en su cumplimiento avista
un promisorio destino.

Fuente: Cuéllar L.F. 1985, Historia de la Revolución Mexicana en Verso Romance.
Cuartetas Octosílabas, Publicaciones Blancas, S.A., México, p. 171-176.






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