Volumen 11, Número 186, abril 20 de 2011
 








Poseidón de Artimisio, estatua de cobre, año 460 a.C., Museo Arqueológico Nacional, Atenas


La civilización griega es admirable e impresionante, corresponde a un momento determinado, en que había clases y lucha de clases. Remontándonos a 3 mil años atrás es difícil explicar cómo fueron construidas las Murallas Ciclópeas pero las hizo el trabajo humano. Las narraciones de Homero en sus epopeyas inmortales no pueden ser solo imaginarias, sino el resultado del desarrollo humano real. Los hallazgos en Troya y Micenas son la muestra, son la prueba más convincente de la existencia de esas ciudades, sus guerras y sus héroes antes del año 1,200 a.C.

La mitología griega implica un modo de valor universal cultural. La herencia de Homero, Hesíodo, de los trágicos y los líricos, es orgullo de la humanidad, sin ellos, no existirían la cultura occidental; sin los mitos griegos, la literatura y la poesía serían otras.

Al término del 16º CSM, los organizadores del PAME nos invitaron a conocer el Templo de Poseidón, situado en las alturas de una colina frente al mar, a dos horas de Atenas.

Precisamente, Poseidón es el dios del mar, uno de los dioses más respetados del Olimpo. Hijo del titán Cronos y la titánide Rea, y hermano de Zeus y Hades; marido de Anfitrite, una de las nereidas con quien tuvo un hijo, Tritón. Tuvo otros numerosos amores con las ninfas de los manantiales y las fuentes, y fue padre de varios hijos famosos por su salvajismo y crueldad, entre ellos, el gigante Orión y el cíclope Polifemo. Poseidón y la gorgona Medusa fueron padres de Pegaso, el caballo alado.

En su carro dorado surca las aguas de su reino, los mares y los océanos, no le mojan las olas y alegres delfines le rodean para festejarle.

En la Ilíada aparece de parte de los griegos, en la Odisea, en cambio, persigue a Odiseo (Ulises) por haber dejado ciego a su hijo, el cíclope Polifemo. También, impuso largos padecimientos a los otros héroes, en su travesía de regreso desde Troya, porque, a pesar de haber ayudado a los griegos en su guerra contra los troyanos, le dolió la destrucción de la ciudad que había construido con sus propias manos.

Poseidón disfrutó del amor con numerosas diosas y mujeres mortales y tuvo mucha descendencia. Como rodeaba e influía la Tierra, recibía las denominaciones de Kosmozostes (“El ceñidor del mundo”), Kosmoseistes (“El Sacudidor del mundo”), Pelagios (“El mar interior”, Pontokrator (“El dueño del mar”).

El arte representa a Poseidón como una figura barbada y majestuosa que sostiene un tridente y a menudo aparece acompañado por un delfín, o bien, montado en un carro tirado por briosos seres marinos.



El Templo de Poseidón, en Sounion, frente al mar Egeo







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