Volumen 11, Número 178, enero 30 de 2011
 



33. Situación de la clase obrera en México




RESUMEN: El FTE de México presenta al 16º Congreso Sindical Mundial la versión breve del informe sobre la situación de la clase obrera en México.


1. Introducción

El nivel de sindicalización en México, es extremadamente bajo, el movimiento está pulverizado en miles de sindicatos, prácticamente todos desnaturalizados. El sindicalismo mexicano, cuantitativa y cualitativamente, sigue empeorando, pasando por uno de sus peores momentos.

Las estadísticas oficiales más recientes de empleo revelan que en México la población de 14 o más años de edad es de 79.3 millones, de los cuales, el 58.09 % constituyen la llamada Población Económicamente Activa (PEA).

El 94.67 % de la PEA (43 millones 633 mil 759 trabajadores), constituyen a la "Población Ocupada" (PO), término que se refiere a cualquier persona que desempeñe un trabajo al menos una hora a la semana, independientemente de que perciba o no un ingreso salarial (p. e. trabajo para autoconsumo o en empresa familiar).

Solo el 62.85 % de la PO son trabajadores subordinados y remunerados, mientras el 21.44 % laboran por cuenta propia

En México, las cifras "macroeconómicas" se manipulan para simular recuperación, se infla el empleo con salarios inferiores al mínimo, aumentan los recortes de personal, el cierre de fábricas y la reubicación de los centros laborales.

La mayoría de los trabajadores mexicanos son explotados, sin contrato colectivo de trabajo o con alguno que encubre esquemas irregulares de remuneración, siempre carentes de protección social (jubilación).

Lo peor es la incapacidad sindical para articular una respuesta. Las cifras oficiales, aún parciales, revelan el nivel de la crisis.

2. Atomización sindical y pérdida de derechos

2.1 Más de 5.33% de desempleo.

En el primer trimestre de 2010, la población económicamente activa era de 46 millones 92 mil 460 y, de ésta, el 94.67 % de mexicanos son población ocupada. Eso significaría que, el desempleo es del 5.33 %. En la realidad es mayor.

Los trabajadores asalariados son solo el 62.85 % (28 millones 967 mil 915). De estos, el 21.44 % (9 millones 882 mil 338) trabajan por su cuenta y, por supuesto, no son asalariados. La proporción tanto de trabajadores asalariados, como aquellos que trabajan por su cuenta, va a la baja.

Más de la mitad de los trabajadores asalariados reciben un ínfimo salario. El 58.33 % de la población ocupada (25 millones 453 mil 189), reciben entre cero y 3 salarios mínimos. Solo 25.76 % (11 millones 240 mil), reciben un salario NOMINAL mayor. Sin embargo, TODOS los asalariados mexicanos reciben un salario REAL cada vez más deteriorado. Desde agosto de 1976, el salario REAL de los trabajadores mexicanos está a la baja, la caída es casi vertical, sin recuperación en NINGÚN momento. La caída ya llegó hace tiempo al nivel de 1900, antes de la Revolución Mexicana.

En cuestión de seguridad social, 16 millones 883 mil 363 (58.3 %), de los 28.9 millones de trabajadores “subordinados y remunerados” que existen en el país, tienen acceso a este servicio mientras casi 13 millones de trabajadores y sus familias carecen de toda seguridad social. Además, el 58.4 % de la PO labora sin prestaciones sociales.

2.2 Afiliación sindical del 9.74%

En materia sindical la situación es más grave. Según datos disponibles, la estructura sindical se compone de 2 mil 325 organizaciones sindicales. Esas asociaciones están agrupadas en 62 centrales. A dichas organizaciones están afiliados un total de 4 millones 248 mil 76 trabajadores. La enorme mayoría de los trabajadores mexicanos, el 90.26 % de la PO (más de 43 millones), NO están sindicalizados ni organizados en nada.

Solo un 9.74 % de la "población ocupada" está afiliado a algún tipo de organización sindical, es decir, 4,248,879 sindicalizados de 43 millones 633 mil 759 trabajadores.

Para tan ínfimo número de trabajadores sindicalizados existen 62 centrales sindicales. Todas tienen un común denominador: están controladas por el Estado, NINGUNA es verdadera, son vulgares negocios.

Las centrales nacionales están organizadas en Federaciones estatales y locales, afiliando a trabajadores de diversas ramas, los cuales están sujetos a diferentes condiciones de trabajo, distintos salarios y diferentes sindicatos. La tendencia a la pulverización lleva ya más de 50 años.

2.3 Estrategia antisindical del imperialismo

Casi en su totalidad los sindicatos mexicanos están dominados por el llamado “charrismo sindical”. Se trata de una poderosa superestructura política y económica ligada corporativamente al Estado mexicano. Son los “charros sindicales” los que administran los Contratos Colectivos de Trabajo, controlan el ingreso (y expulsión) de los trabajadores en las empresas, manipulan las prestaciones salariales y sociales, y hacen del sindicato un lucrativo negocio mediante la corrupción y el crimen organizado.

Pero el “charrismo” en México es algo mucho más grave. Se trata de la estrategia organizada por el imperialismo, a través de la CIA, para desnaturalizar al sindicalismo y destruirlo. Esa estrategia fue diseñada hace más de 50 años y aplicada con éxito hasta la fecha.

Durante más de 5 décadas, el imperialismo ha concretado sus acciones a través de la Organización Interamericana del Trabajo (ORIT), oficina regional de la CIOSL (ahora CSI).

El charrismo sindical es el valladar que impide a los trabajadores la lucha por sus reivindicaciones. En los sindicatos controlados por el “charrismo” nunca se realizan asambleas ni se organizan procesos electorales.

Actualmente, el “charrismo” es el pilar número uno del gobierno para llevar adelante las privatizaciones en todas las áreas, siempre al margen de la ley. El nivel de corrupción sindical es escandaloso.

2.4 Miles de sindicatos falsos

Además del charrismo, en México se padece la existencia de sindicatos falsos, que “venden” protección a las empresas y “contratan” con las mismas a cambio de dinero, sin que exista ningún sindicato legalmente constituido.

Los trabajadores son suministrados a las empresas por esos falsos sindicatos, pero los trabajadores nunca se afiliaron ni mucho menos participan de alguna actividad sindical. Eso, simplemente, no existe. Se trata de sucios negocios, del tráfico de trabajadores, tolerado y auspiciado por las autoridades gubernamentales, patrones y el Estado.

Varias de estas mafias están encabezadas por abogados sin escrúpulos que tienen despachos dedicados a la “administración” de esos falsos sindicatos. Algunos despachos “jurídicos” controlan hasta 5 mil contratos.

Las autoridades laborales saben de esta situación pero hacen caso omiso, tolerando tales prácticas. La razón es simple. Ese “sindicalismo” les representa una fuente de enriquecimiento mutuo y, al mismo tiempo, impide la acción organizada de los trabajadores, cuestiones que el Estado, patrones e imperialismo fomentan.

2.5 Miles de contratos falsos

De 1,289 sindicatos registrados ante el gobierno sólo 27 organizaciones (2%) tienen sus datos actualizados.

No existen datos confiables para detectar los miles de contratos colectivos prácticamente inexistentes, porque jamás han sido revisados, o porque se resuelven entre empresa y líderes “charros”, al margen de los trabajadores.

Algunos investigadores señalan que existen más de 12 mil contratos falsos, de los cuales los trabajadores ignoran su contenido y existencia. El número podría ser mayor porque no existe ningún control.

3. Conclusiones

Por sectores de la PO, el 12.14% trabaja en el sector primario (agropecuario, silvicultura, caza y pesca), un 23.04% en el secundario (industrial y manufactura), y el 58.86% en el terciario (comercio y servicios).

Las tecnificaciones en el mundo del trabajo, propiciadas por el capitalismo a escala global, provocan un traslado cada vez mayor del trabajo "vivo" al trabajo "inmaterial", "borrando" las antiguas categorías y dificultando la toma de conciencia de clase. Sin embargo, en el caso de México, la proporción de trabajo “vivo” es constante. Pero, la mayoría de los 10.6 millones de trabajadores del sector industrial y manufacturero (realizando trabajo "vivo") no están sindicalizados o pertenecen a sindicatos “charros”.

En suma, existe una total desnaturalización del sindicalismo mexicano usurpado por el “charrismo sindical”. La clase obrera mexicana, organizada minoritariamente, está secuestrada en sus propias organizaciones sindicales. Este proceso lleva ya 50 años y no es casual ni espontáneo. Se trata de la estrategia implantada por el imperialismo a través de la CIOSL-ORIT (CSI-CSA), para impedir cualquier acción organizada y conciente de los trabajadores. El resultado: en México la mayoría de los trabajadores NO están sindicalizados. Si el capital ha infiltrado y corrompido a los sindicatos, es porque le afectan, creando la percepción de que son caducos, para desprestigiarlos y debilitarlos ante las nuevas generaciones de trabajadores.

El FTE de México lucha por la reorganización democrática del movimiento obrero de México en 20 sindicatos nacionales de industria en otras tantas ramas de actividad, base de la Central Única de Trabajadores. Esto implica la necesaria derrota del “charrismo” y el rescate de los sindicatos por los propios trabajadores.

Para llevar adelante estas propuestas el FTE de México enarbola un Programa Obrero y ejerce las acciones consecuentes.

Frente de Trabajadores de la Energía,
de México






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