FTE 
MEXICO
 e n e r g i a 
PERIODICO DEL FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA DE MEXICO
 Vol. 2, No.16         Febrero 6 de 2002

Los Sindicatos en Porto Alegre

Reunión de sindicalistas en Porto Alegre. El FTE de México estuvo presente. La Federación Sindical Mundial dirigió un mensaje y presentó diversas propuestas que, por su importancia, publicamos.

 

Compañeros sindicalistas del mundo:

Compañeros sindicalistas de Brasil:

Reciban el saludo fraternal de la Federación Sindical Mundial (FSM). Nuestra Federación se congratula de su presencia en este importante Foro Sindical Mundial de Porto Alegre, Brasil y comparte el llamado a la lucha por un mundo mejor.

¿Cómo miramos al mundo en este momento? Miramos un mundo empobrecido, sometido y agredido. Mucho está avanzando el capitalismo, imponiéndose a la fuerza y haciendo en el mundo lo que quiere con el apoyo de gobiernos entreguistas. En lo ideológico y en lo político, el capitalismo está fortalecido y, vía la propaganda y los medios, convence a amplios sectores; en lo económico, se está fortaleciendo ampliamente, apropiándose de la infraestructura social de producción conquistada por los pueblos; pero, en lo social, ha fracasado. Hambruna, desempleo, inseguridad, precarización del trabajo, penuria y una perspectiva poco esperanzadora, demuestran que el capitalismo no está resolviendo los grandes problemas sociales de la humanidad, ni puede. Tampoco tiene ninguna propuesta coherente para mejorar la situación.

Pueblos enteros son las víctimas de esta política, dentro de ellos, grandes masas de trabajadores muchos de ellos lanzados a la calle constituyendo ya no únicamente un ejército de reserva sino también de desecho. ¿Y, cómo está nuestro movimiento? ¿Hemos sido capaces de contrarrestar la política de globalización neoliberal, en los distintos continentes? No. ¿Entonces, la ofensiva imperialista nos ha hecho retroceder? Sí. Sin embargo, está presente la esencia de la lucha proletaria, primero, en el discurso crítico de los sectores obreros más concientes y, ante todo, en la presencia de la fuerza natural (el trabajo) junto a la fuerza social (el capital), que no solamente no han desaparecido sino que mantienen su contradicción expresada en la lucha de clases.

¿Pero, porqué nuestro movimiento no se presenta como un solo bloque? Porque nuestro movimiento está muy dividido, tal vez más que antes, y ha caído en las garras de la desideologización. Nuestra fuerza social sigue siendo grande, cada vez más, en los sectores de la gran industria y en las tecnologías de punta. Hay, incluso, una nueva generación de proletarios altamente calificados. Pero, el número no es suficiente sino está unido por la organización y guiado por el saber. Nuestro movimiento sindical está formado por una minoría de trabajadores, la mayoría está fuera de cualquier organización, no tiene organización. El movimiento obrero, tampoco tiene dirección propia, de clase, ni representación auténtica. En la mayoría de las organizaciones existentes, a distintos niveles, se ha usurpado esa representación y, en muchos casos, se ha desnaturalizado y corrompido al movimiento sindical.

Ante todo esto, ¿Qué hacer? ¿Cómo hacer frente a las grandes tareas y retos? Estamos ante una disyuntiva difícil. Por todos los flancos nos han golpeado. ¿Cabe insistir? ¿El movimiento obrero sigue siendo una esperanza para el mundo? ¿Nuestra lucha obedece a la realidad actual permeada por las ilusiones del mercado? ¿Es que ya no son posibles los grandes relatos y hay que abdicar en la inconsciencia, renunciando a nuestra historia y al futuro? Si así fuera, habría que abandonar la lucha y darle la razón a quienes le han dicho adiós al proletariado. Pero, si nuestra respuesta es que sí tenemos esperanza, entonces habrá que resurgir y, ¿Qué es lo que hay que hacer?

Las preguntas y respuestas nos atañen a todos y debemos resolverlas colectivamente. Todas las propuestas son bienvenidas pero hay que concretarlas. En el mundo sigue vigente la tesis de que no basta interpretar al mundo, de lo que se trata es de transformarlo. Tal transformación supone cambios de fondo. En estos momentos cruciales para la humanidad, para la clase obrera se presenta el reto, y el sueño, del comenzar de nuevo. Esto no quiere decir comenzar de cero, sino a partir de las grandes experiencias previas de lucha obrera en el mundo, de las aportaciones del pensamiento revolucionario clásico y de las enormes conquistas sociales logradas en diversas partes, desde la Revolución Socialista de Octubre de 1917.

Para el quehacer, necesitamos organizarnos de una manera conveniente y dirigir la lucha política de nuestra clase. Los trabajadores debemos estar presentes en la lucha social, encabezar la protesta, organizar las propuestas, concretar las alternativas y mantenernos vigilantes de su cumplimiento. Nuestro movimiento necesita de la organización sindical y política. ¿Es que en nuestra época son necesarios los partidos políticos? Sí, la clase obrera necesita de su partido político y de los otros partidos políticos de izquierda.

Desafortunadamente, éstos están también muy divididos. Pero, la organización política es necesaria, más que nunca. La experiencia lo demuestra, hay hechos reales. Allí donde los partidos políticos mantienen la coherencia e influencia en el movimiento obrero, éste ha podido sostenerse y avanzar. Cuando es a la inversa, el movimiento sindical está igualmente mal.

Además, necesitamos de otros sectores, y ellos de nosotros, para articular una lucha social con perspectivas precisas y benéficas para nuestros pueblos.

¿Qué proponemos?

  1. Es urgente concretar procesos de unidad del movimiento obrero a todos los niveles: local, nacional, regional, continental y mundial. Esos procesos, deben promoverse desde las bases, con los trabajadores ya actualmente organizados e integrando a quienes no lo están. No debemos esperar más. Tal unidad es el medio para llevar adelante nuestros programas de lucha.
  2. En cada país, es necesario proceder a la reorganización democrática del movimiento obrero, para formar centrales únicas, representativas y democráticas, sobre la base de sindicatos nacionales por ramas de actividad productiva. Es preciso superar la pulverización sindical mediante la integración obrera en sus respectivas ramas industriales.
  3. Frente a la globalización, no es suficiente la organización obrera, hay que integrar a todo el pueblo, en frentes políticos que vertebren las luchas nacionales contra el neoliberalismo y enarbolen programas de defensa de los derechos sociales, de los recursos naturales y del patrimonio colectivo de los pueblos.
  4. Hay que enarbolar un programa que nos unifique y nos permita la acción. En ese programa, importa la defensa del patrimonio colectivo de los pueblos, tratándose de la tierra, la industria, recursos naturales, educación, salud, cultura y arte. Es fundamental la lucha contra las privatizaciones, en tanto apropiación privada de los medios de producción.
  5. Necesitamos también, movilizarnos organizada y concientemente, compartir la protesta social, encabezarla y darle rumbo, levantando con vigor nuestras banderas rojas, con organización, educación obrera, lucha política e ideológica, por reivindicaciones sociales y políticas, democracia y justicia social.

Porto Alegre, Brasil, febrero de 2002.

¡Trabajadores del Mundo, Uníos!

Valentín Pacho
Secretario General Adjunto
de la Federación Sindical Mundial