4- Astronomía
Los mayas fueron grandes observadores del
cielo, calcularon el movimiento de los astros y midieron el tiempo. Los
cómputos calendáricos y de los movimientos planetarios fueron
más precisos que los europeos de la época anterior a la conquista
española. Copán, Palenque y Quirigúa fueron importantes
centros dedicados a la astronomía.
En Copán, en el siglo
VIII, los mayas lograron determinar la duración del año real en
365.2420 días (el valor actual es de 365.2422, de manera que solamente
hay una diferencia de un diezmilésimo de día). Esta
determinación está en el Altar Q que lleva la inscripción
del año 776 d.C. En la Estela M base de la escalera del templo 26 de
Copan se encuentra la fecha 9.16.5.0.0 que corresponde a 756 d.C.
Lo
más importante fue la determinación del movimiento de Venus,
obteniendo un promedio de 584 días para el período
sinódico.
4.1 El año solar
Hacia el siglo VI, loa mayas produjeron cálculos muy
parecidos en la duración del año. En Copán, para determinar
la duración del año trópico los mayas utilizaron
fórmulas lunares y correcciones desde el 15 katún. La
Estela A de Copán contiene un ciclo Metónico de 235 lunas en 19
años, semejante al descrito en la tabla lunar de eclipses del
«Códice de Dresde».
Según las fórmulas
lunares,
149 lunas = 4400 días
235 lunas = 19
años
de manera que, una luna equivaldría a 29.53020134
días, 235 lunas a 6939.597315 días iguales a 19 años.
Entonces, 1 año sería equivalente a 365.241964 ó 365.2420
días.
4.2 La cuenta de la
Luna
Esta fue una de las primeras unidades de tiempo. La
duración actual de la Luna es de 29.53059 días, aunque existen
discrepancias debidas a que no existe uniformidad en los movimientos aparentes
del Sol y de la Luna. Los mayas no usaban fracciones numéricas.
Después de largos períodos de cálculo encontraron una
relación aproximada,
3 lunas casi dan 59
días
6 lunas casi dan 177 días
17 lunas casi dan
502 días
21 lunas casi dan 620 días
En la
inscripción en la escalera de la Casa C del Palacio de Palenque, hay una
inscripción del 603 d.C. que suma la cantidad de 4,193 días,
equivalente a casi 142 lunas, para una lunación media de 29.528
días. Palenque desarrolló el factor de 81 lunas correspondiente a
2,392 días, de manera que, una luna era equivalente a
29.533086.
La fórmula desarrollada por Copán
permitía agrupar las lunas en grupos de 6, cambio realizado en 692 d.C.
que se generalizó en Motagua, Petén y Usumacinta. Un grupo de 6
lunas forma la mitad de un año lunar natural de 254 ó 355
días. Toda cuenta lunar se inicia con la Luna nueva.
La cuenta de
los años lunares naturales fue ampliamente utilizada por los mayas en
extensos cálculos astronómicos. En 756 d.C. Copán introdujo
otro cambio importante. En la Estela M se anotó 5 lunas para una fecha en
la que las demás ciudades habían registrado 6. Esto
representó el cambio del año lunar de 12 lunas a un sistema de
eclipses de luna que empieza cada medio año y, por tanto, debe usar un
grupo de 5 lunas en vez de 6.
El «Códice de Dresde»,
p.52, da una tabla de 5 lunas y 6 arregladas, de manera que, cada grupo comienza
y termina cerca de una conjunción eclíptica. La tabla cubre un
período de 33 años. Se considera que es probable que hacia 756
d.C. el conocimiento de los eclipses permitiera la construcción de tablas
lunares.
4.3 Eclipses
En las páginas 51 y 58 del «Códice de Dresde» se presentan
405 lunaciones consecutivas agrupadas en 69 grupos separados, 60 de los cuales
están formados por 6 lunaciones cada uno y 9 por cinco lunaciones. Las
primeras lunaciones suman 177 ó 179 días (debido a las
interpolaciones de meses de 30 días entre los de 29). En los
últimos días de cada grupo ocurrió un eclipse de Sol
(Morley 1947).
Thompson (1966) indica que las fechas del principio y fin
de las tablas de eclipses aparentemente son 10.12.16.14.8 (1083 d.C:) y
16.14.10.0.8 (1116 d.C:), por lo tanto, se podría fechar al primera
versión del «Códice de Dresde» hacia el siglo
XII.
De acuerdo con Noriega (1963), los astrónomos mesoamericanos
arribaron a cinco fórmulas para la predicción de eclipses,
expresadas en el «Códice de Dresde». Tales fórmulas
son:
1- El Saros, ciclo de repetición de eclipses de Sol y de Luna
en un lapso de 18 años más 10 u 11 días, conocido en el
viejo mundo y atribuido a los caldeos. Este ciclo corresponde a 223 lunaciones
en un período de 6585.32 días y está inscrito en la p.52,
sección B, del «Códice de Dresde» y también
aparece en el cuarto círculo de la «Piedra del Sol»
2-
El ciclo de eclipses alternativos de Sol y de Luna que transcurren en lapsos de
30 años de 360 días. Este período corresponde a 158.5
lunaciones que se efectúan en 4680 días y está registrado
en la p.58 del «Códice de Dresde». En este número de
días ocurren 6 revoluciones sinódicas de Venus, 158.5 lunaciones y
7 eclipses consecutivos de Sol y de Luna en un mismo lugar.
3- Ciclos
alternativos de Sol y de Luna que se efectúan en períodos de 7280
días y que corresponden a 246.5 lunaciones, también mostrado en la
p.58 del «Códice de Dresde».
4- Un ciclo de
repetición de eclipses que tiene como lapso 450 lunaciones y es la suma
de las dos anteriores. Este ciclo realizado en 11,958 días también
está anotado en el «Códice de Dresde».
5- El
ciclo del triple Saros, formado en el transcurso de 669 lunaciones, observado en
segundo círculo de la «Piedra del Sol». Este triple Saros de 54
años también fue conocido por los mayas.
4.4 Venus
Venus es Quetzalcóatl, el Señor de la Aurora, mostrado en los frescos de
Teotihuacan, y en la p.58 del «Códice de Dresde», cuyo glifo se
observa en la cabeza del dios descendente.
El período
sinódico de Venus se encuentra en el «Códice de Dresde»,
muchas de cuyas páginas son tablas de Venus (Förstemann (1886). Se
ha considerado que en el Dresde existen evidencias de que se conocían los
períodos siderales de los planetas (Ludendorff 1931). Ese conocimiento
implicaría que se conocían los movimientos heliocéntricos
en el Sistema Solar (Maupomé 1986).
Venus jugó un papel de
primera importancia y fue clave en el sistema de cómputo del tiempo. A
este planeta se le conocía como Nok Ek (“la gran estrella”) y
Xux Ek (“la estrella avispa”). La revolución sinódica
de Venus (tiempo que transcurre entre dos pasos del planeta por delante o
detrás del Sol, visto desde la Tierra) tiene una oscilación que
varía de 580 a 588 días (583.92 días). Loa mayas calcularon
584 días en promedio. Esto quiere decir, que las alineaciones
Sol-Tierra-Venus se repiten cada 584 días.
La revolución
sinódica de Venus y el Calendario Sagrado se conjugan en un
período de 37,960 días. Esto ocurre después de 65
revoluciones sinódicas del planeta y de 146 períodos de 260
días ó 104 años solares.
En sus cálculos, los
mayas hicieron varias correcciones a sus observaciones de muchísimos
años logrando precisiones admirables que están contenidas en el
«Códice de Dresde».
Venus es una deidad bélica
asociada con desgracias en determinados días del calendario de 260
días. En la Estructura 1, o Templo de las Pinturas, de Bonampak, la
escena del cuarto 2, muro norte, muestra momentos determinados por la presencia
de Venus (Arellano 2001). Esos murales, descubiertos en 1946 muestran batallas
que los mayas participaron de acciones guerreras. En uno de los tres cuartos de
la Casa Seis Mar la lucha cuerpo a cuerpo de más de 100
combatientes.
El estudio de Venus fue la clave del sistema
matemático de los mayas, cuya revolución sinódica fue
referencia para todos los calendarios. En la correlación Venus-Sol de
2,920 días, 5 años venusinos igualaban a 8 años solares de
365 días. El número 13 está muy relacionado con la cuenta
de Venus. 13 es la semana sagrada, es la suma de 5+8 (correlación
Venus-Solar), multiplicado por 20 es el calendario de 260 días.
La
veintena del sistema numérico maya está relacionada con la
revolución sinódica de Venus, 20 veces la correlación
Venus-Solar dan exactamente 100 revoluciones sinódicas de Venus. Las
tablas de Venus indicadas en el «Códice de Dresde» muestran 4
secciones referidas a la aparición y desaparición de Venus,
así como, a su conjunción superior e inferior. También se
despliega el calendario de Venus en tres diferentes, cada uno de 65 revoluciones
sinódicas ó igual a 104 años calendario de 365
días.
Los tránsitos de Venus por el disco solar fueron
observados por los mayas. El ciclo es de 243 años en los que el planeta
realiza cuatro pasos. El próximo será el 8 de junio de
2012.
Hay dos registros, uno correspondiente al año 1040 en
Cotzumahuapa, Guatemala y, otro, en 1145 pintado en el Templo de la Lechuza en
Chichén Itzá.
4.5 Otras observaciones
Para los mayas los cuerpos celestes influyeron en
los ritos y eventos de su cultura. En los textos e inscripciones se indican
fechas relacionadas con Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Escorpión,
Orión y la Vía Láctea.
No se sabe que los mayas
hayan observado a otros astros, algunos investigadores niegan que hayan
calculado el movimiento de otros planetas y que algunas de las tablas del
«Códice de Dresde» se refieran a Marte. Otros piensan diferente
con base en las referencias del Códice a símbolos planetarios y
escenas que aparecen en el manuscrito.
De hecho, por su cercanía
al Sol, Mercurio es difícil de observar aunque otras civilizaciones
lograron hacerlo.
En el Códice, Förstemann (1906)
encontró la correlación de la revolución sinódica de
Mercurio calculada a razón de 155 días con el calendario sagrado,
a través del número 11960 en las páginas 24, 25 y 52 del
Códice. Este número también correlaciona la cuenta de 405
lunas. En las páginas 59 y 59 aparece una cuenta que representa 5 veces
el número 11960. De manera que los cálculos de Mercurio se
correlacionan con los de otros planetas.
El mismo Förstemann
señala que, en las páginas 24, 38, 41, 43, 59 y 74 del
«Códice de Dresde» se indican referencias a Marte.
Además, en la página 59 aparecen dos grandes números:
1426.360 y 1386.580 cuya diferencia de 39.780 equivale a 51 revoluciones
sinódicas de Marte, cada una de 780 días.
Los 399
días de las revolucione sinódicas de Júpiter y las 378 de
Saturno aparecen varias veces citadas en las cuentas del «Códice de
Dresde». En la página 70 hay una cantidad calculada de 4914
días que corresponden a 13 retornos de Saturno. En la página 72 se
encuentra la cuenta de este planeta con 378 días. Otras referencias se
indican en las páginas 52 a la 58 del Códice.
Respecto a la
observación de constelaciones y estrellas se carece de suficiente
información. Se sabe, sin embargo, que Las Pléyades, conocidas
como Tzab (serpiente de cascabel) fueron observadas según varios
registros existentes. La constelación de Géminis se conocía
como la tortuga. En los códices hay varias representaciones de la
estrella Polar. La constelación de Casiopea seguramente fue observada
pues se considera la guía de los caminantes.
Con toda seguridad,
la Vía Láctea fue observada, lo mismo que la constelación
de Orión y la de la Osa Mayor, así como a las estrellas Rigel,
Betelgeuse y Sirio, visibles a simple vista.
4.6 Observatorios astronómicos
Las observaciones astronómicas de los
mayas fueron realizadas a simple vista o con precarios instrumentos
desconocidos. Algo similar ocurrió con otras civilizaciones. Fue hasta el
siglo XVII, con Galileo Galilei, cuando se empezó a utilizar el
telescopio para las observaciones del cielo.
Sin embargo, los pueblos
mesoamericanos dispusieron de observatorios, como las llamadas “estructura
de horizonte”. Tal es el caso del grupo E de Uaxatún o el llamado
“Caracol” de Chichén Itzá. La existencia de
observatorios está revelada en varios códices
mesoamericanos.
4.7 Congreso astronómico de Copan
Copán, Honduras, fue un centro
astronómico maya de gran importancia. Por los datos de la Estela A
logró una determinación muy precisa del calendario (año
731). En la Estela M se encuentran por primera vez eclipses con la
ordenación de lunas en grupos de 5 y 6 (año 756).
En 763,
el Templo 22 se dedicó a Venus con las correcciones correspondientes al
período sinódico y el Templo 11 probablemente estaba dedicado a
las tablas de eclipses.
El cálculo de Copan (731 d.C.) para la
duración del año real fue de 365.2420 días (el valor actual
es de 365.2420 días). Copán, palenque y Quirigúa fueron los
lugares donde se determinó la duración del año
trópico.
La lunación determinada por Copán (699
d.C.) fue de 29.53020 días (el cálculo actual es de 29.53059
días) y el de Palenque era de 29.53086 días. Respecto a la
revolución sinódica de Venus, el cálculo de Copan (763
d.C.) con una corrección de menos de 1 día cada 6,000 años,
era de 583.92, el mismo que el valor actual.
En el México antiguo
se realizaban reuniones para ajustar los datos del calendario y probablemente de
diversas observaciones astronómicas. Eso ocurrió en Xochicalco y
en Copán. El Altar Q de Copán es un bloque de piedra colocado
frente a la pirámide del Templo 16 con expresiones escultóricas
labradas. Están esculpidas 16 figuras que recuerdan una reunión de
astrónomos ocurrida en el siglo VIII. En el Altar T se ven figuras
humanan en un arreglo parecido.
En la escalera que conduce al primer
Templo de la Acropólis, en Copán, con metros de ancho y 62
escalones, está también la inscripción maya más
larga consistente de 1,500 jeroglíficos.
Observatorio de Chichén Itzá
Astrónomos en Copán, s.VIII
“Anillo de diamantes” durante un eclipse total de Sol
Eclipse total d Sol, México, julio 11, 1991