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Volumen 9, Número 121, febrero 15 de 2009 www.wftucentral.org
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Cómicos en Davos

 

Con mentiras y cinismo, Calderón y Zedillo se burlan de la nación a la que han saqueado y entregado a las transnacionales de las que son empleados. Ambos se atreven a proponer para el mundo las recetas bárbaras que han dañado a todos los mexicanos, siendo los responsables de la ruptura de la legalidad constitucional, las privatizaciones de la tierra, la energía y el agua, de la antidemocracia, la corrupción en alta escala y la pobreza extrema.

Proponen un Fobraproa mundial

Mientras varios presidentes del cono Sur se reunían en el Foro Social Mundial, realizado en Belem, Brasil, Calderón asistió al Foro Económico Mundial, efectuado en Davos, Suiza. En plan turístico asistió a un evento desairado, promotor de la catástrofe económica mundial e incapaz de enfrentar a ésta. Allí se encontró su par Ernesto Zedillo y ambos se dedicaron a ofrecer recetas a los demás.

Afortunadamente, nadie los toma en serio. De hecho, el mismo Foro de Davos es una instancia inútil. Zedillo y Calderón se convirtieron en los cómicos del ridículo. Sin embargo, con su desfachatez agravian una vez más a la nación.

De entrada, Calderón expresó mentiras al declarar que “México tiene una de las economías más sólidas del mundo”. Parecen declaraciones improvisadas de futbolistas. Luego, repitiendo a Zedillo, hizo una propuesta temeraria y provocadora. Dijo que “es absolutamente importante y urgente (...) limpiar el sistema bancario (mundial), ya lo hicimos hace 10 años en México; nos costó 15 o 20 puntos del PIB, pero hoy en día nuestro sistema bancario es realmente sano”.

Ni Calderón ni Zedillo tienen vergüenza. Si no fuera por las funestas consecuencias que han tenido para los mexicanos las mismas políticas neoliberales ortodoxas que ambos han seguido, no merecían ni siquiera hacerles caso. Ambos cómicos se refirieron nada menos que al Fobraproa, el mayor atraco que gobierno alguno ha hecho a las finanzas públicas para favorecer a los bancos, empresarios y políticos, cargándole el costo a la población. Hoy, la riqueza se ha concentrado en unas cuantas manos mientras el desarrollo nacional se ha retrasado, aumentando el desempleo y la pobreza por los enormes rezagos en la salud, educación, vivienda y bienestar social.

La exhibición de Calderón y Zedillo en Davos merecen el repudio generalizado del pueblo, por tratarse de individuos defraudadores, demagogos y corruptos. Ambos son co-responsables del Fobraproa. Cuando Zedillo estaba en la presidencia, Calderón era diputado y votó a favor de la propuesta zedillista. El propio secretario de hacienda, Agustín Carstens, ya era funcionario del Fondo Monetario Internacional en ésa época.

Tan deleznable es la postura de Zedillo como la de Calderón, presurosos ambos de quedar bien con el capital que no encuentra salida al colapso presente. No hemos olvidado que Zedillo privatizó a los ferrocarriles nacionales y hoy es empleado de los privatizadores. Calderón ha mostrado que, como le han llamado en la resistencia obradorista, es un simple “pelele” de las transnacionales.

Privatizadores y, a la vez, empleados de las transnacionales

Hay motivos adicionales y graves para el repudio a los dos cómicos y comparsas que les acompañan. Zedillo, luego de ser encumbrado posteriormente al asesinato de Colosio, de quien fue jefe de campaña pero no asistió al mitin de Lomas Taurinas, se dedicó a implementar los acuerdos pactados por Salinas en el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Norteamérica.

En 1995, Zedillo puso en práctica al Tratado en materia petrolera al proponer las reformas regresivas a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo (LRRP). Mediante esas reformas, la industria petrolera fue fragmentada para privatizar importantes fases relacionadas con la llamada petroquímica “secundaria” y el gas natural.

En 1997, Luís Téllez, secretario de agricultura de Zedillo promovió la reforma constitucional para abolir al ejido, destruyendo una de las conquistas fundamentales de la Revolución Mexicana para sumir al campo en el desastre.

Desde el salinato se había iniciado la privatización energética furtiva, especialmente con las reformas regresivas a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE). También se había creado a la Comisión Reguladora de Energía (CRE), a través de las recomendaciones “confidenciales” del Banco Mundial a Zedillo. Esta comisión ya había empezado a otorgar permisos a los particulares para la generación eléctrica.

En 1999, Zedillo y Téllez intentaron sustituir a la Constitución por el TLC. Este, de hecho, ya había modificado a la primera, según se indica en el Anexo 602.3 del Tratado. Ahora, sin embargo, se pretendía una reforma constitucional para quitarle a la nación el dominio en materia de energía eléctrica. Es decir, se trataba de legalizar constitucionalmente al TLC y a la LSPEE que, aunque se aplican en la práctica, son inconstitucionales.

La resistencia de los electricistas, apoyados por importantes sectores del pueblo de México e, incluso, legisladores hicimos posible que no prosperara el intento. En 2002, el Senado de la república rechazó la iniciativa zedillista. Casi al mismo tiempo, la propia Suprema Corte de Justicia, en un acto pocas veces visto, calificó a los permisos privados de inconstitucionales llamándolos fraudulentos. La Corte, sin embargo, no fue al fondo. Así, se impidió la reforma constitucional pero NO la privatización eléctrica. Esta se incrementó considerablemente con Fox y, ahora con Calderón, ya llega al 48% de la generación eléctrica total a nivel nacional.

Calderón sigue la misma política de Salinas, Zedillo y Fox. Con la reforma energética de 2008, la privatización furtiva incluye a los hidrocarburos, la energía eléctrica y se ha generalizado a las fuentes renovables de energía. Todo esto constituye serios agravios a la nación que enfrenta las consecuencias de la crisis capitalista y de las recetas aplicadas por los gobiernos en turno.

Traidores a la nación

Calderón y Zedillo no tienen nada de qué presumir, salvo que han traicionado a la nación. Los desfiguros que fueron a hacer a Davos son constancia del cinismo que les es inherente. ¿Qué tenemos que hacer? Más que descalificar a esos políticos cómicos, es preciso tomar conciencia y traducir nuestro malestar en organización, como un medio esencial para desarrollar una lucha territorial que nos permita sancionar a esos individuos.

En este proceso está planteada la necesidad de bajar a los gobiernos neoliberales y de recuperar a México, mediante su re-nacionalización. [2009, elektron 9 (34) 1].



Payasito


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