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Volumen 8, Número 116, noviembre 30 de 2008 www.wftucentral.org
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B3- Mirando de lejos y en silencio



Con todas sus limitaciones, el obradorismo ha sido el sector social mayoritario en defensa del petróleo. Los sindicatos del sector energético, la mayoría de la intelectualidad universitaria y de las organizaciones de “izquierda” se mantuvieron callados e inactivos. Marcos se la pasó mirando desde lejos y en silencio. En tales condiciones, sin organización ni política, era muy difícil impedir la contra-reforma energética.


No rompe un plato

A la resistencia popular en defensa del petróleo, los medios le llaman “obradorista”. El calificativo no es preciso porque, en esta resistencia, hay obradoristas y otros que no lo somos. La denominación, sin embargo, ha servido para que muchos sectores se aparten del movimiento justificándose. No obstante, el obradorismo tiene una presencia importante.

Con la bandera de la resistencia civil pacífica, AMLO ha tenido momentos de gran poder de convocatoria y, otros, donde ésta ha venido disminuyendo. Una de las características de esta resistencia es que no promueve la organización y menos la estructura; todo depende de las cúpulas. El resultado es que, en la mayor parte del país, se mira al movimiento desde lejos. Otra característica es el monólogo monótono de la cúpula que ha llevado a mirar en silencio.

AMLO y su burocracia adjunta no desean que los demás tomen iniciativa porque no quieren perder el control. Eso los lleva a imponer todas las decisiones y las comisiones. También, tienen temor a que el movimiento se desborde. Por eso, les ha resultado muy cómodo proclamar que el movimiento es tan pacífico que no ha roto un solo cristal ni un solo vidrio.

Esa virtud sí es un logro del movimiento pero debe comprenderse que, en la inacción, no se rompe ni un plato y que, la acción política siempre conlleva el riego de enfrentamiento con el Estado. No se ha enfrentado a éste, por ello es que no se ha pasado de algunos golpes y empellones. Siempre es importante eludir el enfrentamiento con el Estado pero, también, siempre ocurre que éste enfrenta al movimiento. Todo depende del nivel de definición y del momento político.

Haya o no enfrentamiento, es fundamental construir la organización que permita salir airosos en cualquier circunstancia. Eso NO caracteriza al obradorismo. He allí la principal debilidad. En tales condiciones, aún si AMLO fuera presidente, no habrá manera de gobernar pues, ningún gobierno popular puede avanzar, sin una sólida base social organizada.

Estas diferencias políticas no han sido óbice para que algunas organizaciones, como el FTE nos expresemos solidarios y unitarios con la resistencia; pero, para otros, han sido elementos para justificar su inacción e, incluso, el rechazo al movimiento.

Sindicalismo en el sector

La principal debilidad estratégica del movimiento en defensa del petróleo es la ausencia de los trabajadores del sector energético, especialmente, el petrolero, controlados férreamente por la cúpula charra del sindicato

Trabajadores petroleros del FTE hemos participado activamente pero no a través del sindicato. Esto es así por razones objetivas. Los sindicatos del sector están en manos de cúpulas, tan burocratizadas o comprometidas con el Estado, que no se pueden mover.

El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) está controlado por los charros, que pertenecen al PRI pero están sometidos al PAN. Desde luego, el STPRM apoya a la privatización y es co-responsable de la corrupción en Pemex.

Los trabajadores petroleros, en las respectivas 36 secciones, tienen mucho malestar pero nada más. En la mayoría de los casos, domina la desinformación, la apatía, el conformismo y la corrupción. Existen algunos grupos locales que mantienen la lucha pero en difíciles condiciones. Los charros del STPRM proceden, simplemente, a solicitar de la administración de Pemex la separación del trabajador y la empresa siempre accede. A la fecha, hay 32 mil demandas en los tribunales laborales interpuestas por despido injustificado de trabajadores.

El personal llamado de confianza vive en el temor y la apatía permanentes. En este movimiento, la Unión Nacional de Trabajadores de Confianza de la Industria Petrolera (UNTCIP) no tuvo participación, salvo de uno o dos trabajadores a nivel individual.

En el Sindicato Nacional del Instituto Mexicano del Petróleo (SNTIMP) las condiciones no son mejores. La burocracia de este sindicato, sencillamente, no hizo nada. La razón consiste en apoyar la privatización y mantenerse sumisos con la pretensión de volver a reelegirse. Los investigadores del IMP, salvo limitados y excepcionales casos, se mantuvieron callados, la propia administración les prohibió manifestarse. Con ese silencio e inacción apoyaron la privatización.

En el sector eléctrico las cosas no fueron diferentes. El Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) apoyó la privatización energética, como lo ha venido haciendo desde 1992. En el SUTERM no existe ninguna acción, ni menos oposición, todo está en manos de los charros sindicales.

El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) se mantuvo al margen. Su secretario general, Martín Esparza, fue invitado al debate oficial organizado por el Senado y desaprovechó el momento, ni siquiera se refirió a la privatización eléctrica furtiva, iniciada en 1992, cuando el secretario general en turno del sindicato pactó con Salinas de Gortari. Respecto a la privatización energética, Esparza anunció que se reuniría (sic) con Carlos Romero Deschamps, charro del sindicato petrolero, para preparar una propuesta (sic).

Después, el sindicato se mantuvo callado e inactivo. Ni siquiera sus diputados tuvieron el cuidado de leer los dictámenes y denunciarlos oportunamente. Cuando Almazán quiso objetar un artículo, el dictamen ya se había votado en lo general. Pacheco ni siquiera apoyó a Almazán en las votaciones. El Diálogo Nacional, auspiciado por el SME, no fue activado como se debiera.

¿Cuál es la razón del alejamiento? El convenio que el sindicato firmó en marzo de 2008 con el gobierno federal aceptando la “modernización” de Luz y Fuerza, la flexibilidad laboral y otras medidas. Días antes de la comparecencia de Esparza en el Senado, él mismo declaró a los medios, que tal convenio había sido una propuesta del sindicato (sic).

Por lo que hace al Sindicato Unico de Trabajadores de la Industria Nuclear (SUTIN), este sindicato vive una seria crisis prolongada. En las asambleas ni siquiera hay quórum y la organización está inmovilizada. El día en que los diputados aprobaron la reforma energética, la burocracia se pronunció en la prensa, con imprecisiones, sobre un punto de las leyes ya aprobadas.

En tales condiciones, revertir la privatización energética era muy difícil. Los sindicatos del sector energético, al mantenerse al margen del movimiento, se descalificaron solos.

La UISTE callada

En México está la sede la secretaría general de la Unión Internacional de Sindicatos de Trabajadores de la Energía (UISTE) que fundamos en 2007. Esta UIS pertenece a la Federación Sindical Mundial (FSM). Entre los sectores que agrupa esta UIS están los trabajadores del petróleo, del gas, del carbón energético, de la energía eléctrica, de la energía nuclear, de la química y del agua. La secretaría general la ostenta el SME.

Existiendo un movimiento del sector energético, y en la propia casa, la UISTE no tuvo siquiera la ocurrencia de llamar a los trabajadores del sector a una sola reunión. Mucho menos hubo la iniciativa para encabezar el movimiento o, al menos, participar decorosamente.

La propia FSM se pronunció en apoyo del pueblo mexicano y en contra de la privatización de Pemex, al tiempo que llamó a sus organizaciones afiliadas a sumarse al movimiento. Pero, esto no se escuchó en México y menos a nivel internacional.

Con ello, la dirigencia de la UISTE se ha descalificado sola. Lo que digan en el siguiente congreso internacional serán vulgares mentiras.

Marcos callado

Uno de los críticos de los últimos tiempos se mantuvo calladito. Lo mismo había hecho durante el foxismo. Pero, cuando AMLO anunció su candidatura, apareció con el objetivo de “hacer pedazos” al candidato del PRD, hasta Otra Campaña hizo.

Marcos se había venido comportando muy agresivo, proponía “partirle la madre” a todos los de arriba, menos a Calderón. Cuando éste se apoderó del gobierno, Marcos regresó, sin avisar, a Chiapas. Antes, había embarcado a pobladores de Atenco que sufrieron la represión policíaca y algunos siguen encarcelados y sentenciados a prisión por razones absurdas.

Ahora, mientras la nación nos manteníamos en movimiento en defensa del petróleo, Marcos estuvo todo el tiempo callado. En ningún momento tuvo a bien ni siquiera un comentario que reivindicara para la nación el derecho a sus recursos naturales. ¿Cómo defender a la tierra, el agua, los bosques, la biodiversidad? si, a la hora buena, si siquiera abrió la boca. O, ¿la defensa de los recursos naturales no es necesaria para la liberación nacional? ¿Es mejor que estos recursos estén privatizados? ¡NO! Lo constatamos personalmente en Chiapas, el pueblo no está de acuerdo con la privatización y se manifestó públicamente. ¿Por qué no lo hizo Marcos?

¿Fue, acaso, una recomendación de los troskistas cercanos a él? ¿Fue porque AMLO encabezaba el movimiento? ¿Quiere decir que “todos” somos obradoristas o que AMLO tiene la propiedad privada del petróleo y del movimiento?

Nada de eso. La posición silente de Marcos es un error que corresponde a una política asimismo errónea. Con su silencio se descalificó solo.

Intelectualidad callada

Cuando, en 1999, los estudiantes de la UNAM mantenían la huelga contra la privatización de la educación, todos os días aparecían cartas en la prensa, incluso se cooperaban para insertar publicaciones pagadas, había reuniones por doquier, todos convocaban a discutir, en suma, estaban muy preocupados y hacían vehementes llamados a la policía para rompiera la huelga.

Finalmente, así ocurrió. Muchos investigadores, profesores y burócratas universitarios “respiraron” con la entrada de la policía en la UNAM que les permitió permanecer sentados, cobrando caro, varios años más. Ahora, que estaba en juego nada menos que el patrimonio energético de la nación, la gran mayoría de universitarios permaneció en silencio. Cultos que son, se dedicaron a mirar las noticias en la tele privada. Con o sin noticias, sin embargo, NO hicieron prácticamente nada en defensa de la nación. Lo mismo ocurrió en la UAM y en el IPN.

Hubo excepciones limitadas como los participantes en el debate universitario, organizado por la rectoría de la UNAM, en tres días y en vacaciones. En esos foros, la mayoría “académica” fue cuidadosa en no hacer críticas y menos rechazar las propuestas neoliberales. Otra excepción fue la de los estudiantes de algunas facultades, colegios y escuelas.

El obradorismo incorporó a algunos estudiantes y maestros, otros fueron parte del movimiento independiente. El STUNAM y el desecho SITUAM estuvieron ausentes.

AMLO formó un comité de intelectuales y, luego, uno de expertos. Entre éstos, participaron varios universitarios que terminaron formulando una iniciativa privatizadora. Después que se aprobó la reforma neoliberal, simplemente, callaron.

Eso sí, muchos piden ahora más presupuesto para seguir sentados, callados y al margen de los grandes problemas nacionales. Ni siquiera los científicos “preocupados” por la sociedad (sic) hicieron NADA; tampoco los críticos cercanos a la Otra Campaña.

Izquierda acrítica y seguidista

Cuando hablamos en los foros de Debate Popular acerca de la izquierda revolucionaria nos preguntaron: “¿Existe?” Su crisis ha sido tan prolongada y destructiva que hablar de esa izquierda pareciera ocioso. En los hechos, su lugar ha sido ocupado muy mal por la socialdemocracia.

Esta vez, algunos sectores troskistas participaron del movimiento independiente, otros, se sumaron acríticamente al obradorismo. En algunos momentos se manifestaron “más papistas que el papa”. Parece que, a la manera de Saramago, la ceguera es contagiosa.

La razón de ese seguidismo fue explicada en términos del poder de convocatoria de AMLO jamás con argumentos políticos. Esos sectores rinden culto al espontaneísmo haciendo caso omiso que, el número solamente cuenta en la balanza cuando está unido por la organización (sic) y guiado por el saber (sic). Esto es, la multitud es espectacular pero no determina al movimiento. Sin organización (estructurada) NO hay ninguna unidad y, sin el saber, expresado en un programa y una dirección política consecuente, no hay movimiento verdadero.

En las condiciones del obradorismo, lo que hay es seguidismo y culto al espontaneísmo. Eso no permite llegar lejos. Los sectores con cierta formación política y experiencia previa no fueron tomados en cuenta para nada. El manejo político del obradorismo se ha mantenido en el nivel “estudiantil” propio de la pequeña burguesía, que abusa de la nobleza del pueblo al tiempo que se muestra cerrado, sectario y excluyente.

La senadora troskista y el acompañante exdiputado troskista se sostuvieron entre los obradoristas que salen en todas las fotos. El actual diputado troskista en funciones no pudo utilizar al parlamento “burgués” que desechó ipso facto sus “reservas” tardías.

Otros sectores “clasistas”, se mantuvieron en el nivel de estar en la bola y no quedarse fuera pero nada más. Sectores que se mueven en el medio estudiantil o en las colonias populares se mantuvieron al margen. Salvo algunos compañeros aislados, la Otra Campaña estuvo ausente.

Comentarios del FTE

Numerosos sectores sociales, académicos, intelectuales, politécnicos y universitarios, se mantuvieron callados y mirando desde lejos, mientras el gobierno neoliberal y partidos políticos privatizadores aprobaban la contra-reforma energética.

El obradorismo no es un movimiento organizado y menos con estructura. Esa, y la deficiente política, son sus mayores debilidades. Sin embargo, el obradorismo está en la lucha y es el sector numéricamente mayoritario. De los demás, casi todos se mantuvieron al margen sea porque están de acuerdo con la privatización o por estar muy controlados, por apáticos o por tener pretextos balines y cómodos.

Para la “inexistente” izquierda revolucionaria la pena debiera ser mayor pero no se asume así. En tales condiciones, impedir la privatización energética furtiva era muy difícil. Ahora, aprobada la reforma, será más difícil revertirla pero los mexicanos concientes lo haremos. (b298, 8 nov 2008).


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Subestación eléctrica en Hermosillo, Sonora


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