energia@fte-energia.org
prensa@fte-energia.org
Volumen 8, Número 108, julio 30 de 2008 www.wftucentral.org
www.fsm-america.org

Organización obrera afiliada a la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL

Ley Eléctrica FTE Programa Obrero FTE Foros FTE Búsquedas Indice General Sala de Prensa
Descargar/imprimir pdf (761kB)
UIS
METAL

Unión Internacional de Sindicatos de la Industria Minera y Metalúrgica (UIS-TIMM) de la Federación Sindical Mundial (FSM).


CONGRESO INTERNACIONAL DE SINDICATOS DE TRABAJADORES
DE LA MINERIA, LA METALURGIA E INDUSTRIA METAL-MECANICA
19 - 20 de mayo de 2008, San Sebastián, País Vasco (Estado español)


Proyecto de Documento Base



RESUMEN: El Comité Organizador Internacional del Congreso Internacional de Sindicatos de Trabajadores de la Minería, Metalurgia e Industrias Metal-Mecánicas propone a la consideración de las organizaciones afiliadas y fraternas el presente Documento político. En éste se analiza el contexto político-social en que se desarrolla la lucha obrera en nuestros días, la situación del sector del metal y sus implicaciones económicas, laborales y sociales, la intervención de las corporaciones transnacionales y los procesos de privatizaciones, la respuesta de los trabajadores y los pueblos, la resistencia global al capitalismo en su fase actual, y las condiciones laborales y sindicales de los trabajadores minero-metalúrgicos. Se propone refundar a la Unión Internacional de Sindicatos de Trabajadores de la Minería, la Metalurgia y el Metal (UIS-Metal) y se presentan un conjunto de propuestas sobre la política minero-metalúrgica de los trabajadores, así como el correspondiente plan de acción.


1. INTRODUCCION


El mundo esta dividido en clases sociales, países ricos y pobres; la gran mayoría son pobres y los ricos son una minoría. Esta situación se refleja en cada uno de los países y continentes. En la inmensa mayoría de seres humanos se profundiza la pobreza y un pequeño grupo se enriquece. Se ha producido una concentración de la riqueza en élites que controlan el poder económico y político mundial. La hegemonía global del capitalismo, en su forma neoliberal, se ha impuesto; El imperialismo se ha consolidado como la fuerza hegemónica de dominación del mundo. Estamos en la fase de la guerra preventiva.

Los Estados Unidos, la Unión Europea, Japón se han repartido el planeta en función de su poderío y control económico para saquear los recursos y riquezas y, al mismo tiempo, asegurar sus respectivos mercados. Es decir, se ha intensificado la competencia inter-imperialista entre las principales potencias. Bajo la hegemonía imperialista, el mapa geopolítico se reconfigura y la economía se reestructura, el mundo se divide todavía más aún.

Los carteles de las empresas transnacionales se han apropiado de los recursos y riquezas de las naciones. Mediante las privatizaciones, las corporaciones transnacionales, con la complicidad de los gobiernos neoliberales y traidores a sus pueblos, están convirtiendo al planeta Tierra en propiedad privada.

A la caída del socialismo en Europa oriental el imperialismo inició una severa ofensiva para apropiarse de la infraestructura industrial desarrollada en esos países durante un largo período. La medida se extendió a todo el mundo reforzando la hegemonía capitalista. Esta hegemonía, representada por Norteamérica, la Unión Europea y Japón tiene varias dimensiones e incluye los niveles económico, político, social, cultural y militar, cada uno con especificidades concretas interrelacionadas.

El concepto de Estado-Nación está en contradicción. Las acciones han quedado subordinadas al gran capital, a los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), así como, de los organismos multilaterales que son instrumentos de las corporaciones transnacionales.

Los partidos políticos reaccionarios de la derecha y ultraderecha apoyan las políticas neoliberales a cambio de mantener los privilegios del pequeño grupo de los ricos en cada uno de sus respectivos países; el sentimiento patriótico no existe en estos grupos.

En la otra cara de la moneda, más de 4 mil 500 millones de la población mundial está en proceso de imparable empobrecimiento. Dentro de ellos, 2 mil millones por debajo del nivel de pobreza, más de 250 millones de niños son obligados a trabajar por necesidad. El hambre y la pobreza aumentan aceleradamente. Estas penurias son difíciles de superar mientras no se derrote al actual sistema económico-político. Si no cambiamos al capitalismo el panorama futuro para la humanidad se torna muy sombrío.

Los hechos están demostrando que se ha profundizado la crisis social, política y económica. Esto implica que el capitalismo está ahondando su crisis. Algunos, incluso, afirman que el neoliberalismo está llegando a su agotamiento. Sin embargo, continúa imponiéndose a través de gobiernos serviles al sistema, ya sea por la fuerza, o fraudes escandalosos.

En todo caso, la actual crisis del capitalismo tendría nuevas características en la nueva fase. Según diversos analistas la hegemonía norteamericana es una característica distintiva de la fase actual del capitalismo. De acuerdo con ésta versión, no es la hegemonía la que está en crisis sino el conjunto del capitalismo.

En estas condiciones, los trabajadores tenemos el deber de analizar la situación mundial en su conjunto, valorar la resistencia global de los trabajadores y los logros en los diversos continentes y obtener las conclusiones políticas que nos permitan no solo mantener una lucha antiglobalización sino avanzar hacia la transformación profunda del mundo en sus niveles económico, social, político y cultural.

Para los trabajadores de la minería, la metalurgia y el metal es importante revisar la situación relacionada con el proceso de trabajo, los cambios que han ocurrido consecuencia de la crisis capitalista, el desarrollo tecnológico y la acción de las empresas transnacionales.

En conjunto con el movimiento sindical del mundo, los trabajadores del metal estamos llamados a enarbolar propuestas comunes expresadas en un programa, así como un plan unificado de acción. Para eso se realiza el presente Congreso cuya primera propuesta es organizarnos a nivel internacional en el sector de la minería, la metalurgia y la industria metal-mecánica.





2. LA GLOBALIZACION CAPITALISTA


La economía capitalista siempre se esfuerza por ser globalizada, las finanzas, las materias primas y el mercado no están limitados por las fronteras políticas y geográficas.

El nuevo lema de la “globalización” esta esencialmente relacionado con el desmantelamiento del socialismo en Europa oriental. Las economías capitalistas desarrolladas se unieron contra el socialismo estableciendo barreras políticas, financieras y militares contra la Unión Soviética. La globalización no era su lema, mientras La Unión Soviética estuviera allí.

La Unión Soviética había ayudado a los países liberados después de la Segunda Guerra Mundial para desarrollar la economía nacional en los principios de la autosuficiencia. Las condiciones se basaban más en la ayuda mutua y el respeto que en el comercio. Ellos juntos promovieron empresas del sector público con el apoyo de los gobiernos nacionales, dirigidas hacia el desarrollo nacional con justicia social. La explotación de los recursos naturales del propio país nacional era una de las orientaciones principales en el objetivo del desarrollo.

En el periodo de la guerra fría, aquellos países que recibieron la cooperación de la Unión Soviética eran partidarios naturales del desarrollo económico independiente. Al tratar de mantener una relación normal de comercio, los países capitalistas desarrollados, en particular los Estados Unidos, se opusieron enérgicamente a las empresas del sector público en esos países impidiendo la libre circulación de capitales, tecnología y productos, tanto hacia el exterior como hacia el interior.

Estados Unidos, como líder del mundo capitalista, recurrió a la intervención política y militar en esos países, ya sea directamente o a través de agentes, para desestabilizar esas economías en crecimiento del mundo en desarrollo. Hay muchos de estos casos en América Latina, Asia, África y en otros lugares. La extrema presión militar sobre la Unión Soviética obligó a desviar recursos a la defensa en lugar de a la reconstrucción socialista y a la mejora del nivel de vida de la gente.

Las economías occidentales saquearon el mundo y, con esa riqueza, hablaron de un capitalismo mejor, un aparente sistema político liberal y una supuesta mejora en materia de derechos humanos para hacer creer que la economía capitalista era muy superior al sistema socialista.

Como parte de su estrategia durante la guerra fría, exteriormente, cambiaron su enfoque hacia la clase trabajadora. Tácticamente, mejores salarios, derechos laborales, la protección jurídica y la mejora del nivel de vida eran garantizados a los trabajadores en sus respectivos países mostrando el rostro benigno del capitalismo. Promovieron dirigentes sindicales reformistas y flexibles para influir y apartar a la clase trabajadora de su ideología de clase y su creciente apoyo a la Unión Soviética que había demostrado espectaculares logros en ciencia y tecnología, con el éxito del sistema socialista.

En 1990, cuando la Unión Soviética ya no existía, la llamada “globalización” se planteó en voz alta por el coro de los países occidentales para demoler todas las bases de la identidad nacional, los principios de la autosuficiencia y lo que es más importante, las obligaciones de los derechos laborales.

El capitalismo mundial se aprovechó totalmente de la caída de la Unión Soviética. En 1989 consolidaron su posición a través del “Consenso de Washington” y esbozaron los principios que todo país debía seguir en el futuro. La Ronda de Uruguay del Acuerdo General de Comercio y Aranceles (GATT) proveyó condiciones desfavorables para los países en desarrollo, lo que dio lugar a la formación de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1994. Anteriormente, hubo dos intentos, antes y después de la Segunda Guerra Mundial, para formar algunas instituciones como la OMC pero fallaron. El BM y el FMI fueron activados e inundados con fondos para hacer operativo el "Consenso de Washington".

Como resultado de ese desarrollo, se iniciaron los ataques más feroces en contra de la clase trabajadora. Se arrebataron todos los beneficios obtenidos a través de siglos de lucha. El ataque fue particularmente grave en los países en desarrollo con una acelerada contracción en el empleo. Para la mayoría de estos trabajadores el salario diario es equivalente a uno o dos dólares al día por 12 horas de trabajo sin ningún otro beneficio y sin cobertura de seguridad social. Todas las leyes laborales han sido pisoteadas y las políticas de contratación y despido están a la orden del día.

Los gobiernos nacionales se han rendido dócilmente a las empresas multinacionales que han venido obteniendo enormes beneficios a costa del esfuerzo de las masas trabajadoras. Los gobiernos han ido ampliando todo tipo de exenciones fiscales y servicios subvencionados exigidos por el BM y el FMI en nombre de la industrialización y la aceleración del crecimiento económico. Cientos de millones de trabajadores y miles de millones de personas no tienen alimentos suficientes, agua potable, medicamentos, instalaciones educativas y condiciones elementales de vivienda e higiene. La benigna máscara del capitalismo ha desaparecido y su verdadero carácter está apareciendo con todo su horror. En este capítulo los capitalistas del mundo están completamente unidos. En todas partes las empresas tienen licencia para la explotación despiadada.



Presencia del FTE de México en el Congreso de la UIS del Metal


3. LA RESISTENCIA GLOBAL

El capitalismo mundial ha tomado el control total de los medios de comunicación, así como, todas las medidas para promover el sexo, la violencia, la codicia, la avaricia individual y la des-idealización de los seres humanos. Día a día, los medios de comunicación difunden las virtudes de la economía de libre mercado y el desarrollo egoísta. La competencia se propaga como el principal puntal del desarrollo humano y, la pobreza y sufrimiento de los incompetentes y de las personas sin iniciativa, como dicen ellos, están siendo justificadas ideológicamente. El socialismo, en su exagerada propaganda, estaba anticuado.

El capitalismo mundial ha tomado el control sobre el sistema de educación y, los de más méritos, están siendo entrenados sólo para gestionar el capitalismo y maximizar los beneficios. En el nuevo lema ideológico, el Siglo XIX fue de las teorías; el Siglo XX, de los experimentos. Al final, la conclusión es que el capitalismo y la llamada economía de libre mercado es la única vía para el avance de la civilización.

Se han dado todos los pasos para marginar el auténtico movimiento sindical en todos los países, promoviendo tan sólo la pro-globalización, en favor de los sindicatos pro-imperialistas que están financiados generosamente por su “servicio” a las grandes empresas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) es el único organismo tripartita, existente desde 1919. A pesar de que su historial de servicio a la causa de la mano de obra no es notable, ahora está siendo degradado sistemáticamente haciéndola ineficaz y convirtiéndola en una sociedad apenas de algún debate, administrativo y burocrático. Los fondos de la OIT se han reducido y ya se ha decidido entregar el control de la OIT al Banco Mundial. El capitalismo está mostrando ahora su verdadera actitud hacia sus llamados " Compañeros Sociales" en esta era de la globalización.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha dejado de ser una garantía para las naciones y la PAZ, pues se ha ido convirtiendo en un organismo manipulado por la superpotencia del Norte. En los hechos, la ONU sirve a los intereses de la administración norteamericana. Los acuerdos de la Asamblea General de la ONU no se cumplen, por ejemplo, el cese del bloqueo contra Cuba.

La ONU no ha sido capaz de impedir las invasiones a países soberanos como Afganistán e Irak, ni ha impedido el genocidio contra el pueblo de Palestina por parte de la administración del gobierno de Israel, ni el retiro de territorios árabes por las fuerzas militares israelíes. La ONU necesita una urgente reestructuración y democratización, de manera que, la mayoría de los Estados del Tercer Mundo tengan poder de decisión.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) no está garantizando la defensa de los trabajadores, sino que, está siendo utilizada para fines políticos por los países ricos, en especial por la administración de Estados Unidos. La política de ese organismo tripartita es, ante todo, empresarial, pro-gubernamental, no a favor de los trabajadores. Se está llegando al colmo de que, los gobiernos de países que no aceptan los dictados ni las políticas del gobierno de Estados Unidos resultan en la lista de acusados en las conferencias anuales de la OIT cuando, precisamente, en EE.UU se violan los derechos sindicales y humanos, como es el caso de los trabajadores inmigrantes que carecen de derechos básicos elementales.

Asimismo, es necesario se aplique el respeto al pluralismo en la OIT. Es inaceptable que en el Grupo de Trabajadores (GT) una sola tendencia sindical monopolice, por ejemplo, el Consejo de Administración. Se hace necesario recuperar los objetivos originales con los cuales fue creada la OIT de lo contrario va ha terminar siendo otro apéndice de los intereses imperialistas.

Todo esto tiene un gran impacto no sólo entre la clase media en cada país sino, también, en una parte de la clase trabajadora. Sus opiniones han sido, evidentemente, influenciadas por el fracaso del sistema soviético, y al mismo tiempo, el impresionante desarrollo de la ciencia y la tecnología liderados por las economías capitalistas en este período. Estos, de alguna manera, eclipsaron las debilidades fundamentales y los problemas del sistema capitalista, por lo menos, temporalmente. En esta situación, el desarrollo hacia la globalización, según el Consenso de Washington, fue a toda potencia por todo el mundo.


4. LA ANTIGLOBALIZACION


A pesar de todo esto, el movimiento antiglobalización está ganando fuerza cada día, en todas partes, desafiando el liderazgo, los principios y el marco de la globalización neoliberal. Los dos principales motivos de la oposición son: a) una transferencia masiva de riqueza de la mayoría de pobres a unos pocos ricos y, b) la pérdida de la identidad nacional y la sumisión a las empresas multinacionales que llevan a la rendición ante los intereses de los Estados Unidos de América.

La naturaleza de la explotación se manifiesta por el hecho de que los ingresos de los países más ricos es más de 100 veces el ingreso de los países más pobres y el número de personas que viven con ingresos de un dólar al día no deja de aumentar.

La clase trabajadora está liderando la principal campaña contra la globalización, mientras que los neoconservadores de clase media tienen una opinión vacilante y los neoconservadores ricos, los beneficiarios de la globalización, son, en general, los más leales defensores de la globalización. Los medios de comunicación, muchos intelectuales y en algunos países, la milicia que está en la nómina del mando central de la globalización, es decir, los Estados Unidos, están dirigiendo su lucha por el otro lado, en apoyo de la globalización.

La naturaleza de la lucha contra la globalización nunca fue uniforme en los países desarrollados, en desarrollo y en los países más pobres. Los temas y las características son diferentes. En los últimos tiempos, los movimientos contra la guerra y contra la globalización se han entremezclado de diferente manera en distintos países. A pesar de esa imagen tan diferente cada vez más personas se están uniendo en la lucha contra la globalización.

A pesar de la rápida privatización y la liberal financiación para la llamada reestructuración, los pueblos de América Latina, Sur y Sudeste de Asia, Europa Oriental y de otros países ha tomado conciencia de la naturaleza agresiva del capital que les despojó de sus riquezas y de su independencia. Esta toma de conciencia condujo a movimientos de resistencia que han provocado importantes cambios políticos, económicos y sociales en todo el mundo.

En América Latina, en el pasado el patio trasero de Estados Unidos, la repercusión de la globalización ha conducido a la agitación política y aflojado las garras de los Estados Unidos tanto política como económicamente. Este cambio es notable. Varios países de América Latina, como Cuba, Venezuela y Bolivia, están encabezando grandes retos ante el imperialismo americano y sus designios hegemónicos. En varios otros países, como México, Ecuador, Perú y Puerto Rico se han producido movimientos importantes en contra de las privatizaciones. En los casos de Venezuela y Bolivia se está demostrando que las privatizaciones no son inevitables, que pueden detenerse e, incluso, revertirse mediante procesos de re-nacionalización.

En la India, Sudáfrica, Corea del Sur y en partes del Sudeste Asiático, los sindicatos de clase han provocado fuertes movimientos de resistencia que obligaron a los respectivos gobiernos a frenar el proceso y evitar enfrentamientos frontales con el pueblo, si bien los gobiernos no han abandonado el proceso de la globalización.

En la India, las industrias del sector público, tan sólo comparables a las chinas, son el actor dominante en sectores importantes como el petróleo, el gas, el carbón, la electricidad, la ingeniería, el acero, la fabricación de productos de defensa, los ferrocarriles, las telecomunicaciones, la banca, los seguros y otros servicios. Las primeras órdenes vinieron del Banco Mundial, el FMI y la OMC para demoler la gestión de las empresas estatales y privatizarlas. Los sindicatos de izquierda, conscientes de sus limitaciones, pidieron la unidad de acción de todas las fuerzas democráticas, los empleados del gobierno y los ciudadanos patriotas. Este movimiento dio origen a una serie de fuertes movimientos de resistencia y millones de personas se unieron en 10 huelgas nacionales. El coste político de la campaña de privatizaciones fue muy alto para las clases dirigentes. La campaña se detuvo, pero están encontrando otras vías de entrada del capital privado en estas áreas con una nueva campaña. Al mismo tiempo un fuerte movimiento de resistencia está creciendo en contra de otros perniciosos efectos de la globalización, a saber, precarios salarios, pérdida de puestos de trabajo, falta de derechos laborales y falta de seguridad social.

La participación del pueblo en estos movimientos dirigidos por los sindicatos ha dado grandes resultados y la respuesta va mucho más lejos que la afiliación sindical o la influencia.

Similar evolución se ha observado en Corea del Sur, Grecia, Sudáfrica y otros países. El movimiento antiglobalización ha cobrado fuerza en la Federación Rusa, en muchos otros países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y en algunas partes de Europa oriental. El impulso para establecer la hegemonía de EE.UU. en nombre de la economía de libre mercado y la globalización tiene sus propias reacciones en el ámbito político. Los sindicatos se están reagrupando y la rápida privatización inicial está siendo seriamente cuestionada ahora. La euforia acerca de la economía de libre mercado y la globalización ha muerto.

En países como Indonesia, Filipinas, Tailandia, Pakistán, etc., donde el movimiento democrático se ha mantenido débil, la campaña inicial contra privatización no pudo resistir eficazmente y ésta se realizó casi de la noche a la mañana. La creciente corrupción que prevalecía en la administración de empresas estatales puso al pueblo en contra de estas unidades, mientras gobernantes y burócratas ganaban riqueza ilegalmente operando unidades del sector público. Después de 15 años, la situación está cambiando rápidamente y los trabajadores alzan su voz en contra de la globalización y la privatización.

En los países desarrollados, los beneficios obtenidos por los trabajadores en los años posteriores a la segunda guerra mundial están desapareciendo paso a paso. Ahora la pérdida de puestos de trabajo, la pérdida de beneficios de los pensionistas y la constante amenaza de desplazamiento de las industrias y de negocios a los países en desarrollo han provocado un fuerte resentimiento entre la clase trabajadora. La globalización ha agudizado la contradicción entre el capital y el trabajo en economías avanzadas así como en organizaciones de clase, incluso los partidarios de organizaciones avanzadas ahora buscan la unidad global de la clase obrera, para evitar los peligros de la globalización.



Delegados al Congreso de la UIS del Metal con Valentín Pacho



4. LA INDUSTRIA MINERO-METALURGICA


4.1 RECURSOS NATURALES

Los minerales han sido una materia prima de alta importancia para el desarrollo industrial capitalista. No obstante, este sistema social sigue relegando a los países dependientes a ser proveedores de esas materias. Pocos son los países productores de bienes manufacturados. Más aún, los países productores se han vuelto, incluso, importadores netos de minerales y, principalmente, de productos metalúrgicos y metal-mecánicos.

La llamada “globalización” representa la creciente acumulación de capital y la pauperización de los países dependientes. La ganancia privada incluye a los productores privados de materias primas y, también, a los nuevos monopolios en industrias como las telecomunicaciones, la electrónica, la informática o la biotecnología.

Con la especulación de los mercados, las economías dependientes son fácilmente vulnerables, pueden ser afectadas en cualquier momento e, incluso, retroceder mientras las ganancias privadas siempre se canalizan hacia unos cuantos centros internacionales. Son, precisamente, los países desarrollados los mayores consumidores de minerales (aluminio, cobre, níquel) y de energía (petróleo, gas, carbón).

El capitalismo aparenta resolver los problemas económicos a través del comercio mundial pero la guerra y los recursos naturales siempre han estado ligados. Los hechos recientes muestran que la apropiación privada de los recursos naturales pertenecientes a los pueblos se lleva a cabo mediante apariencias legales pero, también, mediante guerras de intervención.

Así, la ofensiva de las transnacionales es parte de una estrategia global, enmarcada en la hegemonía del capital, expresada por varias dimensiones, a saber, la económica, la geográfica, la cultural, la social y la político-militar.

4.1 MINERIA

El proceso de trabajo minero-metalúrgico está determinado por las materias primas básicas e incluye varias fases. Estas son extractivas, de transformación y de elaboración de productos con aplicaciones diversas.

La minería incluye la extracción y beneficio de carbón y grafito, de minerales de hierro, y de minerales metálicos no ferrosos, la explotación de canteras y extracción de arena y arcilla, así como la extracción y beneficio de otros minerales no metálicos. La producción minero-metalúrgica incluye a los metales preciosos, los metales industriales no ferrosos, los metales y minerales siderúrgicos y los minerales no metálicos.

La minería representa el primer eslabón de todas las cadenas productivas industriales. La humanidad sigue dependiendo de los recursos minerales (hierro, cobre, zinc, etc.). La minería se considera una actividad técnica y económicamente muy riesgosa. Sin embargo, las mayores inversiones mundiales se destinan a los sectores de los combustibles fósiles, los metales y minerales industriales.

Los países atrasados, en América Latina y Africa, han sido tradicionalmente un destino atractivo para la exploración minera, siendo Canadá, Australia y Estados Unidos los países con mayor participación en inversiones. Por ejemplo, América Latina (Brasil, Chile y México) es líder de concentrados y metales (cobre, aluminio, hierro, plata y molibdeno); Perú es productor mundial de plata seguido de México, Australia y China. Sudáfrica es el principal productor de oro y manganeso, Perú de plata, Chile de cobre, China de hierro, cadmio, zinc, bismuto, grafito y antimonio.

En los años recientes ha habido una tendencia decreciente de los precios. Sin embargo, también hay una recuperación consistente en el precio de metales y minerales. El objetivo de las corporaciones transnacionales es seguir manteniendo el control de la oferta de minerales maximizando las inversiones para asegurar menores costos en el largo plazo. También existe una gran demanda de materias primas en países emergentes.

Sin embargo, el desarrollo de la minería se realiza en medio de serias contradicciones económicas y sociales. Las empresas de la minería en alta y mediana escala se han apoderado de prácticamente todos los recursos naturales, contrastando con el mínimo desarrollo de los países y sus pueblos. Las corporaciones siempre ganan pero la situación social y económica de las comunidades mineras siempre empeora agravando la pobreza, la desocupación, el analfabetismo y la salud. La participación de las regiones y comunidades mineras en la riqueza producida es ínfima.

También existe una seria afectación al medio ambiente consecuencia de la explotación irracional y las enormes cantidades de residuos (jales) mineros y mineralúrgicos producidos originando la contaminación por metales pesados, la lixiviación de los minerales, los daños por partículas de polvo y la contaminación química acida. Se trata de la destrucción a gran escala causada por la minería, especialmente por el mal uso, agotamiento y contaminación del agua, así como el deterioro del suelo, la destrucción de bosques y la afectación a los cuerpos naturales (ríos, lagos) y mantos subterráneos de agua.

4.2 METALURGIA

La metalurgia incluye el beneficio mineralúrgico y la utilización de minerales ferrosos y no ferrosos. En el primer caso, se trata del hierro, en el segundo, del aluminio, plomo, estaño, níquel y las aleaciones de estos minerales. La siderurgia es la parte de la metalurgia referida al beneficio del hierro y sus aleaciones, como el acero, el cual es una aleación de hierro-carbono.

El mercado mundial capitalista está dominado por las corporaciones transnacionales; la metalurgia es un caso relevante. Según la ONU, ésas corporaciones realizan más de la mitad del comercio mundial y, un tercio del total, corresponde a transferencias de bienes entre distintas ramas de una misma transnacional. Dos tercios de las transacciones internacionales de bienes y servicios dependen de las operaciones de estas empresas.

Las 37 empresas transnacionales más importantes de Estados Unidos obtienen el 48% de las ganancias mundiales. Junto con Japón, Alemania, Inglaterra y Francia, las transnacionales de estos países obtienen el 79.4% de las ganancias mundiales. De manera que los países desarrollados no solamente concentran el capital sino la ganancia, muchas veces producida fuera de sus propios países.

Las transnacionales se movilizan hacia los países que les representan los menores costos salariales. El salario no representa, sin embargo, la principal parte de los costos de operación. No obstante que la intervención humana, mediante el trabajo asalariado, es lo que genera riqueza la política de las transnacionales consiste en el saqueo de los recursos que no son propios y la explotación intensiva de los trabajadores. Las transnacionales realizan grandes inversiones de capital (fijo) pero los costos se los carga al trabajo (capital variable) abaratándolo, a través de la reducción de los salarios y el aumento de la jornada laboral.

En la industria metalúrgica la deslocalización de las transnacionales es práctica común y se trasladan a países donde operan con bajos salarios y condiciones precarias de trabajo; entonces, a partir del trabajo no pagado, las transnacionales aumentan su cuota de ganancia.

La siderurgia utiliza materias primas siderúrgicas (mineral de hierro, coque, carbón lavado, carbón “todo-uno”) para producir materiales siderúrgicos básicos (ferroaleaciones, arrabio, fierro esponja y acero), así como laminados planos, laminados no planos, piezas vaciadas y forjadas, tubos sin costura y con costura. Las actividades incluyen la fundición y laminación primaria de hierro y acero, la fabricación de laminados y otros productos de acero, la fabricación de postes y tubos de acero, la fundición, laminación, refinación y extrusión de metales no ferrosos, de cobre y sus aleaciones, la fundición, laminación, extrusión, refinación y/o estiraje de aluminio, y la fabricación de soldaduras a base de metales no ferrosos.

El arrabio es básico para al producción de acero. La demanda mundial de acero ha sido creciente en los últimos tiempos, aumentando la explotación del hierro. Algo similar ocurre con el cobre y el zinc. Las nuevas ramas económicas en expansión también requieren del acero, el aluminio y el cobre.

La producción mundial de acero tuvo una caída en 2000, debido a un descenso apreciable en la exURSS, logrando un ascenso posterior. Corea, China, Japón, Estados Unidos y Rusia dominan el panorama internacional del acero con el 69%. Por otra parte, las privatizaciones han ido en aumento, menos del 20% de la producción de acero continúa en manos de los Estados. En América Latina, la producción del 93% del acero está en manos del sector privado. Además, se ha producido una internacionalización del sector a través de fusiones y absorciones industriales, así como sensibles reducciones en el empleo.

Tratándose de la demanda, China revela el mayor ascenso seguido de los países de la Unión Europea. La producción mundial de acero la encabezan China, Japón, Estados Unidos, Rusia y Corea. No obstante que se produce en sus propios países, en general, los países menos desarrollados son importadores de aceros y, particularmente, de productos planos.

4.3 METAL-MECANICA

La industria metal-mecánica comprende a varias ramas que utilizan los minerales procesados mineralúrgicamente para la obtención de productos elaborados en los sectores productivos relacionados. La industria metal-mecánica incluye a varias ramas, entre otras, las industrias metálicas básicas, los productos metálicos de maquinaria y equipo, la industria automotriz y de autopartes, la industria aeronáutica, naviera y manufacturera.

Las industrias metálicas básicas (hierro y acero, metales no ferrosos), productos metálicos, maquinaria y equipo industrial, construcción electromecánica, industria aeronáutica, naviera, ferroviaria, automotriz y autopartes, envases, embalajes y manufacturas metálicas, son áreas muy dinámicas en multitud de procesos metal-mecánicos.

En este sector, la industria automotriz tiene un papel fundamental en el diseño de espacios industriales en el mundo occidental. Esta es una industria intensiva en capital y en fuerza de trabajo dominada por empresas extranjeras. La fabricación de automóviles y autopartes está íntimamente relacionada y es creciente. De hecho, la producción de automóviles está prevista en los planes del imperialismo como área central de desarrollo capitalista siendo expresión de este modelo.

Actualmente, la más alta contribución al consumo energético mundial está representado por el sector transporte, del cual los automóviles tienen alta participación. Sin embargo, las tendencias del capitalismo muestran que, sin importar las consecuencias energéticas, el uso del automóvil tiende a incrementarse. La industria automotriz representa a una de las seis ramas industriales que obtienen mayores ganancias a nivel mundial, después del petróleo, químico-farmacéutica, informática, telecomunicaciones y alimentos.

Otras ramas como la aeronáutica, la naviera, así como la fabricación de maquinaria, herramientas y bienes de capital son impulsoras del desarrollo económico en los demás sectores productivos de la industria y la manufactura.

4.4 TRANSNACIONALES

Las relaciones capitalistas de producción global implican la alteración de los procesos de trabajo y la concentración del poder de las corporaciones transnacionales que, en su interna rivalidad, se disputan los mercados, los recursos naturales y la tecnología, ampliando las diferencias entre el capital y el trabajo mediante una mayor explotación. La economía mundial está dominada por las transnacionales y sus filiales, el 65% del comercio mundial corresponde al intercambio entre esas mismas corporaciones, una pequeña parte corresponde a relaciones comerciales con otros sectores estatales, el llamado “libre mercado” es minoritario (15%) y los Estados nacionales se encuentran en una situación de fuerte debilidad.

Con base en esta política global del capitalismo, las transnacionales avanzan en el dominio de las áreas económicas estratégicas de las naciones. En el caso de la minería, la metalurgia y el metal, las transnacionales operan con amplias facilidades otorgadas por los gobiernos neoliberales, en el marco de las políticas impuestas por los organismos financieros del imperialismo. El Banco Mundial apoya la extracción indiscriminada de petróleo, gas y minerales sin la mínima evaluación de las consecuencias sociales y ambientales. Esto ha llevado a una creciente acumulación de capital en los países desarrollados mientras los subdesarrollados son sometidos a una explotación neocolonial, caracterizada por la ocupación de territorios, el desplazamiento de poblaciones, la apropiación privada de los recursos naturales, facilidades fiscales y de servicios, desprotección de la fuerza de trabajo y deterioro del medio ambiente.

Adicionalmente, las operaciones de seguridad física de las corporaciones imperialistas mineras han integrado a exoficiales de inteligencia, ejércitos y veteranos de escuadrones de la muerte, el uso de tecnologías como el mapeo de satélites asistido por computadoras y el uso de cianuro para la extracción del oro. La aplicación de la ley está en manos de mercenarios. En países como Papúa Guinea, Colombia, Sierra Leona, Nigeria, Uganda, Indonesia y otros la violación a los derechos humanos es una constante. Los gobiernos locales han sido sometidos a través de los tratados de libre comercio y las transnacionales son asistidas por el BM para asegurar sus elevadas ganancias.

La minería, la metalurgia y el metal son sectores industriales dominados por el capital transnacional consecuencia de las políticas de privatizaciones llevadas a cabo en prácticamente todos los países. Más del 80% del sector del hierro y el acero a nivel mundial está privatizado; en América Latina llega al 93%. Mediante los procesos de fusiones y absorciones se ha producido la internacionalización de este sector. Esta situación debe cambiar organizando la lucha en contra de las privatizaciones para impedirlas y revertirlas.

4.5 TRABAJO MINERO METALURGICO

Contradiciendo al discurso y bondades promovidas por el neoliberalismo, las corporaciones transnacionales no representan ningún modelo de desarrollo social ni económico, ni para los trabajadores ni para los pueblos. Las inversiones extranjeras representan un mecanismo para la acumulación y acrecentamiento de la ganancia capitalista privada, los sectores con alta concentración de capital generan poco empleo y, sobretodo, condiciones laborales desfavorables.

En la minería, las condiciones de trabajo siguen siendo deplorables en casi todos los procesos, en la metalurgia el trabajo es asimismo precario y, en la industria metal-mecánica ocurre otro tanto, intensificando la descalificación y subvaloración de la fuerza de trabajo. Esto es agravado por la llamada “flexibilización” y la subcontratación. En muchos casos, los derechos laborales y sociales son prácticamente inexistentes.

Un aspecto relevante es la desigualdad de los salarios. En el sector minero-metalúrgico los salarios son miserables y desiguales. Una misma transnacional paga diferentes salarios en distintos países, siendo inferiores en los países subdesarrollados. En este caso, los niveles salariales siempre son insuficientes para satisfacer las necesidades de alimentación, vivienda y vestido.

La política salarial de las transnacionales está orientada a reducir sus costos de operación por la vía de reducir cada vez más los salarios, maximizando los ingresos y utilidades privadas y ampliando el margen de la ganancia capitalista. Para las mujeres, cuando son contratadas, la situación es de explotación severa y completa exclusión social.

A lo anterior, se suma la inseguridad en el empleo. La utilización de los avances tecnológicos ha llevado a la reestructuración de las empresas y a la disminución de la fuerza de trabajo. Con la política de fusiones, adquisiciones y alianzas, las reducciones de empleos aumentaron. Otro factor para el despido es la subcontratación y la flexibilidad en el empleo.

Por lo demás, las condiciones de trabajo son extremadamente insalubres y precarias generándose altos índices de accidentes de trabajo. No son solamente los riesgos del trabajo sino las enfermedades profesionales y las nuevas patologías las causantes de un serio detrimento en la salud de los trabajadores y sus familias. Sabido es que los procesos asociados con los metales, su extracción y procesamiento, originan agentes cancerígenos no perceptibles de inmediato pero que, sin embargo, causan estragos en la salud de los trabajadores dejándolos en la completa desprotección.

La incidencia de cánceres en la minería es creciente debido a la exposición continua a polvos que pueden ser ingeridos en el organismo por inhalación, ingestión o adsorción de la piel; la sílice está vinculada con el cáncer de pulmón. En la metalurgia, el arsénico, cromo y níquel están vinculados con los cánceres de vejiga, pulmón y piel. Uno de los agentes cancerígenos más importantes es el asbesto, también llamado amianto, que es un mineral compuesto de silicatos. La afectación por cáncer debido al asbesto incluye a los trabajadores de la minería del asbesto (generalmente trabajadores inmigrantes que laboran en condiciones precarias y están expuesto a altos niveles de asbesto en el aire) pero, además, a otras ramas industriales y de la manufactura metal-mecánica, entre ellas, la construcción y la automotriz. El asbesto produce asbestosis que daña los tejidos del pulmón, así como, cánceres de pulmón y mesiotelioma, éste último es un cáncer de pleura.

La lucha por la seguridad e higiene industrial, por la salud obrera, constituye, una de las demandas más importantes y sentidas en el sector minero-metalúrgico.
Adicionalmente, en el sector se padece el sometimiento sindical a cargo de burocracias ajenas a los propios trabajadores. Un parte importante de trabajadores carece incluso de organización sindical. Esto hace relevante la lucha por la salud y la seguridad social y por la afiliación de los trabajadores no sindicalizados, organizados en sindicatos verdaderos que los unifiquen en una misma lucha clasista a nivel local, nacional e internacional.



Presídium del Congreso de la UIS del Metal, en San Sebastián, País Vasco



Comité ejecutivo de la UIS del Metal


5. EL MOVIMIENTO SINDICAL MUNDIAL


El auge del neoliberalismo o el fortalecimiento de la dictadura del imperialismo, principalmente desde la década del 80 del siglo pasado, se debió no solamente a su dominio político y enconómico sino, fundamentalmente, ideológico. Esto repercutió hondamente en las fuerzas progresistas del mundo, agravándose con la caída del campo socialista, y significó un retroceso.

En esa etapa se intensificó la desideologización y despolitización en la militancia sindical y, por ende, fue un retroceso para el movimiento. El neoliberalismo generó la reducción de sindicalización en todos los países de todos los continentes y, consecuentemente, el debilitamiento de los sindicatos.

Lo más grave es que el sindicalismo reformista, que practica la conciliación de clases, coludido con gobiernos neoliberales y con el beneplácito de la patronal, permitió o apoyó las privatizaciones. Pero, el sindicalismo de clase sigue enarbolando las banderas de lucha contra el neoliberalismo y contra las privatizaciones de los recursos e industrias estratégicas de los pueblos a pesar de estar en minoría y ser satanizado con saña.

Pero, el movimiento sindical a escala internacional sigue dividido y esto se refleja en cada una de las regiones y países. En todos los casos, el gran capital y gobiernos pro-imperialistas nunca han estado ajenos.

El sindicalismo reformista, y su respectiva organización internacional, apoya a gobiernos neoliberales y a las privatizaciones, no reconocen la lucha de clases, no luchan por los cambios ni por la transformación de la sociedad, se prestan a ser cómplices de las agresiones del imperialismo contra pueblos y gobiernos antiimperialistas, tal como ocurrió con el golpismo ultraderechista contra la Republica Bolivariana de Venezuela, así como, la intensa campaña contra Cuba revolucionaria.

El sindicalismo de clase libra una lucha frontal contra el neoliberalismo y su ideología de dominación y, por tanto, contra los gobiernos serviles en el marco de la lucha de clases, por la defensa de la soberanía nacional y contra las privatizaciones de los recursos nacionales, por la transformación el actual sistema. A pesar de las condiciones difíciles se reafirman los principios y conciencia de clase. Pero no puede haber cambios profundos mientras estén en el poder las fuerzas reaccionarias. Por eso, para la clase obrera la toma del poder también tiene que estar en su agenda.

Siendo importante en el movimiento sindical ahondar más sobre la lucha de clases y la conciencia de clase, es necesario puntualizar que en la fase actual del capitalismo, en el análisis de las clases sociales, las relaciones entre el capital y la fuerza de trabajo, y las luchas sociales y políticas de las masas, se distinguen dos posiciones básicas: 1- la simplificación de la lucha a la contradicción capital-trabajo referida a la lucha economicista. Este enfoque tiene dos facetas, una, es la relación salarial y, otra, las transformaciones del proceso de trabajo, y 2- la subordinación de la lucha de clases a las contradicciones aparentes Estado vs. Corporaciones transnacionales. En otra perspectiva, la contradicción se expresa como la internacionalización del capital contra el nacionalismo económico y político. En todos los casos, hay, sin embargo, una subvaloración de la contradicción capitalismo-socialismo. La lucha por el socialismo, sin embargo, no es ajena a la clase obrera en la medida en que la lucha de clases está vigente en todos los rincones del planeta y porque constituye uno de los deberes básicos del movimiento sindical clasista.

En definitiva, es cierto que el proceso de globalización ha dividido a la población tanto a nivel local como mundial. Algunos aspectos llegan a influir incluso a nivel individual. La riqueza de algunos y los beneficios de la tecnología moderna están influyendo en el apoyo a la globalización mientras que, por otra parte, los efectos de la guerra y la caída del nivel de vida, la pérdida de empleos, el debilitamiento de los derechos de los trabajadores les están obligando a ir en contra de ella. La crisis en los propios Estados Unidos ha apagado la euforia de la globalización, incluso dentro de los países del Grupo de los Siete (G7). El fiasco de la guerra de Irak, la depreciación del dólar, el caos de los mercados de valores y la caída de la tasa de crecimiento refuta lo mucho que se ha hablado sobre la invencibilidad de la economía de los Estados Unidos. Hoy, los resultados están lejos de los objetivos fijados en 1989 por el "Consenso de Washington". Las fisuras dentro de los países del G7 sobre cuestiones políticas y económicas son visibles y serán más pronunciadas a medida que el pueblo y la clase trabajadora se manifiesten como una formidable fuerza en contra de la globalización imperialista.

En esa situación, la clase obrera, las víctimas de la globalización imperialista, están decididos a intensificar su lucha contra la globalización bajo el liderazgo de los sindicatos de clase. La Federación Sindical Mundial (FSM) ha tomado nuevamente la iniciativa y nuevas fuerzas se están uniendo a la organización y a los programas presentados por FSM. Las contradicciones de clase se agudizan cada día que pasa. La lucha entre el capital y el trabajo va a alcanzar una mayor dimensión y magnitud en todos los rincones del mundo.

Los sindicatos reconocen hoy que la guerra contra las poderosas fuerzas de la globalización debe desarrollarse unitariamente en todos los planos posibles, combinando las luchas sectoriales a nivel nacional a través de la acción y movilización masiva y, llevar la resistencia nacional, a un movimiento coordinado en el plano internacional.



José Gete, secretario Genaro de la UIS del Metal,
con los delegados de Guadalupe y de México



6. SINDICALISMO DE CLASE


La FSM llama a impulsar un movimiento sindical clasista en todos los países y continentes a partir de las propias condiciones nacionales y de los procesos de trabajo específicos en cada sector de la producción ejerciendo, como trabajadores, no solo el papel de asalariados sino de productores.

Los procesos de trabajo siguen siendo determinados por las materias primas que, en el caso de la energía, los minerales, el agua y otros, constituyen recursos naturales primarios convertidos en “mercancías” de costo cero para el capitalista. Otro aspecto esencial del capitalismo sigue siendo la explotación de los trabajadores con la extracción de la plusvalía relativa característica de la época de la gran industria.

Sin embargo, las condiciones de vida y de trabajo de la mayoría de los trabajadores del mundo siguen siendo precarias. No obstante el perfeccionamiento de las máquinas, la aplicación de la ciencia a la producción, la influencia de los medios de comunicación, la creación de nuevos mercados, el libre comercio, ninguna ni todas estas cosas juntas están en condiciones de suprimir la penuria de la clase obrera; al contrario, cada nuevo desarrollo de las fuerzas productivas ahonda más las contradicciones sociales y, por tanto, agudiza los antagonismos de clase. Entonces, hay que preguntarse ¿cómo es posible que otras tendencias sindicales no quieran ni siquiera mencionar la lucha de clases?

En la época actual la clase obrera también se ha reconfigurado y, junto a las generaciones de proletarios de la manufactura y la gran industria, coexiste una nueva generación de trabajadores ubicados en la industria moderna altamente tecnologizada, o sea, trabajadores hoy llamados de alta calificación. Asimismo, la automatización ha cambiado las formas de trabajo. Un amplio número de actividades se orienta a los servicios pero, hoy en día, la mayoría de los trabajadores de alta calificación no están organizados o no les interesa afiliarse al sindicato. A pesar de ello, el movimiento sindical sigue agrupando a la minoría de trabajadores porque la sindicalización está disminuyendo por razones sociales y políticas. En otros casos, se vive una situación carente de dinámica social. Es escalofriante la información de la OIT. En la actualidad el porcentaje de sindicalizados gira alrededor del 17%. Esto quiere decir que, más del 80% de los trabajadores del mundo no están organizados en sindicatos. Pero, en varios países la situación es peor y el nivel de sindicalización está abajo del 5%. Sin embargo, en todos los casos, la presencia de la fuerza natural (la fuerza de trabajo) y la fuerza social (el capital) está presente en todo el mundo y, entre ambas, continúa el persistente conflicto manteniendo vigente a la lucha de clases.

El neoliberalismo, que ha sido una imposición cuyo primer objetivo es apropiarse de los medios de producción y los recursos de las naciones, tiene su componente ideológica que el capitalismo introyecta masivamente para desmovilizar, desorientar y someter la resistencia de los trabajadores y los pueblos. Esto ha repercutido al seno de la clase obrera, como ya se ha dicho; en grandes sectores se ha producido el abandono de principios y programas para sustituirlos por la colaboración de clases en sus diversas vertientes (sindicalismo reformistas). El objetivo del capitalismo es apartar a los trabajadores de la lucha política hasta hacerlos olvidar sus objetivos históricos.

Si bien es cierto que, en su conjunto, la clase obrera sigue siendo fuerte socialmente por su número, en lo político e ideológico muestra enorme debilidad. Es preciso retomar de nuevo el rumbo asimilando las experiencias ganadas y luchar por la unidad proletaria bajo principios de clase, con una organización adecuada y una correcta dirección política. Hoy en día, para los trabajadores están vigentes varias tareas políticas de primera importancia. Una de éstas, es la necesaria formulación y desarrollo del Programa y del Plan de acción unificado con base en principios de clase. Esto requiere promover la lucha social, el desarrollo de la conciencia, el análisis crítico y la visión de una política alternativa a la barbarie neoliberal. Otra de las tareas fundamentales es la práctica del internacionalismo proletario mismo que se debe ejercer entre todos los sectores de trabajadores activos, jubilados, inmigrantes y desempleados, hombres y mujeres, jóvenes, intelectuales, científicos y artistas, y demás fuerzas sociales progresistas del campo y de la ciudad.

El sindicalismo de clase tiene, por principio, defender los recursos naturales del planeta, entre ellos, los energéticos, la industria eléctrica, el petróleo, el gas natural, y los minerales en los propios países o regiones productores y su nacionalización. Igualmente, la defensa del carácter público del agua y la protección del medio ambiente tienen una importancia indiscutible. Organizar la resistencia global contra el imperialismo y sus vertientes de fascismo, ejercer el derecho a la vida y al trabajo, defender el patrimonio de los pueblos y la propiedad de las naciones sobre su infraestructura física, continental y marina, está en la agenda actual de la lucha obrera.

En el actual escenario de la lucha de clases, en la lucha contra las privatizaciones y la explotación de las corporaciones imperialistas, el papel de los trabajadores es determinante en alianza política con otras fuerzas sociales dispuestas a movilizarse unificadamente en cualquier parte del mundo. En esta lucha ha habido algunos avances y muchos retrocesos, en algunos casos con luchas ejemplares y, en otros, con amargas experiencias. Ha sido, precisamente, donde los trabajadores y demás sectores sociales han tomado conciencia de sus grandes deberes políticos, que se han logrado esos avances. Ha contado, también, la presencia de gobiernos sensibles a las aspiraciones de independencia y soberanía de los pueblos en lucha. Pero, en cualquier proceso social, la organización de los trabajadores, manteniendo su independencia de clase, constituye una premisa fundamental para la consolidación de esos procesos.

Para la clase obrera no existen victorias ni derrotas definitivas. El interés de los trabajadores está en la extensión y consolidación del movimiento, cuidando dentro de éste a su propio futuro. Nuestra lucha tiene tareas políticas de importancia que debemos concretar, en primer lugar, formulando nuestro propio programa, desarrollando la organización de los trabajadores, elevando la conciencia de clase, la formación y educación política de los trabajadores, preservar y ampliar las conquistas sociales, y practicar la solidaridad internacional.
En estas condiciones se realiza el Congreso Internacional de los Sindicatos de Trabajadores de la Minería, la Metalurgia e Industria Metal-Mecánica.



Delegados de Nigeria y de México en el Congreso de la UIS del Metal


7. LA UIS del METAL


La Federación Sindical Mundial (FSM), a pesar de haber sido golpeada fuertemente después de la caída del campo socialista, hecho que repercutió en el movimiento sindical de clase y las fuerzas progresistas, tuvo que hacer frente a la arrogancia del neoliberalismo para defender los principios de clase y levantó las banderas de lucha. Los enemigos de clase aspiraban, o estaban esperanzados, en la desaparición de la FSM. Los hechos están demostrando que no es la cantidad la que determina la fuerza sino quien tenga la razón, es decir, los principios inclaudicables. Por eso, la FSM supo salir adelante y puso todos sus esfuerzos para ayudar a reactivar a las Uniones Internacionales de Sindicatos (UIS), mismas que también fueron golpeadas después de la caída del campo socialista y por el auge del neoliberalismo. Es así que, la FSM prioriza su atención en la reorganización de las UIS para aglutinar a los sindicatos de todos los sectores, especialmente los estratégicos donde las políticas neoliberales y gobiernos serviles impulsan la apropiación de los recursos naturales e infraestructura física de las naciones mediante las privatizaciones.

Las UIS tienen un alto valor para la Federación Sindical Mundial (FSM) y constituyen uno de sus pilares organizativos básicos.

La Uniones Internacionales de Sindicatos (UIS) fueron creadas por acuerdo de la Conferencia Sindical Mundial realizada en 1945 en Londres y Paris, que dio lugar a la Federación Sindical Mundial (FSM), en las distintas ramas industriales. El II Congreso Sindical Mundial, realizado en 1949, en Milán, Italia, determinó las modalidades de su funcionamiento de las UIS. Con el tiempo, éstas se convirtieron en organizaciones internacionales con personalidad propia para la acción sindical, la unidad y solidaridad entre las organizaciones sindicales integrantes de cada UIS y en conjunto con la FSM.

En 1949, en la Conferencia Constituyente de Florencia, Italia, fue fundada la Unión Internacional de Sindicatos de Mineros. Esta UIS extendió su campo de acción en 1983 a los trabajadores de la energía formándose la UIS de la Minería y la Energía (UISME). En 1984, se realizó la IX Conferencia Internacional en Praga, exChecoeslovaquia. La UIS de la Minería y Energía jugó un importante papel en la solidaridad con los mineros británicos en huelga durante 1984-85. Ese año, varias organizaciones de mineros, afiliadas a diferentes organizaciones, decidieron crear a la Organización Internacional de Mineros. La UIS se transformó, entonces, en 1986, en la UIS de la Energía (UISTE), la Primera UISTE que, después, interrumpió sus actividades. En 1998, en La Habana, Cuba, se reorganizó como UIS de la Energía, el Metal, la Química, el Petróleo e Industria Afines (UIS-TEMQPIA), misma que, en el Congreso Internacional realizado en México, del 26 al 28 de septiembre de 2007, fue reorganizada como UIS de la Energía (UISTE).

Aquel 1949, en Turín, Italia, se fundó la Unión Internacional de Trabajadores del Metal e Industrias Mecánicas (UIS del Metal) agrupando a trabajadores de los sectores del acero, construcción naval, industria automotriz, construcción mecánica, eléctrica y electrónica. Esta UIS se destacó por la lucha en contra de las corporaciones transnacionales y existió hasta antes del colapso socialista europeo.

Los cambios ocurridos en Europa Oriental afectaron a la FSM, misma que entró en un proceso de recuperación y reconstrucción. Con éxito se realizó en 1995, el XIII Congreso Sindical Mundial en Damasco, Siria; luego en 2000, se llevó acabo el XIV Congreso en Nueva Delhi, India; y, en 2005, se realizó el XV Congreso en La Habana, Cuba. Actualmente, la FSM está en una nueva etapa de lucha y, en consecuencia, proyecta el fortalecimiento de las diversas UIS en varias ramas industriales.

En diciembre de 2007, se realizó con éxito en Brasil el Congreso de la UIS-Transporte y para 2008, se proyecta realizar en Grecia el Congreso de la UIS- Hotelería. Asimismo, se intensifican los trabajos con la Conferencia Internacional de Bruselas, realizada en Bruselas, Bélgica, y se está preparando una Conferencia Internacional de Trabajadores Científicos.

En el Congreso de México, de 2007, la UIS-TEMQPIA fue reorganizada proponiendo en la UIS de la Energía dando paso, al mismo tiempo, a la UIS de la Minería, la Metalurgia y el Metal (UIS del Metal). Ahora, se propone crear a esta nueva UIS del Metal para unificar a los trabajadores de estos importantes sectores, mismos que han desarrollado importantísimas luchas, con el objetivo de articular una lucha común a nivel internacional. Estas propuestas están orientadas a fortalecer la unidad internacionalista para estar a la altura de la resistencia de los pueblos, misma que se viene incrementando en varios continentes, contra las políticas neoliberales y la agresión imperialista.

En este contexto se realiza ahora, en San Sebastián, País Vasco (Estado español), el Congreso Internacional de Trabajadores de la Minería, la Metalurgia e industrias Metal-Mecánicas, teniendo como sede al Sindicato Nacional LAB.

La nueva UIS del Metal ha de ser una organización internacional dinámica y moderna, que supere las experiencias previas, que no se limite a la gestión ni a la administración sino que movilice las fuerzas de los trabajadores en todos los continentes, con base en unos Estatutos funcionales, unos Principios de clase claramente definidos y un adecuado Programa de acción.

Llamamos a los trabajadores de la minería, la metalurgia y el metal a discutir colectivamente este documento y las propuestas respectivas. Este documento debe ser enriquecido con las aportaciones de todas las organizaciones afiliadas y fraternas, y de cada trabajador interesado, hombres y mujeres, mediante el análisis sereno, democrático e incluyente que integre las experiencias de lucha, condiciones locales y conocimientos acumulados en la extraordinaria y larga lucha de los trabajadores minero-metalúrgicos del mundo.



Delegados nacionales e internacionales al Congreso de LAB, en Bilbao, País Vasco



8. PROPUESTAS

Frente a la política energética del imperialismo, corporaciones transnacionales y gobiernos neoliberales, los trabajadores debemos enarbolar banderas propias, en conjunto con nuestros pueblos, para oponernos a la depredación de los recursos naturales y patrimonio colectivo social, así como, para desarrollar alternativas.

Los trabajadores debemos introducir visiones alternativas en materia de geopolítica, minería, metalurgia y el metal que sean enarboladas en todos nuestros espacios de lucha, rebasando los marcos nacionales y mediante una crítica a la “civilización” industrial del capitalismo.

La transformación, uso, aplicaciones y aprovechamiento de los minerales es un derecho social de los pueblos y naciones, los que deben utilizar sus recursos naturales e infraestructura industrial para el desarrollo social.

La política minero-metalúrgica de los trabajadores se enmarca en el contexto de la lucha de clases y se define con base en el derecho de propiedad de los recursos naturales y los medios de producción, así como el rescate de la personalidad e iniciativa de los trabajadores, asumidos como productores, en el espacio del saber. Nuestra política se distingue de las propuestas colaboracionistas, acríticas y sumisas que contemporizan con el imperialismo y se limitan a pedir “buena conducta” a las transnacionales. Nuestra política minero-metalúrgica no es gremial ni inmediatista, tampoco burocrática o administrativa.

8.1 Política minero-metalúrgica de los trabajadores

La UIS del Metal, organización afiliada a la Federación Sindical Mundial (FSM), llama a todos los trabajadores del mundo a luchar con toda su fuerza unitaria por:

1- La defensa de todos los recursos naturales, minerales, agua y biodiversidad, de los pueblos y naciones.

2- La defensa de la infraestructura industrial minero-metalúrgica propiedad social de las naciones.

3- La lucha en contra de la privatización de las industrias minero-metalúrgicas y del metal.

5- La lucha por la nacionalización y/o re-nacionalización minero-metalúrgica basada en:
  1. La propiedad colectiva social, es decir, de la nación (no del Estado ni de los gobiernos), elevada a rango constitucional.
  2. La política minero-metalúrgica independiente formulada y desarrollada por los propios trabajadores de la minería, metalurgia y metal mecánica.
  3. La integración del proceso de trabajo minero-metalúrgico bajo el control obrero de la producción e investigación.

6- La formulación de una política minero-metalúrgica de los trabajadores basada en:
  1. La exclusividad del Estado en materia de energía y agua.
  2. El control del Estado de las funciones estratégicas de la minería, la metalurgia y el metal.
  3. El uso racional de los recursos naturales no renovables.
  4. El derecho social de los pueblos a los beneficios del proceso de trabajo minero-metalúrgico.
  5. La utilización de la industria del metal para el desarrollo social democrático.
  6. La protección del medio ambiente, la biodiversidad y los ecosistemas.

7- La lucha por la concreción de los criterios de la política minero-metalúrgica de los trabajadores: a) independencia mineralúrgica, b) autodeterminación tecnológica, c) beneficio social, d) desarrollo humano, e) soberanía nacional.

8- El establecimiento de planes nacionales en materia de minería y metalurgia para el logro de los siguientes objetivos: a) autosuficiencia mineralúrgica, b) uso eficiente de los recursos minerales, c) desarrollo minero-metalúrgico racional, d) autodeterminación tecnológica, e) eficiencia operacional, f) protección ambiental.

9- El impulso a los diversos programas minero-metalúrgicos sectoriales orientados para: a) garantizar a los pueblos el suministro de minerales y productos procesados, b) aprovechar el desarrollo mineralúrgico para abastecer la demanda nacional, c) asegurar la calidad y la confiabilidad de los productos y servicios, d) desarrollar todas las fases del proceso de trabajo mineralúrgico mediante administración directa.

10- El impulso al desarrollo de proyectos de investigación científica y desarrollo tecnológico para lograr la autodeterminación de la industria minero-metalúrgica en cada país.


8.2 Plan de acción

Corresponde a los trabajadores y los pueblos analizar su propia situación, sabiendo que los fenómenos obedecen a una causalidad que pocas veces se puede generalizar. En esta realidad, proponemos la movilización organizada, a través de las siguientes acciones:

1- Organizar movimientos de protesta y rechazo a las privatizaciones de la minería, la metalurgia y el metal en todos y cada uno de los países del mundo.

2- Realizar movilizaciones diversas que incluyan marchas, mítines, paros y huelgas en defensa del patrimonio colectivo de los trabajadores y los pueblos, organizando la huelga general de todo el pueblo.

3- Integrar a los diversos sectores sociales, sindicales, políticos y populares en un mismo movimiento nacional unitario y democrático, estructurado territorialmente en cada país.

4- Realizar campañas de difusión masiva y denuncia, directamente, mediante eventos y publicaciones propias y/o a través de los medios de comunicación.

5- Formular propuestas alternas específicas sobre diversos aspectos legales, precios, reservas mineras, funcionamiento y operación de las industrias minero-metalúrgicas, incluyendo propuestas alternativas de legislación en materia de minería, metalurgia y metal-mecánica.

6- Incorporar a los contratos colectivos de trabajo, el derecho de los trabajadores a participar en la formulación, desarrollo, concreción y evaluación de los planes, programas y proyectos de la industria minero-metalúrgica, organizados en Consejos obreros.

7- Luchar por la defensa del empleo, el salario, la salud obrera y la seguridad social. Promover la lucha por el establecimiento de la medicina del trabajo en la minería y la metalurgia orientada a la preservación de la dinámica vital de los trabajadores es sus aspectos de la salud colectiva, medicina preventiva, riesgos de trabajo, accidentes laborales, efectos biológicos y cobertura de seguridad social.

8- Organizar en el sindicato a todos los trabajadores del sector, independientemente de la empresa y el carácter para la cual estén contratados, y promover la formación y educación política de los trabajadores del sector a todos los niveles.

9- Impulsar los estudios e investigaciones sobre minería, metalurgia y metal, geopolítica, proceso de de trabajo y salud laboral, a través de la Facultad de Minería y Metalurgia (FMM), del Instituto Internacional de la Minería y la Metalurgia y el Metal (IIMMM) y del Instituto Internacional de Medicina del Trabajo (IIMT) adscritos a la Universidad Internacional de los Trabajadores (UIT), propuesta aprobada por el XV Congreso Sindical Mundial (2005) cuyo proyecto está en desarrollo.

10- Practicar la solidaridad internacional apoyando mutuamente a todos los movimientos y luchas de los trabajadores minero-metalúrgicos y sus respectivos pueblos, así como a los trabajadores inmigrantes en otras partes del mundo.



9. CONCLUSIONES


La globalización capitalista significa la pérdida de la autodeterminación de los pueblos, es también el sometimiento ideológico y político, la pérdida de las conquistas obreras y los derechos sociales.

Los pueblos que no sean dueños de sus tierras, aguas, bosques, selvas, biodiversidad, minerales e hidrocarburos, en suma, de sus propios recursos naturales e infraestructura física para aprovecharlos en beneficio de los propios trabajadores y pueblos, estarían condenados a vivir de rodillas ante las corporaciones transnacionales, organismos financieros internacionales e imperialismo. Pero el mundo no es de las transnacionales, sino de los trabajadores y pueblos que luchan. Solo un pueblo dueño de sus recursos naturales, y de su infraestructura física industrial, con base en la propiedad colectiva social, puede ser libre, independiente y soberano.

Para los trabajadores, fortalecer nuestra propia unidad y organización es un asunto clave, para mantener y mejorar nuestras propias condiciones de vida y de trabajo. Pero, como clase social tenemos tareas adicionales, a la lucha inmediata y local, de alta importancia que requieren de la más firme y sólida solidaridad internacional para articular las luchas, integrarlas y llevarlas a la victoria. ¡Trabajadores del mundo, uníos en defensa de los intereses inmediatos e históricos de nuestra clase y de los pueblos!

10. LLAMADO


Nos hemos reunido aquí para iniciar un nuevo capítulo del movimiento de la clase trabajadora para construir en una poderosa fuerza a nivel mundial que, de manera eficaz, desafíe a las fuerzas de la globalización.

Mientras atacamos las bases ideológicas y los principios de la globalización neoliberal, tratemos de elevar más nuestra voz en contra de la pérdida de puestos de trabajo y la pérdida de ingresos y de seguridad social, que son las penalidades de la clase trabajadora en todo el mundo.

Es imperativo relanzar el lema “TRABAJADORES DEL MUNDO, UNÍOS” y esforzarnos al máximo para romper todas barreras, unir todos los movimientos sectoriales y nacionales en un movimiento mundial, garantizar “EMPLEO PARA TODOS, SALARIOS DECENTES Y SEGURIDAD SOCIAL” para toda la clase trabajadora del mundo.

Otro mundo mejor es posible, el mundo de los trabajadores organizados y en lucha, abanderados con su programa y sus principios de clase.



Mayo de 2008.


Comité Organizador Internacional del
Congreso Internacional de Sindicatos de Trabajadores
de la Minería, la Metalurgia y el Metal


Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
La información contenida puede citarse total o parcialmente, mencionando la fuente.


Comentarios Comisión de Energia Suscribirse Comisión de Prensa