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Volumen 8, Número 106, junio 25 de 2008 www.wftucentral.org
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25 de junio de 2008
DECLARACION FINAL









Desde el siglo XIX, los círculos obreros de la época hicieron de la prensa obrera y de la huelga dos de las más importantes armas de lucha de la clase obrera. El magonismo concentró, en ambos medios, la mayor atención dedicándose al desarrollo de las ideas políticas y a su difusión para contribuir a la elevación de la conciencia de los trabajadores y pueblo de México acerca de las condiciones sociales y políticas de la época. El periódico Regeneración fue el centro para la organización y la educación política de las masas. Pero el magonismo, en lúcida coherencia y con gran honestidad política e intelectual, no se limitó a la propaganda sino que participó en acciones directas, estando presente en los movimientos obreros más importantes del momento.

Hoy, la prensa obrera y la movilización, en todas sus formas y modalidades, constituyen una necesidad irremplazable. La lucha desde el interior del movimiento es una enseñanza crucial que fácilmente se olvida e incluso se desdeña.

Las ideas del magonismo no fueron improvisadas. Por varios años, antes de la misma huelga de Cananea, se había propuesto la organización del Partido Liberal Mexicano (PLM). Díaz después de aquella huelga, se publicó el Programa del PLM. Este era un programa democrático-radical que constituyó la referencia para la lucha del momento, que era de ruptura.

En nuestros días, luego de un siglo de conocimiento y experiencia acumulados, la necesidad de la organización política está vigente. Pero no basta cualquier organización sino una dotada de un Programa cuya elaboración requiere de la participación colectiva y del reconocimiento de las experiencias previas de nuestro movimiento.

El Programa no es de una vez y para siempre, sino para las transiciones. Ricardo Flores Magón y los magonistas fueron evolucionando durante el curso del proceso social mexicano. Las ideas fueron avanzando y las propuestas también. En el curso de la lucha, no solamente se crearon condiciones en la conciencia de las masas para luchar por reivindicaciones. En un proceso ininterrumpido, se proclamó la necesidad de profundizar el movimiento y estallar la Revolución.

Las condiciones objetivas eran intolerables para la población, los de arriba ya no podían seguir atropellando impunemente a todos, mientras que, los de abajo ya no podían soportar esa situación. Los magonistas, entonces, procedieron a sembrar ideales.

Los magonistas tuvieron la sensibilidad para comprender las condiciones existentes. “Tierra grita la Revolución Mexicana”, escribió Ricardo Flores Magón y bajo el grito magonista de “¡Tierra y Libertad!”, el Ejército Libertador del Sur, encabezado por Emiliano Zapata, arrastró a las masas campesinas mexicanas en la mayor irrupción social de los últimos cien años. El zapatismo mismo fue abanderado con un Programa, el Plan de Ayala, que con sus modificaciones y adiciones le daría programa e independencia política al movimiento revolucionario.

Durante el curso de la Revolución Mexicana, los magonistas plantearon profundizar la lucha y propusieron la expropiación total del capital, agrario e industrial, así como la intervención directa de obreros y campesinos para posesionarse de los medios de producción y recursos naturales y, luego, organizar la producción.

Hoy, la necesidad del Programa es una prioridad. En este Programa, la lucha por la tierra y sus recursos naturales son fundamentales y urgentes a la luz de enormes retrocesos habidos. En estos momentos, defender la tierra y sus recursos naturales: agua, energéticos, minerales, medio ambiente, ecosistemas y biodiversidad son banderas de lucha proletaria.

Tratándose de las reivindicaciones sociales, el derecho a la jornada de trabajo de 8 horas, postulada durante la huelga de Cananea y en el Programa del PLM, luego recogidas en el artículo 123 constitucional, siguen teniendo una vigencia irrefutable. Más aún, en el contexto de la actual fase neoliberal del capitalismo que, por una parte, propone la supresión de la jornada y la flexibilidad laboral, o bien, su ampliación hasta 65 horas semanales como recientemente se ha planteado por los capitalistas europeos y sus gobiernos.

Otras reivindicaciones, como el derecho a la educación pública, la salud y la seguridad social, mismas que el neoliberalismo tiende a suprimir por la vía de las privatizaciones, cobra una enorme importancia. En estos aspectos sostener la vigencia de estos derechos es vital.

Tal vez lo más importante del magonismo sean las ideas referidas a la necesaria independencia de clase frente al capital, el Estado y el gobierno. En el caso del movimiento obrero mexicano, la temprana pérdida de la independencia de clase, misma que se mantiene hasta el día de hoy ha llevado al movimiento a su postración frente al capital y el Estado. El charrismo sindical, en todas sus modalidades y niveles, es la peor tragedia para los trabajadores. Hoy, no obstante grandes e importantes batallas ocurridas durante un siglo de lucha, el movimiento en su conjunto refleja una imagen deplorable habiéndose dejado de lado la lucha clasista, reducida apenas a reivindicaciones mínimas, a simulaciones de democracia, con desorganización hasta la pulverización, confusión ideológica, apatía y encarcelamiento en las propias organizaciones sindicales.

En su momento, Flores Magón criticó la alianza de los obreros con Carranza y Obregón señalando como habían sido luego traicionados. En esa ocasión, la incipiente clase obrera no supo comprender los alcances de la Revolución Mexicana. Hoy, el corporativismo sindical se mantiene sumido en una profunda crisis pero, al mismo tiempo, conserva férreos mecanismo de control aliado a los capitalistas, al Estado y al imperialismo.

Aquella vez, Flores Magón hizo enfáticos llamados a los trabajadores a tomar en sus manos su propio destino recordando en sus escritos lo que Marx había señalado en el discurso inaugural y en los Estatutos de la Primera Asociación Internacional de los Trabajadores: “La emancipación de los trabajadores solo puede ser obra de la propia clase obrera”. Este llamado, con todo su profundo contenido, sigue siendo vigente en el contexto de la lucha de clases.

En estos momentos, el pueblo de México libra una desigual batalla por su propia soberanía. La defensa del petróleo y, en general, de los recursos naturales es una de las grandes causas del pueblo de México. En esta lucha, somos pocos los trabajadores concientes y activos; es el pueblo viviente, hombres y mujeres, en resistencia quienes integran la movilización nacional. Hace falta la presencia obrera organizada. Pero no es suficiente la presencia física, se requiere como el oxígeno para la vida, de un Programa que indique “¿Porqué Luchamos?” y que, en un accionar unificado, democrático e incluyente, integre a todas las voluntades. Para ello, es fundamental CONSTRUIR organización social, en todos los lugares y a todos los niveles, para asumir las tareas políticas de nuestro movimiento con dinámica propia y creatividad amplia.

La obra de Ricardo Flores Magón, y del magonismo, debe ser estudiada por todos los mexicanos para comprenderla y reiniciar, en un Comenzar de Nuevo, el rescate de la Patria, con un claro antiimperialismo, con independencia de clase y con una dirección política conciente en la perspectiva de la transformación revolucionaria de México. ¡Viva Tierra y Libertad!




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