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Volumen 8, Número 106, junio 25 de 2008 www.wftucentral.org
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F.J. Sainz, C.G. Alaníz
FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA
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La historia de la humanidad ha sido la historia de la lucha de clases. En México, ésta se expresó con el desarrollo del capitalismo en el país. El presente ciclo centenario tiene sus antecedentes en más de 50 años de levantamientos y protestas. Entre la Comuna de París y la Revolución Rusa de 1905 se inició la lucha proletaria mexicana misma que fue influenciada por el pensamiento y experiencias internacionales. La prensa obrera y la huelga fueron importantes armas de lucha. Diversos intentos de organización no pudieron cristalizar. El periódico Regeneración, de los Flores Magón, animó decididamente al movimiento. Treinta años de dictadura porfirista impusieron la llamada “paz social” que fue rota con las primeras acciones obreras de importancia.



Lucha de clases, motor de la historia

La historia (escrita) de todas las sociedades existentes hasta el presente es la historia de la lucha de clases [63].

A finales del siglo XX “el mundo es incomparablemente más rico que nunca, respecto a su capacidad de producir bienes y servicios, y por la infinita variedad de los mismos” pero, “para muchos de nosotros la idea de no tener seguridad sobre lo que sucederá mañana es totalmente extraña y espantosa” [52]. No se trata de una simple especulación. Para millones en América Latina, África y Asia, ésta es una realidad generalizada. Persisten y se agravan el hambre y la injusticia, los mismos elementos que echaron a andar el motor de la historia: la lucha de clases.

La I Internacional

Los primeros movimientos de resistencia obrera surgieron en Europa, durante el siglo XIX, en pleno auge de la Revolución Industrial, como defensa ante las terribles condiciones de vida y trabajo de los asalariados [53]. La resistencia obrera construyó nuevas formas de organización, entre ellas, los sindicatos. Más adelante, ante las limitaciones de éstos, el movimiento obrero se amplió hacia la formación de partidos políticos.

Al calor de las insurrecciones sociales en Europa, en 1848, se publicó el Manifiesto del Partido Comunista. En 1864, se formó la Primera Asociación Internacional de los Trabajadores, presidida por Marx y Engels, como un frente político y popular, con 2 grandes objetivos: 1) Formular el programa político de la clase obrera y, 2) Practicar la solidaridad internacional.

En el movimiento obrero existían dos tendencias dominantes: marxistas y anarquistas. Entre ambas, se desarrolló una tendencia orientada más hacia las reformas que a la revolución [54]. Fue en Alemania donde los sindicatos desarrollaron esta tendencia, al recibir el reconocimiento del Estado, estableciéndose con ello las bases de la llamada «socialdemocracia». Esta forma se consolidó en el siglo XX convirtiéndose en elemento indispensable del poder estatal, construyendo partidos no obreros para participar en procesos electorales.

El movimiento sindical adquirió una “personalidad institucional” frente al Estado a cambio de convertirse en promotor de la “colaboración” de clases. Al parecer, por consecuencia de disputas ideológicas internas, la I Internacional fue disuelta en 1876.

La Rebelión de Chalco

En México, a partir de la dominación española, las disposiciones legales en materia de «propiedad privada» y trabajo caracterizaban una relación de dominio. Cuando México se independizó de España, sobrevino un período de guerras internas cuyas causas fueron la disputa por «la tierra», originariamente de «propiedad colectiva», y «el trabajo», fundamentalmente «social», hasta antes de la llegada de los españoles.

En 1848, perdida la mitad del territorio nacional y al triunfo liberal en las guerras de Reforma, el Estado mexicano renunció a regular las condiciones de trabajo, justificó la preservación de la propiedad privada como valor social y mantuvo mínima participación en la regulación de los factores de la economía.

La tierra, tema ignorado en la Constitución de 1857, dio lugar a continuos conflictos entre los que destacó la Revolución de Ayutla, levantamiento agrario en el estado de Guerrero, que dio inicio a la Guerra de Reforma.

El despojo de tierras comunales fue siempre criminal desde la época colonial. En Chalco, ocurrió una rebelión en defensa de las tierras comunales [49, 64]. El 20 de abril de 1869, Julio Chávez López publicó un manifiesto convocando al pueblo chalquense a empuñar las armas para establecer un nuevo orden agrario, basado en la apropiación directa de la tierra que cada quien cultivaba, usurpada por los hacendados. La rebelión fue derrotada luego de algunos triunfos. Julio Chávez López enfrentó la muerte con el puño en alto gritando ¡Viva el socialismo!

La Comuna de París

La Primera Internacional ayudó a construir la incipiente experiencia del poder obrero. La guerra del Estado francés en contra de los estados alemanes, encabezados por Prusia, reveló al proletariado francés todo el horror de la barbarie capitalista [66].

Los trabajadores parisinos, organizados en las secciones locales de la Internacional de los Trabajadores, fueron armados para defender la ciudad. Con esas mismas armas derrotaron al gobierno para instaurar, durante 72 días, un gobierno popular conocido como la Comuna de París. Los obreros organizados aportaron al programa social de la Comuna; también, ocuparon puestos destacados en la organización consejista y en las distintas comisiones de la estructura comunal.

En la Comuna se ensayó por primera vez el vínculo de la clase obrera con el Poder Popular, enfrentando los problemas concretos de la transformación profunda de la sociedad. La Comuna fue ahogada en sangre. Decenas de miles de comuneros fueron masacrados y otros exiliados. No obstante tan brutal represión, la Comuna de París pasó a la historia como uno de los grandes momentos obreros [56].

La prensa obrera

Hace cien años la clase obrera mexicana empleó dos armas de lucha fundamentales: la Prensa Obrera y la Huelga. La prensa cobró gran fuerza desde la guerra de Independencia siempre en condiciones precarias. En el último cuarto del siglo XIX aparecieron en México muchos periódicos y publicaciones obreras. Perseguidos, la mayoría desaparecían luego de cumplir su papel, que se limitaba a agitar, denunciando las condiciones de explotación de los obreros. Esa prensa fue incapaz de reivindicar las demandas más complejas y careció de efectividad organizativa.

En la década de los setenta se publicó el semanario El Socialista que abordaba, con cierta frecuencia, la situación del movimiento obrero internacional. Así se conoció en México el pensamiento de izquierda y se supo, por ejemplo, de la Comuna de París.

No obstante, el incipiente proletariado mexicano carecía de dirección política. No bastaba la presencia de enormes masas rurales, despojadas de la tierra, con la única opción de ser absorbidas por una industria subdesarrollada en la que prevalecía el artesanado.

Regeneración, el periódico publicado al inicio del siglo XX por los hermanos Flores Magón y el Partido Liberal, rebasaría estas limitaciones. Regeneración ejerció la denuncia y mantuvo la agitación creando vínculos obreros, mediante redes clandestinas, que permitieron difundir las ideas y el análisis político, sentando las bases para la Revolución mediante el Programa de 1910.

La organización y la huelga

En 1868 se había realizado un primer congreso obrero que fracasó pero, al año siguiente, un grupo de militantes obreros (cooperativistas y mutualistas, principalmente) logró crear el Círculo Proletario, que tampoco pudo sostenerse.

Finalmente, el 16 de septiembre de 1872 se instaló el primer Círculo de Obreros. La decisión de fundarlo estuvo influenciada por el movimiento obrero internacional, fundamentalmente, desde la I Internacional. El Socialista había publicado los estatutos de la Internacional casi al mismo tiempo que ésta celebraba su congreso en Londres.

Para 1874 contaba ya con 20 delegaciones en varios Estados de la República con miles de asociados, en su mayor parte artesanos y obreros de hilados y tejidos, de tendencia anarco-sindicalista y mutualista. El rápido crecimiento del círculo propició desviaciones en algunos de sus líderes que buscaron relajar la resistencia del Círculo para favorecer la colaboración con el Estado, mediatizando huelgas e, incluso, integrándose al gobierno. Tal política acarreó gran descrédito al Círculo y lo condujo al rompimiento.

Hacia 1879 el Círculo estaba sometido totalmente al gobierno y se agudizaban las luchas internas. Varios intentos por rescatarlo del oficialismo fallaron. No obstante, la influencia del círculo es claramente perceptible en las movilizaciones obreras de finales del siglo XIX, y en las grandes huelgas textiles a principios del siglo siguiente, particularmente entre los obreros de las fábricas de los Estados de Puebla, Tlaxcala y Veracruz, quienes habían formado organizaciones alrededor del Gran Círculo de Obreros Libres de la región, con gran influencia en la Huelga de Río Blanco [49].

Los Mártires de Chicago

El movimiento obrero se había extendido por el mundo. La plaza Haymarket Square, en Chicago, Estados Unidos, fue el punto culminante de una serie de protestas obreras que comenzaron el día 1º y concluyeron con una brutal represión el 4 de mayo de 1886. En aquella jornada, los trabajadores estallaron huelgas que fueron violentamente reprimidas [39].

Dos organizaciones agrupaban a la mayoría de los trabajadores en EU: la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo y la Federación Americana del Trabajo. En un congreso, ambas habían resuelto que, a partir del 1º de mayo, la duración máxima de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas. En caso de no obtener respuesta positiva se recurriría a la huelga. El emplazamiento no fue atendido. Aunque los Caballeros del Trabajo ordenaron desistirse, el día 1º de mayo, 200 mil trabajadores se lanzaron a la huelga.

Las movilizaciones se prolongaron los días 2 y 3 con enfrentamientos entre obreros en huelga y esquiroles. El día 3, hubo un enfrentamiento grave y se convocó a una protesta para el día siguiente, a las cuatro de la tarde, en Haymarket Square.

El 4 de mayo, a las 19:30 hs., comenzó el acto autorizado por el alcalde de la ciudad. Terminada la protesta, pasadas las 21:30 hrs., gran parte de la concurrencia (más de 20 mil personas) permanecía aún en la plaza. La policía consideró que no era tolerable que los obreros permanecieran en el lugar y procedió a desalojarlos violentamente.

De pronto, entre la policía, estalló un artefacto explosivo matando a un oficial e hiriendo a otros. La policía respondió abriendo fuego sobre la multitud matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. De inmediato, se declaró el estado de sitio y el toque de queda.

En los días siguientes la policía detuvo a centenares de obreros, golpeándolos y torturándolos, acusados de asesinato. Se allanaron las sedes de las agrupaciones obreras y se “fabricaron” descubrimientos de arsenales. No obstante, la experiencia también dejó hondas huellas en el proletariado del mundo. A propuesta de Engels, se acordó que a partir de 1891, cada día 1º de mayo, se hiciera una manifestación obrera en todo el mundo.

La Revolución Rusa de 1905

En 1905, los revolucionarios rusos intentaron sin éxito organizar la Revolución. La Comuna de París había demostrado que las clases dominantes no aceptan perder el poder, ni siquiera, la reforma de sus instituciones. En San Petersburgo, el pueblo trabajador inició la primera revolución proletaria, antecedente de la revolución bolchevique, que unos años más tarde habría de instaurar el primer régimen socialista de la historia.

La mañana del 9 de enero de 1905, casi desde el amanecer, miles de trabajadores en huelga y sus familias, se congregaron frente al Palacio de Invierno del Zar, para solicitar mejorar las condiciones del pueblo trabajador. Otros, como los organizados en la Asamblea de Trabajadores Rusos de Fábricas y Molinos, planteaban demandas más radicales: jornada de ocho horas, derechos sindicales, impuesto progresivo sobre la renta, entre otras. Doce mil soldados habían sido apostados para impedir el paso de la manifestación.

La marcha principal, dirigida por un sacerdote conocido como “cura Gapón”, fue recibida por la caballería y una descarga de fusilería dio comienzo a la matanza. En otras partes de la ciudad la situación fue la misma. La respuesta obrera vino las semanas siguientes con una oleada de huelgas en toda Rusia. La rebelión campesina, animada por los bolcheviques, tomó su lugar en la revolución social paralizando al estado zarista por espacio de unos meses.

El debate entre anarquistas y marxistas, y entre éstos con los socialdemócratas, aterrizó en la realidad concreta. Las ideas, ampliamente debatidas y expresadas teóricamente, daban paso a la práctica política y, con ello, a una nueva etapa de la teoría revolucionaria. En Rusia, la clase obrera zanjó sus diferencias y bajo las ideas del marxismo-leninismo inició la ruta de la Revolución socialista que terminaría derrotando a la dictadura zarista en 1917.

El capitalismo en México

En México, la Constitución Mexicana de 1857 estableció las condiciones jurídicas para el Estado liberal y el desarrollo capitalista en sustitución del orden colonial. El desarrollo del capitalismo en México, tardío y dependiente, se caracterizó por atraer al capital extranjero. La economía de la época estaba controlada, en casi un 80%, por capitalistas extranjeros siendo el petróleo, la minería y la electricidad los sectores más importantes.

La red ferroviaria se desarrolló para satisfacer las necesidades del capitalismo europeo y estadounidense, en sintonía con el auge de las comunicaciones y el ensanchamiento del mercado mundial. Lo mismo sucedió con otras ramas industriales, como la textil, la cigarrera, papelera, cervecera y la de vinos y licores; al igual que los servicios públicos como la electricidad, el telégrafo, el teléfono y el tranvía. La banca estuvo dominada por el capital francés [10, 11].

El porfiriato consolidó el capitalismo en México, estableciendo las condiciones concretas para su desarrollo, basado en la defensa a ultranza de la propiedad privada. Porfirio Díaz no solo usurpó el gobierno de México estableciendo una dictadura por décadas, sino que ejerció el poder a favor de la burguesía, empleando todas las instituciones represivas del Estado.

Ciclo centenario

Hacia 1905, la dictadura mantenía un férreo control sobre las masas mexicanas, se hablaba de “paz porfiriana”. Pero pronto, esa “paz”, se habría de romper con las primeras acciones obreras de importancia. Con el período que va, de la Comuna de París a la Revolución Rusa de 1905, se cierra un ciclo y se abre otro. En México da comienzo el ciclo centenario de la lucha de clases.


¡Salud y Revolución Social!



Congreso fundacional de la I Internacional, 1864 Comuneros en las calles de Paris, 1871


Marcha de estudiantes en Moscú, 1905


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